viernes, 19 de marzo de 2010

LA CARTA QUE NUNCA TE DI

Apareció en ese cajón revoltoso que juega al escondite con todo lo que devora. Dormía plácidamente debajo de una postal de La Alhambra nocturna y encima de unas barritas de incienso que perfumaban su sueño.

Tengo que decírtelo. Sé que no lo esperas, pero…tú corazón sí.

El sobre que la vestía, aún estaba abierto, aún se saboreaba el indeciso deseo de hacerla viajar a otros ojos, a otras manos, a otra isla. Ella, recatada, se había quedado plegada de dos veces tal y como se cerró el día que unos labios se derramaron en sus blancas páginas ávidas de susurros. Guardaba fielmente la entrega de lo que late, escondía en sus pliegues retales abigarrados de deseos ocultos en la cueva infinita de la noche.

Mis sueños no duermen desde que se bañaron en tus ojos de mil y una noches.

Desvestirla de su sobre blanco era como sacar de su nívea tumba a los fantasmas que suspiran por los acantilados que nunca tienen fin. Era asomarse al precipicio que echaba en cara la cobardía de quien no se atrevió a volar. Pero la carta al fin salió de su panteón de flores calladas. Y unas hambrientas manos la abrieron como si deshojaran la margarita que siempre dice “no”.

Es tan largo y pedregoso el camino que conduce a ti…y, sin embargo, te respiro tan cerca…

Los ojos se pasearon por los columpios de palabras que avanzaban y retrocedían pero que siempre tenían el mismo recorrido, el mismo ángulo, la misma meta. En el rincón de cada frase había una cola de sentimientos esperando ser acunados. Mientras sus ojos leían la fragilidad de la mariposa, su mente viajaba años atrás, al lugar que los unió, al espacio que fue su cómplice, a las miradas de fuego que acariciaban, a las caricias que nunca llegaron, a la llegada del olor del naranjo.

No pienses que exijo, ruego o mendigo lo que sé que tu razón jamás te permitirá dar. Sólo reciclo un agua de rosas que mana, fluye y se pierde en la orfandad del silencio.

Cerró la carta como se apaga un día. El tiempo había encanecido la distancia entre los dos pero le sobrecogió que esos sentimientos aún palpitaran la juventud del terciopelo de la rosa. Miró al insinuante fuego de la chimenea y pensó que sería un confortable nido para la carta que nunca supo volar. Y lo hizo. Las llamas voraces devoraban con hambre de diez años voces calladas que el eco censuró. Se consumió. Recogió las cenizas enamoradas y las guardó en el mismo sobre que aún contenía el aroma de la pasión. Y lloró. El invierno del tiempo nunca espera por nadie.

Siempre te llevaré dentro, te cubriré con resina de ámbar para que nunca escapes a mis ojos aunque eternamente a las caricias en almíbar de la canela en flor.

13 comentarios:

  1. Hola! Está precioso el texto que nos aportas aquí, la verdad. Gracias por compartirlo.

    Me alegra mucho que hayas visitado mi modesto módulo lunar y que te haya gustado. Aquí arriba ya he acomodado un sitio exclusivo para ti, para que te sientas a gusto cada vez que me visites, algo que, espero, sea a menudo.

    Me ha gustado mucho tu blog, especialmente por la temática de la que hablas en tus posts. Tienes un seguidor más a partir de ahora.

    Sin más, ¡Saludos desde la Luna!

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  2. Por cierto. Se olvidó decir que es muy agradable saber que, a partir de ahora, tengo desde la Luna por fin un "espejo" donde mirarme. ;)

    ¡Saludos desde la Luna!

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  3. Me alegro de que te haya gustado mi blog, Goefry, siempre serás bien recibido. Y, por supuesto, cuando necesites acicalarte aquí tienes al espejo que le gusta mirar a la Luna.
    Saludos desde la Tierra.

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  4. Marisa, estoy gratamente sorprendido con tu blog. Me gusta mucho como escribes.

    Saludos.

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  5. Gracias Spellbound, tus blogs también respiran calidad poética, en verso y en prosa.
    Un saludo.

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  6. Cuantas cosas se guardan, cuántas cosas se dejan dormir por un tiempo, tanta nostalgia, tanto amor... Excelente! Que hermosa carta nos dejaste! Un gran abrazo

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  7. Llevas razón Francisco,guardamos demasiadas cosas pensando que el tiempo nos va a esperar pero, cuando decidimos sacarlas de nuestro cofre ya es demasiado tarde para vivirlas. La mejor apuesta: el "Carpe Diem".
    Gracias por tus siempre hermosas palabras.
    Un abrazo también para ti.

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  8. Deliciosa,con lectura lenta y pausada para que gozar con ella sea el camino y el fin mismo.Todavía puedo percibir el aroma que ha dejado la carta en mi, que, aún siendo nostálgica, tiene olor a primavera. Tus palabras, cual notas, aún susurran melodías suaves, posadas...como el eco que persiste a la mañana siguiente de un día de lluvia plácida. Romántica, dulce, amable, condenádamente tierna.
    Transparente confitura líquida que recorre tu rostro desde las sienes hasta el ángulo de los labios que intentan saborear esa gota que se aproxima... un deleite para ese cielo rosa de la boca...mmmm. Me encanta.Felicitaciones, Marisa.

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  9. Me alegro de que te haya gustado, Bea. Este tipo de cartas a veces son confitura amarga, y otras dulce veneno. Ya sabes, según como se mire o se deje de mirar.
    Muchas gracias, amiga, por las perlas que me has dejado aquí.
    Un beso. Nos vemos pronto.

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  10. Buenas noches, paseando después de la cena "pase" por su Blog, desde la imagen de "Desayuno en Tiffanys", hasta ese texto rosado de amor y renuncia que contiene "esa carta".
    Buen gusto, pasion,y un largo ect, con su permiso volveré.

    Una mujer

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  11. Me gustya tu Escrito, manera romantica de describir la carta :)
    pero si tantas ganas tenia que el la recibiera, ¿por que no cumpliste su deseo y le diste la carta a quien correspondia?
    pienso que hay sentimientos que jamas se deben decir, pero sentimientos tan presiosos como esos, deben predicarse a los oidos de aquel a quien fue escrita :)

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  12. Me alegro de que le haya gustado el relato. Está invitada a volver a este blog siempre que quiera, será bien recibida. Yo, con su permiso también, daré un paseo por el suyo.
    Gracias por su visita y sus palabras.
    Un saludo, UNA MUJER.

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  13. Hola Leticia. En primer lugar agradecerte tu visita y tu comentario.
    La literatura sabes que es ficción, está empapada de muchos elementos autobiográficos del escritor, muchísimos, pero no tiene que ser real. En el caso de esta carta, mezclo ficción y realidad. La ficción es la forma, la realidad ,los sentimientos.
    En cuanto a tu pregunta, te diré que hay sentimientos que por muy bellos y preciosos que sean, quizá, y sólo quizá, hay que callarlos porque se estrellarían con las convenciones sociales o personales. En cualquier caso, quizá, y sólo quizá, habría que ser valientes y sacarlos de su cofre y vivirlos. De todos modos, cualquiera de las dos opciones que elijas tiene un precio alto a pagar...
    Un saludo Leticia , y visitaré tu blog en breve.

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