domingo, 25 de noviembre de 2012

Vengo de olvidarte. Belén Reyes.



Belén Reyes


La poetisa y narradora que hoy les presento es Belén Reyes. Nació en 1964 en Madrid, en el barrio de Lavapiés como su admirada Gloria Fuertes, quien le prologó su libro de poemas “Desnatada” (1992) Desde muy niña comienza a escribir poesía, de hecho conserva poemas escritos a sus ocho años. Es una mujer fruto de sus lecturas; Hermann Hesse la marcó particularmente y también los poetas: Cernuda, Lorca, Edmundo de Ory, Miguel Hernández, Gabriela Mistral, etc. Entre sus publicaciones destacan “Fotograma de mujer” (1997), “La carta” (1999), “Ponerle un bozal al corazón” (2002) con prólogo de Cristina Peri Rossi,  y “Atrévete a olvidarme” (2007) su último poemario hasta la fecha.

 La poesía de Belén Reyes se caracteriza por su profundidad, originalidad y sinceridad. El desamor suele rasgar la piel de sus versos, con dolor pero también con ironía, provocando la media sonrisa como cauce para poder seguir oyendo el eco de las huellas del camino de la vida…

“Vengo de olvidarte” es un poema que pertenece a su poemario “Ponerle un bozal al corazón” (2002), aunque ella no se lo pone, deja que fluya ese grito de dolor mientras los días son la materia prima con que elaborar el olvido...




VENGO DE OLVIDARTE

BELÉN REYES


Vengo de olvidarte...

pero llego a casa y me tropiezo contigo,
en las cosas que me miran con tus ojos,
en las pelusas del pasillo
que me enredan leves,
con tu olvido.

Vengo de olvidarte...
y puede
que cambie de casa
y siga viniendo de olvidarte,
que cambie de cuerpo
y te siga deseando,
que cambie de vida
y te siga viviendo.

Vengo de olvidarte.
Tiro el bolso
y se cae el pintalabios,
un beso metálico en el parquet
me recuerda la ausencia de tu boca.

Con vocación de olvidarte
me muevo.
Cada minuto y centímetro
que salgo de mí misma
hago eso, insisto en ello.

Mi obstinación es olvidarte
mi trabajo es olvidarte
mi verso es olvidarte
mi insulto es olvidarte,
mi presente y mi futuro es olvidarte.
Y vengo y voy
para olvidarte.

Me duermo y me despierto
para olvidarte.
Soy lo que soy
para olvidarte.

Me voy a otras cosas
a otras casas
a otros seres
a otras páginas.

Me voy a otros versos
a otras voces
a otros canales
a otros ríos.

Me voy, me voy, me voy
continuamente.
Y cuando vuelvo…
abro la puerta
tiro el bolso
                el pecho
                                la careta
                                                  y el tabaco…

y sé que vengo de olvidarte.





domingo, 11 de noviembre de 2012

Testamento del gallo pitagórico. Niceto de Zamacois.


Niceto de Zamacois


NICETO DE ZAMACOIS

TESTAMENTO DEL GALLO PITAGÓRICO

Bilbao, Vizcaya, España 1820 - México, D.F., México 30 de octubre de 1885. Fue un historiador, periodista, novelista y poeta español, emigrado a México en 1840, en donde murió a los 65 años de edad después de hacer importantes contribuciones historiográficas y periodísticas a su país de adopción, además de haber publicado también novelas, poesía, ensayos, teatro y traducciones. En 1855 publica la obra que nos ocupará: Testamento del Gallo Pitagórico, obra mordaz y satírica sobre la política y la sociedad del México de su tiempo pero muy actual en sus postulados e incluso extensible para los aconteceres políticos de nuestro país.


Esta obra está inspirada en la que publicó  Juan Bautista Morales en México entre 1842-1844, El Gallo Pitagórico, crónica político- satírica de enorme éxito y reeditada en numerosas ocasiones.

Las excelentes litografías que incluyo son de Plácido Blanco, Joaquín Heredia, y Casimiro Castro pero no pertenecen a la obra de Zamacois sino a la de Juan Bautista Morales; esta fue la primera gran obra que se ilustra con caricaturas políticas.

Comencemos con la primera página de este libro. La finalidad de esta obra, el mismo Zamacois  nos la indica en este espacio, despertando ya la primera sonrisa:


TESTAMENTO DEL GALLO PITAGÓRICO
OBRA SATÍRICA, JOCOSA, CRITICA, BURLESCA Y DE
CARCAJADAS, ESCRITA PARA ESCARMIENTO DE PICAROS Y
REGOCIJO DE HONRADOS.
S U  A U T O R:
Niceto de  Zamacois
MEXICO.
TIPOGRAFÍA DE VICENTE SEGURA, CALLE DE CADENA NVM. 10,
1855


En la dedicatoria a un amigo encontramos una excelente definición de lo que es la sátira, fruto de aconteceres políticos que a más de a uno nos recordarán a algo cercano…:

A MI PREDILECTO AMIGO
D. SEVERO MARÍA SARDANA.
DEDICATORIA
La sátira se escribe con la sonrisa en los labios y la amargura en el corazón; pues solo cuando este está desgarrado por el dolor de ver los males incurables a que han conducido los aspirantes de la nación, debe coger la pluma para exprimir sobre el papel, permítaseme la expresión, las hondas penas del alma.



Y ya en el capítulo 1º nos encontramos con la carta del menú que degustaremos: este mundo es una gran casa de locos, incluidas las excepciones…:

Este mundo es una gran casa de locos (salvo ninguna excepción) donde el más loco es aquel que da en la locura de tener por cuerdas las máximas de ellos. Los hombres más sabios no son más que unos orates con lúcidos intervalos que al cabo dan a conocer su locura aún a los de cerebro más mal arreglado, como el burro que se disfrazó con la piel de león, y que al fin vino a descubrir lo que era por no poder ocultar sus borricales orejas.





Pasemos a las presentaciones, al capítulo 2º, a conocer al gallo en cuestión, reencarnación del mismo Pitágoras y filósofo-pedagogo sin igual…:

Estas reflexiones hacía yo una noche (…) consideré que ninguna persona humana podía llegar a la ventana y menos caber detrás de ella; pero venciendo al fin mi natural terror, corrí apresuradamente, y con asombro vi ni más ni menos que un hermoso gallo, pronunciando mi nombre, con el mayor afecto, y que tendiéndome una de sus patas, con la misma franqueza con que se tienden la mano dos buenos amigos, y de penetrar en mi cuarto, donde se colocó sobre el palo de una silla que estaba en frente de la mía, tuvo conmigo el siguiente diálogo.

Dos objetos son los que me han traído: el primero el de enseñarte a que no tengas por locos a los grandes hombres, que no comprendes, como Pitágoras, y que la locura existe en tu cabeza de chorlito que no concibe lo maravilloso y sorprendente
 El segundo objeto de mi visita es hacer mi testamento, y que tú lo publiques donde mejor te parezca (…)

Figúrese el lector cuál sería mi asombro al escuchar hablar de esta manera al mismísimo Pitágoras bajo la forma de un gallo.



Atención a la siguiente receta de cocina de la que nos previene el gallo en el capítulo 3º:  indigestión asegurada si se trata de cocineros políticos…:

Tan difícil como hallar la cuadratura del círculo, seria encontrar en estos tiempos un solo hombre, de esos que están al partido que vence, que no proclame la libertad, que es la salsa con que se guisan todas las revoluciones con provecho de los cocineros políticos que se reproducen como la langosta, y que guisando al pueblo ya monárquicamente, ya a la republicana, le dejan perecer de hambre, apoderándose ellos, así que otros han derrocado al que mandaba, de la tajada de los empleos.



La sinceridad del gallo con respecto al desempleo es de admirar; nadie hay más prójimo de sí mismo que uno mismo…:

Olvida aquella sublime máxima: no quieras para otro lo que no quieras para ti; porque yo no quisiera que el empleo que me correspondiese por merecimiento, me lo quitaran a mí para dárselo a quien no lo merezca; pero quiero que con estas mismas circunstancias  se lo quiten a otro y me lo den a mí que prójimo por prójimo, nadie más prójimo mío que yo mismo, y siempre yo.



Lo que dice el gallo a continuación ¿es realmente un consejo para los políticos o una advertencia para el pueblo? Juzguen ustedes…:
Siempre que anheles subir al poder, halaga al pueblo proclamando sus derechos, porque él será el escalón único que te coloque donde deseas; pero cuando hayas conseguido tus fines arrincónale como se arrinconan los andamios después de concluido el edificio, pues tu pueblo no es más que una máquina que se mueve a merced del último que le toca.





En la política, el medrar y el tener honor son completamente incompatibles a los ojos del gallo pitagórico:

Si quieres medrar, echa la vergüenza a la espalda, y arroja de tu corazón el honor como una carga que te impide caminar por el sendero de los destinos; y si el que está en el poder exigiere de ti los más bajos servicios, obedece solícito, que muchos de los que ves figurar han desempeñado el mismo cargo para conseguir los empleos que tú envidias.



El gallo propone como carrera de futuro la licenciatura del equilibrismo político utilizando como contrapeso el erario nacional:

Si quieres que te reciban con aprecio en la sociedad, en vez de estudiar filosofía y leyes, estudia el arte de no perder el equilibrio en política, siendo siempre tu contrapeso el erario nacional, cuya plata la colocarás en el bolsillo izquierdo y el derecho, para nivelar e! peso y quedar siempre de pies.



Que estén atentas las sanguijuelas del erario público porque pueden seguir vampirizando a la nación ya que la horca solo se hizo para los ladrones pequeños, no para los grandes:

Si alguna vez logras mirarte en el poder, no olvides que la fortuna es calva, y que al fin se te escapará de las manos; para que antes que tal suceda, te pegues al pecho de la patria que es el erario, y chupes sin descanso cuanto puedas; que aunque después te llamen ladrón por detrás, te elogiarán por delante, y nadie te ahorcará, pues la horca aunque se hizo para los ladrones, no fue para los grandes sino para los chicos.



Después de criticar todo lo criticable desde el punto de vista político, el gallo llega al capítulo 7º. Buen momento para que se moje las plumas desvelándonos qué sistema de gobierno es el mejor. Me permito solicitar la mayor atención al lector sobre la respuesta de nuestro gallo porque a pesar de sus más de 150 años de antigüedad, es lo más actual y cuerdo que se puede proyectar a los últimos tiempos de nuestro querido país:

_ Y a vos, señor gallo, ¿qué sistema de gobierno os parece el mejor?

Cuando los gobernantes aman su patria, todos; cuando tratan de engordar sus bolsillos, ninguno; aunque para los aspirantes todos son iguales; o mejor dicho, el único bueno para ellos, es aquel en que han logrado servir a la patria percibiendo de ella un buen sueldo por no hacer nada. Mas si algún día viendo que el ser hombre de bien, solo te trae, como sucede siempre, persecuciones, miseria y hambres, aprende de memoria las máximas que cada uno de los patrioteros sigue, porque ellas son las únicas que acatan todos aquellos que quieren vivir a expensas de sus conciudadanos, sean de la opinión política que fueren, que yo voy a tratar de darte a conocer lo que son todos esos falsos políticos.

Os escucho, señor gallo, con la atención que un tierno amante suele oír las palabras de amor de una hermosa.




Le toca el turno a lo que nuestro gallo llama empleomanía, entiéndase por nepotismo, es decir, el favorecer a alguien  -especialmente de la familia-  para que ocupe puestos públicos, remunerados con dinero público y sin que se haga público…También muy actual…:

   (SOBRE LOS EXALTADOS)
_ ¡Ay, amigo mío! los falsos patriotas que abundan en todos los partidos, no son más que sanguijuelas del erario nacional: la empleomanía está tan en moda en todo el mundo, que ya es una epidemia mil veces peor que el cólera morbo, que aflige al cuerpo social; sí, la empleomanía, como dice un periódico oficial titulado el Progreso, es la sarna de la sociedad. Una nube de pretendientes envuelve a los gobernantes durante su permanencia en el poder: por todas partes tropiezan con hombres que los acechan con el sombrero en una mano y el memorial en la otra. (…) son infinitos los parásitos del erario; son infinitos los vampiros del pueblo.
—Es mucha verdad; para poder contentar a todos, sería preciso que respecto a empleos, se reprodujera diariamente el milagro de los panes y de los peces; pues todo aquel que solicita y no alcanza, se convierte en enemigo del gobierno.
Sí; pero sería necesario también que, para poder complacer a todos, se reprodujera el mismo milagro respecto al tesoro público.



Nuestro gallo tiene muy claro lo que es un hipócrita político: el que defiende al clero y a la Iglesia pero toman de ellos lo que puede, el defensor de adorar únicamente a Dios pero doblándose de rodillas ante los poderosos para conseguir beneficio propio, el que critica el despilfarre de otros gobiernos pero él aniquila el erario nacional a la vez que arruina al pueblo recargándole de contribuciones. Esto último, lector, me ha llegado al alma, quizás también pitagórica, como la de nuestro gallo. Óiganle, que no lo digo yo, lo dice él:

        (SOBRE LOS CONSERVADORES)
El que trata de no arriesgar el todo por el todo, y prefiere una vida patriarcal y libre de zozobras, a una de agitaciones que, aunque puede producir más si es favorable la fortuna, puede, si es contraria, dejarle en la misma miseria de que anhela salir, filiese en el partido Conservador, esto es, hágase hipócrita político; y aunque sea más hereje que Calvino, predique la observancia del Evangelio, defienda al clero y los bienes de la iglesia, a la vez que de de uno y otra coge lo que puede; diga que en las escamas de los peces de cierta iglesia, se ha aparecido la imagen de la Madre de Dios, aunque no lo crean. (…) la gente devota a quienes engaña, le prestan su protección y le tienen por un santo. El hipócrita político, esto es, el conservador, aun cuando la fortuna le sea contraria, siempre tendrá seguros, torta, vestido y casa; y si sabe hacer bien la barba á las monjas y á los guardianes, fácil le será llegar a mayordomo de monjas, donde se puede meter la mano hasta el codo sin que se note falta alguna en las arcas.

—Excelente partido para asegurar un porvenir descansado.

_(…) Predica honor, y se humilla ante el poderoso: proclama la verdad, y adula e inciensa a los que mandan: dice que a Dios únicamente se debe adorar, y dobla la rodilla ante los hombres cubiertos de falso oropel, casi divinizándolos en sus escritos: asegura que todo lo del mundo es falible, y ataca sin compasión a los que osan hacer alguna advertencia a los que reconoce por señores: llama pompa vana a todo lo del mundo, y se arrastra por el suelo para conseguir un título de nobleza, una cruz de alguna orden, y plumas y mantos de caballero; habla contra los despilfarres da otros gobiernos, y él aniquila el erario nacional, pegándose al pecho de la patria y chupándola sin compasión, a la vez que arruina a los pueblos recargándoles de contribuciones.

Ya veo que todos los partidos tienen en su seno hijos que les hacen más daño que si fueran realmente de otra opinión: hombres que solo tratan de vivir a expensas de los buenos, y que no tienen más patria que su bolsillo.





     ¿Y qué les parecería vivir a expensas de la raza entera de Adán?  Nuestro gallo pitagórico les da la fórmula magistral a todos aquellos que opten por la vía política:

   (SOBRE LOS MODERADOS)
El que sin tener opinión ninguna trata de quedar siempre guardando el equilibrio y sin caer jamás sino de pies, se hace moderado y se coloca en el justo medio; esto es, en el alambre de la maroma política, desde donde con una mano agarra al conservador para ver lo que de este coge, y con la otra se afianza de los exaltados para ver lo que pesca, sin declararse enemigo de nadie. (…) Así logra sin ruido y sin estrépito, y sin llamar la atención de envidiosos, ir subiendo de puesto en puesto, de empleo en empleo, y de destino en destino, viviendo en armonía con todos los partidos, y chupando constantemente  del erario nacional; pues así logra que pase por patriotismo y política, lo que no es más que un refinado egoísmo. Eso se llama estar al sol que más calienta: ser amigo de todos y de ninguno, y vivir a expensas de la raza entera de Adán. (…)



El gallo filosófico no quiere que nos perdamos en divagaciones así que llega a unas conclusiones sobre lo expuesto: la doctrina del adular es la panacea:

-¿Quiere decir que todos los hombres son lo mismo?

- Sí. (…) Para medrar saben muy bien, tanto aspirantes, exaltados, conservadores, monarquistas como moderados, que es preciso, ante todas cosas, ser adulador, y hacer la barba a los superiores; pues de esta manera se llega de un simple criado a un amigo, del amo; de galopín a camarista; de portador de esquelas, a secretario de ministro y de lego a mayordomo.

- ¡Excelente doctrina! 





Por último, lanza su más preciado quiquiriquí: la libertad del pueblo y del individuo para poder alcanzar la felicidad:

—Por lo que veo, señor gallo, vos no sois de ningún partido, pues de todos habláis mal. (…)

—Yo pertenezco al partido liberal.

— ¡Al partido liberal!

—Sí; al partido liberal; porque la libertad es la garantía de todo ciudadano, y la valla que contiene los desmanes del que manda: la libertad da al hombre todos los derechos que el Hacedor le dio al criarlo, y que los tiranos por tanto tiempo se los usurparon, condenando al hombre a ser esclavo de los caprichos del trono; la libertad defiende al honrado ciudadano de la injusticia del poderoso, y condena al malvado, aun cuando pertenezca a la clase mas distinguida; porque la libertad le concede a cada hombre el derecho de pedir justicia, haciéndole, ante la ley, igual en un todo el mayor de la tierra: una nación sin libertad jamás será feliz.


Estas bellas y últimas palabras del gallo pitagórico se me antojan como el antídoto de muchos males que se suceden día tras día después de cada quiquiriquí matutino que ya ni tan siquiera oímos o queremos oír. No hablo exactamente de política. Hablo de libertad.




domingo, 4 de noviembre de 2012

MI ÚLTIMO ADIÓS A AGUSTÍN GARCÍA CALVO



Agustín García Calvo

Tantas cosas me han ido saliendo, a las márgenes de la poesía literaria, de la gramática escolar, de la ciencia o filosofía, por debajo de mi persona... Contra el imperio del Futuro, contra la muerte... No sé qué podrán seguir haciendo esas cosas entre la gente viva: si al menos siguen encontrando a algunos que descubran en ellas lo común, lo que ellos, sin creérselo, sentían y pensaban...

Agustín García Calvo, www.editoriallucina.es



MI ÚLTIMO ADIÓS A AGUSTÍN GARCÍA CALVO


El pasado 1 de noviembre, día de los difuntos, falleció el zamorano Agustín García Calvo en su ciudad natal, Zamora. Casualmente me encontraba allí pasando el puente de Todos los Santos, lo cual me permitió decirle un adiós más cercano a esta figura tan relevante para la cultura y la libertad de nuestro país. Un adiós más, aunque el último, que se podría sumar a otros adioses que he intercambiado con Agustín al compartir esa misma calle tan emblemática de nuestra ciudad por la que tantas veces nuestros pasos se han encontrado. La cultura y la libertad de nuestro país, que siempre defendió, se quedan viudas, como esa Rúa de los Notarios por la que se seguirán oyendo tus pasos tatuados en esas frías piedras.
Mi último adiós, Agustín.


 Agustín García Calvo


Escritor español, poeta, filólogo, filósofo, traductor, el tres veces Premio Nacional -Ensayo 1990, Literatura Dramática 1999 y Traducción al conjunto de su obra 2006-, además de letrista del "Himno de la Comunidad de Madrid" y ex catedrático, nació el 15 de octubre de 1926 en Zamora (Castilla y León).
La rebeldía contra lo oficial siempre ha caracterizado a este intelectual, que se doctoró en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca con la tesis "Prosodia y métrica antiguas" y fue catedrático de instituto y profesor de Latín en dicha Universidad, en la que ingresó como profesor adjunto en 1953. Posteriormente obtuvo la cátedra de Filología Latina en la Universidad de Sevilla, donde ejerció la docencia cinco años, hasta su traslado a la Universidad Complutense de Madrid, en 1964.

Fue uno de los tres catedráticos perseguidos por el régimen franquista, junto a Enrique Tierno Galván y José Luis López-Aranguren. Debido a las revueltas estudiantiles de febrero de 1965, en las que García Calvo participó en favor de la democracia, fue expulsado por decisión gubernativa y apartado de la cátedra.
En 1969 comenzó en París un exilio voluntario de siete años, durante los cuales compaginó literatura y docencia en las Universidades de Nanterre y Lille.
Tras la anulación, en 1976, de la sanción que pesaba en su contra desde 1965, García Calvo volvió a España, se reincorporó en la Complutense a la cátedra de Filología Latina, en la que permaneció hasta su jubilación (1992), y siguió su actividad en coloquios, conferencias, tertulias literarias, como las del Ateneo o el Círculo de Bellas Artes de Madrid, artículos de prensa y colaboraciones para el Teatro madrileño de La Abadía.

Defensor de la esencia del lenguaje popular y detractor del utilizado en los medios de comunicación, especialmente la televisión, como gramático ha hecho importantes aportaciones a la lingüística general, la prehistórica o indoeuropea, la grecolatina y la contemporánea. Expuso su teoría general del lenguaje en una trilogía: "Del lenguaje" (1983), "De la construcción (Del lenguaje II)", ambos libros editados en los años ochenta, y "Del aparato (Del lenguaje III)" (1999), así como en el volumen "Hablando de lo que habla: "Estudios de lenguaje", Premio Nacional de Ensayo de 1990. En 2009 publicó otra trilogía, "Elementos gramaticales", a modo de libro de texto para escolares.
Integró el Círculo Lingüístico de Madrid, junto con Rafael Sánchez Ferlosio y Carlos Piera. A finales de la década de los 80 y en los dos primeros años noventa impulsó el proyecto de la Escuela de Lingüística, Lógica y Artes del Lenguaje entre, una apuesta educativa antisistema y multidisciplinar que combatía la manipulación de conciencias y en la que gramática, matemáticas y música iban de la mano, no separadas.

Con obras publicadas en diversas editoriales, incluida sus propias Lumia y Lucina, la producción literaria de García Calvo abarca la novela, el ensayo, el teatro y, sobre todo, la poesía. A este último género pertenecen los títulos "Sermón del ser y no ser" (1972), "Canciones y soliloquios" (1976), "Libro de conjuros" (1979), "Relatos de amor" (1980), "Valorio 42 veces" (1984) y "Ramo de romances y baladas" (1992).
Entre sus más conocidos ensayos figuran, aparte del reconocido, con el Premio Nacional, "Lalia" (1973), "¿Qué es el Estado?" (1977), "Lecturas presocráticas I y II" (1981 y1985), "Contra el tiempo" (1993), "De Dios" (1996) y "Contra la realidad" (1997).
Dentro de la narrativa destacan "Eso y ella, seis cuentos y una charla" (1987); "¿Qué coños?, cinco cuentos y una charla" (1990); y "Entre sus faldas. Tres cuentos y veintiséis mensajes electrónicos" (2000).
Es autor de obras teatrales como "Iliu Persis" (1976), "Ismena" (1980) y "La baraja del rey Don Pedro" (1999). Por esta última recibió el Premio Nacional de Literatura Dramática en 1999.
Ha publicado artículos muy críticos con la sociedad actual, como "Contra la familia", "Contra la pareja", "Contra la paz", "Contra la democracia", "Análisis de la sociedad del bienestar", "Noticias desde abajo" o "Que no, que no".
Como traductor ha trabajado textos de Shakespeare ("Sueño de una noche de verano", "Macbeth" o "Edipo Rey") y otros del latín y el griego, como "Los carboneros", de Aristófanes, cuya versión fue llevada a escena en 1981.

Fuente: www.la razón.es 


Agustín García Calvo


LAS MORAS NEGRAS

Creí que buscaba
las moras negras,
y encontré la rosa de zarza.

Creí que cogía
la rosa blanca,
y se hincó la espina en mis venas.

Creí que saldría
clavel caliente,
y brotó un arroyo de leche.

Creí que el arroyo
se hundía en tierra,
y fluyó al Océano verde.

Creí que era aquello
el verde Océano,
y era el río eterno de estrellas.

Creí que hallaría,
cruzando el cielo,
al Señor del todo y la nada.

Y sólo encontré
puñado de moras
que de amor en mi mano sangraban.

Agustín García Calvo

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