miércoles, 18 de mayo de 2011

LLUVIA SIN MAR




LLUVIA SIN MAR



Llover es entregarse al mar,
es abrir surcos en la tierra árida,
es tatuar los poros del volcán en tu piel.



No hay mar sin lluvia
ni lluvia que no inunde los caminos
para llegar a ti,
a esa eternidad de labios
que se funde con la humedad
de tus olas
en procelosos océanos.



Llueve en la noche del mar
y no hay mar,
solo tierra yaciendo en senderos
donde la lluvia se disfraza
con los lodos del mundo,
y el mundo es arcilla en tus manos
que juegan a moldearme en barro.



Hoy llueve y no hay mar.
Lluvia extraviada en tejados insomnes
que brillan plateados
en la noche ausente de mareas.
Lluvia desorientada que no encuentra
la suavidad de los paseos
de tu piel.



En la madrugada del silencio,
felinos ojos de luna preguntaban
a dónde va la lluvia sin mar.
¿Acaso quiso ser tierra


y no mar?

miércoles, 11 de mayo de 2011

FRANCAMENTE QUERIDA, ME IMPORTA UN BLEDO

FRANCAMENTE QUERIDA, ME IMPORTA UN BLEDO

- Señor, no es usted un caballero.
- Ni usted una dama. No se ofenda. Las damas no tienen ningún atractivo para mí.



Scarlett y Rhet Butler




Estaba acostumbrada a tener las manos tejidas entre esos hilos de marioneta que tan femeninamente sabía manejar. Los levantaba del suelo llevándolos a regiones donde los pies no encuentran la fuerza de la gravedad, y los soltaba divertida estrellándolos en el suelo del teatrillo de su vida. Ella siempre decidía cuándo empezaba y finalizaba la función de sus títeres que siempre la miraban con esa sonrisa eterna pintada en sus caras de cartón. Pero aquella noche, descubrió en el escaparate de la fiesta, a uno que le faltaba en su retablo de colección. No tenía dibujados en su cara los trazos de sus caprichos, ni bailaba al ritmo de su vals de mujer. Su orgullo desenrolló un trozo de hilo para intentar atar de pies y manos a ese altivo títere cuyo atractivo no la consideraba una dama. Su vanidad se confundió con el color verde de su vestido.


No, no te voy a besar, aunque lo necesitas mucho. Ese es tu problema. Deberías ser besada más a menudo, y por alguien que sepa cómo hacerlo.

Rhet Buttler




La maestría de su frivolidad no había conseguido engarzar esos hilos alrededor del cuerpo de esa nueva marioneta. Por el contrario, durante el reto había sentido en las muñecas de sus manos, en los tobillos de sus pies, en el centro de su corazón, unos hilos que ÉL había trenzado y que tiraba de ellos acercándola a su boca. Quiso desasirse de ellos pero no pudo. Quiso besarle pero tampoco lo consiguió. Se sintió prisionera de su propia obra de teatro, mientras los labios de Él dirigían las acotaciones de los actos y escenas. El gran teatro del mundo.


Sí, tienes mucha razón. No estoy más enamorado de ti que tu de mí. Dios proteja al que realmente se enamore de ti. Bueno, ¿Cómo quieres el anillo querida?

Rhet Butler




Su arrogancia la taladraba ¿cómo podía atreverse a amarla sin antes haberlo decidido ella? ¿Cómo podía haber descubierto esas mariposas escondidas en su corazón? ¿Cómo se atrevía a insinuar que lo necesitaba? Siempre había sido Ella quien había decidido escalar o descender por el termómetro de su corazón. Siempre le habían rogado permiso para amarla. Sintió unos ajenos hilos de marioneta depositados como crisálida en su corazón.


Sólo sé y comprendo una cosa, y es que te quiero Scarlett, pese a ti y a mí y a ese mundo que se desmorona a nuestro alrededor, te quiero. Porque somos iguales, dos malas personas, egoístas y astutas, pero sabemos enfrentarnos con las cosas y llamarlas por sus nombres.

Rhet Butler



Había conseguido hacer brotar en los labios de ÉL aquellas dos palabras del lenguaje universal, “te quiero”. Por fin pasaba a formar parte de su colección de guiñoles con sonrisa perpetua de cartón. La función acababa de comenzar y sólo Ella sería la que dirigiera el guión de su vanidad infantil. ÉL tenía razón, era egoísta y astuta, y no tenía ninguna intención de dejar de serlo. Le hizo danzar al son de sus desprecios, tiró vehementemente de sus hilos noche y día, acercándole y alejándole según los intereses creados en el drama de su existencia; nunca le agradeció nada, siempre le recordó con soberbia su superioridad de mujer mientras le miraba desde arriba, desoyendo a su propio corazón que le alertaba de la fragilidad de los hilos del amor.



Francamente querida, me importa un bledo.

Rhet Butler




Y una mañana despertó en el Sur descubriendo que su retablo, que sus marionetas, que su obra, habían sido un sueño del crucero de la noche. Y se encontró en la pesadilla del silencio con mordaza. Buscó a sus títeres pero todos habían desaparecido con el incendio del tiempo. Sólo ÉL apareció como sombra abrazando la soledad y supo entonces que le quería, que le necesitaba, que siempre le había amado entre las bambalinas del orgullo y el egoísmo. Olvidó que ambos eran iguales, y la dignidad del títere esclavo la abandonó dejándole el recuerdo del orgullo que late a merced del viento. Se bebió las lágrimas y trató de esbozar una sonrisa.


Hoy estoy muy cansada para pensar, ya pensaré mañana.
Después de todo, mañana será otro día.


Scarlett





Este texto fue publicado en el mes de enero como colaboración en el magnífico blog de Kinezoe, www.notodoeskippel.blogspot.com, lugar donde el cine es asiduo huésped de un estupendo anfitrión, donde el aroma del jazz y la buena música siempre flotan en el ambiente, donde el corazón de los libros se hacen interesantes citas de las que reflexionar, y donde siempre es posible un ameno y pedagógico viaje a los secretos del Universo. Imposible perdérselo.







jueves, 5 de mayo de 2011

LAS SOMBRAS DE LA LUZ

Fotografía: Marisa Vegas. Playa de Monsul (Almería).





LAS SOMBRAS DE LA LUZ


Cuando la luz decidió poseer al mar, sus caricias fueron sombras del azul. Cielo y tierra confundidos en grises pasiones plateadas. Tierra y mar deslizándose en el negro abismo de los ojos cerrados del placer.


Las sombras de la luz gimieron en el lecho azabache del mar, mientras las olas lamían la piel de la orilla en embestidas hambrientas de playas salvajes que devorar.


Y el mar fue espejo de orgasmos de luces y sombras. Las entrañas de sus profundidades fueron fieles testigos del vaivén de mareas incandescentes, de soles satisfechos de tenencias oceánicas.


En el regazo del atardecer, mar y luz descansaron de sus jadeantes sombras, entrelazados en abrazo húmedo de hoces, esperando el sueño argénteo de la luna devoradora de amantes cielos sombríos.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...