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MANZANAS LITERARIAS:
CUARTO MORDISCO
BARROCO Y ROMANTICISMO
SIGLO XVII:
EL BARROCO
Como
herencia del Renacimiento, tanto a las letras
como a las ciencias les va a gustar por igual la jugosidad de las manzanas. El cuarto mordisco tendrá sabor a leyes
sobre la gravedad, a belleza, a amor, a mujer y, no podía faltar, a aroma de
pecado. Estaremos ante las colosales plumas del Barroco cuya caligrafía escribirá leyes físicas y versos líricos con la tinta de
tiernas manzanas.
1 1)
La manzana de Isaac Newton
El
gran físico británico, Isaac Newton, se había refugiado en 1665 en su casa de
campo de Lincolnshire (Inglaterra), debido a la epidemia de peste bubónica que
asolaba a Londres. Una tarde de verano, mientras descansaba bajo un manzano, un fruto del árbol cayó ¿sobre su
cabeza? ¿En el suelo? Independientemente de la versión, Newton se dio cuenta de
que tenía que existir “algo” que
atrajese a la manzana hacia abajo y no hacia otro lado distinto. Estaba en
la antesala de la famosa Ley de la
gravedad, la cual consiguió explicar satisfactoriamente.
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Observen
que, de nuevo, nuestra manzana en manos de un hombre sigue teniendo connotaciones positivas. En este caso, conocimiento, ciencia o sabiduría.
1 2)
Las manzanas de Miguel de Cervantes
Vayamos
al primer coloso de nuestro Siglo de Oro español, Miguel de Cervantes, hombre
que le tocó vivir la estética y mundo del Barroco teniendo una sensibilidad
renacentista tal y como se demuestra al observar que escribe géneros
novelísticos de éxito en el siglo XVI pero obsoletos ya en el siglo XVII. Un
ejemplo de ello es La Galatea, novela pastoril donde pastores idealizados se lamentan
de sus amores. Escuchemos a Erastro en el primer libro de La Galatea:
Erastro
Dos hermosas manzanas
coloradas,
que tales me semejan dos mejillas,
y el arco de dos cejas levantadas,
que el de Iris no llegó a sus maravillas.
Imagen:
Víctor Moya Calvo
Nuestra
manzana aplicada a la mujer sigue
significando belleza corporal, esta
vez identificada con las dos mejillas de Galatea. No introducimos nada
novedoso, esta constante se repite a lo largo de los siglos.
1 3)
Las manzanas de Lope de Vega
El
feroz enemigo de Cervantes fue el “Fénix
de los ingenios”, Lope de Vega. Cruel en sus críticas con el autor de El Quijote, Lope también sucumbió al
encanto de este bello fruto aludiendo al
mito de “La manzana de la discordia” del que ya hablamos en el primer
mordisco. Escúchenle en este soneto titulado
Lo
que hiciera Paris si viera a Juana:
Como
si fuera cándida escultura
en
lustroso marfil de Bonarrota,
a
Paris pide Venus en pelota
la
debida manzana a su hermosura.
(…)
pero
el pastor a Venus la manzana
de
oro le rinde, más galán que honesto,
aunque
saliera su esperanza vana.
Pues
cuarta diosa en el discorde puesto,
no
sólo a ti te diera, hermosa Juana,
una
manzana, pero todo un cesto.
BOUGUEREAU,
William-Adolphe, The Birth of Venus
Para
alabar la suma belleza de Juana, Lope de Vega no solo la compara con una diosa
sino que le entregaría la manzana que coronaba a Venus como la más hermosa de
todas las diosas. Y no le daría una sola sino que le entregaría todo el cesto.
Nuestra manzana relacionada con la mujer vuelve a adquirir la tonalidad amorosa, de belleza y, en este caso, de declaración de amor. Seguimos en la
misma línea trazada hace meses.
Pero
Lope de Vega no fue tan romántico con nuestra manzana como en el segundo ejemplo que les voy a ofrecer.
Se trata de un soneto perteneciente
a su Libro III, Rosarda. Escúchenle
porque el significado que le va a otorgar a la manzana ya les recordará
connotaciones que analizamos del Cristianismo
e incluso de San Juan de la Cruz en el tercer mordisco:
La
Esposa enferma, de su amor quejosa,
manzanas pide por remedio y flores,
y
el alma con dulcísimos amores
en
lo que ha de pedir está dudosa.
La
enfermedad, no sólo peligrosa
de
Eva, sino de tantos sucesores,
a
las manzanas mira, y por mejores
juzga
las flores que pidió la Esposa.
Dos
Evas tuvo el mundo: la primera
pidió
manzanas, flores la segunda
de
la Vara que alzó del mundo el luto.
Virgen,
en vuestro Fruto el alma espera:
Cristo
es el fruto, y de esa Flor redunda:
sin
Cristo no hay salud, sin flor no hay fruto.
Tiziano
Vecellio di Gregorio
Aquí
tienen de nuevo una versión de la manzana cristiana: pecado. También
encontramos reminiscencias de San Juan de la Cruz en esa Esposa (el alma).
Habrán comprobado que la manzana de la
mujer, de Eva, se identifica con ese
pecado para toda la humanidad, contrastando
con las flores del hombre (Cristo)
identificadas con la salvación
(salud).
Cerramos
el período del Barroco con estos tres ejemplos significativos. Conviene aclarar que en el siguiente siglo,
el XVIII, las mentes ilustradas estaban más entretenidas con su razón que con su corazón, por tanto, hacemos un paréntesis en este período
donde las manzanas brillaron en los
fruteros pero no en los versos. No obstante, el lector queda invitado a ofrecer, si es su deseo, un mordisco de
alguna manzana literaria de este siglo porque la que escribe, no ha hallado
ninguna en su búsqueda. Pasemos, entonces, al siglo XIX.
SIGLO XIX:
EL ROMANTICISMO
La
razón imperante durante el siglo XVIII cedió su trono a la materia básica de la
literatura, los sentimientos. Todo período deja paso siempre a su contrario. El Romanticismo va a ser ante todo
corazón volcado en la búsqueda de la libertad. Para no alargar este cuarto
mordisco, les dejo solamente un ejemplo conocido por todos ya desde nuestra
edad más temprana.
1 1)
La isla del tesoro del tesoro de
Robert Louis Stevenson
La isla del tesoro es una novela de aventuras escrita por el escocés Robert Louis Stevenson,
publicada en libro en Londres en 1883 (publicada originalmente por entregas en
la revista infantil Young Folks, entre
1881 y 1882 con el título de The Sea
Cook, or Treasure Island). Las
manzanas que aparecen en esta deliciosa novela son fortuitas pero sin su
presencia, el protagonista, Jim Hawkins,
no hubiera podido descubrir la que se avecinaba en el barco en el que navegaba:
Capítulo 10: la travesía
Pero sí vino un bien del barril de manzanas, pues a no ser por
él no hubiéramos tenido ningún barrunto de peligro y pudiéramos haber perecido
todos a manos de la traición.
Así es como ocurrió el suceso. (…)
Y sucedió que a poco de ponerse el
sol, y cuando ya había cesado todo trabajo, y yo me encaminaba hacia mi litera,
me vino de pronto la gana de comerme una
manzana. Subí corriendo a cubierta. La guardia estaba toda adelante,
tratando de descubrir la isla; el timonel observaba el aparejo, silbando una
tonada por lo bajo; y ése era el único sonido que se oía, excepto el chasquear
del agua bajo la proa y a lo largo de los costados del buque.
Me colé dentro del barril y vi que
apenas habían dejado manzanas; pero
sentado allí en la obscuridad, y entre el rumor del agua y el balanceo de la
nave, o me había quedado dormido o estaba a punto de hacerlo, cuando una
persona de gran peso se sentó con cierto estrépito allí cerca. Hizo oscilar el
barril cuando apoyó sobre él las espaldas, y ya me disponía a saltar fuera, a
tiempo que el hombre comenzó a hablar. Era la voz de Silver, y aún no había
oído una docena de palabras cuando no me habría dado a ver por todo lo del
mundo, y me quedé allí, estremecido; y escuchando en un paroxismo de temor y de
curiosidad aquellas pocas palabras me habían hecho comprender que las vidas de
todos los hombres honrados que había a bordo dependían nada más que de mí.
Un motín, el de Silver y sus hombres.
Ya
saben lo que voy a añadir cuando las manzanas están relacionadas con hombres,
en este caso con el pequeño Jim. No es una valoración propia sino que los
textos no hacen más que demostrarlo. Gracias a que se introduce en un barril de
manzanas, oye la conversación de Silver y sus hombres, los cuales preparan un
motín en el barco y sus consecuencias: matar a sus contrincantes. Las manzanas
fortuitas y Jim estarán relacionados, como en la antigüedad clásica, con la valentía, y al hombre
(en este caso, hombrecillo), lo situarán a la altura de héroe.
Vuelven
a cumplirse las premisas de las que partíamos hace meses. Muchos. Por ello,
pido disculpas por la tardanza en regresar y ofrecerles este humilde bodegón
literario de manzanas. El quinto y
último mordisco, será en el siglo XX y XXI. ¿Seguirán las manzanas
actualmente por el camino que hemos trazado o ya serán transgénicas? Les espero
si es su gusto.