jueves, 28 de abril de 2011

DE DEMONIOS Y PRINCESAS

Fotografía: www.avertigo.com



DE DEMONIOS Y PRINCESAS


A veces los momentos nos eligen, otras veces lo hacemos nosotros.



La noche olía a cirios que habían quemado las horas del día. El momento decidió elegir ese aroma para cruzar dos miradas errantes que huían de sí mismas. Los ojos se hicieron palabras, y las palabras, misterio. Él se columpiaba en aquellos ojos hipnotizadores, Ella en la seducción de palabras que eran enigmas a voces. Irracionalidad irresistible. Entre las pavesas de la noche quedó escrito un número de teléfono cuyos dígitos eran sinuosas interrogaciones retóricas arrastrándose como sierpes en un desierto.



El momento decidió ser elegido. Él decidió acariciar repetidas veces esa combinación de números, álgebra peligrosa cuando el corazón está húmedo aún por las lágrimas. La llamó. La atracción por lo ignoto es una vereda de sombras de lejana luz. Ella percibió el riesgo de los latidos de lo que no se pronuncia, intuía secretos que sabía que él no desvelaría. No hacía falta. Ya los conocía. Amaba su sensibilidad. Era su poeta de cantos druídicos. Decidieron ahogar la tarde en las orillas del río, a los pies de la bella ciudad, frente a una copa de vino cuyo cristal reflejaba las luces del románico que abrían las puertas a la noche de demonios y princesas. La tarde huyó con la fotografía de la ciudad en el espejo de las aguas, la noche volvió empapada del aroma a cirios.





Los momentos elegidos por dos son estallidos pares de impares instantes. Esa noche ambos decidieron bucear en el abismo proceloso de sentimientos sin nombre. Él, demonio de sus tormentas interiores, Ella, princesa de flores pisoteadas. Ambos representando su papel, actores de su propia tragicomedia personal, hambrientos de cariño, sedientos de esos besos y caricias que difuminan los trazos amargos de historias perfiladas por el corazón. Él dibujando el boceto de su falacia, Ella haciendo que se la creía. Ambos mintiéndose para poder amarse, para poder respetarse. Las desconocidas geografías de sus cuerpos se convirtieron en ardiente pangea de abrazos que no quiere conocer la evolución de continentes a la deriva. Ambos exploradores de suspiros, navegantes de pieles ignotas, arquitectos de pasiones tan incomprensibles como inevitables. La entrega más hermosa es aquella que hace feliz cuando se oyen los latidos de la piel cercana. Y ellos se entregaron. Sin preguntas ni respuestas, solo con el alfabeto de sus miradas, solo amando.


Retaron al tiempo pero la hoz de las horas sesgó la noche. La mañana trazó los kilómetros del adiós, lentamente, con pausas que tomaban la forma de cadenas infinitas vencedoras de yunques osados en romperlas. Lo sabían pero fue preferible pensar lo contrario. Jamás demonios y princesas comieron perdices en cuentos al abrigo de la lumbre. Pero hay cuentos que se escapan por las grietas de páginas de caligrafía monótona y se convierten en bellas historias del sendero del arco iris.

Conozco un castillo en las regiones del viento donde aún habita un demonio y su princesa.






domingo, 17 de abril de 2011

Claudio Rodríguez. Como el son de las hojas del álamo


Fotografía: Marisa Vegas (Río Duero a su paso por Zamora)



Claudio Rodríguez (Zamora 1934 – Madrid 1999), poeta andariego de las orillas del Duero, es el autor de este bello poema. Se le ha clasificado dentro de lo que se ha denominado “Generación del 50”, junto a autores como Ángel González, José Hierro, Jaime Gil de Biedma o José Ángel Valente, entre otros. Ya a los 18 años recibe el Premio Adonais por su exquisito libro, Don de la ebriedad (algún poema he recogido de él en mi etiqueta “Mi selección poética y algo más”), que impresiona al mismo Vicente Aleixandre, con el que mantendrá una estrecha amistad. En Inglaterra escribe Alianza y condena, libro al que pertenece el poema seleccionado, y que recibe el Premio de la Crítica en 1965. En 1983 recibe el Premio Nacional de Poesía, en 1986 el Premio de las Letras de Castilla y León. En 1987 es elegido miembro de número de la RAE en el sillón dejado vacante por Gerardo Diego. En 1993 recibe el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y cinco días después el II Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana de la Universidad de Salamanca.


Muchos de los poemas de este autor zamorano nacieron como fruto de sus largos paseos por las orillas del Duero, ricas en álamos que el viento mece para que susurren todos los secretos de sus hojas calladas. Aprovechando unos días que estoy pasando en “La Bien Cercada” (Zamora), he paseado entre esos susurros de hojas blancas mirándose en el espejo de ese fluir lento y pausado del río Duero que, con calma, escribe versos en la imaginación de todos los que nos acercamos a él. Mis versos pueden esperar, los de Claudio Rodríguez, no. Espero que los disfruten y oigan ese son de hojas y agua…


COMO EL SON DE LAS HOJAS DEL ÁLAMO


El dolor verdadero no hace ruido.

Deja un susurro como el de las hojas

del álamo mecidas por el viento,

un rumor entrañable, de tan honda

vibración, tan sensible al menor roce,

que puede hacerse soledad, discordia,

injusticia o despecho. Estoy oyendo

su murmurado son, que no alborota

sino que da armonía, tan buido

y sutil, tan timbrado de espaciosa

serenidad, en medio de esta tarde,

que casi es ya cordura dolorosa,

pura resignación. Traición que vino

de un ruin consejo de la seca boca

de la envidia. Es lo mismo. Estoy oyendo

lo que me obliga y me enriquece a costa

de heridas que aún supuran. Dolor que oigo

muy recogidamente, como a fronda

mecida, sin buscar señas, palabras

o significación. Música sola,

sin enigmas, son solo que traspasa

mi corazón, dolor que es mi victoria.


Alianza y Condena (1965).

sábado, 9 de abril de 2011

JARDINES LEJANOS


ROMANCE II


JARDINES LEJANOS


En el patio de la infancia

anida el jardín del sueño,

el arco iris bebió el verde

del pozo de los deseos.


Tréboles de cuatro hojas

buscan páginas de cuentos

para dormir la ilusión

entre la nana del tiempo.


No hay flores que sean flores

en el jardín del recuerdo,

allí son tiaras de reinas,

guirnaldas de dulces besos.


Inocencia de princesas

buscando el azul del cielo,

caballeros con espadas

forjadas de honor y juego.


Sonrisas de chocolate

brotan entre los cerezos

que ofrecen zarcillos rojos

engalanando al anhelo.


Esos jardines lejanos

vuelven hoy de su trayecto,

no hay reflejos en el pozo,

pozo de deseos seco

y de ortigas coronado.

Marchitos tréboles muertos

yaciendo en amarillentas

páginas de un libro yerto.

Mil guirnaldas destronadas

en pétalos por el suelo,

mil vestidos de princesas

ajados por el acero

de espadas hijas de yunques

del príncipe azul sin beso.

Las cerezas ya no huelen

al color del sueño eterno

sino a jardines lejanos,

a sombras de sentimientos.


sábado, 2 de abril de 2011

ABRE ALAS



Es posible que el corazón aterido por el frío de la madrugada haya olvidado volar. Es posible. Las solitarias sombras de la gélida noche son hábiles redes que atrapan alas para el festín caníbal de la decepción. Pero incluso en la noche se puede abrir alas y volar.

Hay vuelos de ojos cerrados guiados con la única brújula del corazón que marca siempre un norte aranero, norte de latidos traicioneros, estafador de puntos cardinales. Norte de Dédalos e Ícaros queriendo escapar de su prisión. Incontrolables deseos de volar al Paraíso que hacen que el vuelo se acerque demasiado a lo que ardió. El sol con su furia implacable derretirá tus alas de cera. Tendrás suerte si caes en el mar: espumas de olas te devolverán a esa isla desierta donde volver a empezar. Descubrirás que alguna de tus débiles alas la quebró el vendaval, que nunca se conoció vuelo que fuera ajeno a lo par. Deja entonces que las mareas del viento laman lentamente tus heridas. Y el amanecer del tiempo te susurrará, acercando su voz húmeda a tu oído, que vuelves a tener dos alas para poder volar. No hay herida que las lágrimas de la tormenta no puedan difuminar.

Las alas son geografías ávidas de caricias, besos sedientos de labios. La seda de sus plumas procede del parto de crisálidas liberando acrobacias de mariposas. Cuando se abandona el lamento de unas alas, estas se vuelven del gris de la golondrina sin primavera. Cuando se ignora el dolor de un débil batir de alas aniquilado por el cuchillo del silencio, estas son el eco agonizante de lo que nunca debió empezar. Cuando las alas necesitan del apoyo del viento para secar ríos de tristezas y este huye de alfabetos por las grietas del olvido, las alas son cubiertas de un fango que solo les permite volar arrastrándose entre el cieno del ultraje.

No pidas que vuelen las alas cuando tu corazón necesita abrirlas, tuvieron hambre de aliento y sed de consuelo, y solo hallaron la inanición del desamparo. Aun acostumbradas al ataque desprevenido de las garras del rapaz, jamás pudieron imaginar una nueva mutilación de afectos que eran verdaderas y trémulas rutas de adolescentes escondidos en el nido de la palabra amor.

Hay un ave acechando al alba. Silencioso como estatua de sal. Posado en las primeras ramas del amanecer espera abrir sus alas para emigrar a regiones más cálidas. Teme a la lluvia de las tormentas que violarán sus alas impidiéndole remontar vuelos hacia el respeto del horizonte. Con los primeros rayos que hacen sangrar al sol, abrirá titánicas alas de libertad.

Abre alas para nunca más llorar.

El título de este relato procede del tema “Abre alas” de Ivan Lins, representante importante del jazz, bossa nova y soul de Brasil. El contenido de este fragmento no tiene nada que ver con el significado de esta canción, pero considero justo y apropiado mencionar el origen del título de mi fragmento, primero, porque así ha de ser, y segundo, porque la belleza de este tema musical está muy acorde con lo que se expresa en el texto publicado. Es una canción que he escuchado en cientos de ocasiones y cientos de veces me ha hecho volar. Las traducciones que he encontrado de ella por la red no son ni medio buenas. Pensaba dejarles mi propia traducción pero mi portugués se encuentra un poco anquilosado (aun así, si alguien tiene interés, me presto a enviársela). En cualquier caso, desearía que disfrutaran también de esta bella caricia musical…




Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...