miércoles, 8 de marzo de 2017

NO QUEREMOS FLORES


Fotografía: www.stecyl.net


Y el peor dato de todos:

- La violencia verbal, psicológica, y física.
- El acoso personal, sexual y laboral.
- La discriminación, humillación y vejaciones.
- El silencio cómplice de aquellos que prefieren mirar hacia otro lado.
- El desprecio y la desigualdad sistemática.
- La hipocresía de políticos y administraciones públicas que predican la teoría pero no hacen nada cuando pueden evitarlo en la práctica y muy cerca de ellos.
  Esta es la losa que las mujeres sufren todos los días del año, no solo el 8 de marzo.

Por todo ello:

No queremos flores, queremos derechos.




    Imagen:  http://victoriarolanda.com.ar       
                               

Eva advierte sobre las manzanas
Con poderes de Dios
—centauro omnipotente—
me sacaste de la costilla curva de mi mundo
lanzándome a buscar tu prometida tierra,
la primera estación del paraíso.

Todo dejé atrás.
No oí lamentos, ni recomendaciones
porque en todo el Universo de mi ceguera
solo vos brillabas
recortado sol en la oscuridad.

Y así,
Eva de nuevo,
comí la manzana;
quise construir casa y que la habitáramos,
tener hijos para multiplicar nuestro estrenado territorio.
Pero, después,
sólo estuvieron en vos
las cacerías, los leones,
el elogio a la soledad
y el hosco despertar.

Para mí solamente los regresos de prisa,
tu goce de mi cuerpo,
el descargue repentino de ternura
y luego,
una y otra vez, la huida
tijereteando mi sueño,
llenando de lágrimas la copa de miel
tenazmente ofrecida.

Me desgasté como piedra de río.
Tantas veces pasaste por encima de mis murmullos,
de mis gritos,
abandonándome en la selva de tus confusiones
sin lámpara, ni piedras para hacer fuego y calentarme,
o adivinar el rumbo de tu sombra.

Por eso un día,
vi por última vez
tu figura recostada en el rojo fondo de la habitación
donde conocí más furia que ternura
y te dije adiós
desde el caliente fondo de mis entrañas,
desde el río de lava de mi corazón.

No me llevé nada
porque nada de lo tuyo me pertenecía
—nunca me hiciste dueña de tus cosas—
y saliste de mí
como salen –de pronto–
desparramados, tristes,
los árboles convertidos en trozas,
muertos ya,
pulpa para el recuerdo,
material para entretejer versos.

Fuiste mi Dios
y como Adán, también
me preñaste de frutas y malinches,
de poemas y cogollos,
racimos de inexplicables desconciertos.

Para nunca jamás
esta Eva verá espejismos de paraíso
o morderá manzanas dulces y peligrosas,
orgullosas,
soberbias,
inadecuadas
para el amor.


Gioconda Belli

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...