domingo, 29 de agosto de 2010

DIÁLOGOS DE LUNA LLENA DE AGOSTO

El martes tuvimos una espectacular luna llena. Esquiva pero desafiante en belleza, como todo lo que es mágico. Conseguí intercambiar alfabetos con ella, aprovechando su coquetería al querer reflejarse en este Espejo. Me contó alguna confidencia, y como único testigo, mi cámara perpleja de manos ávidas por querer acariciarle hasta el alma…

La luna de las noches no es la luna
que vio el primer Adán. Los largos siglos
de la vigilia humana la han colmado
de antiguo llanto. Mírala. Es tu espejo
.
Jorge Luis Borges .- La Luna



GUARDIANES DE LA NOCHE
Las chimeneas de los tejados doblegan su altivez cuando se van apagando los candiles del día y me ven aparecer. Fieles soldados guardianes del techo de la ciudad, erguidos en fila para conmemorar en desfile solemne mi lento pase de diosa de la noche. Chimeneas silenciosas de agosto dormidas en el bochorno del verano ¡despertad de vuestro sueño cuando mi sombra argéntea acaricie vuestros tejados!



ALFOMBRA ROJA SOBRE LOS CAMPOS
El cielo comienza a extender su alfombra roja de soles apagados para que mis fríos pies toquen la calidez de fuegos extinguidos por las horas. ¡Disfruto del poder del cénit del atardecer! Contemplo los campos que comienzan a cerrar sus ojos, y los pinto de plata, dibujando un paisaje a mi antojo desde los hilos de marioneta de mi mirada. No sólo soy diosa, sino amante de la seducción.






CORTEJO DE NEÓN AZUL
La noche enciende su luz de neón azul. La fiesta de la penumbra va a comenzar. Mira como se engalanan las nubes para venir a recibirme, trajes de etiqueta de crepúsculos trasnochados. Cortejo de máscaras en salón veneciano. Entregaré mi cuerpo de nácar al mejor amante de luz y sombra que venere mi polisón de nardos.



POSESIÓN DE TINIEBLAS
El cielo baja la luz mientras el erotismo asciende por mis níveos muslos. Soy poseída por nimbos etéreos que se reclinan sobre mí como mariposas negras ávidas de lirios blancos. La cortina negra de la noche despliega sedas vírgenes para guardar celosa la intimidad de los que aman en el silencio de la oscuridad. ¡Las tinieblas tienen celos de nuestros besos!




MANO DE CARICIAS DE PLENILUNIO
Y reposo mi cabeza sobre el amante satisfecho de posesión de plenilunio. Una mano oscura mece y abraza mi deleite de concubina que camina al ritmo de las mareas. Las sombras de sus dedos juegan con las pompas de luz de mi mirada. Respiración acelerada en la noche de ojos abiertos.





CORONA DE SUEÑOS
Mi amante se ha ido dejándome ceñida la corona de doradas huellas de diosa para que vosotros, los humanos, no olvidéis la soberanía de mi aureola. Contemplad como el cielo entero se rinde en amoroso homenaje a mi cuerpo, como las nubes engalanan esa tiara de flores negras que brotan en el pensil de los sueños.





INSOMNIOS
Y me despojo lentamente de mi corona de rasos para volver a ser princesa y niña de tus desvelos. Insomnios de anhelos son mis pasos navegando en el crucero de la noche. La tormenta de pasiones va amainando mientras peino con mi luz tus ojos brillantes de cristal de avellana.






CUALQUIER NOCHE SALDRÁ EL SOL
No soy ese sol que ambicionas para que alivie tus penas de noches de luna llena. Tendrás que esperarle con la paciencia del reloj de arena. Ahora la palidez de mi luz se ha ido a posar en tu rostro nacarado, en el mío están ardiendo tus pesares ¡Niña, deja ya de trenzar las brumas y el azabache!








OJOS DE LUNA
Soy la pupila nívea de ese ojo sagrado que te mira pero no te ve. Contemplo el baile de caracolas de tus ojos: no son como los míos. Veo en ellos surcos de ríos de diamantes que brillan al reflejarse en mi pupila. No, yo no tengo lágrimas, se las presté a las estrellas para que cumplieran todos tus sueños fugaces y secaran tu llanto.






LOBOS
Oigo aullidos de lobos sobre la muralla de la madrugada. Prepara tu barbacana, princesa, y huye al castillo de la inaccesible montaña. Llena sus fosos con tu llanto de amapola para que garras licántropas no puedan alcanzarte. Luego suspira en la ventana de una de esas almenas, quiero asegurarme de que siguen latiendo tus labios de caramelo.





NANA DE LA LUNA
Velaré tus sueños con cabeza altiva, cubriré tu piel de plata. La ciudad duerme la noche entre los tules de mis velos. La arrullo con mi nana:

“Soy farol sin farolero, sol sin día, perla sin concha, novia de blanco sin enamorado. Duérmete, mi niña, que los sueños que no se duermen jamás podrán ser soñados”.

Fotografias: Marisa Vegas.







lunes, 23 de agosto de 2010

EL AZUL YA NO QUIERE PINTAR EL MAR

Fotografía: www.flickr.com


Yo tenía entonces
clavadas las pupilas
en el azul; y en mis ardientes manos
se posó mi cabeza pensativa...

Rubén Darío.- “Autumnal”. Azul


El azul ya no quiere pintar el mar
ni el cielo,
sólo cubrir de azufre los valles de la piel inerte.

Azul es la antesala de la noche
de ojos agazapados sobre la presa de cristal,
azul es el vacío
por el que se desangra el alma
esperando el cáliz que recoja su reposo.

No son azules los ojos que miran
sino los que esperan,
mutilados de piernas para crecer
y de corazón para respirar.

Azul desertor de arcos iris
que vaga en la soledad de silencios de aristas
que duelen
que gimen
que callan.

El azul ya no quiere pintar el mar
ni el cielo,
sólo navegar en el surco de lluvia de lágrimas
que fertiliza mejillas áridas de estériles agostos
de ausencias
de presencias deshabitadas
de azules callados en horizontes gélidos.




jueves, 19 de agosto de 2010

Trópico de Cáncer. Henry Miller


Este libro del estadounidense Henry Miller publicado en 1931, de tono crudo y sensual, le acarreó no pocos problemas. Quiso denunciar en el seno de una América puritana la hipocresía moral de su sociedad. Se le abrió un proceso judicial por obscenidad según las leyes vigentes en esa época contra la pornografía. Esta novela estuvo censurada en su país hasta la década de 1960.

Este escritor gritó con voz alta y firme lo que es molesto escuchar, lo que políticamente es más que incorrecto. No fue muy amable con la figura de la mujer, en ocasiones, pero defendió la sinceridad en detrimento de una hipocresía que las convenciones sociales imponían para ser aceptado en su seno. ¿Ser sincero o hipócrita? ¿decir lo que se piensa o lo que quieren oír? ¿expresión o represión?



Si algún hombre se atreviera alguna vez a expresar todo lo que lleva en el corazón, a consignar lo que es realmente la experiencia, lo que es verdaderamente su verdad, creo que entonces el mundo se haría añicos, que volaría en pedazos, y ningún Dios, ningún accidente, ninguna voluntad podría volver a juntar los trozos, los átomos, los elementos indestructibles que han intervenido en la construcción del mundo.

domingo, 15 de agosto de 2010

Mil pedazos. Cristina y los Subterráneos


Inauguro una nueva etiqueta en el blog "Música hecha poesía". Existen letras de temas musicales que son verdaderos poemas con melodías que nos acompañaron y no nos pueden dejar. Como éste de Cristina y los Subterráneos, grupo ochentero que traspasó nuestras fronteras con este tema que aún sigue sonando como toda la música de los años 80 que ha vuelto a invadir emisoras de radio, pub, discotecas y mercado musical.

La letra de esta canción (también su melodía) está muy cercana a la lírica. ¿Qué se puede hacer con un corazón roto en mil pedazos?

MIL PEDAZOS
Cristina y los Subterráneos


Cuatrocientos golpes contra la pared
han sido bastantes para aprender
a encajar con gracia y caer de pie,
esconderlo dentro y llorar después.
Por eso cuando dijo que no me quería
apreté los dientes dije que me iría.

Mil pedazos
de mi corazón
volaron por toda la habitación.

Se quedaros todos rotos por el suelo,
uno fue a clavarse en su chaqueta de cuero,
los cogí deprisa y me los guardé
por si hacían falta para otra vez.
En medio de mi pecho quedó un agujero
porque no se viera puse mi sombrero.

Mil pedazos
de mi corazón
volaron por toda la habitación.
Dejé sólo un trocito dentro de su bota
para que le duela si se va con otra.

Mil pedazos
de mi corazón
volaron por toda la habitación,
por toda la habitación
por toda la habitación.












miércoles, 11 de agosto de 2010

"AQUEL" LIBRO

(A mi amiga Gracia)

La tarde se cubrió de sombras negras invitando a la tormenta a un banquete celestial de relámpagos artificiales y lluvia bacanal. Grace decidió que no era noche para salidas furtivas. Acomodada en su sillón prefirió observar el temporal desde la seguridad del caracol refugiado en su concha. Las tormentas inquietaban su espíritu desde “aquel” día. El porqué lo conocía bien aunque había preferido olvidarlo con la luz de los amaneceres que gotean en la memoria.

Descorchó una botella de cava sin que la ocasión lo mereciese, pretendía infundir en su alma una valentía que siempre desaparecía en las noches de vendaval. Las burbujas de su segunda copa le recordaron “aquel” cristal empañado de la habitación de su adolescencia, y rápidamente apartó su vista de la copa en un intento de huir de recuerdos imborrables del pasado. No hizo más que empeorar la situación, porque sus ojos se posaron en el cristal de la ventana del salón, empapado por decenas de gotas del aguacero que dibujaban caprichosamente figuras de un cuadro en blanco y negro que resucitaban “aquella” noche de hacía tantos años atrás, y la memoria de “aquel” libro.

Y lo volvió a recordar cómo cada noche de temporal en un ritual obligatorio que le imponía su memoria.

. . .

Habían transcurrido veinticinco años desde el día que decidió abandonar el caserón paterno de dos plantas, amplio para alojar a una familia de siete miembros, cuatro de los cuales eran sus hermanos. Era la menor de todos ellos y a la que se le vetaba por prudencia a la infancia, la entrada a las habitaciones de los hermanos mayores que tantos secretos guardaban para ella. Pero con el devenir de los años y los acontecimientos, todos habían salido del nido paterno y ahora ella era la única hija que aún permanecía en el caserón. Esas habitaciones ahora desocupadas se habían convertido para ella en una selva por explorar. La incursión tendría lugar de noche, cuando sus padres estuvieran ya acostados y no pudieran interrumpir su ritual de exploración.

Una noche de vendaval tormentoso decidió descifrar el criptograma que escondía la habitación de su hermano mayor, al que siempre veía entrar y salir acompañado de libros que aferraba misteriosamente bajo el brazo como ave que esconde bajo su plumón alfabetos misteriosos. Entró sigilosamente en la dependencia, iluminada en un primer instante por el fulgor de los relámpagos y posteriormente por una lamparilla de noche que fiel al tiempo dormitaba encima de la mesilla.
Descubrió una magnífica biblioteca de abecedarios de Babel que atesoraban tantos sueños y vidas soñadas desconocidas para ella. No era una niña, pero sintió el mismo goce del infante al acercar sus manos a las estanterías en un juego por poseer el tesoro codiciado que le hablaba de tantas cosas desconocidas para ella. Alcanzar y hojear esos libros era poder llegar a esa tierna etapa donde los logros se cubren de tesoros de victorias.

Un titánico trueno hizo temblar la casa; hasta la lámpara de la mesilla que iluminaba su ansia de conocimiento parpadeó como si le avisara de la llegada del abismo desconocido. Y ese temblor hizo que un pequeño libro de la balda superior cayese ante sus pies, envuelto en una leve nube de polvo repleta de horas de años. Recogió el libro intentando aliviarle de la caída y sus ojos iluminaron la tapa de éste. Deletreó el nombre del autor: H.P.Lovecraft. No conocía a este escritor asique se aventuró a desnudar una de las páginas de “aquel” libro datado en 1917…

. . .


Grace sorbió su tercera copa de cava y decidió plantar batalla definitiva a “aquel” miedo tatuado en los poros de su piel desde hacía veinticinco años. “Aquel” libro lo conservaba aún, ahora en su nueva casa. Había sido un polizón con el que se había encontrado al desembalar sus cosas el día de la mudanza sin comprender cómo había ido a parar allí. Se acercó a la estantería de sus pacientes libros, y lo deshojó justo en el párrafo que leyó “aquella” noche en el caserón familiar:


¿Qué sabemos nosotros del mundo y del universo que nos rodea? Nuestros medios de percepción son absurdamente escasos, y nuestra noción de los objetos que nos rodean infinitamente estrecha. Vemos las cosas sólo según la estructura de los órganos con que las percibimos, y no podemos formarnos una idea de su naturaleza absoluta. Pretendemos abarcar el cosmos complejo e ilimitado con cinco débiles sentidos, cuando otros seres dotados de una gama de sentidos más amplia y vigorosa, o simplemente diferente, podrían no sólo ver de manera muy distinta las cosas que nosotros vemos, sino que podrían percibir y estudiar mundos enteros de materia, de energía y de vida que se encuentran al alcance de la mano, aunque son imperceptibles a nuestros sentidos actuales. Siempre he estado convencido de que estos mundos extraños e inaccesibles están muy cerca de nosotros.

(Del más allá)


. . .

El eco repitió en su memoria la última frase…estos mundos extraños e inaccesibles están muy cerca de nosotros. Y se estremeció como la flor cuando llega el rocío.

. . .


El viejo caserón temblaba con cada sacudida de truenos. Después de leer este párrafo en la habitación que acababa de allanar, un nuevo trueno ensordeció el eco y, esta vez, la descarga eléctrica cerró los ojos definitivamente al único testigo de la escena, a la lamparilla de noche que iluminaba con temor a lo que se agazapa tenebrosamente en la dimensión que los ojos del hombre aún no han conseguido ver. En la penumbra de la oscuridad, Grace sólo podía percibir la luz de los relámpagos que se introducía por el cristal de la ventana y por el que corrían sin cesar lágrimas de lluvia.En el silencio de la noche, sólo roto por los truenos, le pareció oír relinchos de caballos que procedían del exterior, cosa inexplicable porque el viejo caserón se encontraba en pleno centro de la ciudad. Se aproximó a la ventana y a través del empañado cristal vislumbró una escena que le llenó de asombro:


Fotografía: Monika http://www.flickr.com

Caballeros sobre enjaezados corceles negros cabalgaban por los linderos de bosques espesos donde hacia un instante había calles y vehículos. Blandían sus poderosas espadas en un trote infernal. Oyó el sonido de varias fuentes que cantaban nostalgias y que estaban situadas en el centro del espectáculo. Allí acudían a beber seres vestidos de blanco que no caminaban sino que parecían volar a ras del suelo y que, vistos a través de la lluvia del cristal adquirían figuras deformes. De la tierra de ese inesperado bosque brotaban unas flores azules y moradas que se agitaban al ser acariciadas por luces brillantes de colores que suspendidas en el aire revoloteaban en torno a ellas.



Fotografía: http://www.flickr.com

Grace no daba crédito a lo que sus ojos estaban viendo. No podía ser real. Apartó la vista de la ventana y la giró hacia la habitación. Su respiración quedó entrecortada al comprobar que estaba iluminada por una chimenea que hacía unos instantes no existía, como tampoco multitud de enseres antiguos que poblaban una dependencia que se había transformado a años atrás , a excepción de la enorme estantería de libros que hacía unos instantes había curioseado, que permanecía ajena al paso del tiempo. Al lado del fuego, una anciana a la que no veía el rostro se balanceaba en una mecedora clavando su mirada en unas llamas trémulas. A los pies de la mujer, sentada en el suelo, una niña de unos cinco años, con tirabuzones rubios y un gran lazo verde en la cabeza, jugaba con una muñeca de ojos brillantes y azules de cristal. Ninguna de las dos parecía advertir la presencia de Grace a excepción de esa muñeca que, punzaba sus vivos ojos en el epicentro de su horror. Aterrorizada, soltó el libro de Lovecraft que aún conservaba en sus manos, y al caer éste al suelo de madera, “aquello” desapareció.





Grace apuró su copa de cava al recordar lo que rememoraba cada noche de tormenta. Dejó el libro encima del sofá y obligándose a hacerlo, se acercó al cristal de la ventana para convencerse a sí misma que todo fue una pesadilla de su juventud o si no lo fue, debía imponer a su mente el olvido definitivo de aquellas visiones pertenecientes a dimensiones desconocidas. Le alivió ver tras el cristal mojado, el ir y venir de los vehículos por la avenida, con su ruido, con sus luces. La gente con paraguas caminaba deprisa por llegar a esos lugares que ordena la mente.
Pero…le llamó la atención alguien que estaba sentado tranquilamente en un banco, sin paraguas a pesar de la recia lluvia que estaba cayendo. Con la palma de la mano limpió el cristal empañado con movimientos tan circulares como temerosos, para enfocar mejor su retina sobre ese personaje. Pudo vislumbrar a una niña con tirabuzones rubios adornados con un gran lazo verde, y una muñeca que enfocaba su mirada hacia arriba y le clavaba fijamente unos terribles ojos azules. Le pareció que le sonreía.

Sus labios se helaron al pronunciar… estos mundos extraños e inaccesibles están muy cerca de nosotros.




domingo, 1 de agosto de 2010

El Practicón. Ángel Muro.

Hace unos días, la amabilidad y gentileza de mi amigo bloguero Xibeliuss (lo pueden encontrar en sus dos magníficos blogs, “Días en Sanabria” e “Igual te Interesa”) me dio a conocer un libro mítico que ha hecho historia cuyos ejemplares antiguos son un lujo difícil de conseguir. A él le debo prácticamente la totalidad de los textos del libro que expongo y le reitero mi agradecimiento.

El libro en cuestión es de Ángel Muro, el equivalente hoy en día de Simone Ortega o Carlos Arguiñano.

El Practicón ( no olviden el título para conclusiones posteriores…) es un libro de cocina publicado en 1869, que se subtitulaba Tratado completo de cocina al alcance de todos y aprovechamiento de sobras. Se trata de una de las pocas obras sobre cocina española a finales del siglo XIX, contiene numerosos recetarios de la cocina popular de la España de ese tiempo. El autor, Ángel Muro, publicará con posterioridad (en el año 1892) el Diccionario General de cocina.

El libro fue muy popular a comienzos del siglo XX ya que logró tener cerca de 34 ediciones de la obra en el período que va de 1894 a 1928. La obra cayó en desuso a comienzos de la década de los 1930 conociéndolo sólo algunos cocineros, y se volvió a publicar en nuevas re-ediciones a mediados de la década de 1980.

No me interesa el libro sólo por sus recetas de cocina sino por otras cuestiones que, si el lector es paciente podrá ir descubriendo por él mismo. Han pasado 141 años desde su publicación y, respetando el tiempo que nos separa con esa mentalidad, el objetivo de esta entrada es sonreír ante cuestiones superadas o deseablemente superadas. Me he tomado la libertad de resaltar en negrita aquellas frases que considero “jugosas y apetitosas” para paladares exquisitos. Les invito a este suculento ágape. Disfrútenlo…




Escuela de cocina, no sería tampoco el verdadero nombre de la institución, que mejor se adaptare a mi proyecto, porque más que la teoría y la práctica culinarias, había de privar en la enseñanza la multitud de faenas que constituyen en el ama de casa la ocupación más digna y que vale a las mujeres el titulo de hacendosas, que lleva aparejado el de la honradez.

(Las mujeres que tengan contratada una mujer para la limpieza y cocina que se vayan olvidando de ser dignas, hacendosas y honradas… Mal empezamos…)

A todas las niñas se las enseña a leer, a escribir y a contar. Algunas aprenden después en los colegios, además de las labores de su sexo, historia, geografía, aritmética, gramática y caligrafía.

(Habrá que proponer al MEC una Diplomatura sobre “Las labores propias de la mujer”)

Las familias pudientes amplían la enseñanza de estas asignaturas en favor de sus hijas, y la adornan con el piano y canto, el francés y el inglés, el dibujo, el baile, el corte de vestidos, etc. etc. Valiéndose para ello las más de las veces, los muy ricos, de unas señoras que se llaman institutrices, que por lo general son extranjeras, y en su mayor parte demasiado jóvenes, demasiado guapas, e ignorantes de veras, para el cargo que desempeñan.

(Ser extranjera, joven o demasiado guapa es incompatible con ser inteligente…menos mal que no ha especificado si se trata de rubias o morenas…)

La economía doméstica, y la higiene de la casa y de la familia, deben ser para la mujer, y antes que nada, los conocimientos que ha de poseer para ser buena hija, y buena madre de familia.

(Esto me ha gustado…si pasamos la prueba del algodón podemos ser unas petardas integrales pero seguiremos siendo buenas hijas y madres….)

Niñas hay, tiernas y talluditas, que cantan o tocan al piano cosas de Meyerbeery de Wagner, que hablan francés tan bien como Carnot, que visten como reinas y conocen de lejos un traje hecho por los modistos-maricas [sic] Wortz ó Laferriére, y que no son capaces de poner una compresa de árnica sobre un chichón en la cabeza del hermanito, ni hacer una taza de té al papá, ni chocolate a la abuela, ni planchar una corbata, ni hacer la cama, ni limpiar el polvo en las habitaciones de su casa, etc.

(A ver si nos enteramos, nada de saber solfeo, idiomas o estilismo… ¡a preparar el chocolate a la abuela que es lo que suma puntos! Y digo yo… modistos-maricas lo acepta como término del Diccionario la RAE? (quizá sin guión, sí…uhm… ) )

Claro que hay excepciones. Madres de familia, de educación firme y chapada, que enseñan á sus hijas lo que ellas aprendieron en sus casas ,e hijas que aprovechan las lecciones; pero esta fruta es rara , y son muy contados los hombres que al tomar estado tropiezan con la excepción.

(¡Lo que tienen que sufrir los hombres al casarse y encontrarse mayoritariamente con esa fruta tan rara! Yo que ellos no me casaba y contrataba una señora de la limpieza… y que se fastidien las mujeres…vaya…)

La cocina que voy a criticar es la que representa esta primera figura, cuya descripción héla aquí:
Un fogón lleno de platos por fregar, con pucheros a la lumbre y pucheros en lo alto, pucheros y cazuelas por doquier, papeles cortados y pintarrajeados en los vasares, estampas en las paredes, el suelo sin barrer, la escoba a la vista, el cubo de la aguas sucias al paso…

La segunda figura es un apunte de lo que cualquiera entenderá que debe ser una cocina de la clase modesta, con su cocinera y todo. Una muchacha guapa o fea, pero limpia y lista, recogidito su pelo con cofia o pañuelo a la vizcaína o a la rusa, y pisando un pavimento en que puede uno mirarse la cara ...


(Por si no ha quedado clara la cuestión, nos lo ilustra con imágenes. Obsérvese la cirugía estética que ha sufrido en la cintura la “mujer hacendosa” frente a la “mujer desastre”… El marketing ideológico ya existía en el siglo XIX, aunque…no me extraña que esté en forma con todo el ejercicio propio de “las labores de la mujer” que el cocinero pedagogo imponía… Por cierto ¿qué…es el pañuelo a la vizcaína o a la rusa en el pelo??? A mí me suena a bacalao y ensaladilla…)

Las mujeres en España, hoy por hoy, saben de todo lo que no han menester, mucho o poco; pero de aquello que es necesario para la vida honrada, fastuosa o pobre, no saben ni jota .La afirmación resulta brutal, pero así es; y no puede refutarse sino con pruebas, que exhibirá el que tenga ganas de discutir conmigo sobre el particular.

(¿Y pretende que las mujeres cocinen con su libro después del traje que les ha hecho él mismo, el modisto-macho? No obstante, si tienen ganas de discutir sobre el particular con él, ya saben… Si ya decía yo que desde el principio buscaba pelea el cocinero pedagogo…¡ay!)




Y digo yo… ¿y las recetas de cocina eran el fin o el medio? A juicio de ustedes lo dejo. Hoy se me han quitado definitivamente las ganas de cocinar.


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...