(A mi amiga Gracia)
La tarde se cubrió de sombras negras invitando a la tormenta a un banquete celestial de relámpagos artificiales y lluvia bacanal. Grace decidió que no era noche para salidas furtivas. Acomodada en su sillón prefirió observar el temporal desde la seguridad del caracol refugiado en su concha. Las tormentas inquietaban su espíritu desde “aquel” día. El porqué lo conocía bien aunque había preferido olvidarlo con la luz de los amaneceres que gotean en la memoria.
La tarde se cubrió de sombras negras invitando a la tormenta a un banquete celestial de relámpagos artificiales y lluvia bacanal. Grace decidió que no era noche para salidas furtivas. Acomodada en su sillón prefirió observar el temporal desde la seguridad del caracol refugiado en su concha. Las tormentas inquietaban su espíritu desde “aquel” día. El porqué lo conocía bien aunque había preferido olvidarlo con la luz de los amaneceres que gotean en la memoria.
Descorchó una botella de cava sin que la ocasión lo mereciese, pretendía infundir en su alma una valentía que siempre desaparecía en las noches de vendaval. Las burbujas de su segunda copa le recordaron “aquel” cristal empañado de la habitación de su adolescencia, y rápidamente apartó su vista de la copa en un intento de huir de recuerdos imborrables del pasado. No hizo más que empeorar la situación, porque sus ojos se posaron en el cristal de la ventana del salón, empapado por decenas de gotas del aguacero que dibujaban caprichosamente figuras de un cuadro en blanco y negro que resucitaban “aquella” noche de hacía tantos años atrás, y la memoria de “aquel” libro.
Y lo volvió a recordar cómo cada noche de temporal en un ritual obligatorio que le imponía su memoria.
. . .
Habían transcurrido veinticinco años desde el día que decidió abandonar el caserón paterno de dos plantas, amplio para alojar a una familia de siete miembros, cuatro de los cuales eran sus hermanos. Era la menor de todos ellos y a la que se le vetaba por prudencia a la infancia, la entrada a las habitaciones de los hermanos mayores que tantos secretos guardaban para ella. Pero con el devenir de los años y los acontecimientos, todos habían salido del nido paterno y ahora ella era la única hija que aún permanecía en el caserón. Esas habitaciones ahora desocupadas se habían convertido para ella en una selva por explorar. La incursión tendría lugar de noche, cuando sus padres estuvieran ya acostados y no pudieran interrumpir su ritual de exploración.
Una noche de vendaval tormentoso decidió descifrar el criptograma que escondía la habitación de su hermano mayor, al que siempre veía entrar y salir acompañado de libros que aferraba misteriosamente bajo el brazo como ave que esconde bajo su plumón alfabetos misteriosos. Entró sigilosamente en la dependencia, iluminada en un primer instante por el fulgor de los relámpagos y posteriormente por una lamparilla de noche que fiel al tiempo dormitaba encima de la mesilla.
Descubrió una magnífica biblioteca de abecedarios de Babel que atesoraban tantos sueños y vidas soñadas desconocidas para ella. No era una niña, pero sintió el mismo goce del infante al acercar sus manos a las estanterías en un juego por poseer el tesoro codiciado que le hablaba de tantas cosas desconocidas para ella. Alcanzar y hojear esos libros era poder llegar a esa tierna etapa donde los logros se cubren de tesoros de victorias.
Un titánico trueno hizo temblar la casa; hasta la lámpara de la mesilla que iluminaba su ansia de conocimiento parpadeó como si le avisara de la llegada del abismo desconocido. Y ese temblor hizo que un pequeño libro de la balda superior cayese ante sus pies, envuelto en una leve nube de polvo repleta de horas de años. Recogió el libro intentando aliviarle de la caída y sus ojos iluminaron la tapa de éste. Deletreó el nombre del autor: H.P.Lovecraft. No conocía a este escritor asique se aventuró a desnudar una de las páginas de “aquel” libro datado en 1917…
. . .
Grace sorbió su tercera copa de cava y decidió plantar batalla definitiva a “aquel” miedo tatuado en los poros de su piel desde hacía veinticinco años. “Aquel” libro lo conservaba aún, ahora en su nueva casa. Había sido un polizón con el que se había encontrado al desembalar sus cosas el día de la mudanza sin comprender cómo había ido a parar allí. Se acercó a la estantería de sus pacientes libros, y lo deshojó justo en el párrafo que leyó “aquella” noche en el caserón familiar:
¿Qué sabemos nosotros del mundo y del universo que nos rodea? Nuestros medios de percepción son absurdamente escasos, y nuestra noción de los objetos que nos rodean infinitamente estrecha. Vemos las cosas sólo según la estructura de los órganos con que las percibimos, y no podemos formarnos una idea de su naturaleza absoluta. Pretendemos abarcar el cosmos complejo e ilimitado con cinco débiles sentidos, cuando otros seres dotados de una gama de sentidos más amplia y vigorosa, o simplemente diferente, podrían no sólo ver de manera muy distinta las cosas que nosotros vemos, sino que podrían percibir y estudiar mundos enteros de materia, de energía y de vida que se encuentran al alcance de la mano, aunque son imperceptibles a nuestros sentidos actuales. Siempre he estado convencido de que estos mundos extraños e inaccesibles están muy cerca de nosotros.
(Del más allá)
. . .
El eco repitió en su memoria la última frase…estos mundos extraños e inaccesibles están muy cerca de nosotros. Y se estremeció como la flor cuando llega el rocío.
. . .
El viejo caserón temblaba con cada sacudida de truenos. Después de leer este párrafo en la habitación que acababa de allanar, un nuevo trueno ensordeció el eco y, esta vez, la descarga eléctrica cerró los ojos definitivamente al único testigo de la escena, a la lamparilla de noche que iluminaba con temor a lo que se agazapa tenebrosamente en la dimensión que los ojos del hombre aún no han conseguido ver. En la penumbra de la oscuridad, Grace sólo podía percibir la luz de los relámpagos que se introducía por el cristal de la ventana y por el que corrían sin cesar lágrimas de lluvia.En el silencio de la noche, sólo roto por los truenos, le pareció oír relinchos de caballos que procedían del exterior, cosa inexplicable porque el viejo caserón se encontraba en pleno centro de la ciudad. Se aproximó a la ventana y a través del empañado cristal vislumbró una escena que le llenó de asombro:
Fotografía: Monika http://www.flickr.com
Caballeros sobre enjaezados corceles negros cabalgaban por los linderos de bosques espesos donde hacia un instante había calles y vehículos. Blandían sus poderosas espadas en un trote infernal. Oyó el sonido de varias fuentes que cantaban nostalgias y que estaban situadas en el centro del espectáculo. Allí acudían a beber seres vestidos de blanco que no caminaban sino que parecían volar a ras del suelo y que, vistos a través de la lluvia del cristal adquirían figuras deformes. De la tierra de ese inesperado bosque brotaban unas flores azules y moradas que se agitaban al ser acariciadas por luces brillantes de colores que suspendidas en el aire revoloteaban en torno a ellas.
Fotografía: http://www.flickr.com
Grace no daba crédito a lo que sus ojos estaban viendo. No podía ser real. Apartó la vista de la ventana y la giró hacia la habitación. Su respiración quedó entrecortada al comprobar que estaba iluminada por una chimenea que hacía unos instantes no existía, como tampoco multitud de enseres antiguos que poblaban una dependencia que se había transformado a años atrás , a excepción de la enorme estantería de libros que hacía unos instantes había curioseado, que permanecía ajena al paso del tiempo. Al lado del fuego, una anciana a la que no veía el rostro se balanceaba en una mecedora clavando su mirada en unas llamas trémulas. A los pies de la mujer, sentada en el suelo, una niña de unos cinco años, con tirabuzones rubios y un gran lazo verde en la cabeza, jugaba con una muñeca de ojos brillantes y azules de cristal. Ninguna de las dos parecía advertir la presencia de Grace a excepción de esa muñeca que, punzaba sus vivos ojos en el epicentro de su horror. Aterrorizada, soltó el libro de Lovecraft que aún conservaba en sus manos, y al caer éste al suelo de madera, “aquello” desapareció.
Grace apuró su copa de cava al recordar lo que rememoraba cada noche de tormenta. Dejó el libro encima del sofá y obligándose a hacerlo, se acercó al cristal de la ventana para convencerse a sí misma que todo fue una pesadilla de su juventud o si no lo fue, debía imponer a su mente el olvido definitivo de aquellas visiones pertenecientes a dimensiones desconocidas. Le alivió ver tras el cristal mojado, el ir y venir de los vehículos por la avenida, con su ruido, con sus luces. La gente con paraguas caminaba deprisa por llegar a esos lugares que ordena la mente.
Pero…le llamó la atención alguien que estaba sentado tranquilamente en un banco, sin paraguas a pesar de la recia lluvia que estaba cayendo. Con la palma de la mano limpió el cristal empañado con movimientos tan circulares como temerosos, para enfocar mejor su retina sobre ese personaje. Pudo vislumbrar a una niña con tirabuzones rubios adornados con un gran lazo verde, y una muñeca que enfocaba su mirada hacia arriba y le clavaba fijamente unos terribles ojos azules. Le pareció que le sonreía.
Sus labios se helaron al pronunciar… estos mundos extraños e inaccesibles están muy cerca de nosotros.
La tormenta es lo ancestral en nuestros cuerpos.. Genial el texto, bien escrito, narrativa de la buena...
ResponderEliminarme gusto
beso
dru
Vuelves con la maestría de siempre y la potencia Allan Poe.
ResponderEliminarMe alegra mucho poder volver a tus letras amiga Besitos
Ahora que atravesamos tiempo de canícula, me parece que la lluvia tormentosa sería casi un regalo del cielo. Seguramente apuraría la botella para darme ánimos y enfrentarme al fantasma de tantas navidades pasadas y retaría con una mirada esmeralda a la niña de mis pesadillas. Quizás así desaparecería como los recuerdos de los malos momentos.
ResponderEliminarMe has devuelto las tardes de lectura,cuando el otoño caía con la suavidad que da la brisa del mar, entonces tan cercano.
Gracias por haber traído de vuelta emociones perdidas en mi memoria (¡Aunque me has hecho pasar miedo Juanita!
DRUIDA DE NOCHE: efectivamente, amigo, la tormenta es lo ancestral en nuestros cuerpos, y una las cosas más ancestrales que poseemos es el miedo a lo desconocido.
ResponderEliminarGracias por tus valoraciones, que crecen viniendo de tu pluma.
Mi beso.
40AÑERA: acertada observación, llevo una temporada exprimiendo el siglo XIX en sus variadas facetas. No puedo ocultar mi atracción por el período del Romanticismo, aunque en esta entrada en su faceta más gótica y lovecraftiana.
ResponderEliminarEl especialista me ha dicho que no es grave...jajaja
Besos, amiga.
Marisa,
ResponderEliminarMe has puesto los vellos de punta, qué escalofrío!
Esta noche guardaré las muñecas en el armario. De pequeña lo hacía porque me parecía que me seguían con su mirada.
Muy bien narrado.
Besos
Qué enorme trabajo, Marisa, de una altísima calidad, extenso pero sin desperdicio. Y nos has hecho volver a Lovecraft, ese que nos inquietaba en la adolescencia y leíamos con cierto temor y morbodidad. El encanto de tu relato se centra en el sutil replanteo que exhumas de este genial escritor, los límites borrosos entre lo real y lo irreal. Y lo haces en una época que se empecina en no ver lo "mágico". Sin embargo, la negación no garantiza jamás que "las señales" desaparezcan :)
ResponderEliminarFelicitaciones,. amiga, y un abrazo muy fuerte
G.: una tarde frente a un fresquito tinto de verano y una amena conversación contigo, fue el germen de este relato. A ti te lo debo ( aunque haya usado y abusado de la imaginación,jeje).
ResponderEliminarLa infancia se compone de recuerdos que moldean sueños y pesadillas que se mezclan en una pócima donde es difícil discernir qué hemos vivido y qué hemos soñado.
Gracias a ti por compartir esas emociones tan personales y perdón por desvirtuarlas a mi antojo (jeje), ya sabes que soy una rebelde sin causa y sin solución.
Besitos.
AIRAMA: provocar la risa o el miedo en un lector me parece la tarea más complicada y laboriosa de un escritor. Si he conseguido lo segundo, para mí es un gran halago; mi intención era más modesta, me conformaba con el aprobado del suspense :-)
ResponderEliminar(Te confieso que no puedo tener una muñeca en casa...pero esa es...otra historia...)
Gracias por la generosidad de tu comentario, amiga.
Muchos besos.
ROBERTO ESMORIS LARA: eres muy amable, Roberto. La extensión de los relatos me preocupaba hace tiempo, pero ahora he decidido que esa no es una razón sólida para coartar mi creación (aunque sí la paciencia de vosotros, mis queridos compañeros de viaje,jeje)
ResponderEliminarEfectivamente, exhumo a Lovecraft y la magia del Romanticismo decimonónico que, pienso que se está recuperando en muchas facetas actuales aunque no con la misma intensidad y patrones que en el siglo XIX.
Tus palabras son un verdadero lujo, poeta.
Un fuerte abrazo.
Después de unas cuantas copas de cava y con semejante temporal, se abrió una puerta fenoménica, donde fantasmas olvidados cobraron vida.
ResponderEliminarY si!! que lo has logrado querida Marisa, éste trabajo no tiene desperdicio!! Bello y estético por donde se mire, realidad y fantasía unidas por un hilo invisible, que seguramente el maestro Lovecraft supo conducir hasta tu creativa mente y mágico espíritu!
Abrazos, muchos!
ADRIANA ALBA: estoy de acuerdo, la realidad y la fantasía están unidas por un hilo tan invisible que, cuando nos paramos a pensarlo, la inquietud que nos produce hace que optemos por cambiar ese fino hilo por un cable de acero que afiance nuestra seguridad y "nuestra" percepción de las cosas que hemos tenido siempre. Nuestra vision del mundo se tambalearía en caso contrario.
ResponderEliminarGracias por tu visita y comentario.
Muchos besos.
Me parece sensacional el relato. No puedes dejarlo a medias, tienes que continuar y leer más deprisa porque has conseguido despertar la intriga. Imágenes preciosas:con la luz de los amaneceres que gotean en la memoria
ResponderEliminaralfabetos misteriosos
biblioteca de abecedarios de Babel
leve nube de polvo repleta de horas de años.
el sonido de varias fuentes que cantaban nostalgias
Felicidades. Un beso como un relámpago no visto.
Un libro que abre agujeros negros en el tiempo... Interesante.
ResponderEliminarBuena idea de marcar los cambios diegéticos con distinto color, está funcional a la lectura.
¡Tendré que leer Lovecraft!
Saludos
RAFAEL MULERO VALENZUELA: es un placer que te haya gustado. Has desgranado el relato justo con las imágenes en las que quise acercar el textoa la lírica.
ResponderEliminarGracias, atento lector.
Un beso también para ti.
NOELIA: buena observación, efectivamente, opté por cambiar de color las analepsis para que la lectura fuese más "funcional".
ResponderEliminarSi te decides a leer a Lovecraft ( que sea en una buena traducción sino te decepcionará), no te arrepentirás: los relatos de este autor han sido el germen de casi todas las películas de miedo y terror de los dos siglos posteriores. Te sorprenderá como muchos de sus textos son verdaderas profecías del cine que le siguió.
Un abrazo.
Uff Marisa , qué miedito ...
ResponderEliminarY eso que has tenido la gentileza de no hablar de las tormentas interiores .
Esas que ocurren en los mundos cercanos e inaccesibles que se conforman en cada uno de los seres que nos rodea .
Yo he visto horribles flores azules y moradas en los brazos de algun amigo .
Relámpagos en ojos sin lagrimas .
Temblores de Alzheirmer amargos devastando memorias .
Paseos a caballo en los aseos de los bares los sábados por la noche .
Novias que han teñido de sangre sus vestidos . Ancianos sin rostro durmiendo en los bancos de los parques de mi ciudad .
Muñecas vivas de 35 kilos de peso .
Eso sí que da miedo . No puedo cerrar el libro .
PRUNUS AVIUM: realmente terroríficas esas tormentas interiores que describes, mucho más devastadoras que las exteriores. No obstante, siempre queda la esperanza de que tras toda tormenta viene la calma.
ResponderEliminarGracias por tu comentario tan comprometido socialmente.
Saludos.
Hola de nuevo querida amiga Marisa , es un placer grato volver por tu casa y leer tus maravillosos textos con lindas imágenes.
ResponderEliminarBesos de MA , nos seguimos leyendo los blog.
MA: el placer es mío al recibirte.
ResponderEliminarGracias por tus palabras tan amables.
Besos
Tus escritos se leen de principio a fin sin interrupciones, sin quiebres, y eso se consigue cuando forma y contenido están construidos con calidad. "Aquel Libro"(no cualquiera, sin duda)maneja muy bien los planos temporales, es decir, pasa del presente al pasado de manera fluida y convincente utilizando las imágenes que arman la escena como pasadizos para pasar de una dimensión a otra. El personaje se hace fuertemente visible con unos pocos pero acertados y mantenidos rasgos ( en casa, en una noche de tormenta)y, prácticamente en una sola acción, la de beber. Esto contribuye a que el lector no deje de ver su imagen y a la vez se traslade a su memoria y a su recuerdo. Desde esa dimensión tan cotidiana y tangible (una mujer y un recuerdo especial)se pasa, también de modo verosímil y fluido, a una otra dimensión que conecta con la presencia de la tempestad y la poderosa referencia a H.P.Lovecraft.
ResponderEliminarUn final abierto ¿es la memoria una suerte de nido espectral de nosotras mismas, alfoz de sensaciones, intuiciones, vivencias que toman un cuerpo -como en los sueños- para manifestarse?, ¿esos caballos, sus propios instintos? ¿la niña, ella misma venida desde el ayer?... vaya, ¡cuanta marca puede dejar un libro!
Mi cariño de siempre para ti Marisa!
EVA MAGALLANES: mi querida Eva:
ResponderEliminarMis relatos crecen con tus comentarios. Encuentras en la sombra de cada palabra aquello que quiero decir y aquello que quiero ocultar. Tus lecturas no dejan de asombrarme, penetras en cada trazo de cada letra y, como si de un cuadro se tratase, describes la luz y las sombras, las pinceladas firmes y las difuminadas, los colores llamativos y los ocultos blancos y negros.
De verdad que me considero afortunada de tener una lectora como tú.
Mi más sincero cariño también para ti.
He de reconocer que cuando he visto la extensión del relato he pensado. Bufffff, que largo, ya lo leeré por la noche tranquilamente, pero como había empezado a leer me he convertido en una mosca atrapada en una tela de araña.
ResponderEliminarFrancamente muy bueno! Mejor dicho, brillante.
Literato, literato...
Un beso y enhorabuena
JOSEP CAPSIR: admiro tu valentía de fiero lector,jeje (ya sé que ha salido un poco extenso pero el markenting no es lo mío).
ResponderEliminarMe halaga muchísimo que el relato te haya atrapado y gustado. Esa era mi intención.
Muchas gracias por tus valoraciones que yo también valoro mucho.
Un beso.
¡¡¡Muy, muy bueno!!!
ResponderEliminarMarisa que buen cuento de misterio.
Has logrado el clima, y las justas palabras para que el lector se coma las uñas.
Sé, que no es facil de lograr ese halo de terror que vas deshilvanando con cada imágen, pero está, es un cuento digno de Lovecraft.
Mi aplauso.
mariarosa
me enamoré de tus letras...
ResponderEliminarEspléndido relato, aunque no sé qué da más miedo, si la visión de esos seres del inframundo (maravillosamente descritos en este texto), o la frenética actividad diaria del más acá, un mundo cada vez más deshumanizado...
ResponderEliminarMe encantó la historia y, si puedo, la volveré a leer una vez caiga la noche... Gótica belleza.
Besos y buen fin de semana, Marisa
MARIAROSA: me halaga que te haya gustado tanto. Es cierto, llevo algún tiempo leyendo a Lovecraft y algo se me debe haber pegado.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu gentileza.
Un abrazo.
OTRA VEZ A VIAJAR AL OLVIDO:
ResponderEliminarBienvenido a este rincón.
Lo tuyo ha sido un flechazo...:-)
Visitaré tu blog. Gracias por tu visita.
Saludos.
KINEZOE: El "más acá" da más miedo...el "más allá" es una forma de evasión del temor real.
ResponderEliminarSuerte cuando lo leas al caer la noche...créeme que cuando leía a Lovecraft de noche, la sensación no era la misma que de día...hasta tuve pesadillas. Trampas de la imaginación...
Gracias por tu visita, besitos y buen fin de semana también para ti.
Como ya supondrás Marisa, yo estoy acostumbrado a leer -y también a vivir in situ- unas situaciones que normalmente llamamos de miedo, y pocas cosas me estremecen... pero tu relato misterioso es extraordinario y no reina en él la confusión ni la locura, pero si se aprecia una espesa niebla en la que Grace se debate y que nos hace que lo vivamos y nos parezca real, hasta el punto de que el gran mérito de este relato es la perfección en que lo has escrito... pero viniendo de ti nada me sorprende...
ResponderEliminarUn beso entre las tinieblas...
FANDESTÉPHANE: desde que leí el comentario que hiciste al relato que escribí, "Raso rasgado", suponía que estabas familiarizado con el "miedo" aunque desconozco hasta qué punto.
ResponderEliminarEres muy amable con tu comentario, Fan, no buscaba transmitir miedo sino inquietud hacia "cosas" que desconocemos y, si he conseguido zarandear un poco ese sentimiento tuyo, para mí sinceramente que es un verdadero halago.
Gracias por tus generosas palabras.
Yo también estoy hoy "entre tinieblas", asique desde allí te devuelvo el beso.
Marisa, un relato maravilloso. De repente se me dio por mirar debajo de la cama. Cuando era pequeña pensaba que alguien habitaba allí. Son esos miedos los que a veces te definen en la adultez.
ResponderEliminarun abrazo y un placer leerte.
SALTAR DEL TREN: sí, es curioso, esos miedos infantiles acaban acompañándonos durante toda nuestra existencia. La serigrafía de nuestra infancia es imborrable.
ResponderEliminarGracias por tu comentario y me alegro que te haya gustado el texto.
Un abrazo y buen domingo.
Querida Marisa, es de noche acá, y lei tu brillante cuento y sabes? revise la casa y tape unas muñecas que tengo, de repente senti miedo,
ResponderEliminareres una genia escribiendo, atrapas logras que el lector se meta en la historia, cada letra maravillosa, no tengo palabras para expresar lo que senti al leerte.
En el blog El Sentir del Poeta hay algo para ti es "Amigos en la distancia" y el otro "Amistad" Blog Unidos, espero lo aceptes con todo mi cariño, en el blog Dejame un Poema esta el mismo en difrentes tonos, lo hice asi para que elijan el que se adapte mas al blog.
besitos para ti querida Marisa, gran amiga en la distancia. que Dios te bendiga.
EL SENTIR DEL POETA: muchas gracias por los comentarios sobre mi relato y también por el regalito, que ya he colgado en la pared de mi blog como muestra de agradecimiento.
ResponderEliminarEres muy amable estando siempre ahí, a pesar de mis ausencias.
Un fuerte beso, amiga en la distancia.
Querida amiga Marisa:
ResponderEliminarVuelvo tras las vacaciones. Primero agradecerte tu visita por mi blog.
Me encanta la literatura gótica y leyendo tu relato, entre soflamas de relámpagos y corceles espectrales, me has traído a la memoria dos libros leídos en la juventud.
"Los misterios de Udolfo" de Ann Radcliffe, que también gustaba de lo onírico en sus descripciones y de lo perturbador, y que frecuentemente describía esos ambientes tormentosos que tú tan bien has sabido recrear.
Y la escena de la anciana y la niña me ha recreado imágenes de "Una vuelta de tuerca" de Henry James. Y de "Hijo del alma" de Emilia Pardo Bazán, que también hizo sus pinitos en el género de terror.
Yo también lo he hecho en tres ocasiones. Una novela a máquina titulada "Los crímenes del mazo", inédita, y en el blog tengo una novela corta "La casa de enfrente" y "La marquesa de Villasante". En "La casa..." jugué con los recursos literarios para no resolver el misterio hasta el final.
Otro libro que me dio miedo de verdad leerlo de noche es "El país de la bruma" de Arthur Conan Doyle, sobre experiencias de espiritismo vividas por los mismos personajes de "El mundo perdido".
Has salido muy airosa de un género que requiere mucha maestría para levantar el escalofrío y asustarte de verdad. Me encanta que también abordes estos registros con tu pujante talento literario.
Un abrazo y perdona las digresiones de pedantería, pero son imágenes que me acuden leyendo tus textos.
EL JARDINERO DE LAS NUBES: espero que hayas disfrutado de tus vacaciones.
ResponderEliminarNo perdonaría jamás tus digresiones, al contrario, agradezco la manera con la enriqueces cada una de mis entradas con referancias literarias de primer orden. Llevas razón en lo que dices, el bagaje de lecturas que hacemos acabo reflejándose de una manera u otra en lo que escribimos.
Desconocía la existencia de tu novela corta de misterio, " Lacasa de enfrente". Como la tienes publicada en el blog, la leeré con interés. Estoy convencida de que no me defraudará.
Es un placer que te haya gustado el relato, Jardinero, muchas gracias por tus palabras.
Un beso.