CLAMANDO Y
RECLAMANDO
(Diálogos Daltónicos II)
(Diálogos Daltónicos II)
- - Buenos
días.
- - Buenos
días. Dígame…
- - Verá,
quisiera hablar con el Director del Banco.
- - ¿Cuál
es su nombre?
- - Fulanito
Perroflauta.
- - Ya…
verá, el Director en estos momentos no le puede atender ni ayudar. Está
ocupado.
- - Ya…
bien, en ese caso, entonces, yo tampoco
les puedo atender ni ayudar. ¿Podría ser tan amable de dar de baja mis cuentas
y todas las tarjetas en este Banco?
- - ¿Cerrar
sus cuentas? Verá caballero…
- - Por
supuesto que también la domiciliación de mi nómina, hipoteca y la de todos mis recibos…
- - Caballero, ¿cuál es la causa de…?
- - ¡Ah!
Y del Plan de Pensiones, y de los Fondos de Inversión…tres en total… Le indico
el número para facilitarle el trabajo, ¿sabe?
- - Vamos
a ver caballero, un momento de tranquilidad. ¿Sería tan amable de indicarme las
causas de este descontento con nuestra entidad bancaria?
- - …
Por cierto, también dé de baja todas las cuentas de mi esposa, nómina e
inversiones. Creo que le voy a dar mucho trabajo… siempre ha sido muy
ahorradora…
- - Caballero,
haremos una cosa si usted lo tiene a bien. Informaré al Director y en un
instante le recibirá en su despacho.
- - ¿No
me ha dicho usted que estaba ocupado? No, no le moleste usted, por Dios, no
vaya a perder por mi culpa alguna transacción económica importante…
- - No
es una molestia, caballero. Si es usted tan amable de esperar tres segundos, el
Director inmediatamente le recibirá…
(Tres segundos exactos)
- - Buenos
días, caballero. (Estrechamiento de mano efusivo) Soy el Director. Pase, pase a
mi despacho, si es tan amable. No esté de pie, siéntese, siéntese, por favor.
¿En qué le puedo ayudar?
- - Bueno…
creo que en nada. El compañero de Caja me ha dicho que no me puede ayudar, y yo
no quisiera hacerle perder su valioso tiempo…
- - Estos
empleados… discúlpele, lo lamento. Usted, don Fulanito Perroflauta, es un gran
cliente de este Banco como así atestiguan sus cuentas, usted tiene preferencia
para ser atendido, por supuesto.
- - Ya,
ya… y hablando de preferencias… ¿No son un poco extrañas sus preferencias,
señor director?
- - Uhmm…
no sé a qué se refiere exactamente, caballero…
- -Verá,
a mis suegros, los dos pensionistas con retribución no contributiva, también
los calificó hace unos meses de “Clientes Preferentes”, aquí, aquí mismo, en la
misma silla en la que yo estoy sentado. ¡Qué ilusión les hizo, señor Director!
Ellos, una pareja de ancianos que padeció el robo y miseria de la posguerra,
que no eran nadie y que se pasaron toda su vida trabajando, y usted ahora los
calificaba de ¡Clientes Preferentes! Les hizo muy felices, señor director. Dios
le premie por tanta generosidad… Les invitó a depositar sus ahorros -pocos, señor director, porque mi suegro ha
estado siempre en una silla de ruedas y no han podido vivir “por encima de sus
posibilidades”, ni tan siquiera yéndose a Benidorm con el IMSERSO- , y, una vez depositados en su entidad
financiera, han descubierto -por la
prensa- que no van a poder disponer de
ellos hasta que las ranas críen pelo. ¡Qué gran labor la de ustedes, los
banqueros, que velan para que no se produzca el despilfarro de los ahorros de
los jubilados y discapacitados! Ustedes les guardan a buen recaudo y para toda
la vida sus míseros ahorros ¡no los vayan a derrochar bailando “Los pajaritos”
en Salou! ¡Gran labor la suya!
- - Verá
usted… si el problema de retirar todas sus cuentas y las de su esposa, está en
las Preferentes que adquirieron,
libremente, sus suegros… podríamos llegar a un acuerdo, caballero. Sería
un caso excepcional, pero podríamos reingresarle lo invertido en las
Preferentes en cuestión de días… A cambio, usted sería tan amable de seguir
confiando sus estimables cuentas e inversiones a esta entidad bancaria que vela
por…
- - Pues
no sé si será buena idea la que usted me ofrece… A mi suegro le gusta mucho el
marisco ¡y mira que el médico ya se lo ha advertido! Por eso del colesterol… ya
sabe usted. Y disponiendo de sus ahorros, a ver si ahora se zampa una mariscada
y le da un ataque de gota, y va a ser peor el remedio que la enfermedad…
- - Bueno,
bueno… vamos a ver, señor Fulanito
Perroflauta... Mañana que se personen aquí sus suegros junto a usted y
arreglaremos en confianza el tema de sus Preferentes en cuestión de minutos…
- -Y
hablando de confianza como usted dice, señor director…, porque ya tenemos
confianza ¿verdad?
- - Por
supuesto, por supuesto, caballero…
- - Me
podría decir ¿en qué invierten ustedes mi dinero, el de mi mujer, el del vecino
del quinto o el del quiosquero de la esquina? Nosotros depositamos nuestros
ahorros en su entidad bancaria y ustedes lo invierten en lo que desean sin
preguntárnoslo y sin proporcionarnos ningún beneficio… ¡Qué gran negocio, señor
director!
- - Verá
usted….
- - Si
le soy sincero, yo he venido esta mañana solo a hacerle esta pregunta. Ayer oí que un Banco lo invertía en Empresas de
Armamento y otro… en actividades muy poco legales. Y me dije yo: “Perroflauta,
Perroflauta… no me gustaría que con tu dinero estuvieras contribuyendo a
carreras armamentísticas que arrasan y asfixian a tantos a países
tercermundistas…” Y no pude dormir, señor director, le juro que anoche no pegué
ojo pensando en esto. Por eso me decidí a venir esta mañana y preguntarle ¿en
qué invierte este Banco un dinero que yo le proporciono a interés cero, que le
presto para hacerle engordar sus beneficios, y que, en algunos casos, ni
devuelve -como en el caso de las
Preferentes-, por no citar lo que me cobran por realizar cualquier operación,
transferencia o mantenimiento de cuentas y tarjetas, es decir, por prestárselo?
- - Mire
usted, la coyuntura económica de los Bancos…
- - ¿Coyuntura?
¡Coyunda! ¡Coyunda, más bien diría yo, señor director! Que en el castellano de
mi pueblo es joder. Y como el refrán reza, “Joded y jodamos, que todos somos
hermanos”, retiro mis generosas cuentas e inversiones de su lupanar. Y no sé yo
si no acabarán entrando en voto de castidad, porque también las retirarán de su
entidad bancaria en las sucursales de Bollullos de Arriba, de Abajo y de En
medio, todos los vecinos, los afectados “preferentados” y los salvados “preferentantes”.
Sin nuestro dinero, no hay coyunda. He dicho. Y como supongo que me cobrarán
comisión por la transferencia de mis
cuentas a otro Banco, me van a dar mi capital en efectivo, billete tras billete…
y a ser posible, en billetes de cinco…