DON JUAN TENORIO:
Por donde quiera que fui,
la razón atropellé
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí.
José Zorrilla, Don Juan Tenorio
DON LUIS
¡Por Dios que sois hombre extraño!
¿Cuántos días empleáis
en cada mujer que amáis?
DON JUAN
Partid los días del año
entre las que ahí encontráis.
Uno para enamorarlas,
otro para conseguirlas,
otro para abandonarlas,
dos para sustituirlas
y una hora para olvidarlas.
José Zorrilla, Don Juan Tenorio
DON JUAN Y UNA HORA MÁS
Don Juan Tenorio, nieto de aquel Burlador de Sevilla del cual heredó el nombre, y hermano de sangre de aquel Estudiante de Salamanca conocido por Don Félix de Montemar, retornó de la oscuridad como cada Noche de Difuntos. Embozado en su capa negra acechaba los pasos huecos de vivos o espectros que lo pudieran delatar. En la noche brilló el filo de una espada confundido con la luz de la luna.
Cerró el libro mientras pensaba esto. Él también se llamaba Juan. Él también había decidido entregarse a las locuras pactadas con el amor y agravadas por la pasión. Tendría que mentir para poder escalar los muros que le reunirían con Ella, con su Doña Inés tenoriana , su Doña Ana tirsomoliana o su Doña Elvira esproncediana. Porque Ella quizás era la suma de todas esas mujeres, era el resultado de muchos años recordándola con su cara de niña y su alma de mujer enamorada. A pesar del tiempo transcurrido, la buscó entre poemas que hablaban de olmos secos. Y la encontró sonriendo en esa rama reverdecida por una primavera entre San Saturio y San Polo.
Esa mañana llovía. La iba a ver después de casi dos décadas que no habían conseguido hacer desaparecer esos fantasmas que se instalan para siempre con férreas cadenas en el alma. Su corazón se aceleraba a medida que se acercaba al lugar pactado. Pensó si Don Juan Tenorio sentiría lo mismo cuando decidió raptar a Doña Inés. El plazo ya era cumplido.
Fotografía: Anna L. Schwensen http://www.flickr.com/
Sus ojos se encontraron antes que sus palabras. Sus miradas no cesaron de hablar mientras sus labios callaban. Los latidos de sus corazones se esperaban o se adelantaban para no perderse ni un segundo unísono. Nada era igual pero todo era lo mismo. Ambos decidieron extraviarse a un pasado que reconocían y que entornaba sus puertas invitándoles a entrar por su sendero de hojas secas.
El cielo les castigaba con una lluvia gris. Sus almas se perdieron por claustros cistercienses mientras paseaban entre la nada porque nada existía alrededor, solo el deseo de sellar con un beso primaveras besadas e inviernos sostenidos por columnas de piedra que fueron testigos silenciosos de la radiografía del amor.
Las palabras callaron. Cuando se besaron supieron que ya nunca más iban a poder dejar de hacerlo. El claustro cobró vida y Don Juan Tenorio les envidió. Él la convirtió en su Doña Inés. Pero quiso también convertirla en Doña Ana de Ulloa, queriéndosela llevar a un palacio esa noche de difuntos perfumada por el olor a tierra mojada. Ella dudó, mas la noche les regalaba una hora más que nunca existió, la noche le robaba al propio tiempo minutos surgidos de la nada como obsequio a tantos años extraviados por el túnel del silencio.
Embozados en su propio sueño consiguieron cruzar el puente levadizo que los conducía al palacio. La lluvia cesó y el cielo encendió miles de velas en esa noche de fantasmas ya difuntos, menos el de Don Juan Tenorio, que rondaba curioso por los aposentos que habían ocupado.
Manos trémulas se entrelazaron temerosas de quemarse con el fuego de unos labios que devoraban la pasión. Arquitectura de pieles tallando en cada poro la firma de lejanos deseos ignotos. Rutas de caricias navegando por los valles de lo que late. Sinfonía de cuerpos improvisando las melodías del placer. El tiempo fue embrujado por la noche para poseerlo una hora más.
Reflejado en el espejo del aposento, mientras contempla la pasión de los amantes, Don Juan Tenorio lanza una sonrisa irónica difuminada en el humo de su cigarrillo y se le oye musitar:
«No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague»
Cuánto me ha alegrado leer este artículo, a punto del día de Todos los Santos, sobre El Tenorio, porque los tiempos cambian tanto y tan deprisa que la costumbre de representarlo para Todos los Santos parecía perdida. Aunque este año, aquí en Valencia sí hay un teatro donde lo ponen, así que voy a procurar ir. Un saludo.
ResponderEliminarMarisa, blandiendo la nostalgia que se hunde como un florete en el alma de los recuerdos, surgen las noches de la infancia en las que asistí a las representaciones de Don Juan Tenorio antes de socorrer a los muertos en sus tumbas con flores. Capas del tiempo que se abren en tu relato y por el que fluyen pasos rotundos o sigilosos, frases tatuadas como inscripcions en mármol, personajes que se funden y son literatura y cultura popular, y costumbre.
ResponderEliminarUn espléndido y enamorado recorrido por las Letras tantas veces usadas y, aún, tan poco desgastadas.
Un doble placer acercarse a tu blog: recordar el teatro que ha viajado con nosotros en el tiempo y leer un texto empapado de buena literatura.
Un gran abrazo
Desembozar al Tenorio del alma nuestra, recreando el mito desde un espejo (¿de la Luna?) que lo contiene fumando, es darle la oportunidad en estas fechas de patear calabazas foráneas. Que ya la Regenta tuvo ocasión de ver la obra –y verse en ella reflejada- con motivo de la celebración de Todos los Santos: ¿de qué le hubieran servido a Clarín un truco o un trato?
ResponderEliminarSigo disfrutando de tus letras, en prosa o verso.
La tradición de ver o leer el Don Juan mientras me atraco de huesos de santo, es una de las que conservo, aunque se disfrace de calabaza.
ResponderEliminarUna gran entrada.
"Tal vez Satán puso en vos
ResponderEliminarsu vista fascinadora
su mirada seductora
y el amor que negó a Dios"
Me pasa como a DLT, me encanta ver esta entrada dedicada al Tenorio, que me gustaría ver el Tenorio en la fiesta de Todos los Santos y no a una manada de críos vestidos de Frankestein...antigüa que es una
Un beso, Marisa
La foto del monasterio me resultó conocida, aparte de eso, siempre me ha parecido Don Juan Tenorio o el Burlador de Sevilla una obra fascinante, con un versos pegadizo con una historia fantasmal.
ResponderEliminarMuy necesario desempolvar los clásicos, tantas veces olvidados.
Un abrazo.
Excelente, imprescindible y oportuno, Marisa.
ResponderEliminarComentaremos varios aspectos con tranquilidad cuando vuelva.
Un inmenso abrazo.
¡Que bien el Tenorio y en su época!. Bueno tu interpretación es realmente estupenda y no hay momento mejor para esta obra, me gustaba mucho la tradición de representarla y siempre que lo hacían por donde yo andaba si podía, así que he visto versiones interesantes la peor una en plan ópera-rock, en fin este rollo es para decirte que me ha encantado
ResponderEliminarUn besito
Juan tenorio y Casanova, mis íconos en el amor...una saudade encantadora, este post. UN beso desde Colombia. carlos
ResponderEliminarImpecable, por un lado los poemas, y por el otro esa narración absolutamente magnífica.
ResponderEliminarLa frase del final es una honda caricia al espíritu; como un suspiro de tiempo, la calma (no tranquilidad) de que todo lo que ocurra es parte de otra respiración, que a veces no coincide con la propia, es parte del universo...
Regreso al frutillar cargado de emociones y reflexiones. Muchas gracias, un gran abrazo.
Lamento nunca haber visto la obra representada.
Marisa inesizada de noviembres sin tiempo, reflejada en espejos de donjuanes eternos, tarde cumplas tu plazo; mas páganos tu deuda con las bellas palabras que Selene te inspira.
ResponderEliminarAfán de ser tenorio (común) en esta orilla.
Un drama romàntico, lugares sombrìos, amores imposibles...una joya de la literatura en donde tu sello personal, supo darle una estocada casi de sentencia en este bello relato, donde el misterio se entrelaza entre lo fìsico y lo espiritual de los personajes.
ResponderEliminarun lujo Marisa.
Felicitaciones y abrazos.
Marisa:
ResponderEliminarmagistral amiga¡
te felicito por rescatar a un clàsico.
No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague.
besos de corazòn
Si tuviese que elegir me quedaría con el Don Juan de Tirso, tuve la suerte de ver el montaje que hizo mi vecino Miguel Narros y disfruté como un cochino en un barrizal.
ResponderEliminarMe gusta más el personaje de Tirso porque no es redimido por Inés, porque se va al infierno sin posible perdón, porque es un canalla, lo sabe pero piensa que a tan largo tiempo le fían la condena que le da lo mismo.
Por cierto, si tienes un instante, mira las fotos que hice en Buenos Aires del cementerio de la Recoleta.
Un besote.
Juan Don, el Don de Juan, Juan con el Don, el Don de ser Juan....todo es circular y conduce a lo mimso: la sensualidad es un don, que todos tenemos pero que no todos usamos....Esa es la conclusion de mi conclusion
ResponderEliminarmi beso, concluyendo para volver
Marisa:
ResponderEliminarHe leído con atención y deleite los versos de Zorrilla y también tu magnífica composición del Don Juan, cuando falta poco para el día de difuntos, recordándonos ese mito universal y a las Doñas Inés que en la literatura han sido.
Un abrazo.
"Nudos de cariciar navegando por los valles de lo que late", todo ello para ese viaje, la esencia del sentimiento y la acción, la razón de ser del verbo, y el fantasma de Don juan, me parece, se debería difumar de envidia. Sólo enamorá, pero nunca amó...Besos, ha disfrutado mucho el relato.
ResponderEliminarÉl, Don Juan, no amaba; enamoraba...y era el que menos disfrutaba...buscaba desesperadamente enamorarse: "Clamé al cielo y no me oyó..."
ResponderEliminarYa ves, Marisa, que se deshace de la culpa culpando a Dios...tenía esa tara: enamorar sin enamorarse.
Besos, Marisa.
Don Juan, ya más que un clásico, es un arquetipo universal ¡y qué bien aguanta! Gracias, Marisa, por esta bella revisitación tan oportuna.
ResponderEliminarAbrazos
DESDELATERRAZA-VIAJARALAHISTORIA:
ResponderEliminarMuchas localidades españolas, afortunadamente, no han perdido aún la tradición de representar el Don Juan Tenorio el día de Todos los Santos. Por tradición y también por insuflarle al teatro una dosis de vida y un respiro económico a las arcas de los teatros, ya que son malos tiempos para el arte dramático.
Celebro que en Valencia se siga con la tradición. Yo me encuentro de vacaciones "de puente" en Zamora y me ha sorprendido que en el precioso Teatro Principal, no solo se representa el día de Todos los Santos sino también los tres días anteriores. Ni que decir tiene que allí estaré sentadita disfrutando de las maldades de Don Juan y de ese cazador cazado.
Que disfrutes la representación, Dlt.
Un abrazo.
Romanticismo para un Día de Difuntos... Echaba de menos esta referencia a la obra de Zorrilla en estas fechas, pues parece que con la costumbre inmigrante de Halloween, Don Juan ha quedado relegado simplemente a las sombras de otros tiempos.
ResponderEliminarBesos
FELICIDAD BATISTA:
ResponderEliminarTus palabras son muy hermosas para la obra de Don Juan Tenorio, y muy amables con mi texto.
El personaje de Don Juan Tenorio, junto al de Don Quijote o La Celestina son tributos de carne y hueso que nos ha legado nuestra espléndida Literatura, ajenos al tiempo, inmortales, y más ese Don Juan que ya se está engalanando para salir a hacer sus correrías el día de Todos los Santos.
Gracias por tu tiempo, Felicidad.
Un fuerte abrazo.
JUAN HERREZUELO:
ResponderEliminarEl imperialismo americano, pacífico (en nuestro país) hace florecer horribles calabazas que, sin dudas, Don Juan Tenorio pateará el día de Todos los Santos (me has hecho sonreír con esta afortunada imagen).
Sí, Juan, ya la Regenta tuvo la oportunidad de soñar sus sueños en ese teatro durante la representación de Don Juan Tenorio (escena maravillosa de la obra de Clarín). Creo que voy a ser un poco Regenta yo también en este "puente" en el que asistiré a esa inolvidable representación.
Mi paisano Clarín (también Don Juan) pondrían cara desencajada ante lo de "trato o truco"...
Yo también sigo disfrutando de tus espléndidas letras, Juan.
Un abrazo tenoriano.
PILAR:
ResponderEliminarMuy bien traído, no podemos olvidar esos deliciosos huesos de santo este fin de semana. Para mí son un billete de ida a mi niñez...
Despacito con ellos, Pilar, que luego pasan factura, :-)
Buen fin de semana tenoriano.
ALMA:
ResponderEliminarLos versos que has seleccionado de Don Juan Tenorio son fantásticos. Sin duda Satán estaba enamorado de Don Juan Tenorio, quizás porque le superaba en sus andanzas.
Yo tampoco soporto esas horribles calabazas invasoras pacíficas de nuestra tradición literaria.
De antiguas nada, querida Alma, simplemente con "buen gusto" ;-)
Un besote y buen fin de semana de espíritus liberados.
VALVERDE DE LUCERNA:
ResponderEliminarSinceramente, prefiero el Don Juan de Tirso de Molina en "El Burlador de Sevilla", que el Don Juan de José Zorrilla en su "Don Juan Tenorio", pero solo por una simple razón: el final de ambas obras. En el de Tirso, Don Juan se condena en el infierno con una maravillosa escena final; en el de Zorrilla, el final es completamente católico, ya que Don Juan se salva gracias a la intervención de Doña Inés, es decir, por amor.
Curiosamente, considero más romántico (en su acepción literaria) el Don Juan de Tirso, a pesar de que faltaban aún dos siglos para que este movimiento, el Romanticismo, irrumpiera en nuestro país.
Si deseas ver la representación de Don Juan Tenorio, el precioso Teatro Principal lo representa todos los días desde hoy hasta el martes ;-)
Un abrazo, Valverde.
ANTONIO CAMPILLO:
ResponderEliminarHablamos cuando vuelvas, Antonio, me encantará conocer tu punto de vista sobre el asunto.
Mientras tanto, disfruta de tus siempre interesantes viajes.
Un fuerte abrazo, amigo.
40AÑERA:
ResponderEliminarYo también tengo alergia a las "versiones modernas" de obras clásicas. Jamás me he salido de una obra de teatro, solo una vez, durante el Festival de Teatro Clásico de Almagro, en el que se representaba una versión modernizada de Hamlet llevada a cabo por un grupo de teatro catalán muy conocido...
Feliz fin de semana de luna negra cómplice para las andanzas nocturnas donjuanescas. Besotes.
CARLOS AUGUSTO PEREYRA MARTÍNEZ:
ResponderEliminarDon Juan Tenorio y Casanova, tus iconos del amor... no es para menos, Carlos...
Me alegra muchísimo el comprobar que el Don Juan Tenorio español es figura universal y llega a esas orillas colombianas y no solo esas calabazas de dudoso gusto.
Un beso, Carlos.
JUAN OJEDA:
ResponderEliminarLa última frase que cierra mi texto:
"No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague",
es una cita textual, no del "Don Juan Tenorio" de Zorrilla sino de "El Burlador de Sevilla y el convidado de piedra" de Tirso de Molina. Tirso fue el padre de esta mítica figura donjuanesca allá en el siglo XVII. El Don Juan de su obra cree en la justicia divina, de ahí la frase que lanza y que he transcrito al final de mi texto, pero confía (demasiado) que podrá salvarse a tiempo, cuando él lo desee. Le salierron mal las cuentas al Don Juan de Tirso, al de Zorrilla, le cuadraron bien...
Óbra completamente recomendable si no la has visto, Juan.
Siempre un placer leerte. Gracias por tu tiempo.
Un fuerte abrazo.
¡Ay Marisa, que belleza!
ResponderEliminarComenzando con Don Juan Tenorio, nos vas llevando con el poder de tu imaginación a que los amantes regresen en la noche de difuntos, se amen y nos dejen embelezados ante tus letras y lo que nos sugieren.
Maravilloso relato y ese final con don Juan dejando su sentencia: mararvilloso y justo.
IUn beso, gracias por este regalo.
mariarosa
MIGUEL COBO:
ResponderEliminarMi admirado Don Miguel Tenorio, sus palabras son dignas de la mención de tenorianas.
Selene durante este puente se engalanará de negro, va a ser cómplice de las andanzas donjuanescas, ocultando huellas tenorianas nocturnas por alcobas, palacios, cabañas, claustros y cementerios.
Temblemos las doñaineses...
Abrazos tenorianos.
ADRIANA ALBA:
ResponderEliminarMuchas gracias, Adriana, eres muy amable con mi texto.
Como bien dices, lo físico y lo espiritual se complementan y se necesitan. Sin embargo, la mirada de Don Juan Tenorio al final, parece que no tiene tan claro que sea así... Quizás por experiencia propia ;-)
Besos y buen fin de semana.
NORMA RUIZ:
ResponderEliminarLos clásicos siempre serán los clásicos, querida Norma, a pesar de lo denostados que están sobre todo entre las generaciones jóvenes. Y no lo entiendo, porque todos, absolutamente todos los clásicos, barajan temas de completa actualidad. Así se lo explico y se los ofrezco a mis alumnos, que como chicos inteligentes que son, acaban descubriendo esa modernidad de temas, asuntos y trasuntos que laten en las obras clásicas y terminan por "simpatizar" con ellos.
Buen fin de semana de clásicos y de espíritus donjuanescos.
Muchos besos.
ÁNGEL IVÁN:
ResponderEliminarAbsolutamente de acuerdo con tu preferencia por el Don Juan de Tirso sobre el de Zorrilla. Es lo que vengo diciendo en los anteriores comentarios.
En realidad, la figura del seductor, tanto en uno como en otro autor, no es tan dispar, pero los finales de sus obras son opuestos. Me quedo con el final de Tirso, con un Don Juan ardiendo en los infiernos pero no por ello descontento o incómodo, más bien lo imagino disfrutando de ello.
Por cierto, en el poema "El Estudiante de Salamanca" de Espronceda, también se pinta a un Don Juan bajo el nombre de Don Félix de Montemar, asistiendo a su propio sepelio y siendo besado en el infierno por el espectro de la amada que burló, Doña Elvira. Este personaje es muy cercano a los otros dos de los que hablamos, aunque mucho más al de Tirso. Es magnífico. Gustándote la poesía, como sé que te gusta, si no conoces este gran poema de Espronceda, te lo recomiendo porque te encantará.
He visitado tu blog "Imágenes sin papel" y he visto las fotografías que me invitabas a conocer, que hiciste en el cementerio de la Recoleta de Buenos Aires. Son de una belleza singular, Ángel, y la historia de la desgraciada Rufina en boca de Alejandra, todo un hito del Romanticismo. He disfrutado mucho con tu entrada.
Feliz y romántica noche de Difuntos y Todos los Santos.
Un besazo.
EL MAGNETISTA:
ResponderEliminarNo dudaba de tu soltura, conocimiento y reconocimiento donjuanesco... :-)
La sensualidad es un don o una doña, que todos llevamos, pero es cierto que no todos sabemos hacer uso de ella.
Mi beso, Don Magnetista.
En estas noches que rondan, a estos días de Todos los Santos, suelo soñar más de lo habitual.
ResponderEliminarTu hermosa entrada, quizás endulce esos sueños.
Un saludo Marisa.
JANO:
ResponderEliminarGracias por tu lectura atenta, Jano. Este es el fin de semana de los donjuanes y doñaineses que han sido, son y serán. (Y que no falten...;-) )
Un fuerte abrazo.
JAVIER F. NOYA:
ResponderEliminarEs un placer que te hay gustado mi texto, Javier. A mí me ha encantado tu comentario. Por dos razones. La primera, porque efectivamente, en el texto, Don Juan Tenorio se muere de envidia ante el amor de esos dos amantes, bien puntualizado.
La segunda, porque haces mención a algo muy importante, es que Don Juan enamora pero nunca amó. Esto es cierto en el Don Juan de Tirso de Molina: personaje que nunca se enamora pero siempre hacer enamorar. En el Don Juan de Zorrilla, por el contrario, el cazador es cazado, y cuando conoce a Inés, punto álgido de conquistas en la apuesta que hace con su amigo Don Luis ya que será capaz de enamorar nada menos que a una novicia, las cosas le salen al revés. Consigue su plan, enamorarla, pero ¡él se enamora también! Le vence el amor y gracias a él, se salva y no es condenado.
Sinceramente, prefiero la versión de Tirso, a ese Don Juan canalla que lo es hasta el final de sus días. El Don Juan de Zorrilla se balancea por un catolicismo que, a mi parecer, le resta impacto al final de la obra.
Besos y buen fin de semana, Javier.
MARIÁN:
ResponderEliminarApuntas algo parecido a lo de Javier, que Don Juan no se enamora, solo hace enamorar. Por no repetirme, si me lo permites te dirijo al comentario que le acabo de hacer a Javier. El Don Juan de Zorrilla comienza siendo así, pero acaba siendo el cazador cazado hasta el final de sus días.
Añadiría una cosa más. Ninguno de los dos juanes, ni el de Tirso ni el de Zorrilla son ateos. Los dos creen en la justicia divina, pero también están convencidos de que la pueden manejar a su antojo; la frase de "no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague", evidencia que es creyente. Solo que al Don Juan de Tirso, se le escapó y se le fue de las manos, condenándose y no dándole tiempo a salvarse. Zorrilla, como buen escritor de la faceta tradicional y católica del Romanticismo del siglo XIX, forzosamente cambia el final consiguiendo la salvación del alma de Don Juan por amor. No podía ser de otra manera...
Besos y mucho amor para este puente de Todos los Santos, Marián.
XIBELIUSS:
ResponderEliminarDon Juan aguanta el tipo de maravilla, es cierto,jejje. El secreto es que va dando el testigo a otros que van sustentando su figura universal y perenne al tiempo. Eso sí, el día de Todos los Santos quiere ser el único protagonista del evento. Y lo consigue...
Desde ayer hasta el martes, el Don Juan Tenorio se representa todos los días en el hermoso Teatro Principal de Zamora. Estoy de puente por estas tierras amantes del Duero y me ha encantado descubrir el evento que mañana disfrutaré. Si el tiempo te lo permite, anímate, Xibeliuss, a acercarte por la "capi".
Gracias a ti por tu tiempo.
Un abrazo.
CARMEN BÉJAR:
ResponderEliminarSin pensarlo ni un instante, prefiero a Don Juan Tenorio que a esas espantosas calabazas importadas del imperialismo estadounidense. Es una lástima que dejemos que nuestra cultura se empape de elementos externos que adoptamos amablemente, a pesar de que ello conlleve alejarnos de nuestro acervo cultural y literario.
Sinceramente, no me imagino a los newyorquinos adoptando con tanta amabilidad al Don Juan Tenorio en detrimento de sus horribles calabazas...
En cualquier caso, feliz y mágico puente de difuntos, santos y tenorios.
Un beso, Carmen.
MARIAROSA:
ResponderEliminarEs un placer que te haya gustado mi relato. En él, Don Juan Tenorio, espiando a los amantes, aprende el significado último del amor. Él lo descubrió con Doña Inés, pero lo pudo disfrutar muy poco (quizás ese sea el designio de los que aman de verdad); y en el Cielo, que es donde lo mandó Zorrilla, no creo que le dejen hacer mucha gala de sus dotes donjuanescas... Creo que el Don Juan de Tirso disfruta mucho más en el Infierno al que lo confinó su autor... :-)
Gracias a ti por tus amables palabras que, como creadora de bellísimos relatos, sé que sabes valorar.
Un beso.
IZARA:
ResponderEliminarQuizás el Tenorio ande rondando tus sueños, Izara. Permítele el acceso que conoce muy bien lo que se trae entre manos...
Muchas gracias por la valoración que haces sobre mi texto, y gracias por tu tiempo.
Un abrazo y dulces sueños.
Sencillamente genial, Marisa. Me ha encantado. Besos con una hora más, todavía...
ResponderEliminarHola Marisa, me ha agradado mucho encontrar tu pots a Don Juan Tenorio, hace más de 20 años que no oía hablar de él, por mi estado de monja de clausura, claro que Internet me da la posibilidad de volver a recordar cosas tan maravillosas como nuestros clásicos.
ResponderEliminarBien por tu manera de plantearlo, tanto en Tirso como en Zorrilla, con sus finales , se mecen entre el pecado y la gracia, personalmente prefiero quedarme con la salvación de nuestro Don.Juan.
Te dejo mi ternura
Sor.Cecilia
MARCOS CALLAU:
ResponderEliminarGracias, Marcos, celebro que te haya gustado.
Besos con una hora más de otoño.
MONJA DE CLAUSURA-ORDEN DE LOS PREDICADORES:
ResponderEliminarHola, Sor Cecilia. Es una alegría encontrarla de nuevo en mi blog, y una sorpresa ante esta entrada.
Una verdadera lástima que clásicos como los de Don Juan Tenorio no puedan escalar los muros de esos conventos de clausura. Conozco y entiendo los votos y vida de usted y sus hermanas. Me son muy familiares ya que desde niña y por la educación que he recibido, he estado muy en contacto con ese "modus vivendi". Por ello, celebro con usted, que Internet le pueda brindar la oportunidad de recuperar estas joyas de la Literatura que, generosamente, solo ensanchan la cultura y abren el alma al conocimiento del ser humano.
Entiendo que prefiera el final de Zorrilla y no el de Tirso. No podía ser de otra manera, hermana. Pero, siempre hablando en términos literarios, el final de la obra de Tirso tiene, a mi parecer, más posibilidades estéticas, literarias y de interés argumental por su condición de catarsis inesperada, que la obra de Zorrilla. El Don Juan Tenorio de este autor lo admiro, pero tuvo sus serias críticas por lo que bebió de la fuente de Tirso de Molina, cuyo cauce fue muy similar al de su antecesor a excepción del cambio final de la obra hacia una opción católica acorde con la posición tradicional de Zorrilla en el Romanticismo, y muy bien traída para reconducir la obra a términos religiosos.
En cualquier caso, todo punto de vista, toda preferencia y todo intercambio de pareceres literarios, siempre me resulta enriquecedor.
No sabe cómo me alegra que ese Don Juan Tenorio haya escalado los muros de su convento y haya podido llegar con su riqueza literaria a su mirada.
Gracias por su tiempo, y un abrazo, Sor Cecilia.
Otra gozada de entrada Marisa, tanto por el texto en sí como por los comentarios, con los que he ido refrescando un poco la memoria y aprendiendo nuevas cosas.
ResponderEliminarLeí el Don Juan (el de Zorrilla) en mi época de instituto. Desde entonces no lo he vuelto releer y la verdad es que lo tengo bastante olvidado. Siempre consigues que me entren unas ganas tremendas de coger cada libro que aparece en tu blog. ¿No es fantástico?
Un beso y feliz festividad de Todos los Santos. Una preciosa luna creciente tenemos estas noches. Disfrútala ;-)
Qué oportuna es esta entrada en un momento dónde parece que se pierden demasiadas cosas. O Tal vez sea este un buen momento para la obra porque el protagonista no sabe amar aunque enamora.
ResponderEliminarTanto los poemas como la narración me han encantado...y es que un clásico...Chapeau!
Un gran abrazo
Imagino a Don Juan comiendo castañas asadas, quitándoles la cáscara, dehojándolas como margaritas otoñales. Espera tranquilo oir los pasos de Doña Inés que vendrá al rescate. Como son horas inventadas, el tiempo simplemente pasará de largo. Don Juan piensa en acabar sus días como empezaron, pero esta vez su intrépida Inés quizás encuentre por el camino algo más delicioso que probar...creo que se quedará para vestir santos mientras ella se come las castañas que le regaló.
ResponderEliminarKINEZOE:
ResponderEliminarMe alegro de que te haya suscitado ese interés y te haya refrescado esos recuerdos de instituto y de lecturas, supongo, obligatorias...;-) Si te animas a releerlo está garantizada una nueva visión y lectura del asunto. A mí me ha pasado a menudo cuando releeo libros obligados en su lectura en su día.
Hay una preciosa luna creciente, es cierto Kine. Dicen que todo lo que se emprende en esta fase llega a buen término (espero que Don Juan Tenorio no haya emprendido muchas empresas...)
Un placer tenerte siempre por aquí.
Un besito.
MILU:
ResponderEliminarCelebro que te haya gustado. Es cierto que este hombre en la obra siempre enamora, las mujeres caen rendidas a sus pies con solo oír mencionar su nombre. No te creas que esto no conlleva cierto "desequilibrio" de género en su autor, Zorrilla.
Ayer pude asistir a la representación de Don Juan Tenorio (por enésima vez) y mañana, en otro lugar distinto, volveré a asistir. Tenorio al cuadrado...;-)
Un besazo, Milu.
MAVERICK:
ResponderEliminarJajjaja, me ha encantado tu comentario. La imagen de Don Juan Tenorio pelando castañas como quien deshoja margaritas en otoño es sinceramente muy afortunada.
Estoy segura de que va a ser ÉL quien se quede para vestir santos mientras ELLA se come las castañas que le regaló.
Sencillamente, genial tu comentario.
Mañana podremos sugerir esta variante en la obra que compartiremos...
Un beso.
Excelente entrada. Soy de la generación que vivió su niñez oyendo el tenorio en la radio (en las emisoras de radio había verdadera pugna por conseguir el mejor cuadro ede locución, las mejores voces), cenando temprano para poder comulgar en misa de difuntos a las doce de la noche, comiendo castañas asadas y gachas de harina con miel negra...
ResponderEliminarA la vueota de misa, cuando las gachas sobrantes se habían convertido en engrudo pegajoso, salíamos en secreto a tapar las cerraduras (les llamábamos cerrajas) de los vecinos incómodos. Después nos acostábamos excitadísimos por tanta emoción... para descubrir que, a la mañana siguiente, algún desapernsivo había tapado nuestra cerraja con gachas y que iba a haber que pintar tantaos chorreones.
Qué recurdos....
AG
Una maravilla El Don Juan, me trae recuerdos de mis primeras lecturas en idioma español...
ResponderEliminarTe dejo un beso enorme.
HD
Una pena que desaparezcan tradiciones culturales que merece la pena conservar. Con los ruidos del truco-trato calabacero me dan ganas de exclamar:
ResponderEliminar"Cual gritan esos malditos
mas, mal rayo me parta,
si en acabando esta carta
no pagan caros sus gritos".
Saludos
ALBERTO GRANADOS:
ResponderEliminarGracias por compartir tan entrañables recuerdos de la niñez en la Noche de Difuntos. Tú sí que tienes una tradición tenoriana.
La travesura de las gachas con miel en las cerraduras, nunca la había oído, pero está claro que, como Don Juan Tenorio, los artífices de esas travesuras acababan siendo cazadores cazados. Justicia divina...
Un gran abrazo, Alberto.
HUMBERTO DIB:
ResponderEliminarSi el Don Juan Tenorio fue una de tus primeras lecturas en español, no elegiste o no te eligieron nada mal las lecturas a realizar.
Me alegro de que te haya traído esos recuerdos.
Un beso, Humberto.
FELIPE TAJAFUERTE:
ResponderEliminarExcelentes versos traídos para ahuyentar a esos gritos acompañados de calabazas diabólicas. Afortunadamente, aún sigue representándose el Don Juan Tenorio en casi toda la geografía española en el día de Todos los Santos; incluso días anteriores y posteriores a esa fecha. Lo he podido experimentar por mi misma que, en cuestión de tres días, ya he visto la representación de Don Juan Tenorio dos veces en dos sitios completamente diferentes. No es que sea obsesión, ha sido casualidad personal y cúmulo de circunstancias. Pero sin duda, en las dos ocasiones he disfrutado mucho de ello.
Un placer tenerte aquí, Felipe.
Un abrazo.
Bastante original, al tiempo que preciosa, tu visión y vuelta de tuerca del mito. Tus palabras son como un tintinábulo donde se crea lo nuevo a partir de lo añejo. Amas la palabra y la pintura con la palabra. No me resta más que felicitarte y agradecerte estos minutos deliciosos que me has procurado en ésta tu casa, justamente populosa y sahumada de perfumes literarios. Un abrazo.
ResponderEliminarEL JARDINERO DE LAS NUBES:
ResponderEliminarRealmente no he buscado originalidad, querido Jardinero, a pesar de ese Don Juan final envenenándose con la nicotina de un cigarrillo. Solo pretendía rescatar un mito de nuestra cultura literaria que resucita más que nunca la Noche de Difuntos, en detrimento de esas horribles calabazas importadas.
Un placer que hayas disfrutado del momento.
Gracias a ti por tus palabras tan amables.
Un fuerte abrazo.
Llevo toda la mañana buscando entre mis libros pero no lo he encontrado, de momento ya me lo he apuntado porque todos los enlaces que he intentado en internet son textos comentados y no quiero leerlo con "preaviso".
ResponderEliminarSi tengo suerte y me escapo temprano a ver si lo encuentro en cierto gran almacén de Madrid.
Un besote y grazzie.
ÁNGEL IVÁN:
ResponderEliminarLo encontrarás sin dificultad, sin duda. Qué lo disfrutes, devorador de libros.
Grazie a voi!
Baci.
"No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague"....ah! así son los negocios con la vida. Esas son sus condiciones.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Besos.
PRUNUS AVIUM:
ResponderEliminarAsí lo creo yo también, Prunus, todo el que hace, paga, y además a contrarreloj. Leyes vitales, claro que sí.
Un beso.