Exámenes de septiembre, esa nube negra que acecha encima todo el verano. Entro en el aula y observo mi mesa de profesora por la que no ha pasado ni julio ni agosto, ella tiene la fórmula de la eterna juventud. Me siento y rememoro el fotograma de dos meses atrás cuando las vacaciones eran esa brisa que iba a dorar mi piel.
Los recuerdos se esfuman entre el olor a tiza seca cuando los veo a Ellos acercarse tímidamente a la puerta del aula. Van entrando lentamente, como gotas languideciendo de una fuente que no quiere callar. Temen sus pasos. No les asusta el examen tanto como el saber que traspasar el dintel de la puerta del aula significa cerrar la libertad de las vacaciones con la llave que se tira al mar. Arrastran sus pies como si llevaran cadenas con bolas de presidiario: sienten que entran en el calabozo de la preparación para ser adultos. Y a ellos no les gustan las personas mayores desde que hablaron en silencio con El Principito. Quizá yo fui responsable de ello.
Los saludos son breves, quiero ahorrarles la tristeza de rememorar su libertad de gorriones de verano. Ya habrá tiempo para ello. Reparto los exámenes que, por la expresión de sus caras, siento que son pesadas losas blancas que caen sobre sus mesas, sobre su espacio de 60x40 con el que tendrán que convivir otros nueve meses. Nueve duros meses de embarazo cultural en los que permanecerán flotando en la placenta de libros que les hablarán de mundos desconocidos, con ecuaciones donde la equis dejará de ser un aspa, con países que jamás llegarán a conocer, con fórmulas químicas con las que siempre convivieron o con poemas que traducirán su tumultuoso mundo interior de adolescentes. Por la expresión de sus caras, siento y presiento que ya están deseando el próximo parto para junio.
Comienzan a leer el examen en silencio, esas preguntas que han sido cábalas veraniegas, apuestas de combinaciones de loterías cuya base la han tomado teniendo en cuenta lo que ellos creen que son mis gustos literarios. Esperan haber acertado en sus pronósticos. Los observo y sus rostros se convierten en poemas tristes, de euforia, de esperanza, melancólicos, de desdén, de alegría. Me temo que los de la fila de atrás tardarán cinco minutos de cortesía en entregarme la losa blanca sin tallar. Y, lamentablemente, no me equivoco.
El resto se agazapa sobre sus exámenes para escribir su verano de gesta de libros. Algunos prefieren tomarse antes su tiempo para recordar con nostalgia sus primeros escarceos con las largas noches de verano. Bolígrafos de colores danzan sobre sus folios el baile maldito de septiembre, ese mes que aniquila su libertad de niños adolescentes columpiándose en el eco de la felicidad.
Los observo atentamente, no por las clandestinas chuletas que ni se atreven a preparar, la experiencia les aconseja otros atajos, sino por estar presta a cualquier duda o solicitud: eso les tranquiliza y les da seguridad para correr la maratón hacia el aprobado. A ratos, sus ojos miran hacia arriba, hacia el infinito, como entonando un cántico de súplica a los dioses de la lluvia de ideas para que les iluminen esa pregunta que vagó allá por el mes de abril, el mes más cruel, pero sólo recuerdan el aroma de aquella primavera de flores recién brotadas.
Aquellos que escriben más, sacan la lengua hacia un lado: se relamen al saborear ya un muy probable aprobado que les embarque en el crucero del curso siguiente, gruta misteriosa en la que penetrarán a oscuras y acabarán encendiendo antorchas que no se apagarán en el resto de sus días.
Algunos me miran de soslayo con la esperanza de ver escrito en mi rostro el recuerdo de largas explicaciones tan pertinentes para sus folios ávidos de palabras. Les respondo con una sonrisa de aliento que despierta su instinto lingüístico, aletargado por el bochorno estival donde los únicos alfabetos eran los juegos de libertad.
El último en entregarme el examen mira con sorna mi bolígrafo rojo, policía guardián de mi mesa. Sabe con seguridad que no se derrochará en su examen. Por la tarde, en mi casa, me alegro de darle la razón.
Bajo las persianas, los ojos del aula necesitan dormir, ha sido un día duro. Me dispongo a irme con mis exámenes bajo el brazo y desde la puerta, miro a mi mesa de septiembre que despliega su calendario y me mira burlonamente enseñándome el nombre de todos los meses del año hasta junio.
Y me siento como uno más de ellos… no por volver, sino por no haber ido… Pero, para eso está la Literatura…
Tienes el don de la comprensión, y no todos los maestros y/o educadores pueden presumir de ello. Has descrito a la perfección el sentimiento de frustración que arrastra uno cuando hay que volver a la rutina, al día a día. Me has llevado a rememorar mis años de estudiante, y es tal cual lo describes, vamos, que es bien cierto que uno entra arrastrando los pies como si los llevara encadenados a una enorme bola de presidiario. Genial post de la mano de una excelente persona.
ResponderEliminarUn beso enorme, Marisa.
Pero que bien describes sensaciones y el sabor de instantes. Profesora ya hubiera querido tenerte en mi vida cuando septiembre no aun había sembrado sabores a gusto y pasado yra ese mes odiado de buscar pasaportes de aprobados.
ResponderEliminarMuchos besos y que te sea leve este comienzo de trabajo
Hola Marisa ; Qué bonito leerte .
ResponderEliminarTus estudiantes arrastrando sus bolas y sus cadenas pesadamente , son solo la parte de Septiembre que se vé .
Otros ya no tenemos edad para hacer mohines a la entrada de los edificios , pero arrastramos el mismo sentimiento sin valentía para mostrarlo .
Y en nuestro caso ,no hay profesora solícita y (seguro , segurísimo ) amablemente sonriente que haga mas llevadero el trance .Buaaaaaa !!!!!
Un gusto , como siempre .
Como he podido observar a traves de tu brillante escrito o reflexión postvacacional, sustancialmente ha variado poco la situación en las escuelas de cuando yo era un mal estudiante.
ResponderEliminarTenía unos profesores que daban miedo, aunque más asustaban como personas...
Siempre pienso que me hubiese gustado nacer veinte años antes, pero ahora creo que lo mejor hubiera sido nacer treinta después y tener de profesora a una persona con clase, como tú...
... Una profesora que despertara los estímulos adormecidos, las inquietudes superiores y una inclinación mayor del estudiante para interesarse por la vida en su triple aspecto educativo, cultural y moral.
Te deseo un buen curso Marisa, besos
ANIKI: trato de comprenderlos, hay que ser humanos, pero sobre todo por una razón: dan mejor fruto cuando lo haces que cuando vas a contra corriente. Aunque´, obviamente, también cometo mis errores.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras tan amables, Aniki. Un fuerte beso también para ti.
40AÑERA: ahora comprenderás por qué te hice ese comentario de septiembre...:-)
ResponderEliminarAgradezco que me hubieras querido como profe, pero también pongo calabazas, uhm! jeje, una cosa es ser comprensiva y otra permisiva.
Gracias por los ánimos para la vuelta al insti.
Muchísimos besos, amiga.
PRUNUS AVIUM: pues llevas razón, como casi siempre, en septiembre todos arrastramos cadenas con sus bolas, pero no están los tiempos para quejarse por trabajar...aunque no por trabajar no podemos expresar esa despedida vacacional.
ResponderEliminarMe encanta tu sinceridad, ya lo sabes.
Una sonrisa de ánimo para la vuelta al trabajo, y un besito.
FANDESTÉPHANE: yo creo que sí que han cambiado la cosas, Fan. Antes, como dices, el principio de respeto y autoridad al profesor era intocable (a veces, excesivo)...ahora esa autoridad te la tienes que ganar con mucho esfuerzo y dedicación, algunas veces con buenos resultados y otras, no hay nada que hacer. Antes valorábamos casi todo, ahora se valora casi nada porque lo tienen todo. Son otros tiempos.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por todos tus halagos. Otro que se apunta a ser mi alumno,jeje, aunque...¿has dicho que eras mal estudiante? pues me parece a mí que te ibas a quedar conmigo muchos recreos haciendo los deberes que no hiciste el día anterior...quizá cambiaras de opinión a los tres días,jeje.
Te agradezco los ánimos para el comienzo de curso. Eres muy amable, Fan. Con tu comentario has pasado de curso.
Un fuerte beso.
Hola,
ResponderEliminarSeguro que este nuevo curso nos traerá sorpresas agradables. Todo va a cambiar y los chico´s vendrán motivados cada día a la escuela.
Nada es imposible.
Buen curso!
Buena entrada!
Abrazos, colega.
AIRAMA: sí, el nuevo curso siempre es una página en blanco por escribir, y espero que empiecen a llenarla con entusiasmo y sin faltas ortográficas,jeje
ResponderEliminar¡Buen inicio de curso también para ti, compi!
Un fuerte abrazo.
En mi caso, quizás para no quitarles las esperanzas de que todo puede ir...a mejor, el verde es el color con el que les embadurno las hojas muchas veces sin sentido y no importa el idioma, siguen mirando con la misma perplejidad del que prefiere dejarse llevar. Intentaré que esta vez los colores sean el rojo de la sangre de Lady Macbeth, el verde de los celos de Othello o quizás el azul del mar de un viaje que nunca termina, aprendamos eternamente.
ResponderEliminarMe encantó, Marisa, y te comprendo con el corazón (familia donde abundan los docentes) aunque por aquí promedian los cursos - y recién en diciembre comienzan las vacaciones hasta marzo - el "clima" es idéntico y tu calidad humana no muy frecuente.
ResponderEliminarVmos, a las cosas, a seguir "sembrando abecedarios", profe :)
Un abrazo muy grande y una manzana bien lustrada.
Besos
MAVERICK: está bien eso de corregir en verde, por eso de que el verde es el color de la esperanza,jeje. Si es que "No tiras perdigón al aire", como diría quien yo me sé...
ResponderEliminarEstoy segura de que tus alumnos están ansiosos de que les abras las puertas al mundo shakesperiano.
Buen inicio de curso o al menos, tranquilo, ya sabes ;-)
Besos
ROBERTO ESMORIS LARA: aquí empezando el curso casi, y allí ya en el último tramo... pero como bien dices, las cosas no cambian mucho por la distancia geográfica. Si tu familia es de docentes, habrás vivido de cerca de lo que hablo.
ResponderEliminarGracias por lo que me dices, Roberto y eso de "sembrar alfabetos", me ha encantado, es precioso, saber "idiomas" acorta fronteras.
Un fuerte abrazo.
¡Hermoso retrato de un momento horrible!
ResponderEliminarSí, lo peor no es el exámen: es la pérdida de la libertad, el saber que tardará nueve meses en volver. Uf.
Un abrazo, Marisa
Me sumergiste en el aula.
ResponderEliminarMe senté en una silla.
Recibí tu examen.
Miré tu bolígrafo rojo.
Admiro tu don para hacerme viajar en tus palabras.
Abrazo enorme y gracias por esa empatía que da esperanza en la educación.
XIBELIUSS: un examen de septiembre para quien le importe aprobar es un momento horrible, es verdad,pero pasadas las dos horas del mal trago, lo peor viene después: la primera semana de curso es un shock para ellos. La rutina veraniega los ha sumergido en una placidez que no van a encontrar nunca más ni en su vida adulta. El verano adolescente siempre subyace en la memoria de todos como una época inolvidable. Espero que hayan cargado las pilas ;-)
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, amigo.
TUKY: tú has dicho la palabra clave para toda la educación ( y no sólo la escolar), la empatía, aunque ésta ha de ser recíproca para que dé sus mejores frutos.
ResponderEliminarTus textos también hacen viajar, Tuky, y de qué manera...
Un fuerte abrazo.
¡Cómo escribes Marisa! Eres capaz de inmortalizar cada instante de luz, olor o sabor con una capacidad sobrenatural. Me gustaría utilizar tu texto para la prueba de pre-evaluación con mis grupos. Conocerte es un privilegio y tenerte a mi lado en el instituto es una auténtica loteria.
ResponderEliminarTe has convertido desde ya en mi profe preferida. Qué lujo para tus alumnos...
ResponderEliminarMe fascina como describes el regreso a las aulas.
Has hecho qué recuerde esos primeros días de instituto.
Qué tengas un año académico sin deserdicios, y si algo no va como esperas...."para eso está la Literatura"
Un cariño.
Hola Marisa!
ResponderEliminarHe publicado dos capítulos juntos de mi novela.
Según tus deseos te pego el link para que puedas leerlos con más comodidad..
http://creatividadyletras.blogspot.com/2010/09/regreso-casa-capitulos-vi-y-vii.html
Te deseo una feliz semana y te dejo un fuerte abrazo con todo mi cariño:
Alexander♥
Marisa, por un momento me he traumatizado, he recordado punto por punto sensaciones bastante remotas pero que continúan residiendo en un lugar de la mente. No sabía que eras profesora, lo siento en el alma, no lo sabía. Jejejeje, es broma, nunca me llevé bastante bien con vuestro gremio. Con el tiempo lo he ido superando e incluso he llegado a entenderos.
ResponderEliminarCon lo bien que lo has descrito por un momento he estado a punto de cambiar de bando, pero por suerte tenía un chupito de whisky cerquita.
Ánimo que ya llega el día en que una tropa de hormonoides asilvestrados vayan a clase dispuestos a chuparte toda la energía.
¡Y qué manía en corregir en rojo!
Un beso maestra.
¡Que cuadro que has pintado Marisa!
ResponderEliminarImaginaba a esos chicos, luego de la vacaciones, volver y comenzar con un examen... no es facil. Seguro que para ti, tampoco.
Un beso.
mariaorsa
Angelpoetico.com te invita a publicar tus escritos en su espacio de poemas, reflexiones, aforismos y relatos.
ResponderEliminarNo dudes en escribirnos. Una vez aprobado, podrás publicar y ser leíd@ por nuestro creciente número de seguidores.
Te esperamos.
Saludos cordiales.
Muy buen relato Marisa. Tus metáforas me han ayudado a traslarme a ese tiempo que se fué y yo era portadora también de esas pesadas bolas con cadenas. Supongo que la comprensión que demuestras te ha´ran ser una profe envidiable, jeje. Pero... qué narices verdad, empezar el curso ya con exámenes!! jeje
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y animo para emprender este nuevo curso.
Felicitaciones por el texto, Marisa. Has conseguido que un repentino sudor frío aflore en mi piel. Y es que yo fui buen estudiante hasta llegar a la Universidad. Una vez allí, muchos fueron los septiembres que me tuve que enfrentar a ese mal trago que supone un examen. Hay profesores y profesores... (supongo que también alumnos y alumnos...). Y prefiero dejarlo ahí...
ResponderEliminarHaces que parezca fácil algo tan difícil como es escribir bien (muy bien además). Es un placer leerte. Te deseo un buen curso, un magnífico curso.
Besos.
ANÓNIMO: (no tan anónimo,jeje), muchas gracias por tus halagos que, viniendo de tu profesionalidad, son mucho más que halagos. Puedes utilizar el texto para la sesión de pre-evaluación si quieres, será una experiencia curiosa observar sus caras al leerlo y escuchar su interpretación. Lo qué podemos aprender de ellos...
ResponderEliminarY yo sí que me considero afortunada al tener el privilegio de trabajar con una persona de tan alta calidad profesional y humana como tú. Todo un lujo.
Muchos besos y gracias.
SABELA: el regreso a la aulas varía poco cada año, creo que ese sentimiento en Ellos y en Nosotros, ha cambiado poco.
ResponderEliminarGracias por ser tu profe favorita, los alumnos que no han aprobado te darían varias razones para que no lo fueras,jeje
Te agradezco tus buenos deseos para este nuevo curso escolar, en donde la Literatura, como siempre, se convertirá en bálsamo para casi todo.
Un fuerte abrazo, cielo.
ALEXANDER CAMELOT: qué placer es leer ¿verdad?
ResponderEliminarFeliz semana, Alexander.
JOSEP CAPSIR: me extraña muy y mucho que tú te traumatices,jeje. Pues fíjate, al leer tu comentario he pensado todo lo contrario, que estabas más de parte de nosotros que de ellos :-)
ResponderEliminarEstoy segura de que tú eras de los que intentaban pegar el monigote a la espalda del profe, o de los que le desarmaban con una de esas salidas tuyas ingeniosas y desternillantes, amén de las "chuletas"...
Lo del bolígrafo rojo no es una manía...¡es una obsesión!, es a ellos a quienes les encanta autocorregirse con bolígrafos de este color. Y prefiero que utilicen estos a los verdes fosforitos (recibí un examen escrito completamente en este color y...eso sí que es un castigo...)
En fin, interacciones varias de profesor-alumno :-)
Un beso para ese de la fila de atrás...
MARIAROSA: querida amiga, no es fácil para ninguna de las dos partes, pero para ellos es más duro porque se enfrentan a un examen que, por otro lado, lo han elegido ellos mismos por no hacer el trabajo correspondiente a su debido tiempo. Hay que comprenderles pero también hacerles comprender que los responsables de su propio trabajo son ellos, y los beneficiarios del mismo, también.
ResponderEliminarUn abrazo.
ÁNGELPOÉTICO.COM: agradezco muchísimo la invitación que me ofreces, la tendré en cuenta.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
CARMELA REY: comprendo exclusivamente lo que puede ser comprensible, el resto, lo acaban por comprender ellos,jeje.
ResponderEliminarMe agrada que te haya gustado el texto y te agradezco tus cariñosas palabras y tus buenos deseos para el comienzo del nuevo curso.
Un beso entre bolas de presidiario
KINEZOE: pues claro que sí, querido amigo, como en todas las profesiones, hay diferentes grados de profesionalidad, incluso siendo grandes profesionales se cometen aciertos pero también errores, no somos infalibles, afortunadamente, ya que nuestro nivel de aprendizaje no avanzaría. Como dijo Chaplin:
ResponderEliminar"No quiero renunciar jamás al enorme placer de equivocarme"
Me alegro de que te haya gustado el texto aunque te haya traído recuerdos no muy agradables, y muchas gracias por tus deseos de un buen curso.
Muchos besos.
Quiero informarte que el blog de poemas de Mirache al cual seguías, ha cambiado de dirección a
ResponderEliminarhttp://blog-mirache.blogspot.com/
Si quieres seguirme nuevamente estás cordialmente invitado.
Saludos
Mirache
Nunca me senté a hacer un exámen en septiembre, y quizás pasar el verano con alguna piedra en la mochila, me hubiera hecho más humilde.
ResponderEliminarPara mí la vuelta a las clases era retomar una tarea apasionante, pero nunca dejé que nadie lo supiera, bueno quizás algún profesor descubriera el brillo de mis ojos al entender al fin el misterio perseguido.
Ahora soy madre y mis hijos ocuparán pronto esos reducidos espacios, casi puestos de remero, dispuestos a cruzar el curso camino del eterno verano en el que casi todos desearíamos vivir.
A pesar de todo, tratar con estudiantes es hermoso.
ResponderEliminarComo dijo REL, aqui las clases terminan en diciembre y comienzan en marzo, pero el clima tan exquisito que has descripto se vive tal cual.
Como siempre un lujo leerte Marisa.
Un abrazo
No confundamos buena profesora con permisiva, que no es lo mismo. A la primera categoría pertenecen los que aman la materia que imparten y saben trasmitir ese amor a sus alumnos a la segunda...
ResponderEliminarBueno que más da
Besos
Marisa:
ResponderEliminarme sentí alumna nuevamente.
me trajo tantos recuerdos.
has hecho una descripción perfecta de todas la sensaciones.
besotes amiga
MIRACHE: enterada del cambio, gracias.
ResponderEliminarSaludos
PILAR: has sido muy afortunada al no pasar por ningún pupitre de septiembre. Ese brillo de entusiasmo en los ojos de estudiantes por el comienzo de curso del que hablas, también lo hay, tienes razón, simplemente les cuesta un poco de tiempo adaptarse al cambio, pero con ilusión claro que algunos empiezan, no todos.
ResponderEliminarBienvenida.
Saludos.
ADRIANA ALBA: sí, trabajar con estudiantes y con gente joven claro que es un lujo. me considero muy afortunada por poder hacerlo, disfruto de mis clases con ellos, aunque tengas días de niebla como en todos los trabajos, pero ellos te mantienen el cordón umbilical siempre con el presente, con el tiempo detenido. A veces es un trabajo ingrato pero en otras muchas ocasiones, cuando ves que han subido la escalera desde el último peldaño, es muy gratificante y hermoso. No cambiaría mi trabajo por ningún otro.
ResponderEliminarMuchos besos.
40AÑERA: claro, amiga, estoy contigo y te entendí perfectamente aunque echara un poco de sal y pimienta.
ResponderEliminarGracias por la aclaración, que comparto.
Besos.
NORMA RUIZ: me alegro de haberte hecho viajar en el tiempo, aunque haya sido a un aula con aroma a exámenes, jeje.
ResponderEliminarMuchos besos también para ti.
Buena vuelta al trabajo. Ya nos veremos
ResponderEliminarGLOMASA: muchas gracias! y lo mismo digo! jeje Espero que todo haya ido sin incidentes y, sobre todo,sin tropezones. Nos vemos pronto.
ResponderEliminarBesitos.
Querida Marisa, entre a saludarte y veo que no salio mi comentario que te deje con el sentir del poeta.
ResponderEliminarEpocas de exámenes, dificil tarea, siempre fui buena alumana y eso nunca me preocupaba pero si maestro que entraban al aula y de frio te llenaban,no parecian maestros,sino sargentos.
como cambiaron los tiempos aunque hoy todavía existen esos maestros que se creen dioses en las aulas,los hay también como tu, eres un ángel mi querida Marisa, dichosos tus alumnos por tenerte, ya que con tan buenas enseñannzas les dejarás un gran legado para su futuro tanto intelectual como moral.
siempre es lindo leerte, uno aprende contigo y nos haces viajar como en el tunel del tiempo viendonos otra ves pequeños.
Te felicito querida Marisa por tus letras y por ser tan maravillosa persona y profesional.
besitos para ti linda, que Dios te bendiga hoy y cada uno te tus días.
Querida Marisa:
ResponderEliminarHuelga decir que es uno de los textos más bellos que he leído, donde has sabido condensar la emoción y las percepciones del profesor. Un texto que deberían de leer los legisladores que en muchas ocasiones no tienen ni idea de la realidad de las aulas.
Me agradará formar un díptico con este texto tuyo (la visión del docente) y otro mío (la visión del profesor) a cuya lectura a veces recurro en momentos de dulces saudades:
http://eljardinerodelasnubes.blogspot.com/2008/09/mi-maestro.html
Porque hace 31 años tuve un maestro cuyo recuerdo me acompañará a la tumba, y en tres meses me enseñó más que lo que aprendí el resto de mi vida académica. Gracias, Marisa, y que Dios te bendiga (no sé si serás creyente, pero un buen sentimiento siempre es grato venga de donde venga).
Un abrazo.
DÉJAME UN POEMA: querida amiga, en mi blog no ha entrado ningún comentario del Sentir del Poeta. Ya sabes, esos duendes cibernéticos que a veces les gusta jugar al escondite.
ResponderEliminar"Sargentos" (como dices) o conserjes (como digo), el objetivo último de los profesores créeme que, como norma general, es que nuestros pollitos crezcan en cultura, académicamente y como seres humanos. No hay nada más gratificante que ver levantar la cabeza a los girasoles, mirando al sol, empapándose de una luz que a veces cuesta vislumbrar en los días tormentosos.
Muchas, muchas gracias por tus palabras y tu cariño.
Muchos besos.
EL JARDINERO DE LAS NUBES: querido amigo,
ResponderEliminarlas percepciones que tiene el profesor detrás de los exámenes de septiembre son ese gran desconocido y muy habitualmente mal interpretado. Somos verdugos sin derechos ni sentimientos.
De los legisladores en educación o política educativa...prefiero no hablar: de quien no se interesa por mis opiniones no me interesan las suyas. El problema es que las leyes y decretos que dictaminan tienen vendas en los ojos y tapones en los oídos. Y permíteme que lo deje ahí.
Visitaré el enlace que me pones. todo lo que he leído de ti no me ha dejado impasible, y estoy segura que si tiene relación con la docencia, mucho menos.
Estoy completamente de acuerdo contido en que hay, maestros, profesores, educadores, docentes, que han sido y siguen siendo un punto de referencia en nuestra vida. A mí me ha pasado, y tengo mucho que agradecerles y, cuando es posible, se lo agradezco. Pero eso es otra historia...
Muchas gracias por las generosas palabras que dedicas a este texto. Sé que lo entiendes en el más amplio sentido de la palabra, como diría Machado.
Un beso.
Querida Marisa: a los que somos algo mayores, nos traes recuerdos imborrables de aquellos primeros años y posteriores, en la escuela, el instituto o en la Universidad. Uno de mis mejores recuerdos, lo guardo como un tesoro, se refiere a mi profesora de literatura en el Instituto San Isidro de Madrid. Ella, entre otras circunstancias, es la responsable de que hoy esté aquí, en la Red, leyéndote, escribiendo y pidiendo consejos y correcciones. No siento vergüenza al decir que siento un profundo respeto por todas aquellas personas que entregais vuestra vida a la enseñanza. Y me preocupa, y mucho, que hoy se pierda el respeto a los maestros, a los profesores, sean del nivel que sean. Yo creo firmemente que, junto a la medicina, sois las dos profesiones que mayor mérito profesional debeis salvaguardar. Siempre desde la honestidad. Mi profesor de matemáticas en el colegio de los curas me abofeteaba en el encerado cuando no sabía resolver un quebrado. Entre èl y la profe de literatura existía esa distancia incalculable entre el bien y el mal. Siempre he odiado las matemáticas y por esa razón estudié C.Políticas y Sociológicas. Felicidades por traernos recuerdos. Te deseo suerte y satisfacción en el nuevo curso que inicias. No hace falta que te diga que cuides a esos niños oadultos que están en tus manos. Yo al día de hoy tengo que repasar los quebrados, las raices cuadras, los binomios y demás para ayudar a mis dos pequeños hijos.
ResponderEliminarUn beso
Que bien que escribes! hermosas descripciones, y excelentes comparaciones. Me has traído miles de recuerdos del colegio. Que bueno que ya haya cumplido esa etapa, aunque a veces siento la necesidad de volver a esa época en que mi mayor preocupación era no llevarme una materia o cuantos amigos haría ese año.
ResponderEliminarÉxitos (no te deseo suerte porque eso es para mediocres, alguna vez alguien dijo) para estos 9 meses de "embarazo".
Besos desde el fin del mundo!
Qué gusto perderse por tus palabras y sensaciones que nos trasladas con tanta exactitud en esta historia.
ResponderEliminarMe ha gustado de manera especial comparar el curso académico con un embarazo, "Nueve duros meses de embarazo cultural en los que permanecerán flotando en la placenta de libros que les hablarán de mundos desconocidos, con ecuaciones donde la equis dejará de ser un aspa...".
Todas las comparaciones y analogías son una delicia y por supuesto, se ciñen con precisión a lo que quieres expresar. Los chavales realmente se siente algo prisioneros los primeros días de clase...
Un saludo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLa verdad es que en esos momentos queda patente que no somos tan diferentes. Decía Picasso que en el fondo un adulto es sólo un niño hinchado de edad.
ResponderEliminarLa adolescencia es una etapa menospreciada, tomada como puente de excesos e ideas descerebradas. Sin embargo, la edad no es que acabe resolviendo mucho nuestra perplejidad adolescente. Más bien claudicamos de seguir ejercictándonos en el arte maltratado e impopular de disentir, aunque sólo sea por constatar que estamos vivos.
Me alegra pasear un rato por tu casa de letras, Marisa. Espero entrar más veces, más tiempo.
Un saludo desde La mirada perpleja. Que tu regreso al mundo laboral sea fértil y feliz.
Ramón.
Me hiciste viajar a mis épocas de estudiante. Tus palabras sólo pueden ser escritas por alguien con una gran vocación.
ResponderEliminarUn privilegio que esos chicos puedan disfrutar de una profesora como vos. Ojalá sepan valorarlo.
Entrañables los eslabones de la adolescencia, con sus sufridos suicidios diarios, buscando identidades propias que nunca llegan…Educación que me pregunto si nos sirve en este sistema que hemos creado. Quizá sería más de provecho en el futuro, enseñar a corromper un ayuntamiento o a cometer un desfalco con sutileza…Personalmente pienso que no deberíamos cruzar la barrera de la adolescencia, y seguir con la ilusión y las locuras “Inocentes” de la edad…Como dije: de los niños aprendo, de los adultos olvido…Abrazos docentes y de fiel aprendizaje hacia futuros posibles...imagino
ResponderEliminarCuanta vocación hay que tener para ser Maestra, y digo Maestra no profesora pues profesores pueden haber muchos pero Maestros muy pocos. Leyendo tu post he vuelto a pensar porque la "educación" consiste en atiborrar de datos y conocimientos estériles, bien sabrás que Educar viene de educare, es decir: "sacar de adentro", el Maestro extrae o coopera en sacar a la luz las habilidades que cada cual posee, es un proceso desde adentro hacia afuera y no al revés... me imagino apreciada Marisa que, siendo tú una persona tan creativa y sensible habrás de enfrentarte a diario con grandes contradicciones y dudas referidas a tu oficio, sin embargo siento que "educare" a otros es una labor maravillosa aunque a veces sintamos que es un grano de arena en un inmenso desierto.
ResponderEliminarUn tremendo cariño para ti ¡y a batallar que no queda otra!
Excelente, Marisa, qué buen relato.
ResponderEliminar¿Las "chuletas" será lo que aquí llamamos "machete"? ¿Una síntesis escrita en papelito pequeño?
Estas líneas me parecieron muy poéticas y absolutamente convincentes:
"A ratos, sus ojos miran hacia arriba, hacia el infinito, como entonando un cántico de súplica a los dioses de la lluvia de ideas para que les iluminen esa pregunta que vagó allá por el mes de abril"
Y en las últimas, las que cierran la narración, se nota algo de tristeza, pero ciertamente, el alivio de contar con la Literatura. Imagina que muchos no nos vamos, pero tenemos la ventaja de disfrutar de la Literatura. hay quienes se la pierden, Marisa... Y, lamentablemente, muchos.
Saludos
RAFAEL MULERO VALENZUELA: estoy de acuerdo contigo en que en esa "mochila de libros" que no soltamos nunca en la vida, tenemos recuerdos imborrables de nuestros profesores. También coincido contigo en que esta profesión es de suma importancia, por la sencilla razón de que estamos preparando y cualificando a nuestras futuras generaciones de políticos, científicos, escritores, médicos, abogados... es una labor de gran responsabilidad a la que, últimamente se le ha restado tanto seriedad como autoridad.
ResponderEliminarGracias por tu hermoso comentario, querido Rafael, y mucha suerte con los binomios y raíces cuadradas con las que te enfrentas,jeje.
Un beso, poeta.
WILLIAM: esa época de pupitres llenos de libros ya ha pasado, sí, William, pero también esos años llamados "paraíso perdido" (quizá porque las preocupaciones se perdían entre los juegos de la vida), también.
ResponderEliminarMe ha encantado tu deseo de éxito mejor que suerte, para este nuevo curso, porque el éxito de un profesor va parejo al éxito de sus alumnos.
Gracias y muchos besos patagónicos.
LEMAKI: me alegro de que te haya gustado, especialmente la metáfora del "embarazo cultural" de nueve meses y es que...es así. Durante todos esos meses van formando y transformando sus mentes hasta que en junio son capaces de andar ya solitos por un camino...diferente al que iniciaron.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Un fuerte abrazo.
RAMÓN BESONÍAS: siempre acertadas y sólidas tus palabras, Ramón. Me ha gustado mucho esa frase de Picasso: efectivamente, un adulto no es más que un niño hinchado edad, una edad que, como bien dices, no acaba muy bien de resolver nuestros problemas de adolescentes.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita y por tus buenos deseos para el inicio de curso.
Un abrazo.
SALTAR DEL TREN: es un placer haberte hecho viajar a esos rincones del tiempo que siguen oliendo a libros y a lápices.
ResponderEliminarSí, lo mío es vocacional (aunque si te soy sincera, odio esa palabra), pero la realidad es que disfruto mucho al cultivar esos "jardines adolescentes", aunque no siempre florezcan como quisiéramos, pero nunca hay que descuidarlos.
Gracias pòr tus amables palabras. Un abrazo.
KIMBERTRANCANUT: qué comentario tan bonito me has dejado, y de mucha certeza. Jamás debiéramos abandonar la ilusión y locuras de la adolescencia, es la fórmula secreta de la eterna juventud... Yo aplico lo que dices y mi adolescencia sigue intacta. Es el mejor pasaje para la vida.
ResponderEliminarMuchas gracias por dejar ese comentario que tanto me ha gustado.
Un abrazo.
EVA MAGALLANES: muy interesante lo que dices, Eva. Educar consiste en sacar de los alumnos lo que llevan dentro, sí, es cierto, pero creo que el proceso debe ser bidireccional y complementarse con lo que nosotros podemos y debemos aportar en su mente para, posteriormente, ayudarles a sacarlo fuera, a aplicarlo de manera práctica en aquellas situaciones diarias y profesionales que lo puedan necesitar.
ResponderEliminarEllos también nos aportan rica información que nunca es desaprovechable, sobre todo, para poder ayudarles mejor.
Un fuerte abrazo, querida amiga.
NOELIA: sí, vuestros "machetes", son nuestras "chuletas", Noelia. Desconocía el término que se le daba en Hispanoamérica y créeme que ha sido una gran sorpresa e ilusión al conocerlo en tu comentario. Soy una gran estusiasta de estos detalles lingüísticos que afectan a nuestra misma lengua madre. Me ha gustado mucho conocer el término que, sin duda, daré a conocer a mis alumnos por eso de que empieza el curso y con él las advertencias de lo que no se debe hacer,jeje, les encantará conocer cómo se denominan sus chuletas en el español de América.
ResponderEliminarGracias por la aportación que, no me ha extrañado, porque siempre aportas detalles muy interesantes.
Un abrazo y...a disfrutar de la Literatura, amiga.
Gracias por tu comentario... pero me siento como una hormiguita junto a tus deliciosos relatos e historias. Seguiré aprendiendo de una de las mejores: mirando con mucha atención El Espejo de la Luna.
ResponderEliminarUn saludo.
LEMAKI: para mí también es un placer leerte. Muchas gracias por tu comentario tan halagador.
ResponderEliminarSaludos.
Qué genial. Muy bien detallado.
ResponderEliminarRecuerdo esos días, todo lo que nos hicieron sufrir en el colegio, y sobretodo, en el instituto, para que en nosotros quede nada más que una minúscula parte de lo "aprendido".
Claro que la universidad tampoco es muy diferente.
Pero en fin, es bonito recordar esos tiempos.
Saludos y feliz semana.
ANJANA: gracias por detenerte en este tramo del camino un ratito.
ResponderEliminarHoy día, tratamos de que esos contenidos que se imparten sean lo más prácticos y útiles posibles, pero también es cierto que muchos de ellos se van perdiendo por el camino.
Bienvenido al blog.
Saludos y buena semana también para ti.