En el laberinto del Minotauro sólo existe una única puerta de entrada y salida, la misma que abren tus pasos, la misma que cierran tus recuerdos.
Caminarás en penumbra de antorchas por húmedos pasadizos que gimotean lágrimas de azufre. Los latidos de tu corazón acompasarán al ruido de tus pasos rasgando la niebla azul. No necesitarás de tus ojos, la memoria encenderá suficientes teas como para iluminar tu ignoto camino.
Serpentearás por galerías, tan profundas como el alma, tan misteriosas como los velos de la noche. En el silencio del laberinto sólo viajarás con el eco de tu pasado. Llegarás a estrechos pasajes que te resultarán desconocidos pero el tiempo te susurrará al oído que hay huellas recientes en el suelo con tu mismo nombre.
Sabrás que has llegado al centro cuando sientas los rugidos del Minotauro arañando tu piel, devorando tus oídos. No despistes tu espíritu ni un solo instante, los ojos carnívoros del fauno se encenderán acechantes tras tu espalda. Es cuando deberás hacerle frente y vencer al monstruo sin temor, el mayor monstruo es el miedo. Asegúrate de haberle vencido antes de regresar a la salida, un animal herido es el peor enemigo. Incinera sus restos en el fuego purificador del olvido y arroja sus plateadas cenizas donde el viento no las pueda encontrar nunca más.
Inicia entonces tu viaje de regreso y de salida triunfante en honor a Teseo, pero ¡pobre de ti si has olvidado atar el hilo de Ariadna en la puerta de entrada para que guie tus pasos de vuelta! Estarás condenado a vagar eternamente por el laberinto de lo que no tiene fin, y los inviernos del tiempo acabarán metamorfoseándote de Teseo a Minotauro. Y es cuando otro vendrá a por ti como tú fuiste a por él, buscando vencer a aquél que fue vencido al obtener la victoria.
Se dice que tras observar la perfección de la tela de araña, o del cielo...En éste las estrellas forman un tejido laberíntico en el que la más brillantes serían los nudos de mallas invisibles.
ResponderEliminarEn cuanto al hilo de Ariadna, alguno antropólogos apuntan que en el mito jamás hubo tal ovillo. El sistema que usó Teseo para escapar del laberinto fueron unos pasos de baile que le enseñó Ariadna, cuyos movimientos le llevaron hasta el Minotauro. Fue la confianza y el no perder de vista el punto de su partida, la ausencia de miedo que Ariadna le insufló con lo que Teseo venció a Minotauro.
Precisa esta entrada, Marisa, el lirismo que impregnas a tu prosa es francamente maravilloso.
Y te diré para terminar que toda vida es un laberinto en cuyo centro está la muerte y que habrá que sortear ciertos enredos antes de llegar a ese inevitable fin.
Un beso enorme, Marisa, me has hecho feliz en este ratito
Pero que bien escribes...Todas las noches me paso por el blog para seguirte. Buen fin de semana
ResponderEliminarMARIÁN: efectivamente hay variaciones sobre este mito. Ottras fuentes también han dicho que Ariadna no le entregó un ovillo de hilo sino una corona luminosa para que pudiese encontrar el camino de vuelta.
ResponderEliminarHe pretendido que el texto sea una metáfora de la vida y los recuerdos tomando como base el mito del Laberinto de Creta. La vida como un laberinto en el que buscamos caminos y salidas, deseosos de acabar con sombras de recuerdos que no se acaban de ir, y cuando se van, nosotros nos convertimos en ese mismo recuerdo que perseguíamos, caemos en esa tela de araña de la que hablas.
Gracias por tu interesante y hermoso comentario que enriquece el texto de una forma que me ha encantado.
Un fuerte beso, Marián.
GLOMASA: me encanta ser tu lectura de noche,jeje.
ResponderEliminarGracias, buen fin de semana y un beso.
Serpentean las palabras entrelazadas de significados ocultos, un escrito para releer a la luz de la experiencia y del momento vital.
ResponderEliminarPILAR: no tan ocultos; las palabras y los textos gozan del privilegio de serpentear por significados múltiples que el lector les otorga, y no por el único del autor. Así navega la Literatura y así debe navegar, entre la pluralidad de interpretaciones que la enriquece.
ResponderEliminarGracias por la visita.
Ay de esos incontables pasillos de Dedalos (o de Minos)que cada tanto nos siguen conduciendo al centro donde creímos dejar abandonados a nuestros Minotauros. Y para colmo se entrecruzan y, como bien dices, pisamos nuestras propias huellas. Toro blanco, hermoso y fuerte es a veces el recuerdo del pasado.
ResponderEliminarAbrazo mitológico, querida amiga, con todo el corazón!
El mayor monstruo es el miedo...es cierto. Habrá que salir del laberinto lo menos heridos posible. No nos podemos quedar vagando, enredados y sin encontrar la salida. Esas sombras que nos persiguen, eos recuerdos no pueden hacernos eternos en el laberinto.
ResponderEliminarMe ha encantado!!!.
Ya sabes lo que pienso. Este texto es un buen ejemplo.
Un abrazo.
Audrey, Audrey, Audrey...
ResponderEliminarHe atado muy bien el hilo de Ariadna,(mi nombre se escribe igual, salvo por una letra cambiada en el orden) siempre encontraré la salida!
Me identifico con éste relato, porque he sorteado varios laberintos, y vencido algunos Minotauros. No tengo temor, sólo precaución.
Es tan reconfortante ésta visita guiada por tu pluma de fuego, que es imposible no sentir valentía, y sobre todo, el cobijo de tu dulce compañia en el recorrido.
Abrazos desde el Alma.
"Llegarás a estrechos pasajes que te resultarán desconocidos pero el tiempo te susurrará al oído que hay huellas recientes en el suelo con tu mismo nombre."
ResponderEliminarno sabés cuanto extrañaba leerte.
me encantó perderme en el laberito de tu texto y encontrarte encontrándome.
besos
Laberíntico mensaje oculto entre las redes de una madeja de lana de una de los mitos más fascinantes. Muchos no se atreven a ir hacia el Minotauro, otros perecen por el camino, otros ni tan siquiera osan emprender el viaje. Los valientes y afortunados encuentran la salida con el hilo en su mano.
ResponderEliminarLo mejor de todo, la elegancia con la que cuidas el léxico y la semántica. Un lujo disfrutar de lo bien escrito y lo bien expresado.
Un beso
Hola Marisa :
ResponderEliminarLa vida como viaje, concepto tan antiguo como la propia humanidad .
No sé , como que hecho de menos algo de belleza y alegría en el camino . En tu texto la única recompensa viene determinada por El Exito de la aventura , el regreso (Nostoi ? )
Pero hay algo en lo que estoy plenamente de acuerdo contigo "El mayor monstruo es el miedo" .
Pues sí , y lo llevamos dentro .
Besos .
Ya te echaba de menos .
ROBERTO ESMORIS LARA: esos recuerdos de Minotauros que creímos dejar abandonados en el centro del laberinto, nos los volvemos a encontrar, e incluso nosotroas mismos nos tornamos en recuerdos de Minotaruos para otros. La ley del laberinto de la vida.
ResponderEliminarMe gusta como me lees, Roberto, siempre das en el blanco con tu interpretación.
Un fuerte abrazo, querido amigo.
SABELA: el miedo es el mayor monstruo que confunde nuestros pasos por ese laberinto; cuando se le consigue vencer, cualquier pasadizo te conducirá a la salida.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Sé lo que piensas y maduro el proyecto.
Un fuerte abrazo, Milu.
ADRIANA ALBA: querida amiga, no me había percatado de la coincidencia con tu nombre, pero ahora que lo dices, tu nombre ilustra muy bien ese sentimiento de Ariadna por ayudar a Teseo a vencer al Minotauro (y liberar a su pueblo) y a encontrar la salida del laberinto. En tu blog, siempre encuentro un pedazo de ese ovillo y tu mano tendida ofreciéndonoslo.
ResponderEliminarGracias por tus palabras y es un placer que te haya gustado.
Un fuerte beso, Bella Ariadna.
TUKY: a ti te ha encantado perderte en el laberinto de mi texto y encontrarte, y a mí me ha encantado encontrarte en él. Me he encontrado con la inspiración en su estado puro, y animo a los que me leen para que visiten tu blog y las galerías de tus textos que son un verdadero don.
ResponderEliminarGracias por echarme de menos, pero el mes de septiembre conlleva mucho trabajo para mí, el inicio del curso es una vorágine a la que hay que echarle algún hilo de Ariadna.
Un besito.
JOSEP CAPSIR: lo has descrito muy bien, los que se atreven, los que no, y los que perecen por el camino. Me quedo con los primeros. Siempre he preferido arrepentirme de lo que he hecho que de lo que he dejado de hacer.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Josep, es un placer que hayas disfrutado de ese viaje por el laberinto.
Un beso.
PRUNUS AVIUM: la belleza y alegría del camino se llevan dentro, en realidad son el motor que vence ese miedo a enfrentarnos con los Minotauros. Sin ese entusiasmo, la gesta estará perdida.
ResponderEliminarGracias por echarme de menos, mi mayor enemigo en las últimas semanas es el tiempo (y a ese nunca se le vence,jeje). A medida que avance septiembre, todo se normalizará, como cada año, como cada curso.
Besos también para ti, querida amiga.
Perder el miedo es tan difícil y a la vez tan necesario que da miedo pensar que, quizás, nunca nos podamos deshacer de él. Es una coacción interna que nos impide ser libres, mas si conseguimos vencerla y ser independientes del todo, todo lo malo quedará atrás, incluídos los malos recuerdos de nuestra vida pasada.
ResponderEliminarBuena entrada.
Besos
AIRAMA: eso es, vencer el miedo es sinónimo de conseguir la libertad con uno mismo. Atreverse a encarar a Minotauros duplica nuestra valentía para emprender cualquier gesta, aunque la victoria no esté garantizada pero la satisfacción sí.
ResponderEliminarEs un placer que te haya gustado.
Un beso, MªJosé.
¿Cómo es posible que se entienda todo tan perfectamente? Has conseguido despertar en nosotros el mismo grado de emoción que sentirían los lectores de entonces y sin hacerlo exactamente igual que hace más de dos mil años. Pero hemos podido vivir la historia, igual que Teseo y Ariadna hicieron, sin necesidad de encontrar la salida del laberinto.
ResponderEliminarY por una vez, la mitología griega, tan difícil de entender, ha estado aquí, delante de nosotros, conmoviéndonos, como si ese laberinto hubiese sido descifrado por medio de sencillas deducciones. Porque eso es, en definitiva, lo que has hecho profesora Marisa, descifrarla.
En resumen, una entrada excelente y un prodigio de finura...
Besos
FANDESTÉPHANE: me satisface que mi pedagogía haya sido tan clara, Fan. El mito está ahí, la personal lectura de él es sólo vuestra. Es lo que tiene la Literatura, que es propiedad de todos, y la barajamos e interpretamos según los códigos lingüísticos de nuestra propia experiencia.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu amable comentario, compañero del laberinto :-)
Un fuerte beso.
Impresionante texto, Marisa. De verdad, una maravilla. Ha sido un placer perderse por el laberinto mientras disfrutábamos de tu elegante y refinada escritura. Además, me sirvió para refrescar algunos detalles del mito que no sé si alguna vez conocí...
ResponderEliminarYo veo en el laberinto algo parecido a nuestro peregrinar por la vida. Y ahora que lo pienso, ni tan siquiera nos hace falta hilo para encontrar la salida; aquí nadie se queda, eso está claro... Yo me quedo un ratito más en tu entrada para leerla por tercera vez. Y a ver si se me pega algo... ;)
Un beso y buen fin de semana.
Genial metáfora, Marisa y, como siempre, muy bien escrita. Completamente de acuerdo: el regocijarte en el pasado te lleva a no poder avanzar, a perecer -incluso aunque no lo sepas- dentro de un laberinto. Siempre hay que buscar la salida: los recuerdos que ya tenemos -los buenos y los malos- son válidos por permitirnos ser lo que somos, pero los que vengan seguirán construyendo nuestro yo.
ResponderEliminarAbrazos
Excelente y reflexivo el texto, como humanos que somos es dificil perder el miedo ante lo desconocido, lo has escrito con imaginacion.
ResponderEliminarEs un placer pasar a leerte.
Que tengas un feliz fin de semana.
un abrazo.
KINEZOE: pues tienes razón, habría que plantearse si es necesario el hilo para buscar la salida; tal vez buscándola disfrutemos más que siguiendo un hilo que nos conduzca a la salida y, por tanto, al final de la aventura. No me lo había planteado así,pero a tu razonamiento no le hace falta la lógica.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado y, sobre todo que te haya refrescado el mito que dices que no sabes si alguna vez llegaste a conocer...(uhmm...que sepas que el día que lo expliqué te puse falta por hacer novillos,jaja)
Un besito, Kine, y buen comienzo de semana.
XIBELIUSS: tu interpretación del texto es exactamente la misma que yo le he querido dar. Me gusta como me has leído.
ResponderEliminarComo bien dices, anclarse en los recuerdos no te permite salir del laberinto; no olvidemos que los recuerdos no sólo están en el pasado sino que nos esperan también en el futuro.
Me alegro de que hayas disfrutado con la metáfora, Xibeliuss.
Un fuerte abrazo.
RICARDO MIÑANA: sí, como humanos que somos, es difícil perder el miedo, pero no sólo ante lo desconocido, como dices, sino también ante lo conocido.
ResponderEliminarEl miedo es fruto de la inseguridad que tenemos en nosotros mismos.
Gracias por tu visita, el placer ha sido mío.
Un abrazo, y buena semana.
Los Minotauros y, o los Legistrones , no los hallarás nunca en tu camino si tú no los llevas dentro.
ResponderEliminarClaro que si los llevo dentro, o tendré que amarrarme a la verga.....o tendré que viajar si es preciso a Creta para enfrentarme con mis miedos.
Desde Nereidas con afecto.
P.D, pues hoy tienes otro buen día para hacer un perfecto encuadre de Selene.
¡Me gusta tu blog?
ANDRÉS LÓPEZ VILLAR: compruebo que has percibido en el relato reminiscencias de Ítaca de Kavafis. Bien. Me gusta que sea así. El tono que quería darle era ese precisamente y, como lector avispado que intuyo que eres, lo has percibido claramente. Va a ser un lujo tenerte por aquí.
ResponderEliminarSelene no estará llena hasta mañana, pero tienes razón, hoy tiene un bonito encuadre. Disfrutaremos de él.
Saludiños.
la reminiscencia borgiana es ineludible, La casa de Asterión.
ResponderEliminarMuy buena tu prosa poética.
Saludos
efa
Me encanta la figura del Minotauro pero no la de Teseo.
ResponderEliminarHe estado en Creta dos veces. Y en las ruinas de ese palacio siempre tengo un mismo sueño...
EFA: pues tienes razón. He releído el cuento de Borges y sí que hay reminiscencias, aunque la interpretación sea diferente al que he escrito.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, es un placer que te haya gustado y bienvenido al blog.
Saludos.
ODISEO DE SATURNALIA: las identificaciones con los mitos clásicos son así de caprichosas.
ResponderEliminarMe quedo con las ganas de saber ese sueño que resucita entre las ruinas del Laberinto de Creta... Estaré atenta a tu blog por si te decides a compartirlo ;-)
Gracias por la visita.
Saludos.
Querida Marisa: Precioso. Enumeras todos mis desvelos: el miedo, el viento, el olvido, mis recuerdos, la memoria, también mis lágrimas aunque no sean de azufre. Un beso.
ResponderEliminarQué buen texto. No sé qué tiene la mitología que me atrapa. El final es buenísimo. A veces, una victoria puede representar la más cruel de las derrotas.
ResponderEliminarUn beso enorme.
RAFAEL MULERO VALENZUELA: querido amigo, espero que esos desvelos sean leves. De todos modos, si no conseguimos deshacernos del Minotauro, habrá que aprender a convivir con él.
ResponderEliminarGracias por tus palabras que valoro mucho.
Un beso.
ANIKI: si tuviera que quedarme con una sola frase o idea del texto que he escrito, me quedaría con la que mencionas, la del final. Realmente, una victoria puede resultar la más cruel de las derrotas.
ResponderEliminarUn fuerte beso también para ti.
interesante...
ResponderEliminarme hiciste recordar la historia de aradne, relatada en un libro de kathleen mc gowan, del libro dos, o libro del amor de la trilogia de su misma serie
abrazos marisa, placer leerte
dmtv
.
DIVANNIMOLOTOV: gracias por tus palabras y por la referencia bibliográfica que no conocía.
ResponderEliminarBienvenido al blog.
Un abrazo.
No habrá nunca una puerta. Estás adentro
ResponderEliminary el alcázar abarca el universo
y no tiene ni anverso ni reverso
ni externo muro ni secreto centro.
No esperes que el rigor de tu camino
que tercamente se bifurca en otro,
tendrá fin. Es de hierro tu destino
como tu juez. No aguardes la embestida
del toro que es un hombre y cuya extraña
forma plural da horror a la maraña
de interminable piedra entretejida.
Jorge Luis Borges
Solo se me ocurrió buscar otra poesía para acompañar a tus hermosos versos. Me encanta tu modo de expresar cómo nos sentimos entre los recuerdos inolvidables, cómo se abalanzan y arremeten contra nosotros, volviéndonos vulnerables ante su dominio, consiguiendo de nosotros llantos, alegrías, añoranza... me agradó, es siempre un placer leerte.
saludos.
LEMAKI: me han encantado dos cosas. La primera el poema de Borges: "Es de hierro tu destino
ResponderEliminarcomo tu juez", es espléndido. Gracias.
La otra, que me hayas hecho una lectura tan próxima a lo que he querido expresar. A mí también me encanta leerte porque eres una atenta lectora.
Un abrazo.
Marisa, a este relato te lo comenté, por alguna razón no llegó mi comentario. A veces pasa! Te decía que me parece una buenísima alegoría de la vida y que este fragmento está más que bueno:
ResponderEliminar"el mayor monstruo es el miedo. Asegúrate de haberle vencido antes de regresar a la salida, un animal herido es el peor enemigo."
Saludos
NOELIA: no eres la primera que me ha dicho que, con esta entrada ha tenido problemas para publicar comentario...sí, a veces pasa, como dices, y más cuando anda un Minotauro acechando por los alrededores,jeje
ResponderEliminarGracias ,Noelia, por tus palabras, que siempre son ajustadas a lo que quiero expresar.
Un abrazo.
Que el montruo más horrible y asesino es el miedo, no hay duda. El miedo es la base de la angustia y la angustia nos destruye. Con miedo estamos siempre dando vueltas enajenadas en el laberinto, sin salida. El hilo de Ariadna, ese lazo que nos une con la salida que no vemos, se me figura es el nexo que perdemos con nuestra alma y que transforma nuestra vida en una batalla permanente con bestias y minotauros.
ResponderEliminarMi cariño para ti Marisa!
Muy interesante paralelismo entre este espectacular mito y los caminos de la mente y la vida, que sin duda se asemejan a un laberinto en el que es difícil encontrar la salida y más difícil aún, vencer a ese monstruo poderoso que espera en lo más profundo.
ResponderEliminarMe encanto tu relato en prosa. Hermoso!
Besos!
EVA MAGALLANES: ese miedo es el que nos pone una venda para que no veamos el hilo que nos conduce a...la salida o entrada (que el acceso era de única abertura...).
ResponderEliminarMucho cariño también para ti, Eva.
WILLIAM: después de reflexionar tanto con vuestros amables y enriquecedores comentarios, al final he llegado a la conclusión de que, si no resolvemos el enigma de salida del laberinto siempre nos quedará hacernos amigos del Minotauro (si no puedes con tu enemigo, únete a él ;-) )
ResponderEliminarGracias por la visita, y es un placer que te haya gustado el texto.
¡Besos hacia tu bella Patagonia!