
Fotografía: aiGI.boGA http://www.flickr.com/
Contemplé las bocanadas del silencio
en el humo dorado de la lejanía,
horas infinitas que languidecen
en el reloj dormido del tiempo.
Esperando a la vida ausente,
bebí el caprichoso licor del deseo
de ver paradisíacas estampas abigarradas
pintadas con ilusiones añejas.
Sentada en la quietud de la página en blanco
del prólogo de cada amanecer,
esperando sueños colmados
de nirvana felicidad esculpida en la mente.
Y esperando y sin saber, contemplé
que las quiméricas ilusiones anheladas
acurrucadas a mi lado yacían,
como infante aferrado a mi mano.
Ya no quise esperar a la vida,
ni al deseo Aladino de maravillosas lámparas,
soñando vivir la espera
ya estaba viviendo el sueño que esperaba.
en el humo dorado de la lejanía,
horas infinitas que languidecen
en el reloj dormido del tiempo.
Esperando a la vida ausente,
bebí el caprichoso licor del deseo
de ver paradisíacas estampas abigarradas
pintadas con ilusiones añejas.
Sentada en la quietud de la página en blanco
del prólogo de cada amanecer,
esperando sueños colmados
de nirvana felicidad esculpida en la mente.
Y esperando y sin saber, contemplé
que las quiméricas ilusiones anheladas
acurrucadas a mi lado yacían,
como infante aferrado a mi mano.
Ya no quise esperar a la vida,
ni al deseo Aladino de maravillosas lámparas,
soñando vivir la espera
ya estaba viviendo el sueño que esperaba.