Fotografía: Marisa Vegas (Río Duero a su paso por Zamora)
Claudio Rodríguez (Zamora 1934 – Madrid 1999), poeta andariego de las orillas del Duero, es el autor de este bello poema. Se le ha clasificado dentro de lo que se ha denominado “Generación del 50”, junto a autores como Ángel González, José Hierro, Jaime Gil de Biedma o José Ángel Valente, entre otros. Ya a los 18 años recibe el Premio Adonais por su exquisito libro, Don de la ebriedad (algún poema he recogido de él en mi etiqueta “Mi selección poética y algo más”), que impresiona al mismo Vicente Aleixandre, con el que mantendrá una estrecha amistad. En Inglaterra escribe Alianza y condena, libro al que pertenece el poema seleccionado, y que recibe el Premio de la Crítica en 1965. En 1983 recibe el Premio Nacional de Poesía, en 1986 el Premio de las Letras de Castilla y León. En 1987 es elegido miembro de número de la RAE en el sillón dejado vacante por Gerardo Diego. En 1993 recibe el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y cinco días después el II Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana de la Universidad de Salamanca.
Muchos de los poemas de este autor zamorano nacieron como fruto de sus largos paseos por las orillas del Duero, ricas en álamos que el viento mece para que susurren todos los secretos de sus hojas calladas. Aprovechando unos días que estoy pasando en “La Bien Cercada” (Zamora), he paseado entre esos susurros de hojas blancas mirándose en el espejo de ese fluir lento y pausado del río Duero que, con calma, escribe versos en la imaginación de todos los que nos acercamos a él. Mis versos pueden esperar, los de Claudio Rodríguez, no. Espero que los disfruten y oigan ese son de hojas y agua…
COMO EL SON DE LAS HOJAS DEL ÁLAMO
El dolor verdadero no hace ruido.
Deja un susurro como el de las hojas
del álamo mecidas por el viento,
un rumor entrañable, de tan honda
vibración, tan sensible al menor roce,
que puede hacerse soledad, discordia,
injusticia o despecho. Estoy oyendo
su murmurado son, que no alborota
sino que da armonía, tan buido
y sutil, tan timbrado de espaciosa
serenidad, en medio de esta tarde,
que casi es ya cordura dolorosa,
pura resignación. Traición que vino
de un ruin consejo de la seca boca
de la envidia. Es lo mismo. Estoy oyendo
lo que me obliga y me enriquece a costa
de heridas que aún supuran. Dolor que oigo
muy recogidamente, como a fronda
mecida, sin buscar señas, palabras
o significación. Música sola,
sin enigmas, son solo que traspasa
mi corazón, dolor que es mi victoria.
Alianza y Condena (1965).
¡Qué gran descubrimiento, Marisa! Recordaba vagamente a Claudio Rodríguez pero no recordaba en absoluto su magnífica poesía. Gracias por traerla a mi presente. Me gusta esa imagen que nos regalas de ese tramo del Duero, como si asomara la cabeza para verlo entre los arbustos que enmarcan su cauce. Espero que tus paseos por esos parajes alumbren tu creatividad y procuren placer a todos tus sentidos. Felices vacaciones!
ResponderEliminarBesos
Debo entonar el mea culpa porque siendo zamorano no he profundizado en Claudio Rodríguez, conozco su trayectoria, pero apenas he leído nada de él. Gracias a este poema, me crea la necesidad de conocerlo y leerlo porque creo que me he perdido algo y debo encontrarlo. "El dolor verdadero no hace ruido", no lo olvidaré.
ResponderEliminarUn abrazo.
Casi he sentido, no sólo el murmullo de los álamos y el agua sino, también, el dolor del poeta. ¡Tan victorioso en su poesía! Gracias y mil gracias por traérnoslo. Un abrazo.
ResponderEliminarEl dolor verdadero es de la naturaleza del silencio y, al propio tiempo, es mutante (soledad, discordia,injusticia, despecho...)Y en esa cadena de alteraciones genéticas, es inspirador, es belleza. Es Claudio Rodríguez. Está, desde hace tiempo, en mi biblioteca.
ResponderEliminarY ya que pasas por Zamora, uno de mis poemas breves favoritos es Canción 5 de Blas de Otero:
Por los puentes de Zamora,
sola y lenta, iba mi alma.
No por el puente de hierro,
el de piedra es el que amaba.
A ratos miraba al cielo,
a ratos miraba al agua.
Por los puentes de Zamora,
sola y lenta, iba mi alma.
Pura riografía.
Besos desde la orilla.
Muy bella la poesía de Claudio y hermosa tu foto.
ResponderEliminarSaludos y que tengas una linda semana.
JO GRASS:
ResponderEliminarMe alegra el habértelo vuelto a redescubrir.
El Duero siempre ha sido un río que ha inspirado desde los más épicos romances medievales hasta a Antonio Machado, Gerardo Diego, e incluso al mismísimo y racional Unamuno. Su "riografía" poética tiene a muchos poetas a cuestas que no supieron ni quisieron resistir a sus encantos.
Es un placer que te haya gustado. Gracias por tus deseos y yo también te deseo descanso y creatividad, querida Jo.
Un besito.
aun se puede poseer poesia desde el dolor y más aun fotografiarla! hay mucha belleza en este post Marisa! besosaorillasdelríodelaplata
ResponderEliminarPues sí que las hojas del álamo se han manifestado en todo su esplendor.
ResponderEliminarUna verdadera joya... no concibo la vida sin poesía sin ella viviríamos sin rumbo, sin norte, como huérfanos.
Gracias Marisa por traer de la mano a este autor que no conocia, pero su poesía la sentí totalmente familiar...
Un fuerte abrazo y mi saludo al Duero inspirador de tantas almas!
VALVERDE DE LUCERNA:
ResponderEliminarCitas, precisamente, el verso del poema que más me gusta y conmueve,
"El dolor verdadero no hace ruido"
Alguien que es capaz de escribir algo tan intenso, bello y doloroso a la vez, y profundo, como este verso, bien merece la pena leerse. No te defraudará, aunque tengo que confesarte que no toda su producción poética me gusta. No. Tengo seleccionados algunos poemas que me gustan de él pero no todos me atraen. Con esto, no quiero quitar ni un ápice de valor a este gran poeta.
Lo que más me impresiona de Claudio Rodríguez es que está poetizando desde lo sencillo y natural y, de repente, te suelta un verso del estilo del anterior, con una fuerza tan arrolladora que se te clava en el alma. Eso es lo que más me gusta de su estilo.
Te animo a que le eches un vistazo a tu (nuestro) paisano.
Un abrazo, Valverde.
JULIO DÍAZ-ESCAMILLA:
ResponderEliminarSu dolor también se oye, querido Julio, sí, pero solo en su silencio. Me gusta la lectura que has hecho y que te haya gustado.
Gracias a ti por tu visita.
Un fuerte abrazo.
La fotografía es muy bonita :). Él es un grande...a la generación del 50 le pesa mucho todo, la guerra reciente, el brillo deslumbrante del 27, el ser los últimos y que el profesor nunca llegue a esa parte del temario...y, sin embargo, son excepcionales.Un beso, Marisa
ResponderEliminarMIGUEL COBO:
ResponderEliminarCelebro que Claudio Rodríguez esté en tu biblioteca. Siéndote sincera, intuía que lo estaba. Es preciosa esa lectura que has hecho del dolor de los versos de este poeta zamorano.
Conocía este bello poema de Blas de Otero. No me extraña que se quedara con el Puente de Piedra y no con el de Hierro (a pesar de su influencia arquitectónica con la Torre Eiffel), ya que el de Piedra es una de las muchas joyas románicas que posee Zamora.
Efectivamente, pura riografía (este término de tu propia creación, me encanta).
Besos desde ese puente de Piedra hacia tu orilla, Miguel.
Querida Marisa: "de la seca boca de la envidia", y uno siente una sana y respetuosa envidia de ese gran poeta.
ResponderEliminarEs que los de Zamora son buena gente y buenos poetas, y mejores amigos.
Un beso
GUILLE:
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado, poema y fotografía.
Un fuerte abrazo y feliz semana también para ti.
HORACIO FIORIELLO:
ResponderEliminarSí, Horacio, el álamo es el pretexto, el dolor, el contexto.
Me gusta que hayas sentido esa belleza. Gracias por tus palabras.
Un beso que navega desde la orilla del Duero hasta tu orilla del río de la Plata
ADRIANA ALBA:
ResponderEliminarPor el duero ha navegado y navega mucha poesía, querida Adriana. Este río y sus orillas plagadas de álamos tienen algo más que misterioso: puro sentimiento.
Es un placer habértelo presentado y que te haya gustado.
Un besito.
ALMA:
ResponderEliminarLos poetas de la llamada "Generación del 50" son también llamados "los niños de la guerra". Es cierto que les pesa la mutilación ideológica que supuso la posguerra y sus nefastas consecuencias, también la losa cercana de la Generación del 27 pero..."que el profesor no llegue nunca a esa parte del temario"..., ahí ya no estoy tan de acuerdo, Alma; yo siempre llego y los profesores de lengua y literatura que siempre me han rodeado, muchos y variados, también lo han hecho; imagino que siempre estará la excepción, pero no creo que sea justo generalizarlo a todos los docentes (pasa un poco igual que con la mala fama de los funcionarios, a los que se les acribilla y descalifica en muchos casos injustamente, pero esto es otro tema).
Gracias por la visita, Alma.
Un beso.
RAFAEL MULERO VALENZUELA:
ResponderEliminarMi querido Rafael, "de la seca boca de la envidia"... has seleccionado un verso que dice más de lo que parece. Yo también me considero una envidiosa de tu poesía, y mucho.
Gracias por esa valoración que haces de los zamoranos (y por lo que a mí me toca): peculiares pero buena gente, sin duda.
Muchos besos, mi querido amigo.
Cierto, Marisa. El murmullo de las hojas de un álamo, de una alameda frondosa, es tan sereno como la suave caricia del viento castellano, suave, pertinaz y fresco, del norte.
ResponderEliminarLa maestría con la que describe Claudio Rodríguez el sonido del suave son de la fronda, es suficiente para curar las heridas de la traición que siempre, siempre, están provocadas por uno de los rastreros enigmas de la mente humana, la envidia.
Querida amiga Marisa, vuelvo a felicitarte por tu exquisita sensibilidad al elegir poemas o textos de esta categoría. Desafortunadamente, personas como Claudio siempre nos dejan demasiado temprano y un poco más solos.
Me congratulo de poder leerte y compartir sentimientos ante palabras tan bellas.
Gracias, Marisa, por revivir la España que amo a partir de poetas como este. Con tan grande pasado no puede haber más que un grandioso futuro.
ResponderEliminarAbrazos mu cálidos en pleno otoño!
Reconozco mi supina ignorancia, pues ni tan siquiera conocía a este autor. Me ha gustado mucho el poema. Vaya comienzo tiene: «El dolor verdadero no hace ruido»... Me parece magistral ese verso (y todos los que le siguen).
ResponderEliminarGran fotografía también. Espero que disfrutes tus días en Zamora. Mi besito susurrado ;-)
Marisa, gracias por traer a tu blog poetas que de otra manera, el desconocimiento o el olvido, en algunos casos, los sumergen en el silencio.
ResponderEliminarLa Generación del 50 la conocí por el poeta canario Luis Feria, enorme poeta que es preciso reivindicar y que se relacinó con este grupo de escritores. Un día buscando un libro suyo me encontré con Hierro, Valente, Claudio Rodríguez en la sección tranquila y deshabitada de Poesía de una librería y me alegré del hallazo. Hubo un poema: "Espuma" de Claudio Rodríguez que me envolvió y, de vez en cuando, acudo a él.
Un abrazo
Oh, no quise molestarte, Marisa, pero los míos nunca llegaron. En segundo de BUP nos quedamos en Vicente Aleixandre y no veas lo que corrió la pobre Madre Inés para llegar a él, que era su favorito, se comió medio modernismo para correr más. En COU Doña Marina, alumna en Soria de Gerardo Diego al que detestaba con una fijación que terminó por contagiarme, avanzó un poco más y llegó hasta Miguel Hernández sólo para brindarme la oportunidad de explicarlo yo :D porque siempre fui una niña muy enchufada y él es "mi" poeta... A Gil de Biedma, a Jose Angel Valente, a Claudio Rodríguez...a todos los descubrí muy tarde y por mi cuenta. Un beso, chula ( y siento si el comentario se duplicó porque se me ha quedado la página colgada)
ResponderEliminarCuando eres un castellano-leonés que vive en áridas tierras del sureste español toda ventana a un río ancho y caudaloso, al susurro de los álamos estrecimecidos por el viento, es un una bocanada de aire. Y bien sabía Claudio Rodríguez de lo que hablaba al decir "que el dolor verdadero no hace ruido": tampoco la nostalgia. Un beso.
ResponderEliminarHermoso, muchas gracias por compartirlo. Como muchos no conocía a ese autor.
ResponderEliminarEspero encontrar mas cosas de él por el espacio cibernetico y por las bibliotecas si con suerte lo encuentro.
Saludos.
No lo conocía, pero a gerardo Diego sí. El poema, toda un visisección poética del dolor..trama y encanta eso de que el dolor no hace ruido...si es un silencio que roe, o mejor rumia...Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarEs un placer visitar tu blog. A tus magníficas entradas –y esta de hoy lo es mucho- también los comentarios que recibes da gusto leerlos, como la canción 5 de Blas de Otero que ha subido Miguel Cobo. Cada vez me gusta más venir por tu sitio. Un abrazo.
ResponderEliminarClaudio Rodríguez, justamente multipremiado, es el poeta que cantó al agua dulce del Duero, de los álamos que crecen en sus riberas a su paso por Zamora. Gerardo Diego, su antecesor de generación poética y de sillón de la academia, cántabro de nacimiento en las riberas salobres del Cantábrico, también sintió el embrujo del Duero:
ResponderEliminarROMANCE DEL DUERO
Río Duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja;
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.
Indiferente o cobarde,
la ciudad vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.
Tú, viejo Duero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.
Y entre los santos de piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.
Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha,
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.
Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada,
sino los enamorados
que preguntan por sus almas
y siembran en tus espumas
palabras de amor, palabras.
...Y los del norte, con su naturaleza verde y exuberante, sabemos apreciar la belleza austera de los paisajes castellanos.
Un abrazo, Marisa.
ANTONIO CAMPILLO:
ResponderEliminarCelebro que te haya gustado la elección, Antonio.
Tienes razón en lo que dices: la envidia es uno de los rastreros enigmas de la mente humana. Y me temo que Claudio Rodríguez la padeció en primera persona.
Muchas gracias por tus cariñosas palabras. Es toda una suerte el poder contar con tus comentarios.
Un fuerte abrazo.
ROBERTO ESMORIS LARA:
ResponderEliminarEs toda una alegría volver a verte por este rincón, querido Roberto.
Estoy contigo, Claudio Rodríguez engrandece el pasado (que no es más que el escalón siguiente para llegar al futuro).
Yo también te mando mis cálidos abrazos para ese otoño tuyo. Un beso, querido amigo.
KINEZOE:
ResponderEliminarEs un placer haberte podido presentar a este poeta. Yo también me quedo con el verso que has elegido:
«El dolor verdadero no hace ruido»
Como decía en otro comentario, lo que más me gusta de la poesía de Claudio Rodríguez es que dentro de una composición donde predominan versos muy sencillos, de repente introduce un verso como el que he citado que te deja desarmado. Ese contraste, me gusta.
Me alegro de que te haya gustado también la fotografía.
Gracias por los deseos que me mandas; yo también espero que pases unos días semanasanteros de lo más apacibles.
Besos susurrados, querido Kine.
FELICIDAD BATISTA:
ResponderEliminarTienes mucha razón en lo que dices, Felicidad: hay muchos poetas que sufren el olvido por las motivos que dices y por muchos más. Es por ello por lo que soy un poco escéptica en lo que se refiere al concepto de "Generación" que, como sabes, agrupa a escritores con unas características similares (y a veces excesivamente normativistas) y delega al olvido a otros que no las cumplen pero tienen una calidad poética excelente.
Este no es el caso de Claudio Rodríguez pero al leer tu (siempre) agradable comentario, me ha hecho reflexionar sobre ello, y es una lástima que sea así.
El poema de Claudio Rodríguez, al que aludes, "Espuma" es precioso, especialmente los versos finales que poseen una fuerza lírica y vital que no es de extrañar que te sigan envolviendo.
Es un placer tenerte por aquí.
Un fuerte abrazo, Felicidad.
ALMA:
ResponderEliminarNo me has molestado en absoluto. La variedad de opiniones siempre es fuente de enriquecimiento, así lo he pensado siempre y así lo sigo pensando.
La Madre Inés solo llegó a Vicente Aleixandre y corriendo...uhm... eso te pasa por poner la Literatura en manos de la Iglesia,jajajja (yo también estudié con monjas y sé que les interesaba mucho más otro tipo de literatura "más política", vamos a decirlo así...) Y Doña Marina... ¡uf! , lo que pueden influir los profesores en el alumnado, en eso estamos de acuerdo.
Lo dicho, niña enchufada, que no hay morritos ni nada de eso,jajjaja.
Un beso.
JUAN HERREZUELO:
ResponderEliminarBienvenido al club de castellanos-leoneses desterrados (como el Cid) al centro-sur penínsular.
No te falta razón al decir que no solo el verdadero dolor no hace ruido, también la nostalgia, y añadiría que todo aquel sentimiento realmente importante, ese que no hace falta oír porque con su silencio grita.
Me ha gustado tu bello comentario. Gracias.
Un beso, Juan.
MUCHITA:
ResponderEliminarNo creo que te sea difícil encontrarlo, al menos en España.
Gracias a ti por tu visita.
Un abrazo.
CARLOS AUGUSTO PEREYRA MARTÍNEZ:
ResponderEliminarEs un placer haberte podido presentar a Claudio Rodríguez.
Estoy contigo: el poema es toda una bisección del dolor a través de la metáfora del sonido de las hojas del álamo.
Me alegro de que te haya gustado.
Un abrazo, Carlos.
DESDELATERRAZA-VIAJARALAHISTORIA:
ResponderEliminarEres muy amable con tu comentario. El placer es mío si te ha gustado y has disfrutado con este poema.
En cuanto a los comentarios de mis seguidores, tienes razón, da gusto leerlos. Me considero muy afortunada por contar con gente que siempre aporta y enriquece el punto de vista del post mediante un "diálogo" fluido, rico y culto, mediante el cual aprendo y aprendemos.
Para mí también es un placer tenerte por este rincón, Dlt.
Un abrazo.
JANO:
ResponderEliminarEl poema que dejas de Gerardo Diego siempre me ha traído a la memoria un tramo que conozco del río Duero que me parece especialmente bello. Muchas gracias por traerlo.
El sentimiento es mutuo: los leoneses y castellanos también sabemos apreciar la exuberancia de esa naturaleza del bellísimo norte peninsular, como por ejemplo, Pedro Garfias (Salamanca 1901-Méjico 1967):
ASTURIAS
Asturias, si yo pudiera,
si yo supiera cantarte...
Asturias verde de montes
y negra de minerales.
Yo soy un hombre del Sur
polvo, sol, fatiga y hambre,
hambre de pan y horizontes...
¡Hambre!
Bajo la piel resecada
ríos sólidos de sangre
y el corazón asfixiado
sin venas para aliviarte.
Los ojos ciegos, los ojos
ciegos de tanto mirarte
sin verte, Asturias lejana,
hija de mi misma madre.
Dos veces, dos, has tenido
ocasion para jugarte
la vida en una partida,
y las dos te la jugaste.
¿Quién derribará ese árbol
de Asturias, ya sin ramaje,
desnudo, seco, clavado
con su raíz entrañable
que corre por toda España
crispándonos de coraje?
Mirad, obreros del mundo
su silueta recortarse
contra este cielo impasible
vertical, inquebrantable,
firme sobre roca firme,
herida viva de su carne.
Millones de puños gritan
su cólera por los aires,
millones de corazones
golpean contra sus cárceles.
Prepara tu salto último
lívida muerte cobarde
prepara tu último salto
que Asturias esta aguardándote
sola en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.
Pedro Garfias.
Un fuerte abrazo, Jano.
Hola Marisa,
ResponderEliminar¿De vacaciones, entonces?
Me has descubierto un poeta que desconocia.Eso es lo terrible de los colegios terribles, que son terribles, y una nunca llega a los capitulos interesantes de los libros, quedandose siempre, y en cada asignatura, alla por el renacimiento.
El principio es de una belleza brutal arrolladora : "El dolor verdadero no hace ruido". Estoy completamente de acuerdo. Pero si te fijas, el final, como broche de cierre, aparece timidamente la esperanza,el encontrar algun sentido, la "epica humana" : "El dolor que es mi victoria". No, no es facil vencer en segun que batallas...
Y finalmente: ¡Asturias, himno "oficioso"! Que descubrimiento, conocia la version musicalizada de Victor Manuel (maravillosa) pero no el autor de la letra.
Asi que... gracias por mis regalitos de Pascua!
Besitos, descansa y disfruta. Nos vemos.
Thank you for stopping by! I really do appreciate your taking the time to leave a comment...I read each and everyone of them. I hope your day is a good one and that you will come back again soon. Take care. Nelson Souzza :)
ResponderEliminarMe cuesta entender porque ese dolor es su victoria, lo he leído por lo menos diez veces, bien pausado y tengo que intentarlo mañana porque no consigo descrubrir esa sensacion de vitoria.
ResponderEliminarMañana lo intento de nuevo, no paso de largo.
Besotes.
PRUNUS AVIUM:
ResponderEliminarLo has definido muy bien: "Eso es lo terrible de los colegios terribles, que son terribles". Creo que no voy a añadir nada más.
Los dos versos que has elegido del poema, también a mí son los que más me gustan; el primro es implícitamente claro, y el segundo, más oscuro, lo has definido (otra vez) estupendamente: "epica humana". Vuelvo a no añadir nada más porque tú lo has hecho magistralmente.
En cuanto a lo d Asturias,jajjaja, era para Jano, para que viese que también castellanos-leoneses aman el norte y lo poetizan, pero... no sé por qué tengo la impresión de que estoy ante otra asturiana,jejeje.
Gracias a ti por tus buenos deseos, Prunus. Tú también disfruta lo más paganamente posible de esta de esta Semana Santa.
Un besito.
NEL:
ResponderEliminarObrigado pela sua visita, Nelson. Espero que tenha gostado do poema.
Um abraço.
ÁNGEL IVÁN:
ResponderEliminarjajjaja, OK, si mañana lo sigues sin entender, con tu permiso te lo explico.
Besotes.
He paseado de tu mano, de su mano por ese Duero que tan buenos ratos me ha dado y he sentido el aire sobre mi piel, el sonido de las hojas y el dolor
ResponderEliminarUn besote corazón que disfrutes de tu tierra
Buenísima la poesía que seleccionaste y muy elocuente la reseña del autor. Me gustaron mucho esas líneas. Es verdad, quien ha tenido oportunidad de pasar con cierta frecuencia cerca de un camino de álamos reconoce ese sonido a ojos cerrados, te diré. No sé por qué otros árboles no reproducen ese parloteo.
ResponderEliminarEsta línea tan declaratoria: "Traición que vino
de un ruin consejo de la seca boca de la envidia", qué bien armada que está.
Gracias, Marisa, por esta poesía. Un abrazo grande.
Marisa, nos brindas todo, poesía, historia, imágenes. Qué bueno es visitarte.
ResponderEliminarTe dejo un beso.
Humberto.
Traición que vino
ResponderEliminarde un ruin consejo de la seca boca
de la envidia
Mira que he leido muchas expresiones sobre la envidia, pero esta linea es soberbia, un altisimo nivel expresado en unas cuantas palabras, precioso.
Gran eleccion Marisa!
Me ha gustado mucho, aunque confieso que apenas había leído casi nada de este poeta. Tendré que aplicarme, pero es tan amplio el panorama y somos tan limitados...
ResponderEliminarHas encendido una luz que me hará buscar cosas de este autor. Te lo agradezco.
Abrazo,
AG
Lo prometido es deuda, voy a intentar expliclarme -cosa difícil por otra parte, jeje- y voy a usar un simil bélico, todo el mundo habla de la victoria "griega" en el paso de las Termópilas o las victorias de Pirro el rey Epiro, si el dolor o las pérdidas son tan grandes ¿cómo se puede hablar de victoria?
ResponderEliminarParafraseando el chiste: "virgencita que me quede como estoy".
Un besote y tu me puedes explicar lo que quieras, con o sin mi permiso, que conste.
Sí, Marisa escucho el son de las hojas en las alamedas, llega ese sonido silenciado y a a la vez pletórico. Siento como la naturaleza, ese paraje cercano del poeta, se fusiona en un abrazo sagrado con su paisaje interior. Me alegra haber conocido a Don Claudio de tu mano. Y me imagino cuan intenso ha de ser -habiendo bebido de su poesía- observar y pasear por aquellos lugares.
ResponderEliminarMis besos!
Gracias marisa por traerlo, para mí es un descubrimiento.Ese sonido de las hojas del alamo, lo conozco, es una música, muy buena entrada. Enriquecedora.
ResponderEliminarmariarosa
Marisa un poema precioso aunque sospechoso. ¿Se puede experimentar tanto dolor mientras se camina por la vera del río esplendor de lo vivo y de lo que amanece?
ResponderEliminarmi beso (siempre, y perdon por mi ausencia)
Me traslado al río, sentada escuchando el arruyo de su caminar ,,, y mientras ,, los versos de este poema.
ResponderEliminarY no se por que ,,otra vez esa asosiacion de ideas ,,,
una frase de Gandhi.
" El unico tirano que acepto en este mundo , es la voz silenciosa dentro de mi"
Si me preguntas por que de esta frase no sabria contestarte.
Un abrazo Marisa gracias por este poema.
Marisa, gracias por compartir este precioso poema de Claudio Rodríguez. Me has transportado a los parajes zamoranos, y mientras lo leía he sentido el rumor de los álamos. Cómo no, destacar por cierto para mí, que el dolor verdadero no hace ruido y ese susurro que permance continuado y dañino no desaparece.....por mucho que paseemos junto al Duero.
ResponderEliminarMil estrellas de alegría
Sherezade
Mi vasta ignorancia se ha visto reducida por tu referencia a este maravilloso poeta. Sufre el no conocer, y me regocija. Y sus últimos versos, el dolor como fuerza, sorprende y otorga justamente eso: fortaleza al texto, a la pulsión castigada por el sufriente, aunque elegante, poema que lo precede. Bello. Besos.
ResponderEliminarEscrito con acento pausado, redondeando las letras, despacito, como antaño, en lápiz y sobre cuaderno de caligrafía… Un paisaje sereno, de campos entendibles, sencilla y tierna hierba fresca…los chopos de la existencia ansían de cruzar el “sendero de letras”… Esperando el día que las utopías atesoren realidades. Ahora río, charlaré un ratito contigo ¿sobre qué? me dirás, Ja, claro, ¿qué tema no hemos tocado ya en este concierto de expresiones…? Hubo un tiempo, en que el aire era dulce, y tú y yo adolescentes. Creíamos en espíritus libres, sin conocer el precio que había que pagar por los sueños…vivíamos el presente porque, apenas sí, teníamos pasado…y el futuro estaba tan lejos, que no lo divisábamos ni en pensamientos. A veces nos sentábamos en el camino a esperar que cesaran las lluvias, otras, recibíamos todas las tempestades y mojados de lágrimas, secábamos las ropas junto al fuego, que ardía, en nuestro interior más recóndito. Escuchábamos la música del relámpago y las notas fluían en la psicodélica del tiempo…Luego, ya llegó el dolor de la vida…Abrazos de caminantes, con las manos en los bolsillos del reencuentro de percepciones –recuerda que somos almas de río- y vagaremos perennemente por su filo.
ResponderEliminar40AÑERA:
ResponderEliminarSi has disfrutado de ese paseo al lado de esas aguas calmas y ese susurrar de álamos, me doy por satisfecha.
Disfruta tú también de estos días semanasanteros.
Un fuerte beso, Cuaren.
NOELIA:
ResponderEliminarEl susurro del viento en los álamos es un silencio muy gratificante, estoy de acuerdo. Estos árboles de la ribera del Duero tienen un lenguaje especial.
Me alegra que hayas disfrutado de la composición de este poeta.
Un beso, Noelia.
HUMBERTO DIB:
ResponderEliminarMuchas gracias, Humberto; esa es mi intención: que os guste.
Gracias por tu visita y disculpa mi ausencia por tu blog durante estos días. Estoy de vacaciones (incluidas cibernéticas). Te visitaré en breve.
Un beso.
SYD:
ResponderEliminarBuena elección la de esos versos, Syd. La intensidad metafórica de esa "seca boca de la envidia" es líricamente brutal.
Celebro que te haya gustado el poema.
Gracias por la visita y un fuerte abrazo.
Siento los álamos, el murmullo del río y ese dolor de poeta que hace que lea el poema en un lenguaje muy especial.
ResponderEliminarDisfruta de esos paseos por el río mientras te dejas envolver por poemas como este que yo desconoc´ñia.
Felices vacaciones, Marisa.
Un gran abrazo
Sin duda leeré más sobre este poeta andariego!
ResponderEliminarsiempre tomo tus buenas recomendaciones.
Besos mujer!
Interesante recomendación, el dolor que puede ser una victoria!
ResponderEliminarAbrazos enormes!
MILU:
ResponderEliminarMe alegro de que hayas disfrutado del poema, Milu.
Gracias por tus deseos, pero ya a día de hoy, las vacaciones finalizan... siempre quedará el recuerdo de ese susurro de los álamos.
Un fuerte abrazo, querida amiga.
EFA:
ResponderEliminarAgradezco que tengas en tal consideración mis recomendaciones.
Besos también para ti.
EL SEÑOR DÁLTANOS:
ResponderEliminarQuién lo diría ¿verdad? pero estoy empezando a creer que realmente el dolor puede ser una victoria (háganse lecturas varias).
Gracias por la visita.
Yo también te mando un abrazo enorme.
ALBERTO GRANADOS:
ResponderEliminarCreo que te gustará, Alberto. Personalmente, no admiro su producción poética al completo, pero tiene composiciones magníficas.
Es un placer habértelo descubierto.
Que lo disfrutes.
Un fuerte abrazo.
ÁNGEL IVÁN:
ResponderEliminarEn primer lugar, disculparme por mi ausencia. Las vacaciones no pueden esperar,jeje.
Creo que no hace falta que te explique nada, querido Ángel, por la sencilla razón de que tú mismo has encontrado la respuesta con una expresión que has utilizado "victoria griega". La conmuto, con tu permiso, por la palabra "épica". El dolor puede ser victoria aún perdiendo la batalla. La lectura de lo que acabo de escribir puede ser variada, desde la satisfacción de saber que se posee la capacidad para SENTIR de verdad (don no muy común), hasta el dolor como medio de exorcismo de algo negativo que acabará siendo victoria cuando acabe de salir del todo y desaparezca.
No sé si te habrán convencido mis argumentos (yo intuyo que no teniendo en cuenta el inconformismo de tus letras,jajjaja), pero como lo prometido era deuda, ahora ya no lo es.
Un besote.
RICARDO MIÑANA:
ResponderEliminarGracias por tus deseos, Ricardo. Yo también espero que estas fiestas de Semana Santa te hayan sido gratas.
Y no hay nada que disculpar: yo también he estado ausente. Intentaré ponerme al día con vuestros blogs.
Un besito.
EVA MAGALLANES:
ResponderEliminarHas captado y sentido ese paisaje de orillas del Duero como Claudio Rodríguez y otros tantos poetas también lo percibieron.
Realmente es didícil no dejarse llevar por la lírica de esos parajes.
Un abrazo enorme, querida Eva.
MARIAROSA:
ResponderEliminarEl placer es mío al habértelo descubierto. Y llevas razón, el sonido de las hojas del álamo es música para el corazón.
Un abrazo, Mariarosa.
EL MAGNETISTA:
ResponderEliminarJusto en ese momento en que te rodeas de lo vivo y de lo que amanece, es cuando se puede sentir el dolor más punzante por el contraste entre ambas sensaciones, la externa y la interna.
Supongo que así lo sintió Claudio Rodríguez. Mi paseo fue... diferente.
No hay nada que perdonar, mi querido Magnetista, yo también he estado ausente pero todo eso... ya lo sabes ;-)
Mis besos...siempre.
LAUVIAH:
ResponderEliminarMe ha encantado esa frase que me has dejado de Gandhi:
"El unico tirano que acepto en este mundo , es la voz silenciosa dentro de mi"
Es perfecta. Muchas gracias, Lauviah. Sublime pensamiento y titánica realidad, sin duda.
Un abrazo grande, grande.
SHEREZADE:
ResponderEliminarEfectivamente, el dolor verdadero no hace ruido ni tampoco desaparece ni con las caricias del Duero. Pero poco a poco, el viento va desapareciendo, dejando de mecer esas hojas de los álamos; es cuando el susurro desaparece llevándose consigo el silencio del dolor.
Me alegro de que hayas disfrutado de este paseo.
Un besote, Sherezade.
JAVIER F. NOYA:
ResponderEliminarQuerido Javier, todos somos ignorantes de casi todo, como humanos casi nada nos puede ser ajeno, por tanto, creo que es mejor disfrutar del desconocimiento para poder disfrutar del conocer.
Es un placer haberte presentado a este poeta zamorano, y que hayas percibido la belleza de esta composición. Tu lectura me ha gustado: el dolor como fuerza de vivir y sentir.
Gracias a ti por tu visita.
Un besote.
KIMBERTRANCANUT:
ResponderEliminarTu comentario es un relato lírico precioso, Kim. Muchas gracias. Es todo un lujo contar con una mente lectora y escritora como la tuya. Siempre enriqueces mis entradas, amigo.
El final de tu comentario: "somos almas de río- y vagaremos perennemente por su filo", me ha parecido delicioso, Kim.
Un fuerte abrazo de caminantes por riberas de ríos.
Te dejo mi abrazo... quedo a la espera de tu próximo post... ¿todo bien?
ResponderEliminarMuchos cariños!
EVA MAGALLANES:
ResponderEliminarGracias por ese abrazo, Eva. Las vacaciones y el trabajo acumulado me han tenido un poco distante del blog, pero estaba a punto de publicar cuando he recibido tu comentario.
Todo bien. Eres un sol.
Un enorme abrazo, querida amiga.
Marisa:
ResponderEliminarNo conocía a este poeta, Claudio Rodriguez. El poema que has puesto es precioso, muy sutil,me gusta ese estilo. Muchas gracias, Marisa, por darlo a conocer. Y perdona que venga tan tarde...tú has estado tan "semanasantera" que tampoco me he preocupado mucho por dejar comentario. Pero ya veo que te lo has pasado muy bien...
Besazo.
MARIÁN:
ResponderEliminarEs un placer presentarte a este poeta, Marián, espero que lo hayas disfrutado.
No hay nada que perdonar. La actividad del blog la entiendo siempre como un placer, tanto para publicar como para comentar; nunca una obligación. Y las vacaciones me han tenido un poco apartada de esta actividad.
Si acaso, la que se tiene que disculpar soy yo por mi ausencia en tu blog. Me estoy poniendo al día, pero sois tantos los que amablemente me seguís que, cuando te despistas un poco, ponerte al día requiere un tiempo que aveces me falta.
Gracias por estar, amiga.
Un besote.
infinitas gracias por regalarnos las bellas y profundas letras de este insigne poeta, un besin de esta asturiana que sin esperar ser molestia se queda en tu bella morada.
ResponderEliminarOZNA-OZNA:
ResponderEliminarBienvenida al blog, Ozna.
Gracias a ti por tu tiempo, y encantada de que hayas disfrutado de esas hojas blancas de álamo mecidas por los versos de nuestro entrañable Claudio Rodríguez.
Saludos cordiales.