La lluvia del tiempo difumina los contornos de líneas dibujadas en la tierra húmeda, rayuelas del juego de la vida por las que avanzamos a la pata coja intentando mover correctamente la piedra que hemos encontrado en nuestro camino.
La lluvia del tiempo sofoca la lava que emerge del volcán pero es incapaz de extinguir sus entrañas. Y es que la gesta del recuerdo hasta es temida por el propio tiempo.
Así nos lo recuerda Julio Llamazares (León 1955) en La lluvia amarilla (1988), lectura muy recomendable, cuya huella rescato del olvido…
El tiempo acaba siempre borrando las heridas. El tiempo es una lluvia paciente y amarilla que apaga poco a poco los fuegos más violentos. Pero hay hogueras que arden bajo la tierra, grietas de la memoria tan secas y profundas que ni siquiera el diluvio de la muerte bastaría tal vez para borrarlas. Uno trata de acostumbrarse a convivir con ellas, amontona silencios y óxido encima del recuerdo y, cuando cree que ya todo lo ha olvidado, basta una simple carta, una fotografía, para que salte en mil pedazos la lámina del hielo del olvido.
Y es que hay diferentes tipo de heridas.
ResponderEliminarAlgunas se curan con una simple tirita, otras requieren ademas la cancion del "sana, sana , culito de rana" de labios de mama ; con abrazo y mimitos incluidos.
Otras requieren tratamiento, hospitalizacion.
Y algunas veces han de amputarte algun miembro , y ¿Sabes? Incluso despues de ello, sigue doliendo esa parte ausente...
Querida Marisa, tus posts merecen toda mi atencion y respeto, es por ello que volveré con todas las luces encendidas, aun me cuesta reponerme. Gracias por tus bellas visitas, amiga.
ResponderEliminarTe mando un beso enorme, con todo mi cariño!
~Charo Bustos.~
¿No crees que a veces es el tiempo el que causa las heridas? ¿Esas quién las cura?
ResponderEliminarQue cierto!, y que bien dicho!, muchas veces me ha pasado encontrar casual o deliberadamente algún recuerdo guardado, una carta, una fotografía, un objeto... y es como tan certera y bellamente dice el autor que nos traes, la emoción me coge en un segundo, toda la historia contenida allí estalla, como si la memoria despertase de golpe recordándome que en rigor, nada se ha olvidado.
ResponderEliminarY a la vez es necesario yy sanador el olvido. Borges escribe al respecto del olvido y la memoria un relato llamado Funes, el Memorioso; quizás lo conoces.
Marisa me contenta leerte nuevamente,
Un fuerte abrazo!
Claro, claro, son heridas profundas que sangran cada vez que aparecen las situaciones que las provocaron aunque intentemos cerrarlas porque nos hacen sufrir.
ResponderEliminarGracias, Marisa por hacernos reflexionar y mirar hacia adentro.
Un abrazo.
El minimo sonido o una flor o un perfume, hace renacer ese tiempo olvidado.
ResponderEliminarSabio el escritor, no lo conocía, gracias por traerlo del tiempo y ayudarnos a conocerlo.
Un beso.
mariarosa.
Me ha hecho ilusión esta entrada, la novela trasncurre en un pueblo aragones Anielle, y quizás por ello es muy especial para mí.
ResponderEliminarEl año pasado la incluímos en las lecturas de un Club de lectura de personas mayores y leerla,de nuevo, bajo su visión fué impactante.
Apoyo tu recomendación, es sencilla de leer y durísima de sentir.
Un abrazo
Qué buen fragmento nos traes, Marisa. A mi, además de lo que han aportado los anteriores comentaristas, me ha traído a la cabeza el mundo rural, con amores y también con odios larvados que explotan un día sin que nadie sepa muy bien por qué.
ResponderEliminarUn abrazo, Marisa
PRUNUS AVIUN:
ResponderEliminarDescribes muy bien los diferentes tipos de heridas, quizás las del alma sean las más graves y a las que ni el tiempo puede curar.
Besos, amiga.
CHARO BUSTOS CRUZ:
ResponderEliminarEspero y deseo que ese resfriado mejore y que te recuperes pronto, Charo.
Un fuerte beso.
HORACIO HOLIVEIRA:
ResponderEliminarClaro que lo creo. El tiempo no solo sabe poner tiritas a las heridas sino que frecuentemente pone distancias que las abre, mitifica, desvirtúa o idealiza. Contra esas lesiones, hay poco que hacer...
Un abrazo.
EVA MAGALLANES:
ResponderEliminarTodos aquellos elementos que formaron parte de nuestra vida, llámense fotografías, cartas u cualquier otra cosa simbólica de nuestro devenir vital, son la llave que destruyen el tiempo y avivan el recuerdo hasta límites insospechados. Nuestra memoria es nuestra gran aliada y también nuestra gran enemiga.
No conozco el relato que citas de Borges, pero por supuesto que lo leeré. Gracias por la referencia, Eva.
Para mí también es un placer el volver a leerte.
Un fuerte abrazo.
VALVERDE DE LUCERNA:
ResponderEliminarEl libro en cuestión hace reflexionar. Es muy triste, pero refleja muy bien, entre otras cosas, como el tiempo "oxida" todo lo material, pero la memoria lo rescata del olvido con la trágica sensación de la soledad; las heridas son maquilladas por el tiempo, pero la memoria las recupera en su máximo esplendor.
Gracias a ti por tus comentarios.
Un fuerte abrazo.
MARIAROSA:
ResponderEliminarLas conexiones químicas que se producen en nuestro cerebro con un sonido, una imagen, un aroma, son extraordinariamente fascinantes ya que son capaces de transportarnos a lugares y sensaciones alejadas en el espacio y el tiempo. La magia de la memoria.
Te recomiendo esta corta novela, escrita en una bellísima prosa poética (siempre y cuando los ánimos no anden bajos ya que es tan bella como triste).
Un abrazo.
PILAR:
ResponderEliminarMe encanta que conozcas la novela. Sí, la acción transcurre en Anielle, un pueblecito aragonés ( tu tierra) a punto de quedar abandonado, y esa sensación de soledad, recuerdo, tristeza y muerte, está narrada con una espléndida prosa poética por el último habitante del mismo.
Julio Llamazares, refleja la historia del pueblo que le vio nacer, Vegamián (León), pueblo ya desaparecido, a través del pueblecito de Anielle.
Refleja muy bien el problema de despoblamiento absoluto que están sufriendo muchos pueblos, sobre todo, de Castilla Y León y Aragón.
Sería interesantísimo conocer la opinión de esas personas mayores de ese Club de Lectura del que hablas.
Novela totalmente recomendable, bella pero, como bien dices, "muy dura de sentir".
Un abrazo, Pilar.
XIBELIUSS:
ResponderEliminarLa vida del mundo rural, con sus odios y sus amores, soterrados y desenterrados, como bien dices, sin un porqué justificado, me da verdadero pavor.
En el mundo urbano no es que sea muy diferente, pero hay una mayor despersonalización e individualismo que, quizás haga que esa "lámina del hielo del olvido" de la que habla Llamazares, se convierta en una dura coraza.
Abrazos, Xibeliuss.
PILAR:
ResponderEliminarPor cierto, Pilar, la fotografía que pongo, extraída del enlace que aporto, es realmente del pueblo de Anielle, tal y como se encuentra ahora, en riesgo de abandono.
Que prosa tan poética tiene, y que cierto lo que dice. Qué fragmento tan bueno el que has seleccionado, relamente es un trozo de poesía. Cuántas veces nos salta la lámina de hielo del olvido ante algo quizás incluso más simple que una carta o una fotografía. Algo como un aroma, una colonia, una canción, cualquier cosa mínima es perfecto detonante si tiene un punto de unión con algo que guardamos tras una "lámina" de olvido. Y aveces ni siquiera es advertido en el momento, apenas una nostalgia infundada, fortuita.
ResponderEliminarMuy buena recomendación, y muy bien elegida la cita.
Un abrazo, Marisa.
Magnífico, Julio Llamazares. Auténtica prosa poética. El texto me ha hecho evocar los versos de Miguel Hernández:
ResponderEliminarLlegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.
Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.
Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.
Besos
Un aroma, un recuerdo, una lectura como la que hoy nos acercas, es el detonante del pellizco en el alma, esos momentos vividos que nio se van nunca, que permanecen por más que intentemos deshacernos de ellos. Imposible creerse que vamos por la vida con una coraza . Estamos llenos de grietas y si se ahonda un poco, tenemos el alma lleno de pústulas y costras.
ResponderEliminarLa lluvia que forman las hojas otoñales al caer, la lluvia del tiempo que todo lo va oxidando. La vida que se agota, un único habitante, (con su perra sin nombre) .
Es un libro donde el autor maneja el lenguaje de una forma magnífica.
Me ha encantado.
Un beso
Las pasiones humanas se evaporan por accion del tiempo. La lluvia es una bruma de pasiones que se concentra en el cielo y cae sobre nuestra piel desnuda. Nos deja rastros y palabras que se filtran en nuestra experiencia, y un dia, el menos pensado, decimos, pensamos o sentimos algo que nos sorprende, y es la lluvia que habla por nuestro cuerpo. Son las pasiones de los otros que eligen nuestra tez para decir lo que no pudieron. La lluvia es una voz colectiva que nos elige para conjugar algunos verbos infinitos, y despues se evapora, y llueve en otros cuerpos para decirles y repertirnos todas aquellas cosas que tienen por capricho y destino perdurar.
ResponderEliminarmi beso amarillo.
La herida por si misma no tiene tamaño, este lo pone el cerebro receptor. Si la herida es dolorosa, la profundidad es del cerebro, son estas interconexiones las que dan o quitan profundidad al dolor.
ResponderEliminarLos humanos necesitamos tanto al dolor como al placer, el dolor para aprender y el placer para seguir.
La profundidad de la huella es la misma para el dolor como para el placer (dentro del mismo cerebro), con lo cual debemos sentirnos compensados.
Se ve en tu foto, la grieta de la estructura es impresionante y ahí sigue, en Anielle.
Saludos Marisa
Creo que hay páginas en los "libros de la vida " que recordamos más que otras,en ocasiones es mas facil olvidar lo negativo cuando la mente recuerda, pero el alma trae consigo muchas vivencias que pasan desaparcibidas y es cuando se presentan en nuestra vida patrones de conductas a repetición que nos hacen daño..."Don Simón conocía el mapa de las almas".
ResponderEliminar(por eso es tan necesario sanar, para que el recuerdo que nos haya dejado heridas se vaya diluyendo y nuestras mochilas se aligeren)
de lo contrario cualquier disparador emocional puede hacer emerger la lava oculta.
-Es una opinión personal, pero es en lo que creo-
Me gustó mucho Marisa.
Te dejo un gran abrazo.
La herida se cura, pero y la cicatriz? Aunque no quieras verla, sabes que está ahí.
ResponderEliminarApunto en mi busqueda de nuevas letras, a ver si tengo suerte y la localizo, se me antoja difícil tarea por el año de publicación.
ResponderEliminarConvivimos con nuestras heridas y cerradas y vivimos soportando y acostmbrándonos a las cicatrices.
Un besote muy abrigado.
El recuerdo y el olvido están separados por una estrecha línea trazada en tiza, como la rayuela que menciona Llamazares. Esas hogueras arden o dejan de hacerlo con facilidad; dependerá de si la lluvia se llevó los restos de tiza.
ResponderEliminarBesos
La vida tiene bálsamos que curan cicatrices. Miguel Hernández. (El señor Cobo lo ha nombrado, es curioso, pensé en esos versos al poner aquí mi comentario) No sé porqué el poeta Miguel Hernández siempre me ha estremecido...
ResponderEliminarDesperté de ser niño
nunca despiertes.
Triste llevo la boca
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Qué bien lo has expresado. Hay heridas que se adormecen en nuestro interior, están ahí como latentes, esperando ese instante que las hace resurgir con virulencia. Hay heridas que el tiempo no cura.
ResponderEliminarBesosss.
Con respeto. Sin ser un bloguero, es la primera vez que participo en tu blog.
ResponderEliminarHay heridas como las del amor, que más de las veces con el pasar del tiempo y la llegada de otro amor se extingue y lo que alguna vez fue nuestra pasión y razón de vivir se convierte en una vieja historia o en apenas un vago recuerdo. Pero también hay heridas y dolores que ni el tiempo ni la llegada de un amor igual son capaces de liberarte, porque quien pierde un hijo, ni la llegada de otro hijo te lo hará olvidar.
Pues mira que aparte de estar perfectamente escrito, es un consejo maravilloso.
ResponderEliminarAhora mismo voy a romper fotografías para que dejen de acumular silencios.
Un saludo admirado como siempre.
NOELIA;
ResponderEliminarSí, este fragmento es pura prosa poética, y toda la novela lo es. De hecho, yo empecé a apreciar este género cuando leí este libro. Si te gusta la prosa poética, te recomiendo que lo leas: es corto, de fácil lectura, muy lírico pero también muy duro de sentir como una comentarista ha dicho.
Un abrazo, Noelia.
MIGUEL COBO:
ResponderEliminarDejas uno de los poemas que más me gusta de Miguel Hernández; tres heridas de alto rango las que cita este poeta, muy difíciles de cicatrizar.
Besos sin vendajes.
MILU:
ResponderEliminarPues a mí me ha encantado tu comentario, Milu. Esa coraza de la que hablas, creo como tú que es bastante vulnerable; es más, quien no se la pone es realmente quien no la necesita, cuando la utilizamos no nos hace más fuertes sino más vulnerables.
Tenemos que acostumbrarnos a vivir y convivir con determinadas cosas y sentimientos que nos arrastran a lugares que, quizás, no queramos ir. Tal vez la solución esté en educar a nuestros sentimientos (¡ardua labor!).
Un fuerte beso.
EL MAGNETISTA:
ResponderEliminarLa lluvia de nuestra pasión actual es la suma de lluvias pretéritas que ya descargaron sobre nuestra piel. Realmente no nos desprendemos nunca de esas gotas que deben perdurar, las utilizamos o reelaboramos para pasiones venideras.
Me ha gustado lo que has dicho y como lo has dicho: justo, apropiado, poético, real, soñado...magnético, tú.
Besos lluviosamente amarillos.
JUNO:
ResponderEliminarComparto plenamente lo que dices. Algo solo te hace daño si tú dejas que te lo haga; y cuando lo permites, la magnitud de la herida también la eliges tú ¿Quién te hace daño realmente, los otros o tú mismo?
En cualquier caso, el ser humano necesita tanto del dolor para aprender como del placer para seguir, como tan acertadamente dices.
Sí, "la grieta de la estructura" es impresionante, se ve bien en la foto...
Contar con comentarios como el tuyo, sinceramente, es un verdadero placer. Gracias por participar.
Un abrazo, Juno.
ADRIANA ALBA:
ResponderEliminarSiempre tan acertada, querida Adriana. Hay que sanar las heridas antes de aventurarse en otra batalla y, aún así, hay que asumir que, recaídas las hay, así que, veámoslas con cierto distanciamiento y relatividad aportados por el tiempo y a seguir escribiendo esas páginas del libro de la vida donde el pasado también va en el mismo paquete...
Un fuerte abrazo, sanadora de palabras.
AIRAMA:
ResponderEliminarHabrá que recurrir a la cirugía estética o bien acostumbrarnos a esa cicatriz. Yo opto por lo segundo, será aceptar nuestro pasado y nuestras decisiones, mientras que la cirugía las borra pero no las cura...
Abrazos, MªJosé.
ÁNGEL IVÁN:
ResponderEliminarNo creo que te cueste adquirir la novela a pesar del año de publicación, al menos en España. Es todo un clásico dentro del género de la prosa poética.
Espero que te guste, en realidad, sé que te va a gustar.
Besos muy, muy abrigaditos, sí, jeje.
JOSEP CAPSIR:
ResponderEliminarLa rayuela la he mencionado yo, Josep, que te me has distraído tirando un avión de papel al del pupitre de delante, y te me vas a quedar sin recreo :-)
Tienes razón en que el recuerdo y el olvido están separados por una fina línea, y esto es aplicable a la "gesta" que hemos emprendido ambos y que los dos sabemos: un cenicero, un mechero, el después del café...el recuerdo viene y hay que echar mano del olvido...pero la fina línea de tiza a veces la difuminamos. Mantengamos la guardia. Que la lluvia se lleve todos los restos de nicotina.
Besos, mi querido crak.
MARIÁN:
ResponderEliminarLa vida de Miguel Hernández hace estremecer, y si además nos la cuenta él mismo en sus versos, el clímax es total. Ya sois dos los comentaristas que han relacionado esta cita con el poema de "Las tres heridas" de Miguel Hernández. Yo no había hecho esa conexión en ningún momento, por eso mismo, me entusiasma el "diálogo" escrito que mantengo con vosotros: es increíblemente enriquecedor. Lo que más me gusta de la Literatura es su interpretación, y todos los hacéis de manera exquisita, rica, sinceramente, todo un lujo.
Gracias por dejar ese bello poema de ese poeta pastor y, sobre todo, ferviente guerrero de la vida.
Muchos besos y todo mi cariño.
ANIKI:
ResponderEliminarYo creo que el tiempo no cura ninguna herida, las adormece. El pasado siempre vuelve, queramos o no.
Besos.
Qué bella entrada!! y es una suerte, porque concuerda justamente con lo que quise decir, seguramente de manera infructuosa, en mi último post. Un gran abrazo
ResponderEliminarJUAN CARLOS:
ResponderEliminarSé bienvenido al blog.
Estoy contigo: hay heridas que ni el huracán del tiempo puede ni podrá borrar. Cuando esto pasa, debemos tener armas para combatir esa tristeza o impotencia y convertirlas en algo positivo, sacarles rentabilidad emocional y, por un lado, aprender de ellas, y por otro, ver los aspectos positivos que ello puede tener. Al fin y al cabo, es nuestro pasado, nuestras decisiones, nuestras circunstancias, nuestras vivencias...y hay que aceptarlas, nunca luchar contra ellas ya que la guerra estará perdida antes ya de iniciarla.
Aprovecho para decirte que he visitado tu perfil. He comprobado que no tienes ningún blog, pero me gustaría decirte que la descripción que has hecho de tus "Datos personales" me parece un texto realmente precioso, puro cóctel vida-literatura, filosofía lírica y práctica, texto realmente encantador.
Un fuerte abrazo y hasta cuando quieras.
INOCENCIA MONTES:
ResponderEliminarMe ha gustado tu comentario por lo valiente que es. En decenas de ocasiones yo también he tomado la decisión de romper fotografías para que dejen de acumular silencios, pero...el problema es que las fotografías de papel se dejan romper, las fotografías del alma son irrompibles. No sé yo si no vas a perder el tiempo...
Gracias por tu visita y comentario, Inocencia. Ahora mismo me paso por tu blog que he estado un poco despistada contigo y no me gusta estarlo con las buenas letras como las tuyas.
Un fuerte abrazo.
EL DRAC:
ResponderEliminarAmbos en nuestras entradas, hemos querido decir lo mismo, y yo diría que tú lo has dicho de una manera espectacular, lírica y personal. Así que de infructuoso, nada, espléndidamente bellos tus versos.
Bienvenido al blog, Drac, un placer tenerte por aquí.
Un abrazo.
La lluvia y el tiempo borran los caminos, crece de nuevo la hierba en los campos despoblados. En el pueblo abandonado, queda la tiza en la losa…como presagiando la infancia y el alboroto de otros tiempos…Razón tiene el hombre, las heridas curan, pero no cicatrizan. El tiempo nos endurece y relaja, a la par que nos vuelve más vulnerables…siempre a tientas, aguardando recuerdos…Hermosas letras compañera de estudio…Abrazos besables, facturando aguaceros, que extingan fuegos apagados por la materia deshumanizada.
ResponderEliminarUn magnífico libro de viajes, Marisa. Lo compre, lo leí, lo volví a leer. Un libro que nos lleva a nuestras raices, a esas tierras y pueblos olvidados... Sigo por aquí mostrando su tristeza, en una naturaleza aún viva, recuperándose...
ResponderEliminarUn abrazo,
Luis.
Arrodillado, con orejas de burro, brazos en cruz y con sendos libros en cada mano. Pero no me dejes sin recreo, quiero comerme el bocadillo...
ResponderEliminarYa te daré yo a tí rayuela.
Enhorabuena por la gesta...
Me he quedado traspuesta. ¿Te puedes creer que no he leido nada de Llamazares? ¿Cómo he pasado tanto tiempo de mi vida sin prestarle atención? ¡Qué sabio fragmento nos muestras aquí! Y qué facil que un pequeño detalle: sonido, aroma, foto...haga aflorar una herida que creíamos enterrada y vencida. Este fin de semana voy a revisar la obra de este hombre! Mil gracias por traerlo a mi presente!! besitos
ResponderEliminarMe encanta el fervor con que te siguen tus lectores, es que realmente pones en tu pluma el impulso que te hace volar, y a nosotros con vos.
ResponderEliminarbesos y alas
LUIS G.:
ResponderEliminarEs una magnífica novela de prosa poética, me alegro de que lo conozcas, Luis. El abandono absoluto o riesgo de ello que sufren muchos pueblos de Castilla y León y también de Aragón, actualmente, es abrumador. Tienes razón de que en ellos se encuentran nustras raíces, y Julio Llamazares lo expresa divinamente en este libro.
Me alegro de tu visita.
Un fuerte abrazo.
KIMBERTRANCANUT:
ResponderEliminarLa lluvia y el tiempo borran los caminos pero, como bien dices, la nueva hierba crece en los campos despoblados, y eso es signo de vida.
Tu comentario no tiene nada que envidiarle a cualquier fragmento de "La lluvia amarilla". Escribes increíblemente bien, Kim, e invito a aquellos de mis lectores que no te conozcan, a visitar tu blog y a disfrutar de unas letras que tampoco la lluvia del tiempo creo que puedan borrar.
Besos entre esa lluvia que difumina y revitaliza.
JOSEP CAPSIR:
ResponderEliminarNo te me enfurruñes...que los libros que te he puesto en ambas manos son delgaditos...:-), :-)
Te perdonaré el recreo, que tienes que comerte ese bocadillo y estás en edad de crecer...
En el fondo tengo que reconocer que siento una debilidad por hacer rabiar a mi alumno enchufado, que lo eres, lo eres...
Enhorabuena también a ti por la gesta. No bajes la guardia. Yo más que bajar, me subo por las paredes.
Besos tiernos y compensatorios al peso de los libros.
JO GRASS:
ResponderEliminarHay tantos y tantos escritores que no conocemos...pero cualquier día se cruzan en nuestro camino y son como esa lluvia amarilla, transpasan las grietas hasta llegarnos al fondo del alma.
Espero que te guste esta novela. Solo la recomiendo si los ánimos están estables, en caso contrario, la disfrutarás igual, pero levantarte el ánimo no lo hará.
Gracias a ti por tu visita.
Muchos besos, Jo.
HORACIO FIORIELLO:
ResponderEliminarTodos mis lectores sois una joya. Esas alas son bidireccionales, os hago volar pero vosotros a mí me lleváis también a regiones muy enriquecedoras que agradezco visitar y, en algunos casos, aprender. Solo puedo tener palabras cariñosas con vosotros ya que me considero muy rica de vuestro cariño. Sois estupendos y aportáis al blog un nivel muy alto.
Gracias.
Besos alados, Horacio.
Las heridas son las huellas de la vida. Unas cicatrizan y otras están latentes esperando el momento de volver a recordar.
ResponderEliminarJAVIER:
ResponderEliminarExacto. Creo que lo has expresado muy bien.
Saludos, Javier.
El tiempo... Ese gran anestesico en la mayoria de los casos,.. eternamente aliado con el olvido...
ResponderEliminarHace tiempo que lei La lluvia amarilla. Un libro duro, pero de los que permanecen en la memoria de cada uno... como dices en la presentación de tu blog, "Los libros son espejos: sólo se ve en ellos lo que uno ya lleva dentro. "...
Lleo a este blog desde Riografía y encuentro este post sobre un libro que he terminado de gozar hace dtres semanas. Magnífico libro y magnífico blog, que empezaré a seguir atentamente.
ResponderEliminarUn saludo,
Alberto Granados
IDEAS:
ResponderEliminarEfectivamente.
Los libros solo llevan aromas de palabras, es nuestro interior quien sabe traducir a su antojo esos alfabetos, esa Torre de Babel. Somos albañiles de mundos gracias al cemento de los libros.
Un libro no se escribe una vez sino múltiples, se reescribe cada vez que osamos aventurarnos entre sus páginas. El proceso me parece...hasta mágico.
Bienvenido al blog.
Saludos.
RIGOLETTO:
ResponderEliminarBienvenido al blog.
Observo que tienes reciente la lectura de "La lluvia amarilla". Me alegro de que hayas disfrutado de él, yo lo hice en su momento, pero cada vez que me asomo a cualquiera de sus páginas, la misma emoción que me sobrecogió cuando lo leí, vuelve. Y , para mí, justamente es esto, la pervivencia en el tiempo y en nuestro mundo interior de un libro, lo que diferencia la buena Literatura de aquella que no lo es tanto.
Es un placer que te haya gustado la entrada y el blog. Hasta cuando quieras, Alberto.
Saludos.
Como un mismo volcán que lo nombra
ResponderEliminarno apaga el fuego su calor anida siempre
desde lo mas adentro ,, por que la lava no es efímera
y cuando arde un recuerdo ,, lo expulsa con todas sus fuerzas hacia su el exterior.
Mas que bella lectura y sus asociaciones
A la naturaleza.
un saludo gracias por compartirlo
Siento el retraso, no he tenido el gusto de leer tu recomendación pero la cita me deja cavilando y un regusto en la mente interesante.
ResponderEliminarComo siempre profunda y acertada tus pequeñas reseñas
Un placer venir.
Buen finde cielo te dejo besos.
EL PASADO SIEMPRE VUELVE, Y SIEMPRE VUELVE CON ALGO NOVEDOSO, ESA ES LA MAGIA DEL RECUERDO!
ResponderEliminarME HA GUSTADO!
ABRAZOS ATEMPORALES!
Bello fragmento de la obra del "maestro"...
ResponderEliminarLas heridas se van difuminando con el tiempo pero jamás llegan a borrarse por completo. El recuerdo con su eterna magia nos las hace presente y a destiempo tan dolorosas como antaño.
Gracias por compartir impresiones y amistad, Marisa.
Un placer leerte, amiga, te dejo un beso grande y el deseo de que pases un feliz finde.
_Charo Bustos_☺
LAUVIAH:
ResponderEliminarHay volcanes que parecen apagados pero tan solo duermen el sueño de la noche esperando un amanecer propicio para cobrar vida y arrollar con su lava incandescente. Es el peligro de la naturaleza, de nuestra naturaleza.
Gracias a ti por tu visita.
Un abrazo.
40AÑERA:
ResponderEliminarNo hay nada que sentir.
Si alguna vez se cruza en tu camino esta novela, no la dejes pasar, atrápala para luego dejarte atrapar por ella.
El placer es siempre mío con tus visitas y tus comentarios.
Buen fin de semana también para ti, corazón.
Un beso.
EL SEÑOR DÁLTANOS:
ResponderEliminar"El pasado siempre vuelve...con algo novedoso, esa es la magia del recuerdo"
¿Sabes que me ha gustado mucho lo que has dicho? Todos sabemos que el pasado se reaparece en ocasiones, lo que tal vez desconocíamos era su parte novedosa. Aunque habrá que advertir que ese elemento novedoso no es sinónimo de mejoras necesariamente ¿no crees?
Abrazos, Señor Dáltanos.
CHARO BUSTOS CRUZ:
ResponderEliminarLas heridas del alma solo pueden, en el mejor de los casos, cicatrizar, pero no se puede hacerlas desaparecer como tampoco podemos hacerlo con nuestro pasado. Por tanto, estoy de acuerdo contigo, Charo.
Un beso y un buen fin de semana también para ti.
Marisa:
ResponderEliminargracias por tu comentario en mi blogs.
las heridas se cicatrizan con el tiempo y la distancia.
pero a veces son tan profundas que dejan su impronta en el alma.
besos
Querida Marisa: como loco y poseso llevo buscando el libro en mi biblioteca que últimamente reorganizo y pongo en orden.
ResponderEliminarEl Tiempo ese misterio que tanto me obsesiona en los últimos tiempos. Se me viene encima y apaga mis recuerdos y otras los enciende de forma despiadada.
Un beso querida amiga
Preciosa cita la que nos traes; siempre aprendiendo en cada nueva visita. No conocía este libro y el tema me parece de lo más interesante: los recuerdos, el paso del tiempo... Anotado queda.
ResponderEliminarUn beso y feliz semana, amiga.
Hola, Marisa, llegué hasta tu blog por recomendación de un amigo blogger y decidí quedarme. Muy buen espacio, voy a seguirte.
ResponderEliminarTe invitó a pasar por el mío.
Un saludo desde Argentina.
Humberto.
www.humbertodib.blogspot.com
BALOVEGA:
ResponderEliminarPues gracias por la visita y el saludo.
Yo también te deseo muy buena semana.
Un besito.
NORMA RUIZ:
ResponderEliminarUna herida es lo que es, y aunque desaparezca físicamente jamás lo hace del recuerdo. Hay que aprender a mirarla con la justa importancia que tiene, el alto precio en su día ya se pagó, quizás sea más inteligente verla desde la mirada anestésica.
No hay nada que agradecer, Norma, es un placer leerte.
Besos y buena semana.
RAFAEL MULERO VALENZUELA:
ResponderEliminarQuerido Rafael:
El Tiempo es un gran enemigo en muchas ocasiones y al que no se le puede vencer jamás. Ayuda a veces, a cicatrizar heridas, pero no lo hace gratuitamente, va sembrando la semilla del recuerdo a cambio del alivio del dolor, y todo vuelve a empezar en el giro continuo que es la misma vida.
Los recuerdos son esas rosas con espinas, fragantes pero peligrosas.
Un beso enorme, mi querido amigo.
KINEZOE:
ResponderEliminarEl libro es muy recomendable, Kine, la belleza de su prosa es impresionante pero no levanta los ánimos...quedas advertido ;-)
Gracias por tu visita y comentario, amigo.
Besitos y buena semana.
HUMBERTO DIB:
ResponderEliminarBienvenido al blog, Humberto, me alegra de que te guste lo que has visto.
Por supuesto que acepto la invitación a pasarme por tu blog.
Saludos y hasta cuando quieras.
Llego absolutamente encantado después de leer tu texto sobre "Lo que el viento se llevó" en el blog de Kinezoe y te felicito por tu manwra de escribir. También tomo nota de tu recomendación
ResponderEliminarliteraria de esta entrada. Un fuerte abrazo.
A lo largo de nuestra vida el tiempo es un enemigo formidable, pero lo aceptamos porque intuitivamente sabemos que tiene la llave de la celda, y un dia nos abrirá esa ultima puerta.
ResponderEliminarMARCOS CALLAU:
ResponderEliminarMuchas gracias, Marcos, tus palabras son muy amables. De verdad que es un placer que te haya gustado el texto sobre "Lo que el viento se llevó", y más teniendo en cuenta que esa valoración viene de alguien que escribe magistralmente.
Te reitero mi agradecimiento y un fuerte abrazo.
F.S.R.BANDA:
ResponderEliminarEnemigo sin par, desde luego. A veces nos engaña pareciendo que nos echa una mano, pero luego pasa la factura del recuerdo.
El tiempo no tiene una sola llave, las tiene todas.
Saludos, Fernán.
El tiempo es un bálsamo que poco a poco va poniendo paz en nuestro corazón y ayuda a sanar las heridas y hasta borrar las cicatrices....
ResponderEliminarBello post amiga mía... paso a saludarte y desearte un bello febrero...
JALE
JAIRO ANDRÉS LOAIZA-ESPINOZA:
ResponderEliminarEsperemos que no sea el "bálsamo de Fierabrás".
Yo también te deseo un bello febrero, Jairo, me alegro de tu visita.
Un abrazo.
Leí La lluvia amarilla hace muchos años, quedé emocionado con el monólogo, con esa soledad de Andrés.
ResponderEliminarMe sentí muy reflejado y me cautivó ese libro desde la primera página.
Me lo has recordado y te lo agradezco.
Los buenos libros son como los aromas, cuando los vuelves a rescatar te acuerdas de las situaciones en los que los leíste.
Saludos.
Bonito e interesante tu post que reaviva recuerdos de lecturas y recuerdos de sentimientos.
ResponderEliminarPara mi la lluvia es presagio siempre de recuerdos, inspira , y trae nostalgias del pasado , casi siempre tan fina y diluida que olvida traidora llevarse los recuerdos...en fin que tu post me ha inspirado llenado de recuerdos
y ha puesto en escena ami corazón bohemio.
Cuando escribes , me gusta lo que escribes y cuando traes siempre denotas la calidad de tu espíritu ,...¡sigue!!!
Un b eso
Tiffany’s , el mejor lugar del mundo, donde nada malo te puede ocurrir.
ResponderEliminarpasa x mi blog, creo que te gustara ^^
JAVIER:
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, cuando recuperas las páginas o las citas (el corazón del libro, me gusta llamarlo a mí) de un libro que has leído, vuelves a viajar en el espacio y en el tiempo. La bella magia de la Literatura que a todos nos atrapa, nos place o condena...
Bienvenido al blog. Gracias por tus comentarios, aquí y en el de Kinezoe. Muy amable.
Un saludo.
AUDREY-HEPBURN:
ResponderEliminarAcabo de venir de tu espacio y tenías razón en tu recomendación: me gusta. Me gusta y me quedo por allí. Todo un descubrimiento...
Bienvenida al blog.
Saludos.
ANDRÉ DE ÁRTABRO:
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Andrés. Me alegro de que hayas disfrutado de esa lluvia de recuerdos, amarillos, a veces, pero cálidas gotas de nuestro pasado, siempre.
Un fuerte beso.