Fotografía: Via – http://www.flickr.com
Sintió en la punta de los dedos de las manos el frío de la escarcha del exterior. Le dolían aunque no tanto como su corazón palpitante de miedo. No era capaz de discernir si el dolor que coronaba las yemas de sus dedos era fruto de la cruel helada que debía estar cayendo encima de él o del furor de arañar desesperadamente el raso negro que forraba la tartana del último viaje. Viajaba en primera clase al invierno de las nieves que abrasan.
Sintió en la punta de los dedos de las manos el frío de la escarcha del exterior. Le dolían aunque no tanto como su corazón palpitante de miedo. No era capaz de discernir si el dolor que coronaba las yemas de sus dedos era fruto de la cruel helada que debía estar cayendo encima de él o del furor de arañar desesperadamente el raso negro que forraba la tartana del último viaje. Viajaba en primera clase al invierno de las nieves que abrasan.
Sólo recordaba que se durmió en el sueño de las mil y una noches, y cuando despertó se encontró en el cuento de la oscuridad que no habla, que acecha esperando con sudorosa paciencia el último desenlace. No podía ver las estrellas pero dentro del pulido ataúd miles de fantasmas de luciérnagas lanzaban carcajadas de luces de colores. Sabía lo que había pasado, sabía que podía pasar, sabía que le había pasado a él. Sabía lo que sólo saben los que ven la llama de la vela extinguirse en una pulgada de cera azabache. Y deseó ver por última vez la luz de la luna que cubriría con un crespón de plata la losa blanca de su prisión.
No quiso moverse, prefería no despertar al alma para que no llorase. Optó por imaginar las bellas flores de arcos iris que cubrirían con caricias de consuelo su nombre en la lápida, flores con las horas contadas como él, flores que se ajarían con la marcha fúnebre del tiempo. Podía olerlas, podía ver sus tallos sangrando, podía oír sus lamentos de vidas sesgadas. Y recordó cuando siendo niño rodaba feliz por la pendiente de fresca hierba, en una vorágine de cielo y campo dando vueltas sobre sí mismo mientras giraba por la ladera, sin importarle donde conduciría ese viaje suicida de la infancia. Cometas de flores, piedras, y nubes se mezclaban en un cielo surrealista. Ahora veía lo mismo, pero en la profundidad húmeda de la oscuridad que gime.
Percibió que el aire había preferido mecer las ramas de los cipreses del cementerio. Huía lentamente abandonándole en la orfandad de lo decrépito. La asfixia de lo que no se comprende se posó sobre su corazón como mariposa que no puede salir de su crisálida. Y oyó las risas del niño volteando en la hierba, oyó el crujido de minúsculos seres carnívoros horadando su armadura de madera.
Y la vela sedienta de oxígeno de ríos se extinguió en el silencio del sueño infinito.
Tus relatos tienden una red que engancha al lector. Y en éste se percibe esa oscuridad que envuelve el cuerpo como una mortaja hacia un final sin billete de vuelta.
ResponderEliminarBesos, Marisa.
Luis.
Agónico trance para el desamparado hombre que aguarda ansioso el último amén. No me quiero ni imaginar semejante tortura psíquica engendrada de tan macabra circunstancia.
ResponderEliminarMe alegro de que optara por imaginar secuencias dichosas de su infancia y ... que hubiera podido arañar con sus largas y poderosas uñas lo suficiente para abrir una rendija en su cielo de madera y albergar una promesa en el resplandor de la noche, aunque en la ficción prefiero los finales siniestros, son mucho más interesantes.
La muerte, esa dama de negro, miraba su reloj, era la hora, no había excusas, ahí dejaba otro cuerpo yerto.
Me encanta este género, lo he disfrutado mucho, y la fotografía es genial.
!!o-tró!! !!o-tró!!
un abrazo, reina.
Aaaaaay! Te has metido en una de las peores pesadillas que se pueden tener! ¡Ser enterrado vivo! Y el lenguaje que has elegido lo hace aún más amenazante.
ResponderEliminarUn abrazo (pese a los escalofríos)
Hola Marisa,
ResponderEliminarSe me ha hecho tan corto que me he quedado con ganas de más. Yo, en los momentos difíciles, busco los recuerdos más agradables de mi vida y así me duermo.
Un beso
¿Será así, tal como tan detalladamente lo relatas? Lo presiento luminoso, sospecho que la vida es un sueño de la muerte.
ResponderEliminarUn tejido sublime, Marisa, obrita de arte!
Besos de tu amigo REL
LUIS G.: gracias por tus amables palabras; ese es mi propósito, envolveros en la atmósfera que creo para que paséis un rato agradable (aunque la temática de este relato sea más inquietante que relajante).
ResponderEliminarBesos.
BEATRIZ: mi querida Bea, descarté finales siniestros desde el primer momento porque bastante siniestra es la historia ya en sí. No obstante ¿qué puede haber más siniestro que la muerte?
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, la fotografía es una maravilla.
Tus palabras siempre son joyas preciadas en este blog, amiga,gracias por dejarlas aquí.
Mil besos.
XIBELIUSS: lamento haberte hecho pasar ese mal rato de escalofríos,jeje. Para mí ha sido todo un halago: la literatura debe despertar todo tipo de emociones en el lector, zarandearle para que sienta, pero...qué te voy a contar yo a ti, cuentista... :-)
ResponderEliminarGracias por tus palabras y un fuerte abrazo.
AIRAMA: el relato es intencionadamente corto, no quiero abusar ni del tiempo ni de la paciencia de mis lectores :-) Aunque estoy contigo en que el tema da para mucho, mucho...
ResponderEliminarTu actitud es muy positiva frente a las adversidades: recordar la felicidad es el mejor antídoto para casi todo.
Espero que el paseo haya sido agradable.
Un beso.
ROBERTO ESMORIS LARA: con toda seguridad, si nos encontráramos en esa situación, no sería como lo relato. Somos humanos y todos sabemos cómo nos sentiríamos, por eso mismo, me alejo de lo real y me sumerjo en la ficción para sedar el sentimiento más humano que tenemos: el miedo. Estoy contigo en que la vida no es más que el sueño de la muerte.
ResponderEliminarGracias por tus amables palabras y sinceramente me alegro de que te haya gustado.
Besos, Roberto.
Hasta el relato de la muerte es bello escrito por tí, el alma que comienza a observar de atrás hacia adelante los acontecimientos de su vida terrena.
ResponderEliminarMe hizo recordar de alguna manera a la película Más allá de los sueños...
Fantástico Marisa!
Abrazos!
ADRIANA ALBA: siempre acertadas tus lecturas, amiga. A medida que nos acercamos al final nos vamos reencontrando con el principio, acercarnos a la muerte no es más que retornar al paraíso perdido de la infancia.
ResponderEliminarGracias por tu valoración, tus palabras sí que son realmente bellas, Adriana.
Un fuerte beso.
Un relato estremecedor amiga Marisa ,sueño o realidad.... Esto que relatas es ficción pero en la vida real alguna vez ha pasado y debe de ser terrorífico morir dos veces, vivir esto que cuentas en tu texto también relatado.
ResponderEliminarBesos de MA y gracias por tu comentario dejado en mi blog.
Que relato estremecedor.
ResponderEliminarMuy bueno Marisa, un tema dificil de tratar, y lo has sabido llevar con un desarrollo delicado.
mariarosa
MI SEÑORA ES UN PLACER SU LLEGADA A MI ESPACIO MEDIEVAL. MI AGRADECIMIENTO POR TAN NOBLES PALABRAS QUE ME HAN LLENADO DE SATISFACCION. SIEMPRE QUE EL TIEMPO ME LO PERMITA , ACUDIRÉ A DARLE MI NOBLE COMENTARIO PUES VEO SU BLOG MARAVILLOSO.
ResponderEliminarMI BELLA DAMA UN HONOR SEGUIRLA POR LOS CAMINOS BLOGGEROS. A SUS PIES Y QUEDE CON DIOS...
me parece interesante la forma en que quieres expresar lo que piensas y sientes, desde ya el subtitulo de este blog me gusta, que los libros son un espejo, claro, o en realidad son campanadas que despiertan cosas guardadas en nuestro inconsciente. Me gusta lo que estás haciendo, saludos.
ResponderEliminarMi alter ego, el perrito de Mar del tuyú, también quiere ser un seguidor de tu Espejo de la Luna :)
ResponderEliminarBesos, Marisa
REL
!
ResponderEliminarhola Marisa
que escena tan bien pintada, a mi sienmpre me cuestan los relatos en tercera persona, siempre prefiero meterme en la piel del personaje, pero a veces es necesario contarlo desde otro punto de vista... y vos lo haces tan biien, leyendote se aprende :)
gracias por pasar por mi blog !
te dejo un beso enorme
y q estes bien
:)
Que bien has plasmado el momento de aceptación tras una batalla perdida, ya no hay lucha sólo espera...
ResponderEliminarMe ha encantado guapísima y como dicen otros de tus lecctores se me ha quedado corto.
Un bezazo y que pases un finde estupendo
MA: efectivamente, lo defines muy bien, debe ser terrorífico el morir dos veces y, desgraciadamente, ha pasado.
ResponderEliminarUn beso
MARIAROSA: sí, he intentado suavizar el relato, pero el tema en bastante serio.
ResponderEliminarGracias por tus palabras.
Un beso
CABALLERO MEDIEVAL: Respetado caballero:
ResponderEliminaren mi humilde castillo siempre habrá aposentos preparados para cuando vuestra merced tenga menester de honrarnos con su visita.
Mis respetos y quede con Dios.
RAFAEL: me alegro de que te haya gustado lo que has ido viendo. Estoy contigo en que los libros son reescritos por cada lector, la Literatura es así.
ResponderEliminarBienvenido.
Un saludo.
ROBERTO ESMORIS LARA: es una alegría para mí que tu perrito del Mar del Tuyú también quiera seguirme. Aunque...estoy preparando una entrada sobre un lindo gatito muy, muy, particular...ejem, espero que no le tenga mucha manía a los mininos :-)
ResponderEliminarUn beso REL.
CHARLIE: muchas gracias por tus lindas palabras. A mí me pasa lo contrario que a ti: me cuesta utilizar la 1ª persona cuando relato, más que nada por ese sentido del pudor, literario claro, que aún anda por ahí.
ResponderEliminarYo también aprendo mucho con tus increíbles poemas, conviertes en arte cualquier elemento sencillo de la cotidianidad.
Me alegro mucho que te haya gustado el relato.
Otro beso para ti.
CUARENTAÑERA: lo has resumido estupendamente: cuando se ha perdido la batalla sólo queda la espera, y ésta debe ser lo más serena posible.
ResponderEliminarYa sé que a algunos se os ha quedado corto, pues preparaos para leer el próximo,jeje
Gracias por tus palabras, amiga, yo también te deseo un estupendo fin de semana.
Un fuerte beso.
Me encantan tus frases, tan exageradamente perfectas y lumínicas, tan posesivas y sugestivas, casi más, sin duda más, mucho más, que el todo, y es, créeme que es, sobre todo éste.
ResponderEliminarUn beso.
DIEGO: gracias por lo que dices. Una frase puede iluminar un todo, pero eso sólo sólo lo captan los que saben mirar, como tú.
ResponderEliminarMe gusta haberte encontrado en este paseo, no lineal, sinuoso.
Un beso.
Me encantan estos textos cuya lectura terminan convirtiéndote en propietario del mismo y que se leen de manera distinta en función del estado de ánimo. Por eso, no es un simple texto para dejar pasarlo; es un texto para volver al mismo una y otra vez.
ResponderEliminarUn abrazo.
JARDINERO DE LAS NUBES: estoy de acuerdo contigo en lo de las lecturas múltiples de un texto. Es de lo que más me gusta de escribir.
ResponderEliminarUna vez que el placer de generar un texto termina, comienza otro igual de placentero: el de las varias y variadas lecturas de él por parte de los lectores. Soy amante de la interpretación y crítica literaria, y aprendo y disfruto mucho con vuestras lecturas. Ampliar puntos de vista, y encontrar miradas que se nos han pasado por alto, es una de las cosas que más me gustan en este terreno. Unas veces se corresponden con el sentido que tú le has dado al texto, otras no, pero son igualmente válidas y coherentes. Las cosas adquieren dimensiones distintas según la óptica con las que las mires.
El objetivo último: disfrutar y que disfrutéis.
Gracias por tus palabras y por tu tiempo.
Un fuerte abrazo.
Marisa, hay puesto desesperacion en tu pluma, y tu pluma dibuja muy bien lo que le pones en la punta... exquisito escrito
ResponderEliminarmi beso
druida
Cuando los dos cabos de la vela se queman lo que queda son cenizas, la oscuridad y cómo no el silencio que acompaña en la despedida. Lo difícil es decir adiós cuando es lo único que no querríamos hacer.
ResponderEliminar¡No podrías haberlo expresado mejor!
Al contrario, Marisa, amo a todos los animalitos...en fin, a todo ser vivo :)
ResponderEliminarBesos del REL
DRUIDA DE NOCHE: tengo una pluma muy obediente a la que le gusta pintar especialmente recovecos invisibles a los ojos.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, viniendo de tu mágica pluma, me llenan de satisfacción.
Un beso, Druida.
MAVERICK: me encanta la metáfora que has empleado para describir el final: "cuando los dos cabos de la vela se queman". Genial. Eso mismo pasa en el relato, y tú sí que no lo podías haber expresado mejor.
ResponderEliminarUn beso hacia esos mares del sur...o del norte, que los bajeles piratas nunca encuentran reposo.
ROBERTO ESMORIS LARA: entonces no habrá problema, REL, perritos y gatines en armonía, la fidelidad y la astucia habrán hecho las paces. Me encanta la idea.
ResponderEliminarBesos, amigo.
Es maravilloso y está espléndidamente escrito. Tiene un cierto aire a Poe que me encanta. Mis felicitaciones, Marisa. Quien escribiera como tú...
ResponderEliminarSaludos y buena semana.
KINEZOE: muchas gracias por tan generosas palabras y comparaciones. E.A.Poe me gusta, como todo el Romanticismo en general, más antes que ahora, pero algún poso importante debió quedar.
ResponderEliminarMe gusta que te hayas fijado en ese detalle, ya que mi intención era darle un aroma a Romanticismo del siglo XIX y algo he debido conseguir porque lo has captado enseguida.
Un abrazo y, por cierto, quién supiera de cine como tú... :-)
Hola me gusto mucho tu relato
ResponderEliminarpase un ratito distraido gracias
encantado de conocerte.
Recibe un abrazo y feliz semana...
LECTORES INQUIETOS POEMAS: me alegro de que te haya gustado.
ResponderEliminarBienvenido a este rinconcito.
Un abrazo.
Hola Marisa, te he conocido en casa de Kine y hoy he decidido entrar a visitarte y me he topado con esa foto del cementerio. Me gustaría saber si sabes a que cementerio pertenece o es una foto de internet o quizá es hasta un montaje
ResponderEliminarpues las nubes y los árboles no son muy creíbles -bajo mi punto de vista que tampoco es muy creíble que digamos-
Ya puestos te he leído y debo reconocer que me ha impresionado, ese relato desde el interior del ataúd me ha parecido extraordinario. Esa vida que le das al protagonista desde el interior de su traje de madera, es lo que me gustaría percibir a mi, y los que me conocen, no se extrañan cuando digo que me gustaría que me enterran vivo. A esa sensación que tú tan maravillosamente has descrito es precisamente a lo que me refiero.
Ya podrás darte cuenta que mis aficiones son un poco extravagantes.
Seguiré visitando tus entradas
Saludos cordiales de presentación
FANDESTËPHANE: La fotografía está sacada de Flickr, y su autora es Vía (hago referencia a ella en el pie de foto). La verdad es que no sé ni a qué cementerio pertenece ni si tiene montaje. Si quieres mi opinión, es que no lo tiene pero un amigo profesional del tema de la fotografía está convencido de que la foto es un montaje, tanto por la luz tan irreal como por los elementos que la forman.
ResponderEliminarMe alegra mucho de que el relato te haya gustado e incluso te haya resultado creíble. Me sorprende que esa sensación de que entierren vivo te gustaría experimentarla...a mí te aseguro que no, es una de mis peores pesadillas pero cada uno tiene sus gustos...
Gracias por tu visita y tus palabras. Sé bienvenido al Blog.
Saludos.