Capear el temporal con una serena sonrisa o moviendo acertadamente las piezas del ajedrez que nos ha proporcionado la experiencia.
Suculenta receta de vida la que nos propuso Sánchez Dragó en este tan denso como interesante libro.
Eso sí, este plato se debe servir bien frío y acompañado de un cálido vino que nos reconforte el alma.
Se enteró Dionisio de que todos los problemas de la vida, absolutamente todos, pueden recibirse con la larga cambiada del humor y ventilarse, desviarse, desdeñarse, destroncarse y olvidarse con el simple y acerado filo de una sonrisa. Lo que ciertamente no era poco.( ... )
No se lo esperaba. La lección, de todos modos, fue ruda e importante. Siempre lo es, tardío o no, el lúgubre descubrimiento de que no basta con entender las cosas para que cambien ni con saber lo que se quiere para empezar a hacerlo o, como mínimo, para intentarlo y luchar por ello. ( ... )
Ojo Dioni. Ponte ese flotador en la cintura y guarda en el bolsillo lo demás. No sueltes el timón. No sostengas la mirada de Circe. No comas nenúfares. No te enamores. Haz como Ulises: aprende a sobrevivir. Te lo digo porque dentro de un instante va a sucederte algo, pero no te asustes ni huyas ni busques pelea. Perderías el tiempo. No te opongas nunca a lo inevitable. Incorpóralo a tu vida o a tu alma y serás invencible. Capea, de momento, el temporal con tu famosa sonrisa, déjate ir y recurre, si sabes y puedes, a las ignotas fuerzas oscuras y al calor negro secretamente depositado por ellas en tu espíritu. No mires atrás, pero tampoco reniegues de tu pasado. Llévalo contigo. Y ahora, Dioni, suerte. ( ... )
Gracias a Dios que existen "Dionisios", porque si no ¿qué sería del vino servido en letras como las tuyas?
ResponderEliminarUn abrazo
Todos ,de alguna manera, tenemos algo de "Dionisios", eso es lo que nos iguala en ocasiones en este viaje.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Francisco, viniendo de ti es todo un elogio.
Un abrazo desde el otro lado del charco.