ORGÍA DE SOMBRAS
Cuando las sombras recorren el empedrado mojado de la ciudad, una orgía de pieles comienza a vibrar.
Cientos de cuerpos anónimos se cruzan como funambulistas caminando por una cuerda de seda intentando que sus pieles solitarias no se rocen, que sus ojos sin retinas no se hurten miradas, que sus palabras sin sintaxis no se precipiten por ninguna Torre de Babel. Viajan dentro de una burbuja terrenal que marca el límite áureo entre su espacio y las tierras ignotas de los demás cuerpos sin firma.
Pero sus sombras es lo más humano que tienen.
Mientras ellos se afanan en sembrar espacios siderales en los escasos centímetros que los separan, ellas se dan el gran banquete de abrazos informes. Se enredan en un festival caníbal de brazos y piernas. Se enmarañan en las plazas de las ciudades mientras alguna paloma picotea las migas de pan sembradas en su traje negro. Se cobijan bajo el paraguas ajeno para aprovechar el contacto íntimo de la sombra afortunada de tenerlo. Se enredan por la cintura en la cola del autobús. Se poseen en el bosque de la noche, en los pub, formando intersecciones que danzan el baile de la seducción, mientras los cuerpos anónimos bailan rituales solitarios en minúsculos espacios que miden rigurosamente para que ninguna piel roce la piel extranjera. Las sombras conocen la calidez del cuerpo desnudo en la playa, recorren sus cimas y sus valles, besan caricias y acarician deseos cuando el sol del atardecer las recuesta en la arena para que se amen lo que jamás podrán amarse los cuerpos sin nombre.
Nuestras sombras son políglotas del amor. Conocen cada rincón de la piel ajena. Están doctoradas en la filología de la caricia. Mientras los humanos funambulistas se hunden con la Atlántida, ellas navegan con la ley de la fuerza del viento. Los héroes bípedos de piel y cartón jamás sabrán que tienen un espejo delatador en cada paso que dan cuando la sombra se hizo carne huyendo de la caverna platónica.
Es que la Sombra de cada cual, lleva lo que Somos y no somos capaces de Ser. Me uno al baile de las sombras con sus tintes luminosos, sus medias tintas y su absoluta obscuridad. Quizás cuando la carne y la sombra se encuentren, otro paradigma surja, otra forma de existencia.
ResponderEliminarMe parece un texto éste que, dentro de lo que podríamos llamar hermético, es iluminador... nada dice explícitamente, es como la Sombra. Y el que no hurga en sus sombras nada puede saber de si mismo.
Buena prosa con un sustrato filosófico no menor.
Mis besos y mi reconocimiento de siempre!
Precioso texto, me resulta muy atractiva la idea de que las sombras son esa parte nuestra que no teme el contacto.
ResponderEliminarUn beso
"El amor vino en Abril
ResponderEliminarrecitando viejas coplas;
las manos llenas de besos,
los besos llenos de sombras.
Y con las primeras nieves
se escapó entre bambalinas
dibujando en las paredes
sombras y más sombras
sombras de la China [...]
La vida vino del Sur
y se me llevó con ella.
Las manos, llenas de sombras;
las sombras, llenas de estrellas.
Y con ella voy y vengo
fijo en que al volver la esquina
lo que soy y lo que tengo
solo serán sombras,
sombras de la China" J.M. Serrat
Después de todo, quizás las sombras sean proyecciones de nuestra esencia y no de cuerpos ocultos tras las caretas.
Tu texto, como siempre, cargado de sentidos (y de poesía, claro!)
Un fuerte abrazo, Marisa
Cuando uno huye de la caverna platónica, los trasvases del momento flector máximo, se proyectan en las sombras de la plasticidad humana, ademas del sentido que proyectan tus palabras.
ResponderEliminarUn beso
Las sombras quizás sean nuestro yo verdadero que no tiene problemas en manifestarse como es.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo y mi sombra, ángulo recto
ResponderEliminarYo y mi sombre, libro abierto.
Así, como los versos de Manuel Altolaguirre, asombrado te leo.
Besos
"Sombra: Densidad oscura que se desprende de los cuerpos iluminados", eso dice en el glosario paranoico.
ResponderEliminarMarisa, ciertamente este texto es impresionante. En principio desde la idea, más que idea la utilización genial de la pupila, la tercera, la de la médula. Puede elevarse como una mariposa de tinta y ver desde las alturas esa procesión de sombras mezcladas, curiosas, equilibristas...
Sublime creación, no m voy a olvidar nunca de este texto. Gracias por permitirme conocerlo.
un fuerte abrazo.
Sabes? el texto es muy inteligente, pero mas alla de eso, me llevo la vision de imaginarte observando el caminar rutinario de la gente al pasar, y tu mente haciendo un juego entre palabras bien elegidas y una critica a la sociedad que no mira ni por donde va.
ResponderEliminarSiempre admirare a mentes que mientras ven lo ordinario, piensan nada ordinario, y este texto es un genial reflejo de ello :)
Un besote Marisa!
PD: gracias por leer la propuesta de mi blog, se que lo que propongo no es del todo sencillo, pero si crees que hacerlo te dejaria una sensacion de descargo o algo de provecho, ya sabes, eso ahi seguira algun tiempo mas ;)
Me gusta ese símil que haces de las sombras de la muchedumbre en la gran ciudad con funambulistas o trapecistas sobre cuerdas de seda invisibles. Y como bien dices, lo más humano que tienen es la sombra. Buen fin de semana, Marisa.
ResponderEliminarMe ha impactado como nunca tu entrada. Describes con maestría la fuerza de las sombras. Están ahí y me muestras como se mueve una sociedad que no sabe bien hacía donde va.
ResponderEliminarMe resulta complejo dejar un comentario ante un texto que me ha cautivado.
Es un texto genial. Vuelvo a leerlo.
Muchos besos
EVA MAGALLANES:
ResponderEliminarYo no tengo tan claro que nuestra propia sombra refleje lo que realmente somos. Cuando la carne y la sombra se unan, es cuando realmente nos encontraremos ante el espejo que es uno mismo.
Gracias por tu tiempo, Eva.
Muchos besos.
PILAR:
ResponderEliminarExacto, Pilar. Nuestras propias sombras no temen el contacto del que se suele salvaguardar el cuerpo. No entienden de estúpidos protocolos ni de distancias incomprensibles: en una vorágine de sinceridad se acarician, se entremezclan, se respetan y se fusionan en un singular que es el plural que somos todos.
Me alegro de que lo hayas disfrutado.
Un beso.
XIBELIUSS:
ResponderEliminar¡Uf! qué letra tan preciosa me dejas de esa canción de Serrat, y qué bien traída para algunas cuestiones.
Qué miedo da el amor cuando sus manifestaciones son sombras chinescas, cuando compruebas que las manos no tienen nada que ofrecer, solo gestos generadores de sombras falaces reflejadas en la pared, ilusiones ópticas traídas en ese mes de Abril de Serrat que a Sabina (y a alguno más) se lo acabaron robando.
Quizás sea eso que dices, Xibeliuss: que las sombras no sean más que el reflejo de nuestra esencia, aunque no de nuestra persona (esto último lo añado yo).
Gracias por tan bella canción.
Un abrazo desde fuera de la caverna.
ANDRÉ DE ÁRTABRO:
ResponderEliminarLas sombras de la caverna platónica solo eran el reflejo de la ignorancia de aquel que no quiere ver. Cuando uno huye de la caverna platónica, descubre que fuera hay multitud de sombras más, diferentes a las que ya conocía. Descubre que casi siempre el mundo de las ideas tiene que ver bien poco con el mundo material. ¿Qué es sino el mundo más que un sueño platónico?
Encantada de compartir estas reflexiones con un experto en el mito como lo eres tú, Andrés.
Un beso mío y otro de mi sombra.
Éste texto sería para una interpretación metafísica...esas que me gustan tanto jajaja, pero hoy me voy a quedar en la periferia y sólo disfrutar fuera de la caverna, cerca del sol de tus letras, donde la sensibilidad y la razón se conjugan.
ResponderEliminarUn abrazo inmenso Marisa y felicitaciones.
Las sombras, un tema urbano que habla de cuerpos, movimientos, del amor, del deseo, del ensueño. Muy buen texto, hilvanado en choerencia y cohesuión poética, así su ritmo sea narrativo. Un beso. Carlos
ResponderEliminarVALVERDE DE LUCERNA:
ResponderEliminarPienso lo mismo. Nuestras sombras no tienen ningún problema para manifestarse como son; los que encarnan esas sombras... eso es ya harina de otro costal...
Un abrazo, Valverde.
MIGUEL COBO:
ResponderEliminarExtraordinarios los versos que Manuel Altolaguirre dedicó a Lorca. Es prodigioso como en dos estructuras paralelas y casi idénticas con solo variar un sintagma se pueda transmitir tanto y tan profundo. Del ángulo recto, estoy convencida, del libro abierto, no tanto...
Abrazos, poeta.
Sí, una calle de la gran ciudad, una playa en en el mes de agosto, un estadio lleno de espectadores, tantos "individuos" juntos y tan solos. Un abrazo.
ResponderEliminarEscribió Cortázar (siempre Julio) que para vestir una sombra había previamente que “escogerla entre tantas otras, apartarla de la luz que toda sombra respira sigilosa, peligrosamente”. Sombra y siembra en tu hermoso texto, que juega con esa otra identidad que desde nosotros se alarga o acorta en función de la hora del día (si hablamos de sombra natural), que repta por el suelo, se adapta a las formas del terreno, se adhiere a la pared… Fascinante esa segunda fotografía, un puro efecto óptico sin más truco que el de darle la vuelta. Un beso.
ResponderEliminarLas noches son para los humanos porque la oscuridad se come a las sombras rebeldes que no guardan la ausencia de la mañana.
ResponderEliminarJUAN OJEDA:
ResponderEliminarMe gusta mucho tu definición de "sombra" extraída de tu glosario paranoico.
Pero a una, que es bastante anárquica con el lenguaje denotativo, le gustaría hacer un diccionario connotativo de todos los términos del idioma. Como sé que es tarea poco menos que imposible, permíteme que mi rebeldía lingüística invierta los términos de tu definición pensando que ¿no serán las sombras densidades iluminadas que se desprenden de cuerpos oscuros?
Después de esta osadía, solo me queda agradecerte tu generosa valoración del texto. Es un placer tenerte a ti y a tu sombra por aquí.
Un fuerte abrazo.
¡Comparto ese final! Nada de que lo que es está en esa caverna! Nuestras sombras son una realidad más real que nosotros, sus humildes y pudorosos portadores. Gracias por este elogio a las sombras. Besos.
ResponderEliminarMarisa, como una sombra he seguido tu relato, entre cuerpos exiliados, practicantes de la soledad, adeptos a la incomunicación. Las sombras se mueven desprovistas de pensamiento, jugando entre los vivos que no lo parecen, promiscuas, desertoras de lo humano aunque lleven su aspecto y agradecen a la luz o al sol que las delaten. Y en esa danza que Platón fotografió y más tarde Saramago llevó a la literatura se plasma esa doblez del hombre que prefiere no salir de la caverna por miedo a descubrir otro mundo posible.
ResponderEliminarMarisa en tu relato los cuerpos son habitantes perpetuos de su propia caverna y esa visión desde la poética arribando a la filosofía, me parece brillante, el texto en sí resulta una lectura deliciosa porque lenguaje e imágenes se deslizan como sombras y cuerpos con una cadencia sigilosa y magistral.
Feliz siempre de leerte.
Abrazos
Excelente!! sombras humanizadas. Me encantó!
ResponderEliminarJ&R
Entiendo que la sombra es, lo que nosotros no somos capaces. Y tienes razón, es triste no alcanzar el nivel de nuestras sombras. Siendo yo como la mayoría, viendo un telediario me hundo y al no querer a los demás mirándome por algo turbio de lo que me han contado paso directamente a recelar, sentir miedo, no ver, no oír, no sentir… nos falta libertad, no para votar pero si para pensar. Lo planteas muy bien pero también es triste.
ResponderEliminarUn beso Marisa
SYD:
ResponderEliminarImaginas bien. Cuando estoy rodeada de gente en situaciones informales o en actos con protocolo, observo como absurdas convenciones sociales sumergen a la gente en una burbuja particular, marcan sus límites entre ellos y los demás cuando en realidad, en muchas ocasiones, desearían lo contrario. Es cuando observo divertida las sombras de todos traspasando esas barreras, tocándose, mezclándose, comunicándose, haciendo justo aquello que los cuerpos y la razón inexplicablemente se niegan a hacer. Es cuando compruebo que nuestras sombras son más sinceras e inteligentes que la carne. Asíque, como ves, has imaginado bien.
Celebro que te haya gustado el texto, Syd, y muchas gracias por tus palabras tan elogiosas.
En cuanto a la propuesta de tu blog, me parece de una originalidad asombrosa, acto para valientes, sin duda. Quizás mi sombra acuda a esa cita. En todo caso, enhorabuena por ese proyecto dinámico, interesante, inteligente y de creatividad compartida.
Mis besos.
PACO HIDALGO:
ResponderEliminarCelebro que te guste ese símil. Es que estoy convencida de que es así: vamos por la vida dando pasos de funambulista sobre un cordel de fina seda, prestando suma atención a no dar ningún traspié que nos saque de los límites de nuestra burbuja particular en la que nos sentimos seguros. En cambio, nuestras sombras mientras tanto, disfrutan de la vida mientras nosotros la desperdiciamos perfeccionando esa rayuela de tiza que nunca encontramos correcta.
Un abrazo y buen fin de semana también para ti, Paco.
MILU:
ResponderEliminarTengo muchas veces la impresión de que la humanidad no sabe o no sabemos hacia donde camina o caminamos. En realidad, tampoco es necesario que haya una meta, una Ítaca en donde arribar, porque eso significaría el fin de los sueños. Lo realmente importante es disfrutar de ese trayecto, de ese camino más o menos orientado aunque no haya brújula que marque el norte; pero de ese disfrute creo que solo gozan nuestran sombras, nosotros estamos más preocupados de nosotros mismos que de lo que nos rodea. En cambio, nuestras sombras cada vez son más alargadas ¿querrán huir de nosotros?
Es un placer que te haya gustado el texto y muchas gracias por tus palabras tan amables hacia él.
Mil besos.
ADRIANA ALBA:
ResponderEliminarInterpretación metafísica o no, da igual, cualquier interpretación es tan válida como necesaria. Cuando interpreto un texto, me muero de ganas por saber que interpretación le otorgan los demás. Quizás sea un afán humanista o quizás es que mi espíritu rebelde se niegue a permanecer en la caverna observando solo unas únicas sombras, cuando en realidad fuera hay millones de sombras más.
Besos desde fuera de la caverna, con paraguas y un impresionante cielo gris.
CARLOS AUGUSTO PEREYRA MARTÍNEZ:
ResponderEliminarMuchas gracias, Carlos. Soy consciente de mi tendencia intencionada a la prosa poética. Cierto, ritmo narrativo pero con traje poético. ¿No será la prosa la sombra de la poesía?
Un beso y buen fin de semana.
DESDELATERRAZA-VIAJARALAHISTORIA:
ResponderEliminarLa peor soledad del ser humano no es la de estar sin nadie sino la de sentirse solo cuando está acompañado. Nuestras sombras son sabias, por ello desconocen esa enfermedad exclusivamente humana.
Un abrazo, Dlt.
JUAN HERREZUELO:
ResponderEliminarPrecisamente, esa segunda fotografía que tanto te ha llamado la atención, la considero una metáfora didáctica de la vida. ¿Qué tal si, como en la fotografía, intentásemos ver las cosas y la vida empáticamente al revés? Quizás descubriésemos muchos elementos que con nuestra limitada visión nos estamos perdiendo, y están ahí, solo hay que saber enfocar la retina.
Tu comentario, como siempre, Juan, delicioso.
Un beso, al derecho y al revés.
G.:
ResponderEliminarLas noches, para los humanos, el día, para las sombras.
Uhm...puede ser como dices, que además es precioso como lo dices. Pero en la noche también hay sombras, esas que no son hijas del sol sino de la luz de la luna. Esas que no son oro sino que son bañadas por la plata de Selene. Ambas metales preciosos. Ambas, sabias al saber vivir alejadas de los latidos de la carne. Ambas, descendientes de esas antiguas sombras de la caverna platónica. ambas liberadas de su prisión.
Un beso, Sheriff (indulta a alguna sombra de esa cárcel del Oeste ;-) )
JAVIER F. NOYA:
ResponderEliminarAl igual que los espejos no engañan al reflejarnos en ellos, las sombras tampoco pueden mentir sobre nosotros, son nuestro espejo, el que siempre nos acompaña. Ellas son la realidad de nosotros mismos, pero mucho más inteligentes que nosotros, porque pueden ver también desde el otro lado del espejo; y como ven y no solo miran, son más sabias y se rebelan ante la despersonalización humana que ellas ni comparten ni entienden.
Y tienes razón: nada de lo que es está en esa caverna platónica. Pobre de aquel que se niegue a salir de ella...
Es un placer que te haya gustado el texto, Javier.
Besitos.
FELICIDAD BAUTISTA:
ResponderEliminarTu comentario me parece brillante, Felicidad.
Las sombras son desertoras de lo humano, en efecto, improvisan el ángulo de la vida independientemente del ángulo de la mirada del humano. Juegan entre y con los vivos, siempre deseosas de un contacto con otras sombras que el humano le niega porque eso sería señal de una vulnerabilidad que se afana en ocultar.
Las sombras son generosas, no abandonan al cuerpo que reflejan y diariamente le ofrecen una lección de vida que el humano nunca ve.
Si no somos capaces de observar ni a nuestra propia sombra, ¿cómo nos van a importar las de los demás? Triste. Y mucho más triste ese miedo a no salir de la caverna platónica por temor a que exista otro mundo posible.
Celebro que te haya gustado el texto, Felicidad. Gracias por tus amables palabras y por la belleza de las mismas. Siempre un lujo tenerte por este espacio.
Abrazos.
PALABRAS COMO NUBES:
ResponderEliminarHumanos sombreados y sombras humanizadas. Tonalidades diferentes pero complementarias para el mismo cuadro...
Un placer que te haya gustado el texto.
Saludos.
JUNO:
ResponderEliminarY lo entiendes perfectamente, Juno; nuestra sombra es justamente aquello de lo que no somos capaces. Y, desgracidamente, son tantas las cosas de las que no somos capaces... No por falta de libertad (al menos exterior a nosotros mismos)sino por falta de reflexión, como dices, y, sobre todo, por falta de fidelidad y lealtad a nosotros mismos, a nuestras creencias, a nuestros valores, a nuestros sentimientos. Vivimos encorsetados a unos prejuicios e intereses que incluso nuestra sombra desea huir de nosotros mismos. Como decía en otro comentario: si no somos capaces de ver ni a nuestra propia sombra ¿cómo vamos a ser capaces de ver a las de los demás?
Claro que es triste, Juno, muy triste diría yo. Quizás debiéramos empezar a imitar a nuestra propia sombra y aprender de ella.
Feliz de tenerte por aquí. Gracias por tu tiempo y por tus palabras.
Un beso.
Me he quedado completamente hipnotizada leyéndote. Qué sugerentes resultan siempre las sombras y qué torrente de ideas conjugan tus palabras. Si Platón levantara la cabeza no querría más que invitarte a cenar!
ResponderEliminarRequetebesos
Me gustó la entrada.
ResponderEliminarY agrego: Muchas personas son sólo sombras de sus sombras ya que se dejan llevar por la marea humana como ganado con cabeza de persona, sin voluntad, sin interesarles siquiera hacer la diferencia, aunque esa diferencia sólo traiga las burlas de las otras "sombras" que prefieren ser apenas un reflejo sin voluntad.
Tus letras nos transportan a un paisaje lleno de imaginacion y buenas sensaciones.
ResponderEliminarfeliz fin de semana.
un abrazo.
Hola Marisa. He quedado francamente impresionado con esta entrada; es de una originalidad inmensa. Nunca me había dado por pensar en ese mundo paralelo de las sombras desde ese punto de vista. Es fascinante la forma en que nos lo has descrito. Qué pena que a veces no fuéramos sólo sombras...
ResponderEliminarBesitos. ¿Tendrán sombra los besos?... ;-)
JO GRASS:
ResponderEliminarAceptaría encantada esa cena con Platón,jajjaja, he sonreído mucho con la idea. Creo que tendría muchos puntos en común con él y tendría oportunidad de preguntarle tantos y tantos enigmas que encierran sus textos y que aún están sin resolver.
Un placer que hayas disfrutado la entrada, querida Jo.
Yo sí que te mando requetebesos.
ALEJANDRO HERNÁNDEZ Y VON ECKSTEIN:
ResponderEliminarLos rebaños humanos son frecuentes en nuestro siglo. Y me causa gran desazón. Quien oveja se hace, dice el refrán, el lobo se la come. Y siempre hay lobos que se apoderan de la ignorancia de los rebaños. Claro que, afortunadamente, siempre hay también ovejas negras que siguen los senderos más ocultos para evitar a esos lobos.
Quizás sea esa la razón por la que nuestras sombras sigan itinerarios y ángulos diferentes a nosotros mismos. Ellas sí que son portadoras de voluntad.
Un placer que te haya gustado el texto, Alejandro.
Un abrazo.
RICARDO MIÑANA:
ResponderEliminarUn placer que hayas disfrutado de ese paisaje, Ricardo.
Un abrazo.
Hola Marisa.
ResponderEliminarQue apasionante es el mundo de las sombras, y se ve como has disfrutado juntandolas, separandolas fundiendolas, en una palabra , dominandolas a tu antojo.
Por cierto me has hecho recordar un cuento para niños que escribí hace tiempo y que habla de la sombra.
Y lo voy a subir a mi blg.
Me ha encantado.
un abrazo.
KINEZOE:
ResponderEliminar¿Y si en realidad solo somos sombras pero no lo sabemos, Kine?
Claro que tienen sombra los besos; en realidad, es en lo único que están de acuerdo sombra y hombre ;-)
Gracias por tan amables palabras y, sobre todo, encantada de que hayas disfrutado de ese texto en 3D.
Requetebesos y sus sombras.
JORGE DEL NOZAL:
ResponderEliminarGracias Jorge. Tu voz también es una maravillosa sombra que ilumina cada verso de los poemas que tan esplendida y generosamente recitas.
Estaré encantada de leer ese cuento de tu autoría en cuanto lo subas a tu espacio.
Gracias por tu tiempo y un fuerte abrazo.
Nunca imagine que se pudiera escribir algo tan maravilloso inspirado en la sombra. Me ha encantado este sitio. Si me permites te sigo.
ResponderEliminarEstaría bien que las sombras pudieran realizar los sueños que la carne nos impide. Excelente, Marisa.
ResponderEliminarTengo la gran suerte de no padecer casi esa maraña humana derivada en sombras solitarias. ¿Que por qué? Porque vivo en una ciudad de 15.000 habitantes y aquí, salvo en fiestas y acontecimientos puntuales, son raras las muchedumbres. Nos conocemos casi todos unos a otros, y es casi una tortura salir con prisas a la calle, pues las paradas son constantes, así que siempre llegas con retraso. Así que a veces biene bien el anonimato que te otorga una gran ciudad.
ResponderEliminarSaludos
JACKELYN:
ResponderEliminarBienvenida al blog.
Me alegro de que te haya gustado el texto y lo que has ido viendo por aquí.
Encantada por tu interés y gracias por tus amables palabras.
Un cordial saludo.
MARCOS CALLAU:
ResponderEliminarYo estoy convencida de que esas sombras los llevan a cabo, Marcos.
Un placer que te haya gustado.
CARMEN BÉJAR:
ResponderEliminarEntiendo lo que dices, Carmen.
Soy de la opinión de que TODO tiene sus ventajas y sus inconvenientes.
Frente a la paz de las pequeñas ciudades como la tuya, se encuentra el inconveniente de la falta de intimidad que a veces se acusa porque todo el mundo se conoce.
Frente al necesario anonimato que dan las grandes ciudades, se encuentra también la despersonalización del individuo y la deshumanización de este.
Todo tiene su pro y su contra. Quizás el secreto esté en hacer uso variado de las dos caras de esa misma moneda.
Saludos, Carmen.
Querida Marisa: He de reconocer, que las ciudades grandes me agobian, esa cantidad de gente que va y viene, con sus respectivas sombras, hacen que no me sienta bien entre ellos.
ResponderEliminarSoy demasiado tranquila, siempre he huído de las aglomeraciones.
No vivo en un pueblo, pero los veranos suelo pasarlos en un remanso de paz, allí sólo escuchas el trinar de pájaros y el canto de los grillos al atardecer.
He pasado un buen rato leyéndote.
Un fuerte abrazo al corazón.
kasioles
Ahora no se si soy yo o es mi sombra la que te escribe. Lo cierto es que cuando llegué a tu espacio ella estaba conmigo y cuando salí ya no estaba. Seguro le gustaron tanto tus letras que decidió quedarse. Un abrazo y te juro que volveré por aquí.
ResponderEliminar¿Será posible que nuestras sombreas tengan vida propia Marisa?, que aprendan de nuestros estados de ánimo y se confundan con nuestras carnes. Luego, se escapan de nuestro lado para nacer nuevas sombras, que aprenden de nuestros amores, desamores, rabias y contadas victorias...Me seduce la idea que ellas logren algunos sueños imposibles.
ResponderEliminarUn beso Marisa
KASIOLES:
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado el texto.
A mí no me gusta la vida rural, tampoco la de las grandes ciudades. Creo que en un término medio es donde nuestras sombras se encuentran más cómodas y donde irradian mayor luz.
Un abrazo, Kasioles.
GALERÍA DE LETRAS:
ResponderEliminarBienvenido/a al blog.
He visto tu sombra vagando por aquí. Tendrás que disciplinarla no sea que le pase lo que le pasó a la de Peter Pan... En todo caso, bienvenida sea.
Muchas gracias por tan amables palabras.
Un abrazo.
TATY CASCADA:
ResponderEliminarNo sé si te acordarás del cuento de Peter Pan. La sombra de este hacia lo que le venía en gana, se escapaba de Peter para vivir su propia vida. No tengo la menor duda de que ellas sí que consiguen los sueños imposibles. Yo voy a aprender de mi sombra, lo tengo decidido ;-)
Encantada de tenerte por aquí, Taty.
Un fuerte abrazo.
Extraordinario texto que me ha hecho pensar y suponer muchas cosas a la par que lo leía. me ha parecido entretenido y magistral. Un abrazo.
ResponderEliminarVuelvo "asombrado" por Xavier Villaurrutia. Y por tu ingente y maravillosa capacidad de respuesta.
ResponderEliminarTengo miedo de mi voz
y busco mi sombra en vano.
¿Será mía aquella sombra
sin cuerpo que va pasando?
¿Y mía la voz perdida
que va la calle incendiando?
¿Qué voz, qué sombra, qué sueño,
despierto que no he soñado,
serán la voz y la sombra
y el sueño que me han robado?
Las sombras corren...huyen de nosotros en las noches. Las sombras sin luz no existen...se repliegan y aguardan agazapadas en los muros a que lleguen las madrugadas..y nos asaltan con el amanecer. Viven de nosotros como parásitos o prolongaciones...juegan a nos ser nosotros cuando no las vemos..
ResponderEliminarUna creación enorme tu texto..que tiene muchas vueltas de sombras.
Besos desde el sur
Me lo había marcado para leerlo una y otra vez, me encanta.
ResponderEliminarHe mirado hoy -salió un poco el sol, por fin- a mi sombra con otros ojos y creo que hasta me ha sonreído de forma cómplice y creo que ya se el motivo.
Me he esperado a que llegara hoy cierta bonita secretaria de Air France que trabaja cerca de mi y que sólo veo en la cafetería, hoy me la quería encontrar en la calle donde nuestras sombras se pudieran cruzar, lástima que no ha llegado, pero mañana lo volveré a intentar.
Un enorme besote.
Aquí me tienes, devuelta contigo, je.
ResponderEliminarTan soberbio que me hubiese gustado que engalane la Matinée.
Beso mujer!
ALMA MATEOS TABORDA:
ResponderEliminarCelebro que te haya gustado, Alma, y que hayas disfrutado con su lectura.
Un abrazo.
MIGUEL COBO:
ResponderEliminar(...)
"Para oír brotar la sangre
de mi corazón cerrado,
¿pondré la oreja en mi pecho
como en el pulso la mano?
Mi pecho estará vacío
y yo descorazonado,
y serán mis manos duros
pulsos de mármol helado".
Delicioso grito nocturno de Xavier Villaurrutia. Tememos a nuestra propia voz como a nuestro peor enemigo; quizás por ello nuestras sombras carezcan de ella ya que prefieren disfrutar del silencioso lenguaje no verbal.
"Asombrada" me tienes con el exquisito gusto poético de tu sombra.
Un beso para ti y para ella.
PRUDENCIO HERNÁNDEZ JR:
ResponderEliminarLas sombras jugando a no ser nosotros... Me encanta esa imagen que has dejado, Prudencio. Cuántas sombras hay jugando a ser personajes que no son difuminando sus perfiles en formas soñadas o inventadas... Tú y yo lo sabemos muy bien, querido amigo.
Un placer que te haya gustado este texto "sombrío".
Todo mi cariño para ti, Prudencio.
ÁNGEL IVÁN:
ResponderEliminarJajjaja, creo que has entendido perfectamente las reglas del juego de las sombras. Es más, ¡te has atrevido a jugar! Bien hecho. Nunca se pierde en este juego. Bienvenido al club del juego de las sombras, especialmente recomendado para aquellos momentos en los que necesitas reírte de todo.
Espero que esa sombra bonita de Air France no te robe la tuya en ese cruce de caminos,jajja ;-)
Suerte en tu tirada y besitos.
EFA:
ResponderEliminarTienes razón, mi querido Efa, te debo una. Estaré encantada de publicar en la Matinée, y esta vez, me comprometo públicamente. No ha sido desidia sino falta de tiempo y material. Espero que sepas disculparme. Te recompensaré. Hablamos.
Gracias de nuevo por esa invitación que me honra.
Un beso.
Qué hermoso diálogo podríamos entablar entre nuestro yo racional y esa sombra que se escapa y que lleva su vida sin seguir siempre criterios racionales...
ResponderEliminarPrecioso y sugerente texto, Marisa.
Un abrazo!!
Esas sombras que a veces nunca vemos pero que siempre nos acompañan imágenes bidimensionadas que juegan con la luz
ResponderEliminarUn placer venir a leerte
Un besote
LAURAUVE:
ResponderEliminarSí, esa sombra podría ser un "yo" más de los que tenemos, aquel que vive la vida sin seguir criterios racionales. Y de hecho, creo que así es.
Un placer que te haya gustado, laura.
Un abrazo.
40AÑERA:
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo. Hay sombras que vemos (pocas), y sombras que ignoramos (muchas). Me pregunto si en nuestro discurrir diario prestamos atención a nuestra sombra y a las direcciones que nos sugiere. ¿Y a las sombras de los demás? Como ejercicio práctico y existencial, lo recomiendo.
El placer es mío al tenerte siempre por aquí, amiga.
Mi cariño.
La sombra de un beso es el beso mismo. Nosotros no hemos salido nunca de la caverna-.-..
ResponderEliminarmi beso. (en un rincon sin sombra)
EL CALIGRAFISTA:
ResponderEliminarEn los besos y en el amor, es en lo único que cuerpo y sombra están de acuerdo. Se unen y se plagian hasta el infinito.
(Algunos sí escapamos de la caverna...)
Te dejo besos de carne y sombra en ese rincón.
Hola! Después de tanto tiempo, me digno a dedicarle un poco de tiempo de vuelta al mundo de los blogs, y, sin sorprenderme, me volaste la cabeza con un cuento tan bello como cierto.
ResponderEliminarVivimos entre multitudes solitarias. Cada uno encerrado en sus propios miedos, rencores y fracasos.
Deberíamos ser más como nuestras sombras, que no conocen la vergüenza, los prejuicios y el miedo al rechazo.
Hermoso relato, querida amiga. Un beso (sin miedo a la piel extranjera) para vos!
WILLIAM:
ResponderEliminarMi querido William, encantada de tenerte de nuevo por áquí. Echo de menos tus preciosas fotografías.
Es cierto, vivimos encerrados en nuestros propios miedos. Debiéramos hacer como nuestras sombras: siempre fuera, adelante y siguiendo ,cuando les apetece, los horizontes que les indican.
Besos.