Fotografía:
Si vivir es bueno,
es mejor soñar,
y mejor que todo,
madre, despertar.
Antonio Machado
(Proverbios y Cantares)
NARANJOS ENTRE LA NIEBLA
Aunque los ojos permanezcan
cerrados, los sueños les roban sus miradas. Quizás para dar vida a la esperanza,
quizás para sajar el manto negro en el que se refugia la noche. Cuando la vida
gotea por las grietas de la memoria, la muerte va recogiendo en su cuenco de
azabache cada gota de latidos para destilarlo en perfume de rosas negras. Sueño
y muerte contendiendo con la vida. Y en el fragor de la batalla, ELLOS…
..... ..... .....
Recordaba que sintió un frío
gélido lamiéndole la piel, hiriéndole la percepción de lo que se le aparecía
frente a sus ojos. No conseguía enfocar la retina sobre el sueño que su cerebro
perezosamente le dictaba. Cuando consiguió hacerlo comprendió que era inútil
delimitar trazos perfectos porque lo que se le presentaba ante los ojos era una
niebla gris, espesa como las mareas repletas de naufragios, asfixiante y
huérfana de oxígeno. Sin más dirección que la que tenía delante, consiguió que
sus pasos penetrasen en esa nube cenicienta. Fue entonces cuando creyó sentir
el aroma salitre del Mediterráneo. Asustado por el silencio, respiró, su piel
podía sentir el frío y, su olfato, el mar, un mar que le había acompañado desde
que era un niño. Al menos, dos de sus sentidos no habían sido hurtados por esa
dama implacable de hoz afilada.
Caminar sobre senderos que
comienzan a florecer, era lo que siempre había hecho durante sus 18 años de
vida. Comprendió que ahora debía seguir haciéndolo a pesar de que esas flores
adolescentes se hubieran convertido en una amenazante niebla inerte. Mientras
lo hacía, comprobó que se encontraba en un páramo gris que debía traspasar.
Sentía el miedo que solo se puede sentir cuando la soledad se tatúa en los
surcos de la memoria. Pero siguió avanzando.
Los latidos de su corazón se
aceleraron cuando pareció vislumbrar entre la niebla hálitos de vida que
reconocía: naranjos. Naranjos en flor que despedían dulces notas de azahar que
siempre habían perfumado a su pueblo valenciano, Silla. Podía verlos. No era
capaz de sonreír, pero sus pasos se aceleraron para penetrar en este territorio
que le resultaba familiar. Deseaba ubicar sus huellas, necesitaba sentir el
poder de la gravedad bajo sus pies desnudos. Impaciente por conocer si un
cuarto sentido aún le respondía, tomó una brillante naranja en sus manos, la
deshojó como se deshoja una margarita que solo sabe decir sí o no, e introdujo
un fresco gajo en su boca. No hacía falta esperar al último pétalo, su gusto
obedecía a sus recuerdos de meriendas estivales entre naranjales, donde el
néctar de esta fruta corría entre las risas de sus juegos infantiles.
No recordaba haber llorado en
estos momentos, pero unas misteriosas gotas de rocío brillaban entre las hojas
del azahar.
Más reconfortado por el hallazgo
aunque aún temeroso de su desorientación, siguió avanzando entre una niebla
poblada de naranjos que, ahora, se le antojaba menos amenazante.
Percibió que la densidad de este
manto gris iba disminuyendo a medida que seguía caminando sin rumbo. Sus
latidos volvieron a acelerarse cuando percibió en la lejanía a dos figuras que
parecían humanas. No lo dudó, se acercó a ellas con la celeridad que su espeso
sueño le permitía. Quería regresar a su hogar, con los suyos, y estas dos
figuras eran la única muestra de vida humana que podían ayudarle.
Fotografía:
http://estudiosideasoez.wordpress.com
Cuando los tuvo frente a sus
ojos, a unos dos metros de distancia, se sorprendió de su indumentaria. Eran
dos hombres. Ambos vestían túnicas de lino o lana burda, de color ocre, hasta
la rodilla, sujetos por una fíbula anular sobre el hombro derecho dejando al
descubierto el izquierdo. Tenían cordones cruzados sobre el pecho y cinturón
que ceñía el vestido al cuerpo. Calzaban alpargatas atadas a las piernas y recubiertas
de piel y pelo de animal. Sobre la cabeza, una tela en forma de diadema con la
que se recogían el pelo. Esta indumentaria lo sumió en una profunda
perplejidad: era evidente que no eran personas pertenecientes a la época
actual.
Miró tras ellos y le pareció
distinguir un poblado singular. No estaba amurallado, por tanto, dedujo que
carecía de objetivo defensivo. Se trataba de un asentamiento construido en
llano posiblemente con una funcionalidad agrícola y ganadera. Las casas tenían
una única planta rectangular y parecían tener una base de piedra, mientras que
sus muros eran de adobe, sus estructuras de madera y de ramaje vegetal la techumbre.
Fotografía:
http://historiadeluismi.wordpress.com
No salía de su asombro ante tal
espectáculo tan desconocido como anacrónico. Parecían personas de hacía 2000
años. Y cuando pensaba esto, recordó aquella clase de historia en el instituto
en la que su profesor, hablándoles de sus ancestros, los antiguos moradores de
Valencia y Silla, los iberos-edetanos, decía:
Dijo un vate griego que cuando Helios, dios del Sol, nace sobre
el Jardín de las Hespérides, es Edeta la primera ciudad que su faz ilumina.
Comprendió, entonces, que estaba
frente a una tribu prerromana ibera, los edetanos, antiguos moradores de la
tierra donde nació. No entendía nada. ¿Cómo era posible todo aquello que estaba
sucediendo? Volvió a sentir el frío de esa niebla que había quedado tras sus
huellas y sintió la desesperación de querer volver con los suyos. Sacó fuerzas
de donde solo había heridas, y se decidió a hablar con esos dos hombres:
-
Amigos, decidme, ¿sabéis el camino hacia Silla?
Los dos hombres parecieron
entenderle pero se miraron con asombro mutuamente. Después, menearon la cabeza
de un lado a otro como signo de no saberlo.
-
Pero… pero amigos, debéis saberlo. Vosotros vivís
aquí. Mi pueblo no debe estar lejos de estas tierras. He reconocido los
naranjos y… decidme, ¿dónde está Silla?
Los dos hombres volvieron a mover
negativamente la cabeza una y otra vez, no conocían ningún pueblo llamado
Silla. En un último intento desesperado añadió con voz entrecortada:
-
Necesito volver a mi casa, necesito volver a mi
vida. Me he perdido en un sueño que comenzó hace dos semanas y aún no ha
finalizado. Los que me quieren están sufriendo por mi ausencia, necesito volver
con ellos. He estado poco tiempo a su lado, apenas 18 años. Aún no les he dicho
cuanto les quiero y cuanto… Por favor ¡decidme el camino que lleva a Silla!
Al oír estas últimas palabras,
uno de los hombres asintió con la cabeza como recordando algo que no se marca
con caminos de tierra sino con los senderos del corazón. Alzó uno de sus brazos
y, con el dedo índice de la mano le apuntó
hacia una dirección que siguió sin mirar atrás después de darles las
gracias a esos hombrecitos que, mientras lo veían alejarse de allí, ya oían por
la colina más cercana el trote enemigo e inclemente de caballos romanos que
también sumirían a su civilización en la niebla más profunda y gris de todos los
tiempos de Edeta.
..... ..... .....
Cuando el sueño se quedó
sepultado entre la niebla de los naranjos, sus ojos se abrieron a la vida. Lo
primero que vio fue un entramado de máquinas conectadas a su cuerpo y pudo
percibir el incómodo olor antiséptico que caracteriza a los hospitales. Tras
unos cristales reconoció la mirada esperanzadora de su familia instalada en la
UVI desde hacia doce días. Volvió a cerrar los ojos y en un segundo pasó por su
mente el recuerdo de una curva cerrada a gran velocidad, las ruedas de una moto
dirigidas por el amigo al que estaba agarrado por la cintura en la parte de
atrás, y… luego niebla, mucha niebla entre naranjos.
“Coma”, palabra griega, κῶμα koma, que significa “sueño profundo”. Un sueño que
había durado casi dos semanas y del que ELLOS, sus antepasados, le habían hecho
regresar en un viaje de ciencia ficción para los incrédulos, milagroso para los
creyentes, y mágicamente relativo en el tiempo para los que solo saben que no
saben nada.
Maravilloso texto, querida Marisa.
ResponderEliminarUn beso enorme.
JUAN ANTONIO:
EliminarGracias, Juan Antonio. Encantada de que hayas disfrutado con él.
Un beso y buen domingo.
Sin presentir lo que dirá el renglón siguiente, Marisa, este excelente relato mantiene el corazón acongojado y el alma en vilo. El olor al cercano mar y el sabor de la naranja nos dirige por un camino que es solo un recuerdo. Cuando, tiempo y espacio se apoderan de un viaje de ensueño, de irreconocible soledad en medio de la niebla, de desorientación, dudamos que sea posible un acuerdo con el tiempo para saber qué sucedió, para completar hechos que nunca se han explicado con acierto o parecen olvidados. Hechos que nos han provocado, sin vivirlos, una tensión, un desasosiego y la vana ilusión de haber podido cambiar el curso del tiempo.
ResponderEliminarAl ser nuevamente depositado sobre la camilla sobre la que volverá a sentir la vida, el lector presiente otra nueva sorpresa y tensión, reales, actuales e inimaginables con respecto al largo sueño del protagonista.
Marisa, es un relato escrito en prosa muy poética, sentida y con los elementos propios de que le conducen por el camino de la perfección literaria. Me ha encantado, asustado, inquietado y desasosegado.
La nota final me hace feliz porque no es usual que tras un accidente como este se recuerde qué se ha soñado. Mi enhorabuena a JV por su recuperación.
Repito: Excelente relato.
Un fuerte abrazo, querida Marisa.
ANTONIO CAMPILLO:
EliminarGracias, Antonio.
Como Catedrático de Física y Química, sabrás mucho mejor que yo lo que nuestro amigo Einstein demostró sobre la relatividad del tiempo. En una misma -o diferente- "dimensión" se pueden producir tramos temporales distintos y alejados en su dimensión espacial. Tendrás que disculparme por la imprecisión en términos o en mi expresión, pero ya quedó demostrada esa "cuarta dimensión" de Einstein y, experimentos posteriores y secretos -aunque con fisuras por los que pudimos ver algo de luz- corroboraron. Algunos lo llaman ciencia ficción y quizás sea mejor pensar que es así ya que lo que se esconde tras aquello que pensamos que conocemos en su totalidad, es inmenso.
Tras un coma, hay muchas personas que sí que recuerdan sueños -el más habitual el de una luz a la que se dirigen-. JV no recordó el sueño con tanta nitidez como lo narro -aparte de que he incluido elementos ficcionales que no estaban en él-, pero sí recordaba con nitidez esa desorientación, esa niebla, esos naranjos de su tierra, esos hombres ataviados de esa forma tan peculiar, ese poblado que tanto recuerda a los iberos, esa negativa a indicarle el camino de vuelta y esa concesión final de "hacerle regresar".
Me alegra que te haya gustado, Antonio. A la ciencia le cuesta admitir lo que no puede explicar empírica y racionalmente. Y puede ser una postura prudente, no lo niego. Pero negar la existencia de aquello que no conocemos, no creo que sea postura inteligente.
Este suceso ocurrió hace 24 años. JV está completamente recuperado. Gracias por tu tiempo, tus palabras siempre llenas de acierto y me alegro de que te haya gustado, querido Antonio.
Un fuerte abrazo.
La necesidad de tu amigo por volver a su cotidianeidad, a su hogar, a sus seres queridos fue más fuerte que el impacto accidetal, y tal vez ello fue lo que le hizo coger el camino de retorno, el trayecto inverso. Testimonio durísimo donde el mar y la niebla, los naranjos y la vida pesan mucho mucho. Tu narración, implecable, además de intrigante y atrapadora. Buen domingo, Marisa. Besos.
ResponderEliminarPACO HIDALGO:
EliminarEfectivamente, creo que fue un trayecto inverso y de retorno. Los sueños, siempre son complicados de interpretar y mucho más si hablamos de un coma. No tengo mucho conocimiento del tema, pero sí conozco testimonios de personas que estuvieron en coma y que tuvieron sueños, digamos, muy significativos. Se dice que el ser humano solo conoce un 5% del funcionamiento de nuestro cerebro y nuestra mente. ¿Por qué no admitir "cosas" que pueden existir pero que no llegamos aún a conocer?
Feliz de que te haya gustado, Paco, y sobre todo, que hayas disfrutado el relato.
Muchos besos y buen domingo.
Marisa ¡Qué preciosidad de relato!
ResponderEliminarEres única en prosa poética, una delicadeza que emociona además...y no sólo por lo narrado, que es escalofriante, vida a flor de piel, presiento que has abierto los ojos un poco más al protagonista; seguramente ahora se conoce un poquito mejor.
Una verdadera delicia leerte, me ha gustado mucho, muchísimo.
Besos, Marisa.
MARIÁN:
EliminarMuchas gracias, Marián. Tú que eres veterana en este blog, sabes que la prosa poética -aunque a veces intente evitarla- siempre me vence y acabo en sus brazos y abrazos.
Sí, el relato admito que es estremecedor, de ahí esa capa de prosa poética para suavizarlo.
JV sonrió cuando le hablé de los "iberos"...:-). Está invitado a participar, así que si se decide él podrá contaros mejor ese conocimiento.
Me alegro de que te haya gustado, querida Marián.
Un besote y buen domingo.
El realto tiene la magia de las mejores películas, esas que te hacen soñar con un mundo irreal donde todo es posible. Besos Marisa. Precioso.
ResponderEliminarMARCOS CALLAU:
EliminarGracias, Marcos, encantada de que te haya gustado. Mundo irreal...o real. Todo es posible... La descripción de la indumentaria de los iberos así como de sus poblados es real, tal y como atestigua la arqueología y escultura que nos legaron.
Besos y buen domingo.
Ha sido un maravilloso viaje, e impresiona saber que bajo la literatura hay una vida que ha vuelto a casa.
ResponderEliminarUn abrazo
PILAR V:
EliminarGracias, Pilar, espero que lo hayas disfrutado. Sí, bajo esa capa de literatura hubo una lucha muy dura por volver a una vida normal.
Un beso y buen domingo, Pilar.
Me ha encantado el relato que has hecho sobre ese sueño. Con pocas cosas que te dijo tu amigo, esa niebla, esos hombres... has sido capaz de crear una historia que por momentos me ha parecido real. He disfrutado con la lectura y me he sorprendido al final al leer que era un sueño real. La descripcción que haces de los asentamientos, lugares, casas, personas es realmente natural.
ResponderEliminarNo entiendo mucho sobre la interpretación de los sueños, pero me gusta mucho que me los cuenten y siempre quiero sacar el máximo de ellos.
He leído en los comentarios que ese accidente ocurrió hace 24 años por lo que no creo necesario decirte que me alegro de su recuperación.
Un beso
EMETORR1714:
EliminarGracias, Emetor.
Me he visto en la obligación de aclarar que de mi cosecha son casi todas las descripciones, y algunos elementos más, por no ser infiel al testimonio de JV. Digamos que el esqueleto del relato, es lo que él me contó, pero para convertirlo en literatura había que pintarlo con ese barniz de ficción. Jamás me habló de que esos hombres fueran iberos pero investigando con los datos que me dio, todo me llevaba a ello. No deja de ser una ficción de literaria, pero con base real.
Gracias por tus amables palabras y me alegro de que te haya gustado el relato. Yo también, como tú, siento fascinación por los sueños, por esa actividad de nuestro cerebro tan poco explorada y conocida. Siempre que puedo, los pongo por escrito (algunos de ellos están en la etiqueta de "Relatos propios").
Un beso y buen domingo, Emetor.
Admirable vuelo literario, Marisa. Un trauma emocional y una consecuencia aupada en signos irrreales hacen vivificar tu relato, magníficamente construido o narrado.
ResponderEliminarBesos.
Luis.
LUIS G.:
EliminarMuchas gracias, Luis. Sin la vivencia personal de JV, el relato no hubiese sido posible. Las alas... luego se las he puesto yo...
Me alegro de que te haya gustado.
Besos y buen domingo, Luis.
Bella, Marissa, me encanta la historia, pero asumo que el quid, está en la manera como la narras, que cautiva, en este relato que recreas, y tiene el alma onírica. Me trajo a la memoria La memoria del maíz, en esa mirada retrospectiva, y también en ese cuento despertar de un sueño, de un indígena, que va a a ser sacrificado en los tiempos de la cultura Azteca, y se sueña en otra época, un motociclista hospitalizado. Aquí, la pregunta quién sueña a quien. En el tuyo la respuesta no tiene dudas. UN abrazo. Carlos
ResponderEliminarCARLOS AUGUSTO PEREYRA MARTÍNEZ:
EliminarQuién ha soñado a quién. Sí, estoy de acuerdo contigo en que ahí está el "quid" de la cuestión. Los sueños en general y en el coma en particular, es un terreno en el que el hombre aún no ha podido entrar con paso firme y mucho menos dar una explicación satisfactoria.
Encantada de que te haya gustado, Carlos.
Un fuerte abrazo.
A partir de una historia real, nos has deleitado con un relato pleno de misterio, emociones que captaron sutilmente todos los sentidos...
ResponderEliminarLa vista, el tacto, el olfato, el gusto, el oìdo, recreando un paisaje onìrico que nos lleva de la mano al màgico mundo del sexto, donde el tiempo y el espacio se disuelven en la memoria de los tiempos.
Me encantò Marisa.
Un fuerte abrazo.
ADRIANA ALBA:
EliminarCreo que esos cinco sentidos que conocemos y reconocemos no son los únicos que poseemos. Pero la cuestión es que no lo sabemos.
Encantada de que te haya gustado, Adriana.
Un beso.
No se sabe nunca hasta qué oscuros lugares nos puede llevar la mente cuando duerme. Es tan fuerte este obstinado soñar nuestro que la mente confunde pasado, presente y futuro creando un revoltillo de oníricos instantes.
ResponderEliminarBesosss.
ANIQUILADORA:
EliminarEl mundo de los sueños es aún un páramo misterioso y oculto. De lo que no tengo duda es de que en ese inconsciente donde se generan los sueños hay más consciente y realidad de lo que nunca hubiéramos podido imaginar. Aunque sea difícil admitirlo.
Besos, Aniki.
Por conocer ese pueblo, sus naranjales, sus arrozales lindantes con la Albufera, donde barcas impulsadas por la fuerza de una percha, o aún, a veces, por una antigua vela latina me ha resultado fácil soñar con aquellos antiguos edetanos, que habitaron estas tierras en las que en las que aún quedan restos de sus poblados.
ResponderEliminarQué bien has descrito todo y narrado la visión, como en un sueno, de los ancestros, de la esencia. Un abrazo.
DESDELATERRAZA-VIAJARALAHISTORIA:
EliminarTú sí que podrías hablar con propiedad de los edetanos. Yo solo he hecho un mero acercamiento intentado respetar -creo que no lo he conseguido- un testimonio real. Investigando sobre los antiguos pueblos prerromanos de Valencia y más concretamente de los pueblos al norte del Júcar, me encontré con estos iberos-edetanos de los que sé que se conservan restos arqueológicos muy importantes por toda la zona, pero de lo que realmente me interesaba (religión, creencias) encontré muy poco.
Me alegro de que te haya gustado, Dlt.
Un fuerte abrazo.
Ya tenía yo ganas de encontrarme contigo en parajes como estos, Marisa: si en lugar de los íberos hubiesen aparecido Ligeia o incluso Eleonora no me hubiese sorprendido tanto. Has llevado la historia a tu terreno de una manera maravillosa.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Marisa
XIBELIUSS JAR:
EliminarEsta vez he dejado en paz a Poe, y me he puesto a profanar las cremaciones iberas... :-)
Me alegro de que te haya gustado, Xibeliuss.
Un fuerte abrazo.
Maravilloso relato, Marisa. Conjugas a la perfección realidad y ficción. Tu prosa hace siempre aflorar infinidad de emociones. Una gozada.
ResponderEliminarBesos.
KINEZOE:
EliminarNo tengo yo tan clara esa perfección al conjugar realidad y ficción, Kine: el texto está inspirado en un hecho real, pero cuando se introduce la ficción, inevitablemente la realidad se desvirtúa bastante... La literatura es así aunque no siempre se entienda así.
A mí me ha gustado el resultado, y si a vosotros también os ha despertado emociones... objetivo cumplido.
Gracias por tus palabras tan amables.
Un besote.
Esa niebla, punteada por el olor a azahar, ha impregnado todo el relato de tal manera que aún a mí se me hacía difícil encontrar el camino de vuelta hacia ninguna parte. Y es que a veces de esos trances nunca se vuelve y los que no retornan no tienen la oportunidad de decirnos qué es lo que tanto les atrae del otro mundo para quedarse allí.
ResponderEliminarPrecioso relato con guiño al pasado histórico incluido.
Un beso
CARMEN BÉJAR:
EliminarEncantada de que te haya gustado, Carmen.
Ese tramo intermedio entre el "aquí" y el "más allá" siempre ha despertado curiosidad e interés, pero de momento, solo podemos contar con esos testimonios que evidencian que hay "algo" -o mucho- que todavía el humanito de a pie no ha sabido darle respuesta.
Sí, afortunados los que pueden regresar, sin duda.
Un beso.
Maravilloso relato, un sueño curativo que hace que regrese de las tinieblas, de los naranjos entre la niebla. Has mezclado fabulosamente bien el sueño con la historia. Todavía no era la hora, tenía solo 18 años.
ResponderEliminarTe felicito, porque me has enganchado a la narración desde el principio hasta el final.
Un abrazo.
VALVERDE DE LUCERNA:
EliminarMuchas gracias, Valverde. Me alegro de que te haya gustado y hayas sentido todas esas emociones.
Un fuerte abrazo.
Solo tu puede compaginar en la misma poesía una cama, un naranjo, un griego, un horizonte y una tristeza.
ResponderEliminarSolo tú.
mi beso.
EL CALIGRAFISTA:
EliminarY solo tú sabes expresarlo con tanta propiedad.
Un beso.
PD: no son griegos, son iberos...;-)
MORGAN NASCIMENTO:
ResponderEliminarBienvenido al blog, Morgan.
Me pasaré por el tuyo.
Saludos.