LAS LÁGRIMAS DE LA LLUVIA
Nada puede sembrarse en una lágrima.
La lluvia es el lánguido espejo que refleja el gemido del corazón escondido bajo la piel. Besa el cristal con labios húmedos de recuerdos que difuminan horizontes.
Las lágrimas de la lluvia caen lentamente dibujando caminos que nunca serán surcos profundos, solo huellas descarnadas del azar. El cielo fue lacerado por la tormenta.
Nada puede sembrarse en una herida.
Marisa, creas unas metáforas que me hacen leer dos y tres veces lo que escribes, algo antinatural en la actualidad que vivimos en el mundo de la prisa.
ResponderEliminarAsí es, las gotas de agua son las lágrimas de la lluvia y si caen mansamente no crean surcos, pero empapan si son insistentes y calan.
Una entrada muy húmeda y muy bien rematada con la música de Santana.
Sí Marisa, suelen ser las lágrimas expresión del gemido del corazón, que fluyen constantes pero lentamente, secándose antes de correr por la piel.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es curioso como funcionan los "tiempos de lluvia" en los corazones...nos pueden sumergir en la nostalgia o empapar en la dicha...
ResponderEliminarHermoso Marisa, sencillamente hermoso!
Cariños.
No sé pero encuentro un gran paralelismo entre los surcos que hace el agua y las heridas que deja el amor.
ResponderEliminar`personificaciones "Las lágrimas de la lluvia" dejan surcos en el corazón
C`est magnifique
Excelente fotografía.
ResponderEliminarLos labios húmedos de recuerdos inducen a pensar la proximidad de los besos y el deseo de volver a darlos y recibirlos.
Si sólo son recuerdos queridos pero ya perdidos es evidente que nada se podrá sembrar en una tierra llamada azar ni con una lluvia sin nutrientes.
Santana excepcional.
Un fuerte abrazo, Marisa.
Es cierto, nada puede sembrarse en una herida, en una lágrima.
ResponderEliminarPlantear un comienzo en medio de tanto dolor es como obligar un amanecer sobre el cielo envenenado (eternamente pretérito)
Me gustó mucho el texto Marisa, un abrazo.
La lluvia tiene el poder de hacerme el ánimo polvo, especialemnte estas lluvias primerias que anuncian lo irremediable: la gelidez de un invierno inminente, el frío irremediable en el alma, la ropa de abrigo que apenas calienta el alma... No puedo con el invierno.
ResponderEliminarHermoso texto, Marisa. Se agradece.
AG
VALVERDE DE LUCERNA:
ResponderEliminarAhí radica la diferencia entre el lenguaje literario y el estándar, en la metáfora y demás figuras estilísticas.
Tienes razón, vivimos en un mundo acelerado, quizás por ello sean malos tiempos para la lírica, la cual requiere una abstracción reposada de la que no siempre podemos disponer.
Es cierto que las gotas de lluvia no crean surcos, pero si son insistentes empapan y calan como dices, y a veces, llegan hasta el mismo corazón.
Un abrazo, Valverde.
DESDELATERRAZA-VIAJARALAHISTORIA:
ResponderEliminarLas lágrimas son el lenguaje que el corazón utiliza para poder gemir. La lluvia, lo sabe...
Un abrazo, Dlt.
ADRIANA ALBA:
ResponderEliminarTú mejor que nadie sabes que somos parte indisoluble de esa naturaleza que nos rodea. La fusión con ella es mayor de lo que creemos. Quizás por eso cuando el otoño llora, nuestro corazón le acompaña en el sentimiento. Lluvia y lágrimas hermanadas en el sentir del tiempo.
Me alegro de que lo hayas disfrutado, Adriana.
Un fuerte abrazo.
ANDRÉ DE ÁRTABRO:
ResponderEliminarBuena lectura, Andrés. La lluvia como el amor pueden dejar surcos identificables con heridas o con todo lo contrario, tierra fértil para poder sembrar nuevos sentimientos. Pero cuando la lluvia se estrella en un cristal, se queda sin surcos, sin horizontes, se convierte en lágrimas que van proyectando y difuminando los recuerdos que se distorsionan a través de la ventana.
En fin, cosas de la metereología del corazón.
Celebro que te haya gustado.
Un abrazo.
ANTONIO CAMPILLO:
ResponderEliminarCuando los labios aún están húmedos por los besos recibidos, la lluvia se hace aún más intensa. Quizás haya que esperar a que salga el sol para que su calidez seque los rastros de la tormenta.
Este tema de Santana, estoy contigo, es realmente excepcional. Aunque instrumental, está repleto de palabras y alfabetos. Las lágrimas de su guitarra también acompañan a las de la lluvia.
Un fuerte abrazo, Antonio.
JUAN OJEDA:
ResponderEliminarY a mí me ha encantado tu metáfora referida a la esterilidad causada por el dolor: es como obligar a un amanecer a que salga en un cielo envenenado. Me ha parecido magnífica.
Habrá que irse vacunando ante tanto veneno...
Un fuerte abrazo, Juan.
ALBERTO GRANADOS:
ResponderEliminarTengo que admitir que a mí la lluvia me fascina. Cautiva mis cinco sentidos: difumina paisajes pretéritos, su ruido en la más deliciosa canción de cuna, su tacto en la piel es como un beso húmedo, su aroma a tierra mojada es el más intenso perfume para mi pituitaria.
No obstante, estoy contigo en que esta lluvia de otoño anuncia al gélido invierno; y aunque soy más de fríos que de calores, a veces el alma no encuentra en esa estación ningún abrigo que la protega de esos témpanos de hielo que la laceran.
Confiemos en que el "cambio climático" (externo e interno) hará algo al respecto...
Celebro que te haya gustado el texto. Gracias a ti por tu tiempo, Alberto.
Un abrazo.
Tus palabras, humedecidas por una lluvia de lágrimas, me traen recuerdos de viejas canciones otoñales:
ResponderEliminarEn écoutant la pluie, Temps de pluja, Esta tarde vi llover, La pioggia... Melancolía en noviembre.
Besos, amiga
Yo si creo que si se puede sembrar algo en una herida, pero no es nada bueno y los frutos que salen de ella suelen estar repletos de rencor y dolor.
ResponderEliminarA ti si te gusta la lluvia, a mi sólo cuando salgo a correr, nada más y vale que huele muy bien, pero también huele a tristeza y eso no me gusta nada.
Un besote con castañas asadas y feliz finde.
Precioso!!! Marisa. Me encanta. A veces, cuando camino por las montañas, me sorprende la lluvia. Y digo, bien protegido es un placer andar bajo la lluvia, y más ahora en el otoño.
ResponderEliminarUn saludo,
Luis.
Las nubes lloran con lágrimas, y besa los campos y los corazones destrozados. ¿Quién llora más? cuando la lluvia germina los surcos desérticos, ¿el hombre o el cielo?.
ResponderEliminarUn beso Marisa.
Tiempo de no pasar por tu espacio, ando medio alejada, como verás del mío incluso. Ya retomaré. Esta mañana pasé por aquí, leí tus versos, siempre tan cuidados en sus metáforas, y me llevo la última línea, magistral: "Nada puede sembrarse en una herida" (no imaginás lo bien que me viene).
ResponderEliminarUn beso grande
MIGUEL COBO:
ResponderEliminarTu intuición es telepática, si me lo permites decir, Miguel. Estuve dudando si incluir el tema de Santana o el "Esta tarde vi llover" interpretado por la voz de Sole Giménez (Presuntos Implicados).
Noviembre y su otoño...
Besos, Miguel.
ÁNGEL IVÁN:
ResponderEliminarHasta que las heridas cicatricen, es estéril sembrar en ellas. Las cosechas resultantes se echarían a perder.
Conozco tu espíritu antiotoñal, pero piensa en tus molestas alergias primaverales...;-)
Pienso que la tristeza no viaja con las estaciones del tiempo, sino con las estaciones del corazón.
Un besote, también con el aroma de castañas asadas.
LUIS G.:
ResponderEliminarCelebro que te haya gustado, Luis, y comparto ese placer de disfrutar bajo la lluvia siempre bien equipado.
Tus montañas son maravillosas en cualquier estación. Disfrútalas con este colorido otoñal y, de paso, permite que lo compartamos contigo en tu cálido blog.
Un saludo, Luis.
Es verdad, nada puede sembrarse en una lágrima, ni tampoco en una herida, salvo odio y rencor. Me ha encantado escuchar el Europa de Santana, después de tanto tiempo. Un cordial saludo desde ArteTorreherberos.
ResponderEliminarTATY CASCADA:
ResponderEliminarNo tengo ninguna duda con la pregunta que lanzas, Taty; llora más el hombre que el cielo. La lluvia solo viene a consolar las lágrimas terrenales.
Un beso, Taty.
NOELIA:
ResponderEliminarDe vez en cuando es conveniente respirar aires distintos a los bloggeros. Tranquila, aunque no estés, estás.
No sé si se podrá sembrar o no en una herida. Si se lo preguntara a una persona muy cercana a mí, me diría que "una mora verde quita la mancha de la morada". En cualquier caso, la prudencia siempre es buena consejera en estas tesituras. Me alegro de que te venga bien esta frase y deseo que esa herida cicatrice en el tiempo que tarda la luna en volver a abrir sus ojos.
Un besote, Noelia.
PACO HIDALGO:
ResponderEliminarBienvenido al blog.
La siembra en lágrimas y heridas es germen de cosechas altamente imprevisibles...
Comparto contigo que el tema de Santana es una verdadera maravilla ajeno al paso del tiempo. También es símbolo de siembras y cosechas pasadas.
Un saludo, Paco.
No,es verdad, nada puede. Me ha gustado mucho la aparente levedad y brevedad del poema, casi como una de esas gotas fugaces que recorren los cristales...y sin embargo, las recordamos.
ResponderEliminarUn beso
La herida es el principio del cambio..el dolor es un camino que nos lleva a la sanación..la piel es la contención de lo que sentimos cuando las gotas..surcan la piel hacia la herida abierta que es la vida..
ResponderEliminarBesotes desde el sur
LLueve. Veo caer la lluvia en los cristales. Saco las heridas a pasear para que se mojes suavemente y se curen, y se refresquen. Y subitamente de esas heridas casi cicatrices emerge un arcoiris. Nacen los colores y me pregunto si de toda experiencia y tajo, no nace algo que es completamente nuevo y vital, y que la lluvia, solo la lluvia, nos deja ver.
ResponderEliminarLlueve, una mujer desnuda se pasea por la ventana de enfrente. Y me saluda y el arcoiris brota aun mas intenso.
mi beso
Y luego los espejos nos multiplican, o sea que a salir corriendo
ResponderEliminarAh esa idea de una lluvia de azogue capaz de indagar bajo la piel, y ese beso menudo de flores de agua contra el cristal. ¿Y si las lágrimas fertilizaran la siembra de una nueva esperanza?
ResponderEliminarY una gota de lluvia en el espejo al que nos asomamos, ¿es la lágrima que no hemos derramado todavía?
Hermoso texto, Marisa. Lluvia y espejos, dos de mis símbolos favoritos.
Un beso.
Marisa, las imágenes literarias que haces deslizar ante la mirada atenta del lector, están expuestas bajo un gran zoom, próximas. Si nos acercamos casi podemos deshacer bajo el tacto los caminos transparentes por los que circulan la nostalgia líquida, la melancolía invisible, el dolor herido y, a veces, tantas veces, la alegría de vivir, la extrañeza de un instante feliz.
ResponderEliminarUn placer leer bajo la lluvia de tu texto.
Abrazos
ALMA:
ResponderEliminarQuizás lo más importante que nos rodea está en el más breve detalle, en el más pequeño motivo, en la más insignificante gota de lluvia, en la más minúscula lágrima. Alguien que no pueda comprender el significado del rastro de una lágrima jamás podrá llegar a entender el significado de una herida.
Besotes, Alma.
PRUDENCIO HERNÁNDEZ JR:
ResponderEliminarTus palabras son verdades como puños. La herida siempre es el principio del cambio, el dolor es el camino hacia esa sanación, o hacia ese arco iris que siempre sale después de la tormenta.
Besos hacia ese sur, Prudencio.
Adoro la nostalgia y la tristeza de este noviembre gris que siembra tanta belleza en tus palabras.
ResponderEliminarUn abrazo
EL CALIGRAFISTA:
ResponderEliminarLa mujer se desnuda frente a la ventana. El bochorno de la lluvia y de la tormenta le han dado calor. Le llama la atención un arco iris que comienza a salir. Tiene un color nuevo, el octavo color. La ventana de enfrente comienza a iluminarse. Saluda. Sabe que tiene una cita en el final de ese arco iris. El gato también. "Solo la lluvia nos deja ver" -le dice el Magnetista mientras transpasa el umbral de la puerta.
Mi y su beso.
JESÚS GARRIDO:
ResponderEliminarNos multiplican o nos deforman... Acuérdate de los del Callejón del Gato...
Bienvenido al blog, Jesús.
Un saludo.
JUAN HERREZUELO:
ResponderEliminarLa lluvia siempre es el espejo donde poder mirar con detenimiento nuestro interior. Azogue sincero, queramos o no.
Un beso, Juan.
FELICIDAD BATISTA:
ResponderEliminarTu mirada sí que tiene siempre un potente y acertado zoom, Felicidad. "La extrañeza de un instante feliz" pùede desencadenar las lluvias más torrenciales. "Nostalgia líquida" como tan bellamente calificas.
Abrazos.
PILAR:
ResponderEliminarNoviembre es el mes de las nostalgias. Lo dice el otoño con su guadaña. Lo dicen las hojas yertas en esos caminos donde antes florecían amapolas. La alfombra ocre de los recuerdos está servida.
Un abrazo, Pilar.
Un final magistral como broche de oro a un texto magnífico, lleno de belleza, de lluvia y melancolía y de verdad. Nos tienes acostumbrados ya pero qué bien escribes, Marisa! Besos.
ResponderEliminarHola Marisa, que entrada más bonita; un texto metafórico, que obliga al lector a releer tus textos.
ResponderEliminarComo tú bien dices, las gotas de agua son lágrimas de lluvia; Me ha encantado la foto, el texto sublime y la música en perfecta armonía.
Saludos.-
A mí también me fascina la lluvia, como la que puedo ver ahora mismo repiqueteando mi ventana con placer nocturno. Me gustan esos caminos como huellas descarnadas del azar. Bravo, Marisa. Simepre tocándonos la emoción y el alma.
ResponderEliminarBesos
Me encanta la lluvia...y los meses finales del año...me ponen triste...pero ese contraste me hace disfrutar más de las nuevas primaveras...
ResponderEliminar...y el repiqueteo de la lluvia en los cristales...me suenan a llamadas a la vida...
Besos, Marisa.
MARCOS CALLAU:
ResponderEliminarGracias, Marcos, eres muy amable. Un placer que te haya gustado el texto.
Besos.
ENRIQUE G.A.:
ResponderEliminarImagen, texto y música al servicio de esas lágrimas de la lluvia. Estoy contigo, la fotografía está muy lograda.
Me alegro de que te haya gustado.
Un saludo, Enrique.
JO GRASS:
ResponderEliminarEl sonido de la lluvia repiqueteando de noche es para mí la más dulce melodía que se puede escuchar antes de entregarnos al sueño. Me alegro de que compartamos esa afición.
En cuanto a la imagen poética que te ha gustado, hay caminos con firmes surcos marcados por la lluvia, pero hay otros que simplemente son huellas del azar condenados por tanto a borrarse con las primeras gotas de lluvia.
Me alegro de que te haya gustado.
Besos, Jo.
MARIÁN:
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la comparación que haces del repiqueteo de la lluvia en los cristales con esas llamadas a la vida. Muy hermoso, Marián, una forma muy positiva y bella de verlo. A quienes nos gusta la lluvia, esa metáfora no nos es difícil sentirla.
Besos, Marián.
¡Tendremos que aceptarlo así y...quedarnos con las heridas intactas!
ResponderEliminar"La disputa que tuvieron los griegos y los romanos" leída fue por servidor de usted en tiempos de Maricastaña; acepto tu gentil ofrecimiento, así me evitas el engorro de buscar entre mis librotes, que se han alzado en armas contra mi.
Besos agradecidos.
¡Uf, Marisa! Seis frases sólo, pero cargadas hasta el mismo borde. No, nada puede - ni debe - sembrarse en una herida; pero las lágrimas... a veces son necesarias. Hablo de esas lágrimas como lluvia mansa que fertiliza el campo, lágrimas de perdón, lágrimas que limpian el ambiente y que arrastran impurezas.
ResponderEliminarNo de las de dolor, no de las de miedo. Ahí tampoco se puede sembrar.
Un fuerte abrazo
MANUEL MARÍA TORRES ROJAS:
ResponderEliminarLas plaquetas sanguíneas ayudarán a la cicatrización... no tenemos motivo para preocuparnos...supongo.
No dudaba de que conocieras "La disputa que tuvieron los griegos y los romanos" (o mujeres y hombres, por extensión). Te la mando, Guillermo ;-)
Paciencia con esa rebelión libresca, que peor lo pasó Don Quijote...
Besos.
XIBELIUSS:
ResponderEliminarLógica aplastante tu comentario, querido Xibeliuss. Nada puede sembrarse en una herida pero tampoco en en el dolor ni en el miedo (sobre todo en este último).
Tu visión de esas lágrimas necesarias para purificar terrenos y convertirlos en fértiles, también me ha parecido muy acertada.
Me ha gustado mucho tu lectura.
Un fuerte abrazo.
Nada surge del producto del dolor, así de simple, todo aquello que este engendra está evocado a más dolor. Pero tu eres poema que hace nacer más lírica en todos aquellos que te leen amiga
ResponderEliminarMe voy con el sabor de tus palabras en mi boca
Un beso enorme ESCRITORA
Marisa, hoy es la primera vez que entro en tu blog.
ResponderEliminarMe he dicho que de una profesora, siempre se puede aprender algo y aquí estoy ¿Me da Vd su permiso?
No espero contestación, aquí colada estoy.
Me encuentro con un poema lindo, las lágrimas siempre reflejan dolor, de eso yo sé bastante, mi lluvia cae sin metáforas, me sale del corazón.
Ha sido un placer el haberte encontrado.
Abrazos al corazón.
Kasioles
Mi querida Marisa, pocas cosas hay en esta vida tan hermosa como una lágrima resbalando sobre una mejilla. Lágrimas de dolor, de alegría, o simplemente de irritación exenta de toda emoción: agua compuesta de humores corporales con nuestro sello personal y biológico.
ResponderEliminarLa lágrima es la lluvia de nuestro cuerpo que, como la lluvia meteorológica, fertiliza y hace crecer algo en el interior o en el exterior.
En mi profesión contemplo a diario lágrimas, y llantos interiores sin lágrimas, pero en ambos casos siempre hay una caja de pañuelos a disposición del doliente, para aliviar las tensiones.
Un saludo, Marisa.
¿Qué tendrá la lluvia que nos produce melancolía? ¿Qué tendrá la lluvia que con ella nos entristecemos? Oscuridad, luz difusa, lágrimas, agua, quizás algo de sopor.
ResponderEliminarBesitos
Mi querida Marisa: Difiero ( vuelvo y difiero, jee), yo creo que se siembra y mucho en las lágrimas y en las heridas -lo que no significa vivir permanentemente en el tormento-. También comprendo y evidentemente también lo he sentido a lo largo y ancho de mi existencia... esa sensación de esterilidad... que el llanto y las heridas de la vida sólo nos quitan vida... pero, después, comprendo que no. Que la muerte trae a la vida como la vida a la muerte. Mas, lo que expresas, como momento poético, representa una verdad en tanto sensación humana recurrente y poderosa. Bueno, que decir, que me alegra estar aquí, contigo, nuevamente. Que me alegra y me hace bien tu presencia. Que te estimo y mucho, siempre.
ResponderEliminarMis besos!
Qué bello texto, qué nostálgica pesadumbre pesa sobre esa lluvia que parece salar la herida. Pero aun en la discrepancia (creo que en las heridas también se puede sembrar) disfruto de este derramarse sigiloso del dolor; quizá el tiempo traiga otros vientos...Besos.
ResponderEliminarMe encanta eso de lágrima de lluvia. eL CIELO LLORA, que bella personificación. UN abrazo. Carlos
ResponderEliminarFortaleza, coraje, hay un sinfín de cosas que sembrar en una herida; de las derrotas nace el orgullo.
ResponderEliminarFructíferos saludos
Como siempre encuentro:
Excelentes letras
Hola Marisa, vengo otra vez a tu blog y te pregunto ¿Tienes algún problema técnico para entrar en mi blog? Y he intentado hacer lo posible para que vaya más rápido.
ResponderEliminarTe espero el jueves sen mi Rincón Poético y ademas celebramos mis 1000 seguidores.
Te espero
Con ternura
Sor. Cecilia
Cuando el otoño llora nuestro corazón comienza un ritual mágico, como una cómplicidad con la naturaleza. Magia, encuentro yo en esta entrada.
ResponderEliminarDespués de las lágimas, nuestra mirada interior es más nítida y fuerte.
Un placer para los sentidos tu entrada.
Muchos besos
No hay nada igual como un día de lluvia cerca de una chimenea y leyendo un buen libro.
ResponderEliminarLindo blog.
Abrazos y hasta pronto.
Preciosas palabras, Marisa. A mí me sucede lo que a nuestro amigo Valverde: he de leer varias el texto para no pasar por alto ninguna de tus hermosas metáforas. Me gustó mucho también la música que elegiste.
ResponderEliminarMe encanta la lluvia. Y la Luna, y el mar...
Besos.
...Eso sí, odio llevar paraguas :P
ResponderEliminar(manías mías)
40AÑERA:
ResponderEliminarQuizás sí surge algo, la experiencia.
Muchas gracias por tu generosa valoración. Me alegro de que te vayas con un buen sabor de boca.
Besos, amiga.
KASIOLES:
ResponderEliminarSé bienvenida, Kasioles.
He visitado tu blog y sinceramente te digo que yo también tengo que aprender mucho de él, que buena falta me hace en ese sentido.
Lamento que esa lluvia de lágrimas, en tu caso, no sea metafórica sino real. A veces ese dolor es necesario para purificar sentimientos, recuerdos o sensaciones.
Encantada de tenerte por aquí y de haber conocido tu blog.
Un abrazo.
JANO:
ResponderEliminarEs cierto que las lágrimas, el dolor, fertilizan y hacen crecer algo, sobre todo en nuestro interior. Pero también en ese proceso es necesario que salga un sol radiante para que en ese terreno abonado puedan brotar nuevas flores.
Dura profesión la tuya si todos los días tienes que ver lágrimas, Jano. Estoy segura de que por esto has hecho un buen análisis en tu comentario de este país, el de las lágrimas.
Besos y sonrisas, Jano.
CARMEN BÉJAR:
ResponderEliminar¿Que qué tendrá la lluvia para que ocurra esto? Yo creo que tiene lo que es, vida. Y esta está compuesta precisamente de eso, de lágrimas de lluvia y de tierra de pieles que somos nosotros, donde deja huellas o no, fertiliza o marchita. La lluvia no es tristeza ni alegría, eso lo somos nosotros.
Besos, Carmen.
EVA MAGALLANES:
ResponderEliminarEstá muy bien que disientas, Eva, para eso está este espacio de comentarios, para que todos con sinceridad podamos decir lo que pensamos al respecto.
Verás, sigo pensando que en una lágrima (dolor, herida) no se puede sembrar nada, sin embargo, sí que es un buen terreno para cosechar. No se puede edificar nada en terrenos pantanosos, pero sí se aprender de su peligro y de otros caminos posibles.
Sabes que estoy muy contenta por tu retorno. Encantada de volver a leer buena, buena crítica artística (espero impaciente), y de tenerte de nuevo por este rincón.
Un montón de besos, Eva.
JAVIER F.NOYA:
ResponderEliminarPermíteme que te diga lo mismo que a Eva: disintiendo, aprendemos y crecemos. Sigo pensando que más que sembrar lo que se puede hacer es cosechar por las razones que le doy a ella. Sembrar o edificar o construir en una herida, en el dolor, no creo que tenga cimientos sólidos.
Gracias por tu tiempo, Javier.
Besos.
CARLOS AUGUSTO PEREYRA MARTÍNEZ:
ResponderEliminarCuando llora el cielo, nuestros corazones son los pañuelos de esa tristeza.
Celebro que te haya gustado, Carlos.
Un abrazo.
PAPEL FRÁGIL:
ResponderEliminarOrgullo, sí, pero creo que en la dosis mínima y necesaria para salvaguardar la dignidad personal, y no para herir al contrincante. Creo que el orgullo en exceso es más letal que el dolor.
Gracias por tu valoración, Brenda, y me alegro de que hayas disfrutado de la composición.
Un abrazo.
MONJA DE CALUSURA ORDEN DE LOS PREDICADORES:
ResponderEliminarHola, Sor Cecilia:
No tengo ningún problema técnico para entrar en su blog, pero sí vírico. Como usted bien advirtió en algún comentario dejado en anteriores entradas, én su blog había virus tal y como me avisaba la Seguridad de mi PC. La última vez que le visité, así fue.
Espero que haya solucionado ya el asunto y el jueves pueda celebrar en su ´Rincón Poético la conmemoración de los 1000 seguidores.
Reciba un cordial saludo.
MILU:
ResponderEliminarComo siempre, tienes razón, amiga Milu.
Para que lleguen hermosas y exuberantes primaveras, es necesario pasar antes por ese otoño que marchita hojas para que más tarde puedan brotar nuevas. Es necesaria la lluvia para que los senderos que recorremos se fertilicen.
Besos con tregua "pluvística".
RAYÉN:
ResponderEliminarBienvenida al blog.
Preciosa imagen dejas: lluvia fuera, y al lado de la chimenea con un buen libro que te haga soñar. Ummm... un verdadero placer.
gracias por tu visita y un abrazo.
KINEZOE:
ResponderEliminarPues una opción de lluvia, música y antiparaguas es "Singing in the rain". La verdad es que no tengo ningún problema para imaginarte así,jejje.
Trío fabuloso el que mencionas: lluvia-luna-mar. Bienvenido al club ;-)
Besos y besos.
La lluvia es un fenómeno atmosférico que ademas de inspirar me relaja, bonito poema Marisa.
ResponderEliminarque tengas una bonita semana.
un abrazo.
RICARDO MIÑANA:
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, la lluvia, además de ser lo que es, es una musa languida que suele deslizarse por las recodos de los versos.
Buena y bonita semana también para ti, Ricardo.
Un abrazo.
Lluvia que cae
ResponderEliminargota a gota
lentamente
entre las lágrimas
de una mirada hundida
de unos ojos tristes.
Un beso.
Marisa , en mi blog nunca ha existido ningún virus, sí una amenaza de virus de otro blog enlazado al mío, de ello ocurrió el 26 de septiembre y ninguno de mis seguidores que entraron se han muerto.
ResponderEliminarTengo mucha responsabilidad en mi blog, y jamás permitiría la entrada de ningún amigo si no lo tuviese como Dios manda.
Mi ordenador es mi instrumento de trabajo, cada día es escaneado por un programa profesional, mi antivirus es de pago y hago lo posible para que todo esté bien.
Y para alegría mía, me lo regalaron seguidores de 5 países, así que lo mimo mucho.
Bueno Marisa, aclarado esto que ignoraba que no venias por este inconveniente, te digo que para otra ocasión , en mi perfil tienes mi correo.
Te espero ¿Vale?
Te dejo mi ternura con un beso
Sor.Cecilia
Y para mí, que la lluvia es vida...
ResponderEliminarBueno, tambien en la vida se llora.
besos!
MARÍA:
ResponderEliminarTu mirada al texto ha sido un espejo que refleja los ojos tristes de ese texto. Acertada mirada.
Bienvenida al blog.
Un abrazo.
MONJA DE CLAUSURA ORDEN DE LOS PREDICADORES:
ResponderEliminarA ver, Sor Cecilia. Lamento mucho esa susceptibilidad notoria en las palabras de su comentario que en ningún momento han querido ser motivadas por ningún comentario que yo le haya hecho.
Tampoco en ningún momento he pretendido desmerecer su blog, no entra en mi filosofía de vida desmerecer el trabajo, cariño y dedicación que cada uno de los que tenemos un blog, dedicamos a ello. La cuestión es más sencilla.
Hace tiempo, en uno de sus comentarios alertó de un posible virus en su blog de una seguidora que le trajo de cabeza, cosa que lamento porque jamás he podido entender por qué hay gente que se dedica a sesgar y mutilar sin ningún motivo el digno trabajo de otras personas. Le invité a que hiciera público la procedencia de ese virus, de la persona que se tratba y de su blog, para que a nadie más le ocurriera lo que a usted. No obtuve respuesta, cosa que no puedo censurar pero sí le digo que de haberme pasado a mí, hubiese intentado evitar ese mal trago a cualquier otro blog haciéndolo público.
Resulta que le visito, y mi antivirus y firefox se vuelven locos advirtiéndome de
software malintencionado. Esto no es nuevo en la blogosfera, a veces determinadas páginas intentan descargar elementos malintencionados sin que el propietario sepa nada de ello. Si a esto le sumamos el aviso que dio usted de ese posible virus en su blog, todo ello hizo que saliera corriendo como alma que lleva el diablo, y me vi en la obligación de avisarla del asunto.
Si usted me dice que todo está solucionado, no solo la felicito sino que me alegro enormemente de que sea así y de esa tranquilidad que se merece.
No, nunca he pensado que alguno de sus seguidores haya muerto por entrar en su blog.Tampoco he dudado de la responsabilidad que estoy completamente segura de que tiene en su blog. No, no nunca lo he pensado aunque parece ser que a usted sí se le ha pasado por la cabeza al comentármelo.
Todos mis respetos, Sor Cecilia.
PRUNUS AVIUM:
ResponderEliminarLa lluvia es vida, Prunus, como las lágrimas...
Un beso.
La lluvia es mi amor después de los amores humanos. Agradezco tan bellas palabras y tu visita a mi anubarrada morada. Un abrazo.
ResponderEliminarEL JARDINERO DE LAS NUBES:
ResponderEliminarYo también amo la lluvia. Siempre es imagen y reflejo de vida.
No hay nada que agradecer, estoy encantada de seguir tus bellísimas letras.
Un abrazo.