CUANDO LA MUERTE VIVE ARRIBA
A aquel chico siempre impuntual
con mochila tan azul como sus inmensos ojos extraviados.
A las 8,15, Andoni cogió su mochila y se la echó al hombro. La mañana había colgado en su cielo un sol más brillante que nunca. Cegador, lo calificó Andoni en cuanto subió la persiana de su habitación al despertarse o, al menos, esos eran los gritos de queja ahogados que su retina emitía esa mañana que, cada vez con mayor frecuencia, eran “cada mañana”.
Antes de salir hacia el instituto, fue a besar a su madre quien se encontraba en la cocina removiendo pausadamente un café bien cargado, somnolientamente, con una de sus manos apoyada en su mente agotada y a punto de acudir a su trabajo. Esta le recriminó las prisas y el no hacer un buen desayuno antes de incorporarse a clase. Desde que hacía un año se había divorciado del padre de Andoni, cada vez con mayor frecuencia se sentía responsable por partida doble del bienestar y la educación de su hijo, aunque sabía que también desde hacía un año cada vez le costaba mayor esfuerzo incluso cuidar solamente de ella misma. Hay espinas de la memoria que no se conformaban solo con pinchar los dedos sino con desgarrar también cada pétalo de la rosa.
-¿Desayunar? –contestó Andoni con un gesto de repugnancia ante el solo hecho de pensar en ingerir comida- No, no tengo hambre. Además, ya te he dicho que si llego tarde, la de Lengua me agobiará con uno de sus sermones sobre puntualidad…
- Bien, está bien, hijo, toma esto, -le dijo abriendo su cartera y extrayendo de ella un billete- cómprate un bocadillo en el recreo… ¿Me prometes que lo harás, Andoni?
El muchacho cogió ávidamente el billete y lo introdujo con rapidez en el bolsillo trasero de sus vaqueros sin contestar a su madre, dispuesto a salir corriendo de la cocina.
-¡Eh! ¡Un momento! -le detuvo su madre asiéndole por un brazo e impidiendo que saliera- Pero, ¿has visto que ojos tienes? ¿Y esas ojeras? –preguntó desconcertada.
- Como las tuyas… -respondió con desdén Andoni- ¡De qué van a ser! ¡Te lo he dicho mil veces, mamá! Los vecinos de arriba siguen sin dejarme dormir, no paran de discutir y gritar cada noche; el día que suba -dijo apretando los puños- se van a enterar de quién soy… ¿Es que no los has oído anoche?
- Pues… la verdad hijo… -titubeó su madre que lo último que recordaba eran los dos somníferos que se había tomado como cada noche para poder conciliar el sueño- creo que…
-¡Bah! ¡Déjame! -gritó Andoni soltando con un ademán brusco la mano de su madre que sujetaba su brazo- ¡Si es que no te enteras de nada…! -le dijo con desprecio mientras salía por la puerta tras un portazo.
Adela, que así se llamaba la mujer que ahora se mordía el labio inferior y apuraba un segundo café, se prometió a sí misma que aquella tarde, cuando regresara del trabajo, subiría al piso de arriba para hablar con esos vecinos que enturbiaban el descanso de su hijo. Hacía dos meses que se habían mudado a ese edificio y aún no había entablado conversación con ninguno de sus inquilinos. Sería la excusa perfecta para ir entreabriendo un poco esa puerta al mundo exterior que ella misma había cerrado con siete candados. Dejó entre los posos del café el sentimiento de irresponsabilidad, que últimamente le amenazaba, se prometió a sí misma no tomar ningún somnífero aquella noche, y se dirigió a su trabajo.
Al final de la mañana, el teléfono móvil de Adela sonó. Tras el auricular oyó una voz suave pero firme de mujer. Se presentó como la tutora del curso de Andoni. Le comunicaba que su hijo hacía un mes que no acudía a ninguna clase del instituto y como las faltas de asistencia no habían sido justificadas, se ponía en contacto con ella. Adela solo pudo articular que se debía tratar de un error.
-No, no es un error, señora, -dijo la tutora con tono serio- , Andoni es menor de edad, por ello, estamos obligados a comunicárselo. Usted mejor que nadie sabrá lo que hacer al respecto. Verá, últimamente, Andoni ha tenido un comportamiento digamos que… anómalo. El Centro posee un psicólogo para…
-Muchas gracias por la información -le cortó tajantemente Adela que no quería saber nada de esos psicólogos que tan bien conocía por experiencia propia-, le aseguro que Andoni mañana acudirá a las clases, ¿de acuerdo? Gracias.
Fue la última palabra después de cortar la llamada. Estos profesores se creen más listos que nadie… ¿Al psicólogo Andoni por no acudir a clase? ¿Pero qué se habrán creído? Tiene que haber una explicación, sin duda -se decía Adela mientras recogía nerviosa los papeles de la mesa de su despacho-, Andoni no está pasando una buena época con lo de nuestra separación, a ninguna maestrilla le importa, él será quien me lo explique cuando llegue a casa -se tranquilizaba Adela mientras se ponía su abrigo dispuesta a regresar a su hogar.
Cuando llegó, se dispuso a preparar la comida. Andoni llegaría enseguida. Pero llegaron las cuatro de la tarde y, por primera vez, Andoni no fue a casa a comer. Adela, preocupada, lo llamó a su teléfono móvil decenas de veces pero se encontraba apagado. No pasa nada, no pasa nada, -intentaba tranquilizarse- se habrá quedado a comer en casa de algún amigo y no habrá podido avisarme porque se habrá quedado sin batería… Tranquilízate… -se decía mientras acababa de recoger la mesa. Miró su caja de ansiolíticos en un estante de la cocina y decidió tomarse uno a pesar de no ser la hora indicada. Sin embargo, en el último momento, decidió hacer algo mejor: subiría a visitar a los vecinos de arriba para rogarles que dejaran de hacer ruido a altas horas de la madrugada ya que perturbaban el descanso en su casa. Sí, eso haré, -se dijo mientras se miraba al espejo intentando acicalarse un poco el pelo- ahora mismo subiré y Andoni podrá descansar esta noche.
Adela subió decidida las escaleras que la separaban del piso superior. Llamó al timbre e intentó suavizar las facciones de su rostro. Nadie contestó. Volvió a llamar. Y lo volvió a hacer cinco veces más, pero nadie respondía. Sorprendida por algo que no esperaba, recordó que el portero del edificio vivía en el ático, así que decidió subir un piso más y preguntarle por quién vivía en el piso superior al que vivía ella. Le salió a recibir una mujer entrada en años, la esposa del portero, la cual le indicó con fastidio que su marido dormía la siesta tal y como lo tenían estipulado en el horario del contrato con la Comunidad de vecinos.
-Siento molestarles, señora -intentó disculparse Adela- solo quería preguntarles por los inquilinos del piso inferior al suyo. Verá, usted sabe que vivo debajo de ellos e imagino que conocerá el problema… -resultó ser convincente Adela cuando sabía que ella misma no tenía conocimiento del problema debido al poder de sus somníferos-. Sus discusiones y gritos cada noche molestan tanto a mi hijo como a mí, no hay manera de conciliar el sueño, créame… He intentado hablar con ellos… pero en estos momentos no se encuentran en casa y he pensado que ustedes podrían…
-No sé de qué me está hablando -sentenció perpleja la anciana-, no sé de lo que me habla. Hace dos años que ese piso está desocupado, nadie vive allí desde entonces, señora… -dijo mirando a Adela de arriba a abajo y pensando que no se encontraba en su sano juicio- Quizás los ruidos provengan de…
-Discúlpeme -dijo Adela con la cara lívida- debe tratarse de un error… Gracias –se despidió mientras bajaba a trompicones los dos pisos que la separaban de su casa-. Siento haberla molestado…
Adela no salía de su desconcierto. La llamada del instituto, la inexistencia de vecinos ruidosos, ¿qué era lo que estaba pasando? A medida que bajaba las escaleras en dirección a su piso, oyó unos gritos pero que, ciertamente, no provenían del piso inmediatamente superior al suyo sino de su propia casa. Introdujo asustada la llave en la cerradura y al abrir la puerta se encontró con Andoni retorciéndose encima del sofá y con las manos apretando sus oídos.
-¡Mamá! ¡Diles que se callen, por favor! ¡Diles que dejen de gritar! ¡Mamá, no lo soporto! ¡No quiero oírles más! ¡Qué se vayan, qué me dejen! ¡Por favor, mamá, haz algo, por favor! -sollozaba Andoni entre gritos.
Adela abrazó a su hijo temblando e intentó calmarle.
-¡No pasa nada, Andoni! No hay nadie que grite, hijo… Cálmate… Ya pasó, cariño, ya pasó…
Andoni, con los ojos completamente extraviados, se aferraba con fuerza a Adela. Esta consiguió llevarlo a su habitación y acostarlo sin dejar de acariciar su sudorosa frente. El muchacho entró en un interludio a su delirio y Adela, entre lágrimas, le besó los ojos desorbitados que acababa de cerrar. Se dio cuenta de que el cajón de la mesilla de su hijo estaba abierto. Soltó la mano de este y se acercó a su interior: un firmamento de pastillas multicolores de diferentes formas se enredaban unas con otras entre tebeos, lápices de colores y la colección de coches Ferrari en miniatura que tanto le gustaban a Andoni siendo niño. Infancia aniquilada por el éxtasis de la adolescencia. Adela se llevó la mano a la boca intentando reprimir un grito…
-Tú también las tomas, mamá… -balbució Andoni con una media sonrisa de ojos extraviados- A continuación, volvió a ser presa del pánico cuando las voces, esas voces, volvieron a adueñarse de su mente, de sus oídos, de sus ojos, de su mirada, de sus lápices de colores, de sus Ferrari, de su juventud, de sus sueños…
Andoni ya no va al instituto. Tampoco ha vuelto a comer en casa. Ya no oye las voces de los vecinos de arriba, en realidad, tampoco es capaz de oír la suya propia. Sus ojos azules vagan por algún lugar de ese firmamento de abigarrados colores falaces que intentan brillar en la inmensa oscuridad, a la deriva en algún agujero negro interestelar.
Día a día la frecuencia de historias personales como la que narras espléndidamente, Marisa, nos rodean sin apreciarlas, calladamente, con una tristeza infinita.
ResponderEliminarEntre los posibles motivos que nos sorprenden ante hechos lamentables, se encuentra la dejadez de padres o profesores, o de ambos.
Es difícil que algunas personas razonen que el entorno social, las ideas o ilusiones no conseguidas, la gran presión que se soporta y supone un cambio importante en procesos cada vez más irracionalmente competitivos, la debilidad que surge de extorsiones a principios que parecían de gran fortaleza, provocan una incapacidad para poder detectar, y remediar a tiempo, situaciones aparentemente normales pero que son fruto de una sociedad que vive de espaldas a la comprensión, a la aplicación de procesos que ayuden a resolver problemas y no a crearlos, a la racionalidad.
Marisa, es probable que Andoni fuese un muchacho sometido a la tensión de un entorno hostil y desafortunado, de un centro de enseñanza público y con evidente desinterés porque sabe que no alcanzará aquello que, de vez en cuando, oye o lee en muchos medios de comunicación, eso que se llama éxito.
Un fuerte abrazo, querida Marisa.
Mi querido Antonio:
EliminarLos que trabajamos día tras día y tantas horas al lado de esos adolescentes, tan diáfanos, ingenuos -aunque pueda parecer lo contrario al resto de la sociedad- , tan manipulables, tan honestos en muchas más cosas de las que pensamos, tan rebeldes y tan frágiles a la vez, tan buenos chicos a pesar de sus felonías propias de su edad, tan diáfanos cuando realmente se mira en su interior, tan víctimas de su entorno y tan necesitados de educación y de que les muestren posibles directrices (solo posibles) que seguir... se les llega incluso a querer y a vivir y padecer sus vivencias. Los adolescentes, en mi opinión, son la más pura materia prima de lo que puede ser el futuro de una sociedad.
En estos muchos años dedicada a la enseñanza tanto privada como pública, y aceptando la mayor o menor profesionalidad de profesores, jamás me he encontrado desinterés por parte de ellos ante situaciones tan dramáticas como las que narro. Y digo esto, con total conocimiento de causa, desde mi simple situación de docente hasta algún cargo directivo que he desempeñado en centros de enseñanza, que te permite conocer esta dinámica del docente y del alumnado en un sentido mucho más profundo y cercano.
Si queremos que nuestro futuro sea mejor, debemos centrar todo nuestro esfuerzo -profesores, políticos, padres- en esas generaciones jóvenes, que hoy, más que nunca, las estamos ahogando en un sistema que solo les conduce al fracaso, al desempleo, a la huida de la realidad a través de drogas, y al desencontrarse en un mundo en el que no solo no encajan sino que no se les brinda ninguna oportunidad de potenciar sus posibilidades -que son muchas-.
Apuesto y confío por estas nuevas generaciones que solo son el reflejo de un espejo que los adultos hemos creado y en el que no nos gusta mirarnos porque a nadie le gusta aceptar sus limitaciones y errores. Viven el mundo que han heredado y -todo sea dicho- es una herencia que les dejamos de la cual no creo que nos sintamos muy orgullosos.
Termino, Antonio. Las generalizaciones no me gustan, pero las hago, porque cada vez dejan de ser -desgraciadamente- menos excepción y más realidad. Si dejáramos de mirarnos un poco menos al ombligo y pensáramos en esos jóvenes a los cuales con nuestro sistema estamos asfixiando, nos daríamos cuenta que quizás -solo quizás- construir un futuro mejor no es una tarea tan complicada.
Gracias por tu participación, mi querido amigo. Tengo la plena convicción de que compartes lo que digo.
Un fortísimo abrazo.
EN SU TOTALIDAD, Marisa.
EliminarEn cualquier caso, no olvides mi último párrafo. Lo provocan los interesados por el NO aprendizaje ni educación de los jóvenes.
Un fuerte abrazo, querida Marisa.
ANTONIO CAMPILLO:
EliminarEsos "interesados por el NO aprendizaje ni educación de los jóvenes", yo los califico como "unamunianos". El antiguo y malhumorado rector de la Universidad de Salamanca, Miguel de Unamuno, con sabia ironía llegó a decir que el pueblo solo podía ser feliz manteniéndolo en la ignorancia. Yo añado que, también es muy rentable, para esos "unamunianos"... ya sabes a lo que me refiero, mi querido y admirado, Antonio...
Todo mi cariño y otro fortísimo abrazo.
Un relato estremecedor poniendo de manifiesto el desconocimiento en algunos casos de las acciones de sus hijos.Un saludo desde mi mejana
ResponderEliminarFELIPE TAJAFUERTE:
EliminarLos padres, en muchísimas ocasiones, son los últimos en enterarse de todo. Casi nunca es por despreocupación o desdén, quizás ese amor incondicional les ponga una venda en los ojos. Por ello los profesores-tutores tienen un papel fundamental en esta detección de problemas y en su información a los padres.
Saludos, Felipe.
Marisa, el relato conmueve por la historia y por la manera de narrarlo. Los diálogos nos revelan el perfil de los personajes y como éstos evolucionan desde una escena cotidiana, en apariencia intrascendente, al drama, a la tragedia. Pero pese a la ficción que hilvanas magníficamente, el relato es una fracción de realidad que se expande sobre un sector vulnerable de la sociedad: los adolescentes. Justo el instante vital en el que el ser humano empieza a caminar bajo sus propios impulsos y comienza a buscar respuestas a su lluvia de preguntas. La sociedad no está a la altura de sus demandas. Y esa gran sensibilidad que poseen pueden arrastrarlos a pozos de los que tal vez nunca puedan salir. El esfuerzo ha de ser de todos, ellos son nuestro futuro.
ResponderEliminar¿Hasta cuándo este sistema obsoleto?¿Qué más tendría que suceder para cambiar la perspectiva, los enfoques y afrontar la nueva realidad en la que se mueven nuestros jóvenes?
Tú eres docente, y conozco muy bien vuestra gran labor no solo en el aspecto académico, pero la concienciación del problema pasa, además, por todos los sectores y a partir de ahí vendría la implicación y la clara decisión de cambiar el sistema. Éste no funciona.
Un gran abrazo
FELICIDAD BATISTA:
EliminarOjalá solo fuera ficción y no realidad, pero desgraciadamente, es el pan con el que docente convive cada día. Los adolescentes, con todo lo rebeldes e irreverentes que pueden llegar a ser en casi todo, como bien dices, son el sector más vulnerable de la sociedad. Y añado: el más frágil y manipulable. Son el futuro, por ello, merecen toda la ayuda que les podamos prestar.
El problema comienza -y parece que no acaba- cuando la sociedad que les rodea no satisface ni sus necesidades ni sus expectativas. Es cuando comienzan a tener actitudes que reprochamos y censuramos, pero que no son más que un grito de protesta y rebeldía ante un mundo que les hemos creado y que ha dado los resultados que ha dado... y que todos conocemos.
No comparto esa expresión tan habitual que se suele oír, como que nuestros jóvenes, con sus comportamientos, son una epidemia y que nosotros, cuando los éramos, éramos mejor. No, no lo comparto. Nuestros jóvenes aún no han provocado ni una ni dos Guerras Mundiales, ni tampoco Civiles. Eso lo hicieron otros anteriores a ellos. Es cierto que su conducta actual es criticable en muchos aspectos pero no podemos olvidar -no lo olvidemos- que son el fruto de la educación que han recibido y los herederos de la sociedad, política y mundo que les hemos ofrecido. Para mí, son el espejo de los adultos.
Gracias por tu comentario, amiga, como siempre inteligente y sustancioso.
Un fuerte abrazo.
Marisa, es desgarrador la historia que cuentas, pero si que puede ser verídica porque en estos momentos la sociedad esta un poco desquiciada y esto es debido también a que, quien debería dar ejemplo y haber puesto orden, ha puesto egoísmo de partido y no ha mirado el bien común.
ResponderEliminarNuestros hijos están un poco en "fuera de juego", no saben muy bien a que carta quedarse.
Mi experiencia con los hijos es variada, pues tengo hijas de 42 años y de 38, ambas casadas universitarias y trabajando (Suerte) y otros dos una de 17 años (gran estudiante) y otro de 10 años, (mas distraído)
Solo con el cambio de edades de mis hijas mayores a mis hijos menores, España ha sufrido un cambio inmenso y los valores morales y éticos están por los suelos, las ideas del bien y del mal también han cambiado.
Por eso yo pienso que no se debe de esperar tanto como ha esperado la protagonistas de tu historia en averiguar lo que le pasa a Andoni, si no ha debido de atajar mucho antes el problema y saber en que mundo se movía su hijo.
Es misión de los padres principalmente es la imponer (frase dura) la educación de sus hijos y se comprementa con la del colegio y siempre con información fidedigna de padres y tutores.
A mi me funciona perfectamente y es fundamental para el seguimiento de nuestros hijos.
Un abrazo y una vez mas mi enhorabuena por tu narración.
VICENTE RUBIO:
EliminarBienvenido al blog, Vicente.
Desgraciadamente, la historia que cuento es una historia cotidiana que puede contar cada instituto de Enseñanza Secundaria. Habría que preguntarse por qué los adolescentes recurren a las drogas casi de manera sistemática si tenemos en cuenta que el alcohol -los "botellones"- y no solo otras drogas de catalogación más dura, es un elemento asiduo en sus fines de semana. Yo tengo muy clara la respuesta pero como no quiero parecer tendenciosa, prefiero que cada cual saque sus propias conclusiones.
Tienes mucha razón en que las cosas en relación con los adolescentes -y que has vivido en tus hijos-, han cambiado sustancialmente en pocos años. Yo también lo noto diariamente en mis clases: los chicos que tengo ahora no tienen nada que ver con los de hace 10 años. No son mejores ni peores, yo diría que diferentes, pero los actuales sí que tienen una losa a sus espaldas que no tenían los anteriores: la inacción, la carencia de ilusiones y esfuerzo para conseguir las cosas en el caso de que se quieran conseguir, porque muchos de ellos "se dejan vivir" y ya está, nada más.
Jamás les haré responsables de esto, creo que son una consecuencia de nuestro "modus vivendi" y, en lugar de criticarlos, debiéramos analizar qué es en lo que nos hemos equivocado para que la situación de los adolescentes sea la que es. Y en este punto, comparto absolutamente lo que cides, Vicente: los padres son los últimos responsables de la educación de sus hijos. Es un craso error que los padres deleguen esta responsabilidad en los profesores, en el sistema, en la sociedad... Nosotros, los docentes, podemos ayudar a encender luces en varios caminos que se pueden tomar, y no solo podemos sino queremos hacerlo. Pero son los padres los que debieran tomar más cartas en el asunto.
Me alegro enormemente de que pienses así y de que estas ideas hayan dado un fruto deseable en tus hijos. Ojalá todos los padres pensaran así.
Gracias por tu participación, y un fuerte abrazo, Vicente.
Buenos días, Marisa.
ResponderEliminarDuro, muy duro, lo que hoy leemos. Pero desgraciadamente es cada vez mas frecuente. En mi barrio, he visto creer a chavales, que con el paso del tiempo han tomados caminos equivocados. Es difícil hablar de cuales has sido los motivos. Pero quizás LA FAMILIA, ese pilar que debemos tener como referencia, falla.
Un fuerte abrazo, Elena.
MANUEL BRITO:
EliminarEl hecho de que ya solamente reflexionemos sobre lo que conduce a los adolescentes -al futuro- a tomar "caminos equivocados", ya es un gran logro. La familia es un pilar fundamental, como dices, pero son más cosas, Manuel, muchas más, que repercuten no solo en esos adolescentes sino en sus bases, en esa familia desestructurada quizás porque todos sus miembros se encuentren en paro, quizás porque haya tanto trabajo que no haya tiempo para dedicarlo a los hijos, quizás por un sistema político-económico que obliga a nuestros cualificados jóvenes a irse de nuestro país porque aquí no hay ninguna salida laboral, quizás porque esforzarse por terminar el camino solo va a conducir a un precipicio, quizás -y solo quizás- por ello es mejor evadirse a mundos menos nocivos psicológicamente y más placenteros... Un dramático "Carpe Diem" en su vertiente más desnuda...
Un abrazo, Manuel, de Marisa no de Elena :-)
Justamente por eso nunca pudo oír la voz propia, porque tenía en su alma introducidas las voces de los vecinos invisibles,,, el silencio es un reverso muy interesante de las drogas, etimológicamente la palabra "a-dicción" podría significar "no decir".
ResponderEliminarDe este cuento excelentemente llevado lo que más me llama la atención y me parece un aporte fundamental al tema es mostrar las dos adicciones. Siempre he creído que las personas tanto para tomar o negar le dan demasiada importancia a las drogas cuando son sustancias inertes,,, en tal caso debieramos analizar lo que hacemos con ellas. Y como el mundo y los gobiernos se financian con la ilegalidad de muchos de ellas, dando razón al narcotráfico, que tantas vidas se lleva años tras años.
Un cuento que escapa a la hipocresía.
Me gustó mucho, un fuerte abrazo.
JUAN OJEDA:
EliminarTe he dicho muchas veces que admiro el juego de significados que haces con las palabras en tu diccionario del "frutillar". Y esta vez, con la palabra "a-dicción" lo has vuelto a hacer de una manera muy atinada asignándole el significado "etimológico" de "no decir". Porque, efectivamente, creo que las adicciones anulan la propia voz interior. Muy hábil, Juan.
Encantada de que te haya gustado el relato y también encantada de que hayas sacado a colación esa hipocresía de los gobiernos atacando y prohibiendo las drogas, cuando en realidad permiten y legalizan otras no menos amables (tabaco, alcohol)porque los beneficios de sus altos impuestos engordan las arcas que mantienen a esos propios gobiernos. Has metido el dedo en la llaga, Juan... un tema que daría para muchas páginas...
Gracias por tus siempre enriquecedoras palabras y un fuerte abrazo.
Vidas paralelas, pero no como las de Plutarco. Vidas que transcurren dolorosamente y que por mucho (aunque sea poco siempre será demasiado)que se prolonquen nunca se encuentran.
ResponderEliminarDesgarradora historia y no por ello menos real, Marisa.
Un abrazo.
MIGUEL COBO:
EliminarQuerido amigo, como docente sabrás perfectamente de lo que hablo en el relato.
Algunos ríos de la vida tienen remolinos mortales a pesar de su aparente atractivo. Habrá que seguir enseñando a nuestros jóvenes a perfeccionarse en la técnica natatoria.
Un beso, Miguel.
Marisa, hace poco leí un artículo de José Antonio Marina que me gustaría compartir aquí:
ResponderEliminar"Los padres solos no pueden educar a sus hijos, hagan lo que hagan, porque no pueden protegerlos de otras influencias muy poderosas. Los docentes solos no pueden educar a sus alumnos, por la misma razón. La sociedad tampoco puede educar a sus ciudadanos, sin la ayuda de los padres y del sistema educativo. La intervención de los padres y maestros es imprescindible, pero todos debemos conocer sus limitaciones y reconocer que, en la tupida red de influencias en que vivimos, todos ejercemos una influencia educativa, buena o mala, por acción o por omisión. Vivimos haciendo surf en la cresta de una ola que procede de mares muy distintos" Y terminaba citando un proverbio, creo que africano: "hace falta la tribu entera para educar a un niño" Y ahora ¿dónde está la tribu?
El relato está narrado de una manera soberbia. Como es habitual en ti, aunque el tema es desgarrador, la poesía siempre encuentra su camino.
Un fuerte abrazo
XIBELIUSS JAR:
EliminarQuerido amigo, la cita del artículo que dejas de José Antonio Marina es perfecto para explicar con exactitud gran parte del problema de los adolescentes.
Efectivamente, todos influimos en mayor o menor medida en esos niños y adolescentes, y de una manera poderosísima, ya que son altamente permeables a todo lo que les rodea: padres, amigos, profesores, sociedad... Esa "tribu" la necesitan al completo para conformar su personalidad, su educación, su cualificación, su conducta y sus valores. Sin embargo, -y aquí radica el problema- no todos los componentes de la tribu son modelos de conducta y, algunos, ni lo desean ser o si optan por serlo lo hacen con otros intereses ajenos al fin. También es necesario que conozcan antimodelos de conducta para poder criticarlos y comprender sus consecuencias.
En definitiva, creo que en ese futuro que son los jóvenes, todos tenemos una participación muy activa por el simple motivo de que son eso mismo, el futuro. Lógicamente, algunos agentes de este proceso tienen mayor implicación en el asunto: hablo de los padres. Ellos son los únicos que pueden hacer correctamente viable este proceso y ayuda del resto de los componentes de la tribu.
Interesantísima tu aportación. Encantada de que te haya gustado el relato a pesar de su dureza que, desgraciadamente, es real.
Un gran abrazo.
Es espeluznante lo que nos cuentas, Marisa. Y es que la mente creo que es una de las partes del cuerpo humano que menos se conoce. estanmos a años luz de realizar progresos evidentes y todavía estos transtornos apenas se pueden solucionar por medio de pastillas. Menos mal que se pasaron los tiempos en que todo mal de este cariz se relacionaba con la locura, pues ahora mismo creo que la mayor parte de la humanidad se encontraría en un manicomio.
ResponderEliminarBesitos
CARMEN BÉJAR:
EliminarSi las drogas se unen con algún problema o lesión mental, como es el caso de Andoni, el resultado es un cóctel molotov. Muchas veces, esa mente es lesionada por drogas que toman los jóvenes, desde el alcohol hasta el famoso éxtasis. Pero cuando los adolescentes ya sufren un trastorno mental, el ingerir esas sustancias exige urgentemente ser tratados por especialistas médicos. Y aún así, no hay mucho qué hacer sobre el asunto para la familia, y menos apoyo aún por parte de nuestra estructura sanitaria pública.
Un problema muy complejo, Marta, que sufren algunos padres.
Besos.
Andonis los ha habido, los hay y seguramente los habrá en el futuro, pero quizás sea un fenómeno más frecuente en los tiempos actuales por multitud de razones. La más importante, creo, es la transformación vertiginosa de la sociedad en una cultura del ocio, el consumo y el éxito (éxito entendido en lo colectivo, no en lo personal), sin que hayamos tenido la oportunidad de adaptarnos al cambio. El resultado es una terrible inseguridad y una soledad del individuo, que resulta tan alienante como la frustración por el no tener y el no ser.
ResponderEliminarDemasiados experimentos sociales también: de una familia cohesionada y autoritaria se ha pasado a una familia disgregada e hiperprotectora en la que a los hijos se les compra y no se les educa; de un sistema educativo con un principio de autoridad y una filosofía del esfuerzo personal, a los profesores polichinelas (víctimas de los aberrantes planes de estudios) sometidos al Pin Pan Pum diario de sus alumnos, que no necesitan esforzarse porque el sistema educativo les aprueba, como les "aprueban" sus padres, demasiado agobiados por sus problemas como para molestarse en escucharles e interesarse por sus cosas.
Ingeniería social de la tolerancia infinita que no enseña los límites que no hay que traspasar ni entrena a sus "jóvenes soldados" a gestionar la frustración inherente a la vida, ni a trazar una ruta vital coherente. Después, los "jóvenes soldados", criados entre los suaves algodones de la indiferencia y la abundancia, tratarán de acceder a un mercado laboral que les dará la espalda o les esclavizará con contratos basura, aunque su formación sea impecable, mientras contemplan cómo medran los analfabetos mediáticos y los políticos mindundis que les han prometido la "Arcadia Feliz" a costa de hipotecar sus vidas con leyes absurdas y contradictorias que les han hecho sentirse "Reinas/es por un Día" para después convertirles en siervos de la gleba.
Como docente que eres, Marisa, has plasmado muy bien el problema con el estilo literario fino y personal que te caracteriza.
Un abrazo.
JANO:
EliminarHace tres días que leí tu comentario y no he podido contestar hasta ahora. Lo estaba deseando hacer porque tu comentario no es un comentario es un verdadero DARDO ATINADO, perfecto, firme, objetivo y real, que va directamente a la DIANA de todo este asunto. Excelente, Jano, permíteme que te diga que es un magnífico artículo para publicar en cualquier periódico. No exagero, sino que tu comentario, palabra tras palabra va activando los resortes de todos esos enigmas del "problema de la adolescencia", desde el aspecto social hasta llegar al individual con gran maestría y acierto.
Efectivamente, creo que esta sociedad nos ha educado a todos en el "tener y ser". El "ser" me parece fantástico, pero el "tener" engendra muchos peligros y, sobre todo, mucha frustración. La familia, como muy bien indicas, -y así lo he querido transmitir en el relato- se ha convertido en hiperprotectora de sus hijos, en muchos casos no les educa sino que los "compra" (si apruebas tener la moto), que carga cañones contra el profesorado haciendo tambalear su labor de docentes, que ha delegado la responsabilidad de educar a SUS hijos en unos profesores, en la televisión o en Internet. No soy madre, pero si lo fuera jamás delegaría MI responsabilidad de educar a mis hijos a otra persona desconocida. Bueno, pues esto, pasa. Y mientras tanto, el docente, víctima de unos aberrantes planes de estudio como dices, efectivamente, recibiendo tortas tanto de los alumnos como de los padres como de la administración y políticos calificándonos de vagos e incompetentes. Perseguidos por una sociedad que se alegra de que nuestras condiciones laborales -y en última instancia, el bienestar de sus hijos- las arratren día tras día. Que el progreso de un país solo se consigue con una buena educación y un mimo a los agentes que la imparten, y aquí, en el nuestro país, ocurre lo contrario, se les tacha casi de delincuentes... ¡Si Larra levantara la cabeza...!
Y, por último, después de padres y profesores, están los adolescentes. Unos extraviados en la ya conocida "generación perdida", aquellos que dejaron de estudiar para irse a trabajar -fundamentalmente en la construcción- y que ahora se encuentran en el limbo de la nada, sin trabajo y sin cualificación. Por otro lado, están los que sí que cualifican, pero tienen que marcharse de España porque aquí o no tienen trabajo o el que le ofrecen no se corresponde a su preparación; vamos que, como la inmigración de españoles en los años 60 a Alemania en busca de trabajo, solo que, en aquella época iba mayoritariamente gente no cualificada, mientras que ahora ¡inmigran los jóvenes cualificados! Creo que todos sabemos lo que significa para un país que sus "cerebritos" huyan del mismo...
Encantada de que te haya gustado el relato, Jano. Y vuelvo a felicitarte por tan gran comentario.
Un fuerte abrazo.
Podemos hablar de adicciones, podemos hablar de locura y podemos hablar de ambas cosas al mismo tiempo. Hace muchísimos años vi una película. Yo era muy joven. No recuerdo el título ni si era en blanco y negro o en color; no recuerdo la época en la que sucedía ni a los protagonistas. Tampoco el argumento. Sólo recuerdo una cosa. Nunca se me ha borrado de la memoría la secuencia de unos pocos segundos en la que un hombre alcohólico en su fase terminal, presa del “delirium tremens”, veía cucarachas recorriendo su cuerpo, ratas subiendo por las paredes de su habitación, una habitación, obscura, gris, sucia. Como ensuciada queda una vida cuando la maltratamos y estéril una mente cuando queda sin voluntad.
ResponderEliminarUn abrazo.
DESDELATERRAZA-VIAJARALAHISTORIA:
EliminarNo he visto esa película, Dlt, ni creo que lo haga. Desgraciadamente, con nuestra realidad actual es suficiente y, además, no cesan de incrementarse casos como el de mi relato.
Adicciones y locura por separado, ya son suficientemente dramáticas, pero si van unidas -y algunos jóvenes lo padecen-, si a esos trastornos mentales les sumas el consumo de drogas, el resultado es demoledor y mortal, tanto para ellos como para sus familias y profesores.
Me gustaría decir lo contrario, pero convivo diariamente con muchos adolescentes y habría que preguntarse ¿por qué acuden cada vez con más asiduidad a las drogas? Ya no creo que sea solo curiosidad, ¿es que el futuro que la sociedad les ofrece, les asusta, desmotiva o anula? Que cada cual saque sus propias conclusiones, querido amigo...
Un fuerte abrazo.
Me ha pellizcado el corazón tu relato. Es un tema desgarrador donde las adicciones están encima de la mesa, los gobiernos, el narcotráfico... Algo falla en la familia y estos fallos se cobran vidas en una injusticia de las más desgarradoras que podemos vivir.
ResponderEliminarTremendo!.
Muy bueno
Abrazos
VIOLETA:
EliminarSí, hay un tema principal en el relato que dejo pero también temas adyacentes de considerable importancia que darían para muchos ríos de tinta.
Algo está fallando, sin duda, no estamos haciendo las cosas bien; y el solo hecho de reflexionar sobre este asunto, ya lo considero un gran avance.
Me alegro de que te haya gustado a pesar de su dureza.
Muchos besos.
Espeluznante relato; algo tocado me dejas, pues algún caso así he podido vivir de cerca; es una de las realidades más duras y esquizofrénicas que nos toca vivir últimamente. En fin, mejor no lo has podido describir. Que tengais buena semana de pasión por alli, aunque el tiempo no augura nada bueno. Besitos.
ResponderEliminarPACO HIDALGO:
EliminarComo docente de secundaria, conocerás perfectamente de lo que hablo y lo complejo que es buscar soluciones al asunto cuando las líneas de actuación de familia y profesores se convierten en divergentes.
De momento, la Semana Santa zamorana no ha sido tocada por la lluvia -creo que la vuestra, la sevillana, hoy, ha sufrido algún percance climatológico-, aunque en cualquier caso, los pronósticos del tiempo no son nada, nada buenos... Cómo no va a llover si sacan todos los santos a la calle... :-)
Que disfrutes de las vacaciones -si las tienes ya- y muchos besos, amigo Paco.
Profundo relato Marisa y tan actual, lo vemos arriba, al lado, en la tele, drogas...crìmen, familias destruìdas.
ResponderEliminarOjalà cambie alguna vez el sistema, aqui hace un tiempo se filmo la pelicula "Paco" (nombre de una droga) una porquerìa de substancia que fuman adolescentes y no tan adolescentes que se hace con lo peor de lo peor, hasta vidrio molido le colocan... mueren personas todos los dìas.
Te dejo un fuerte abrazo y mis felicitaciones por este texto que a pesar de lo dramàtico nos muestra una realidad desgarradora.
Besitos.
ADRIANA ALBA:
EliminarQuerida Adriana, no puedo dejar de preguntarme ¿por qué nuestros jóvenes con mayor frecuencia recurren a las drogas? Aparte de la respuesta obvia: huida absoluta de una realidad o de su realidad, que ni comparten, ni les gusta ni les satisface y, en muchos casos, les excluye, está el tema de la hipocresía de los gobiernos frente a este tema.
Conozco ese tipo de drogas de las que hablas, y otras, consumidas frecuentemente por los jóvenes de los estratos más desfavorecidos de la sociedad. En España, entre los jóvenes, triunfa el éxtasis -la última fotografía que dejo en el relato, es una foto real de estas pastillas-, anfetamina pura y dura con alguna basura más como la del "Paco".
Encantada de que te haya gustado el relato a pesar de su dramatismo.
Muchos besos, Adriana.
Desde que nació el hombre (y la mujer) ha intentado huir de la realidad, de la monotonía y el hastío, las tribus con brebajes y pociones “mágicas” hablaban con los espíritus que los guiaban por el camino correcto. El mundo civilizado se ha creado con una base errónea de felicidad: casarse, tener hijos, un buen trabajo, dinero, lujos… ¿quién consigue todo esto? Divorcio, problemas con los hijos, explotado en el trabajo o en el paro, mileurista que a fuerza de carencias, logra llegar a medio mes…Siempre han existido las drogas y sucedáneos, siempre los problemas adolescentes, siempre los padres en épocas, dictatoriales y en otras, permisivos…El mundo volverá a construirse y lógicamente…equivocadamente…Buen relato maestra, besitos antidepresivos.
ResponderEliminarKIMBERTRANCANUT:
EliminarEstá claro que, independientemente de la época de que se trate, y de la educación recibida, las drogas son un intento de huir de la realidad. Algunos escritores las consumieron para potenciar esa musa que les llevara a esa deseada suprarealidad, o bien para alejarse de un mundo que no compartían -los románticos-.
Partiendo de esto, y volviendo al tema de los adolescentes, las consumen porque quieren huir de esta realidad. Una cosa es la curiosidad innata de todos ante lo prohibido, y otra muy diferente el hábito nocivo y habitual que me lleva a un mundo que me permite hacer una negación absoluta de todo con lo que convivo. Y llegados a este punto, es donde la situación es preocupante. Habría muchas razones que aducir para responder a la pregunta de por qué los jóvenes desean huir de esta realidad, que ni les gusta a ellos ni nos gusta a nosotros, seamos francos. Creo que hacerles culpables solo a ellos de estas conductas es tremendamente injusto, como castigar a un bebé por no saber leer El Quijote. Se deberían tomar medidas al respecto porque esta situación de los adolescentes no deja de avanzar... pero nuestros políticos están más preocupados por ver las arcas del erario público llenas, son unos buenos Reyes Midas y, como tal, no solo sucumbirán a su ambición sino que harán que esos jóvenes sucumban con ellos.
Quizás sea preferible pensar en positivo, pero las circunstancias no contribuyen a ello.
Me alegro de que te haya gustado el relato, Kim.
Besitos.
Tu historia es tan triste como real y en ese punto está buena parte de la sociedad, en el punto anterior, es decir cuando a Adela lo que le preocupa es hacer feliz a su hijo, mantener el trabajo y observar el divorcio, aquí estaría mucha mas parte social. A un punto y no lo vemos (claro que no lo explica la caja tonta TV).
ResponderEliminarDe momento la muerte vive arriba, cuando subimos el punto es cuando se hace difícil bajar para dejar de verla.
El niño necesita la tribu como dice Xibeliuss, la tribu antes la manejaba el consejo de ancianos haciendo el papel político y ahora vivimos unos tiempos en que esos ancianos no nos saben llevar ni las cuentas generales (las suyas si).
En fin Marisa, los padres nos debemos ocupar de preparar a nuestros hijos para que puedan ser felices luego la vida dictara, no de hacerles felices, salvo que sean felices con el amor y con una sonrisa.
En cualquier situación la preferencia será de quien pueda enseñar a resolverla.
Un beso
JUNO:
EliminarSin ánimo de querer echar la pelota a nadie, creo que los últimos responsables de unos hijos son, naturalmente, sus padres. Todos somos responsables únicos y directos de nuestros actos, y nuestros hijos son nuestros actos.
También es de sentido común admitir que hay agentes -o miembros de esa tribu- que tienen la obligación -y digo obligación- de formarlos, educarlos en valores, ofrecerles salidas profesionales, y contribuir a la consecución de un individuo digno socialmente y si es feliz, mejor. Pero, como acertadamente dices, Juno, los ancianos de esa tribu andan más preocupados en echar sus cuentas personales que las sociales, y especialmente las dirigidas al Ministerio de Educación. He leído los presupuestos del actual gobierno para este año y, curiosamente, solo el Ministerio de Defensa sale airoso en los recortes y . curiosamente también, el ministro de defensa actual, Pedro Morenés, ha sido consejero de la empresa Instalaza S.A, que fabricaba bombas de racimo (MAT-120)... No quiero alejarme del tema, solo quiero dejar un ejemplo -habría muchos más- de lo alejadas que están las actuaciones políticas en inversión por estos jóvenes que no cesan de protestar por el recorte en Becas, en presupuesto para Universidades e Investigación, y para sus expectativas profesionales.
Gracias por tu aporte y tu visita, querido Jano.
Un beso.
Espectacular tu cuento!!!
ResponderEliminarHace algunos años...en Argentina había una propaganda que terminaba diciendo "¿Sabe usted que esta haciendo su hijo ahora?"
En la escuela se nos decía que la familia es la célula de la sociedad, hoy por hoy las familias, casi inexistentes, están formadas por autistas que inmersos en su propia auto compasión desconocen lo que pasa a su alrededor. Creo que deberíamos sacarnos las anteojeras y mirar que es lo que pasa a nuestro alrededor.
Un ciberabraso.
ALEJANDRO HERNÁNDEZ Y VON ECKSTEIN:
EliminarCompletamente de acuerdo, Alejandro. Me has hecho recordar una escena que viví hace un par de semanas en un tren, y que sería bastante ilustrativa para lo que dices. Delante de mí, en un compartimento para cuatro, viajaba una familia: el padre no soltó el teléfono móvil durante casi la hora que duró el trayecto, la madre tampoco soltó su agenda electrónica, uno de los hijos escuchaba música con cascos de su MP3, y la niña jugaba con un aparato de estos Ipad. ¡No mediaron ni una sola palabra durante todo el trayecto! ¿Qué ha pasado con la comunicación familiar? Si esto lo trasladas al tema que estamos tratando, quizás encuentres argumentos que contribuyan a esta incomunicación entre padres e hijos actual.
Un fuerte abrazo, Alejandro.
Impactante.Mi hija es pequeña,(creo yo),y en esto pienso mucho.
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo.
FOSI:
EliminarBienvenido al blog, Fosi.
Sí, este es un tema que a todos los padres os preocupa como es natural, por ello, siempre os recomiendo que no bajéis la guardia frente a él. Los hijos -y más las hijas para el padre- siempre son sus "pequeños" aunque ya a veces no lo sean, pero los adolescentes se comportan de una forma muy diferente dentro del nido y fuera. Tenéis un papel fundamental -y toda nuestra ayuda como docentes- en esa "buena educación".
Encantada de que te haya gustado el relato.
Un abrazo.
Que bien detallas una lacra de nuestra sociedad, en la que desquiciados algunos, por no encontrar el rumbo, suplen la desilusión con las drogas, y da que pensar. Un beso.
ResponderEliminarTONY:
EliminarHola Tony.
Francamente, pienso que esos pobres desquiciados son una consecuencia inmediata de nuestro sistema, de nuestra política, de nuestra sociedad, de nuestra educación y de nuestro egoísmo como individuo. Es más sencillo echarle la culpa a ellos y excluirlos, pero además de enfermos, son el resultado de un entramado ajeno a ellos.
Me alegro de que te haya gustado el relato y de encontrarte por aquí.
Un beso, Tony.
MARTA:
ResponderEliminarHola Marta:
Por supuesto que te recuerdo, como tampoco he podido olvidar el post que te dedicó tu amiga Laura. He entrado varias veces a tu blog (hacía tiempo que no lo hacía) con la intención de leer algo de ti pero nunca encontraba nada. Hoy sí que lo he encontrado y has conseguido despertarme esa emoción algo lejana en el tiempo pero siempre con la paz y tranquilidad de la inocencia.
Encantada de leerte.
Un abrazo, Marta.
Duro y delicado relato que resuelves de manera excelente. Como Juan Ojeda también me parece lo más admirable la forma en que huyes de la hipocresía, de la torpeza de echar la culpa de todo a los jóvenes sin recapacitar en lo que les enseñamos. Tuve la misma sensación que una vez en un bar en el que entró un drogadicto pidiendo, de inmediato lo echaron y la mayoría de los parroquianos empezaron a despotricar de él y la juventud, miré mi reloj, eran las once de la mañana y de un martes y la mayoría de los que hablaban llevaban su tercera copa de coñac o su sexta cerveza.
ResponderEliminarEn fin, te felicito por lo brillante y por lo valiente.
Besos.
CLOCHARD:
EliminarSi a un niño niño le enseñas a hablar en alemán, hablará en alemán. Si a un niño le enseñas que se debe andar de espaldas, andará de espaldas. Si a un niño le enseñas que debe dormir durante el día y que se debe trabajar por la noche, así actuará. Donde quiero ir a parar es a que los adolescentes son esos niños que hemos educado de una manera determinada, que les hemos hecho andar en un mundo que no han construido ellos sino nosotros, les guste o no; que les hacemos creer en un abanico de ilusiones y posibilidades que solo nosotros hemos creado; que les hacemos vivir y convivir con unas conductas y unos parámetros que solo los adultos hemos definido y delimitado. Conclusión: ellos no son responsables de algo de lo que no han sido artífices. Lo que suele ocurrir es que a los adultos no nos gusta vernos reflejados en ese espejo que son los adolescentes, con sus aciertos y con sus errores, y preferimos censurarlos en lugar de hacer una crítica constructiva de su actitud que nos haría cuestionarnos muchas cosas de nuestro sistema en general y de nuestras obligaciones en particular. Y, el ejemplo testimonial que dejas, Clochard, es magnífico para lo que tratamos: justo ahí es donde quería llegar.
Encantada de que te haya gustado el relato, pero sobre todo, encantada de que lo hayas entendido de esa manera.
Besos.
MARTA:
ResponderEliminarLo leeré en cuanto el tiempo me lo permita, Marta, no lo dudes.
Un beso.
Un cuento aleccionante y con su carga de suspenso, que demuestra tu habilidad narrativa, encanto. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarCARLOS AUGUSTO PEREYRA MARTÍNEZ
EliminarNo pretendo aleccionar, querido Carlos, nada más lejos de mi intención. Solo si se consigue reflexionar sobre el asunto, ya habremos conseguido mucho más que cualquier lección ineficaz.
Un fuerte abrazo.
Marisa, ¡qué difícil es ser padres! ¿verdad?. No existe un manual eficaz. No podemos usar las técnicas de nuestros progenitores, porque adolecen de errores, entonces ¿qué nos queda?, agudizar nuestro instinto y observar, siempre observar...
ResponderEliminarBesitos.
TATY CASCADA:
EliminarOjalá existiera la fórmula mágica, la panacea para esos padres, docentes, políticos y sociedad, que marcase las directrices exentas de errores. Pero no la hay. Lo que debiera haber es mucha buena voluntad, información y ganas de construir un futuro mejor. En ello, como muy bien dices, el instinto y la observación son dos elementos esenciales y necesarios.
Besos, Taty.
¡Vaya historia Marisa! Has tocado un tema que me apasiona; la educación de los padres y los hijos.
ResponderEliminaryo creo que todo empieza con la falta de valores y de ilusión de los padres, la falta de tiempo y de
seguridad. Todas estas faltas, se trasmiten a los hijos. Y estos completamente confundidos, buscan soluciones a sus problemas fuera de la familia y encuentran lo que encuentran, a mas gente confundida y buscando. Pero claro, siempre hay algún "alma caritativa" que por un módico precio, les ayudan para que vean la vida mucho mas bonita, sin problemas.
Bueno, este es un tema muy extenso, que no se puede solucionar con cuatro palabras.
¡Te felicito por tu interesante entrada!.
Un abrazo.
JORGE DEL NOZAL:
EliminarTienes mucha razón en lo que dices, Jorge. Los hijos siempre -inevitablemente- son el producto de la educación de sus padres. También influye el entorno, naturalmente, y otros factores que se nos escapan.
Sí, este es un tema muy complicado que no tiene un patrón modelo a seguir: cada adolescente y sus circunstancias personales, familiares y ambientales son un mundo, claro que sí.
Encantada de que hayas disfrutado del relato.
Un fuerte abrazo.
Me he quedado impresionado por tu relato, porque sé cuantas veces los padres no sabemos, y hablo como padre, lo que sucede con nuestros hijos o puede que los dejemos a su aire pensando que ya no nos necesitan.
ResponderEliminarLa historia me ha impresionado por su crudeza y porque es la realidad de muchos de nuestros jóvenes que viven atrapados por las drogas y como docente he visto que hay padres que les cuesta admitir lo que le decimos los maestros de sus hijos y en cuanto entran en la adolescencia parece que ya está todo hecho cuando en realidad empieza la etapa más complicada y difícil y cuando los padres deben estar más vigilantes.
Una entrada que nos debe hacer reflexionar a todos sobre nuestros jóvenes.
Un abrazo.
VALVERDE DE LUCERNA:
EliminarPienso como tú, amigo Valverde: los padres son los últimos en enterarse de casi todo, si es que llegan a enterarse. Con esto no quiero decir que no muestren interés por sus hijos, tú como docente que eres también puedes comprender bien que, a los últimos que suelen acudir los hijos para sus problemas tormentosos de la adolescencia, es a los padres ya que eso significa una mayor dependencia de ellos y lo que buscan es todo lo contrario: ser adultos y cortar el cordón umbilical con ellos.
Sí, a muchos de ellos les cuesta admitir cosas que les decimos pero, afortunadamente, la gran mayoría nos piden ayuda y confían en nosotros.
Un fuerte abrazo, compañero.
Se nota que conoces a alumnos díscolos y a madres desarboladas. Tenemos aun Andoni en cada bloque y un par de Adelas y tres o cuatro ex-maridos de la señora... y muchas pastillas para curar males del cuerpo y del alma. Estamos en una sociedad convulsa donde tenemos de todo y nos falta todo. Tal vez la esencia de la vida sea desear, más que poseer.
ResponderEliminarMuy buen relato, Marisa.
Un abrazo desde Granada,
AG
ALBERTO GRANADOS:
EliminarCuánta razón tienes en todo lo que dices, amigo Alberto... Afortunadamente, en el contexto en el cual trabajo tenemos casi la absoluta colaboración de padres; y alumnos díscolos, habeilos los hay, pero esa actitud -y otras- no es más que una muestra más de una rebeldía que solo busca comprensión en la mayoría de los casos.
Me encanta la frase que dejas: "Estamos en una sociedad convulsa donde tenemos de todo y nos falta todo"... No has podido ser más matemático y preciso en tu afirmación.
Encantada de que te haya gustado el relato.
Un abrazo, querido granadino.
Impresionante y duro relato. No hay nada más triste que ver un joven evadiéndose de la realidad (y de la vida) con las drogas. Las familias rotas son a menudo el caldo de cultivo ideal de estos desenlaces. Inspiración no te ha faltado... Mis felicitaciones por el relato, Marisa. Me gustó mucho.
ResponderEliminarUn beso y feliz semana.
KINEZOE:
EliminarHas escrito algo muy importante, querido Kine: la tristeza que dan estos jóvenes cuando se introducen en el agujero negro de las drogas. Y creo que es importante porque casi siempre son rechazados por la sociedad, esta les da la espalda tachándoles de delincuentes cuando en realidad no son más que enfermos y víctimas de su propia vida... Quizás se debieran desarrollar más medidas sociales para ayudar a estos jóvenes, y a las familias que sufren este drama, ya que actualmente, no hay casi ningún apoyo "logístico" por parte del gobierno -anterior y actual-, las familias y ellos mismos se encuentran en encrucijadas sin salida, sin directrices, ya que exceptuando algunos centros -privados, la mayoría- estos jóvenes no pueden acudir a nadie. Pero, actualmente, no creo que el gobierno tenga pensando hacer mucho por ellos...
Encantada de que te gustara el relato, Kine. Disculpad la ausencia en vuestros blogs, regreso hoy de vacaciones y he tenido una desconexión de diez días de este mundo.
Muchos besos.
No nos han enseñado a ser padres, lo vamos aprendiendo desde la universidad de la vida con los errores cometidos.
ResponderEliminarMe ha impactado tu relato, me parece muy duro, pero bien narrado y excelente literatura, Marisa, me ha gustado mucho y te felicito por tu manera de transmitir.
Un beso.
MARÍA:
EliminarSiempre he pensado que la labor más complicada en esta vida es la de ser padres, por ello, admiro a todos aquellos que toman en serio su papel y , además, lo hacen bien, cosa nada fácil, por cierto.
Encantada de que te haya gustado el relato y sé bienvenida al blog, María. Tus espacios son realmente interesantes. Encantada de haberlos conocido.
Un beso.
no podemos entender...
ResponderEliminarsi el cariño es un abismo,
el pasado una nube de borrar destinos
y el futuro...mejor no pensar en él,
como mirar a los ojos y decir..
hijo mío...la vida puede ser cruel,
pero hay que buscarle un sentido.
saludos Marisa.
ARTADI:
EliminarBienvenido al blog, Artadi.
A veces el cariño desmedido es ese abismo que pone una venda en los ojos y precipita a los errores. Ser padres significa muchas veces, hacer cosas con los hijos que si a ellos no les gusta, a los padres menos, pero necesitan una autodisciplina (en su significado más amable, constructivo, positivo y comunicativo) que esos jóvenes no pueden inventarse de la nada.
Saludos.
Cuando llegamos a la edad adulta es muy fácil ver los caminos seguros por los que puede atravesarse la adolescencia, esa Gran Prueba que hemos de pasar todos para formar nuestro carácter, y quisiéramos mostrárselos a quienes vienen detrás. Pero olvidamos lo frágil que es todo a esa edad, lo solos que nos sentimos, lo irrenunciable que es nuestra rebeldía, nuestra voluntad de ser nosotros mismos, de apostar por el riesgo de equivocarnos. Siempre ha sido así, en todas las épocas, en todas las culturas. Es la aventura personal de cada uno. Los que ya hemos pasado por ello sólo podemos hacerles señas desde este lado y esperar que confíen en nosotros.
ResponderEliminarUn beso.
JUAN HERREZUELO:
EliminarExacto, Juan, me sumo a todas y cada una de tus reflexiones. Desde la orilla de la adultez todo se ve con una aceptable transparencia, sin embargo, desde la otra orilla, desde la adolescencia, solo se vislumbran en el horizonte lejano caminos difusos. Por ello son tan importante "esas señas" por parte de nosotros, y "esa confianza" por parte de ellos, como tan acertadamente dices.
Un beso y feliz travesía, Juan.
¿No somos todos un poco como Andoni?. ¿No tenemos necesidad de escapar muchas veces?. Y lo más importate... ¿podrá la generación que viene madurar con tanta información erronea? "tu también las tomas mamá". Tengo que reflexionar este escrito de puertas adentro Marisa. Un beso
ResponderEliminarINOCENCIA MONTES:
EliminarCreo -respondiendo a tu pregunta- que, naturalmente, todos buscamos -adultos y adolescentes- vías de escape de esta realidad en muchas ocasiones. Solo que ellos, los más jóvenes, son más susceptibles de elegir vías erróneas. Los adultos, y en concreto los padres, tampoco aciertan en ocasiones en esa vía adecuada a mostrar -piénsese en la madre de Andoni-. No podemos olvidar que, a pesar de la rebeldía manifiesta de estos adolescentes, y a pesar de los desencuentros que se producen a veces con los adultos -padres y profesores- aunque parezca imposible somos sus modelos de referencia en muchas cosas, y les influimos indirectamente más de lo que pensamos. Esto es justamente lo que he pretendido transmitir a partir de la actitud de dependencia a pastillas de la madre de Andoni. Los padres, siempre son sus modelos, para su beneficio o perjuicio, es ley de vida.
Gracias por pasarte y participar, Inocencia.
Un beso.
Qué suerte que llegué antes de que subieras algo nuevo.
ResponderEliminarTu texto fortalece mi idea de que un blog debería ser algo más que un instrumento para inflar egos. No sólo nos regalas un escrito contundente, sino que tocas uno de esos temas que muchos prefieren esconder bajo la alfombra.
Me encantó.
Un beso.
HD
HUMBERTO DIB:
EliminarJamás he tardado tanto tiempo en subir algo nuevo -aún no lo he hecho- pero entre las vacaciones y el trabajo acumulado, la cosa se dilata... Si eso ha servido para que leas el texto que publico, me alegro, Humberto.
Gracias por tu valoración de "blog comprometido". Realmente, no es esa la última intención pero como docente que soy supongo que "la cabra tira al monte", como se dice aquí en España. En cualquier caso, la literatura es un buen instrumento para combatir muchos de los problemas y lacras sociales, siempre lo ha sido, pacífica pero arma eficaz.
Encantada de que te haya gustado. Disculpad la ausencia en vuestros blogs. Voy despacito pero me pondré al día.
Un beso, Humberto.
Como sucede una vez cada mes y pico, he escrito y, sobretodo, necesito leer. Leer los sitios, y en los sitios acordados. Hoy estoy así, en vosotros, los que colmáis con letras la biblioteca de mis emociones.
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato. El acto conversacional de tus personajes es una maravilla. Los míos no hablan como lo hacen los tuyos. Todo es fijarse, todo es ponerse, después...
Esas historias que escuchas, que vives, que observas, son las que nos cuentas haciéndonos partícipes de tus momentos, de tu literatura...
Gracias por acompañar este café.
Un abrazo, dominical.
Mario
MARIO:
EliminarQuerido Mario: suprimí -como me indiscaste- dos comentarios tuyos adicionales. Tengo activada la "moderación de comentarios", por tanto, no salen instantaneamente, por la simple razón de que de este modo puedo enterarme de los comentarios que me dejan a entradas antiguas -en caso contrario, no me enteraría-.
Yo también estoy encantada de que te haya gustado el relato. El diálogo, para mí, es una forma de elocución muy complicada de introducir en tu texto literario -o pseudoliterario- con una calidad aceptable y no prosaica. Si dices que lo he conseguido y además te ha gustado, feliz me tienes.
Disculpa mi ausencia por tus lares -y los de los demás-, vacaciones y trabajo atrasado ralentizan mi presencia en vuestros blogs.
Gracias a ti por venir.
Un beso, Mario.
Un fragmento de una realidad que se repite a diario en todas partes del mundo. Padres y Madres se alcoholizan, los hijos también, se drogan, los hijos también; la sociedad entera se enferma pues el pánico al dolor y el ansia de felicidad que la realidad externa parece escamotearnos, nos lleva a buscar en el artificio de substancias y fármacos lo que hemos de encontrar dentro de nosotros mismos y en el amor a los demás. Y el sistema genera una industria poderosa para perpetuar la enfermedad. Y nadie nos educa para Ver más allá. También es cierto que, a veces es necesario recorrer el infierno para que la Conciencia despierte. Pero, lamentablemente, muchos no salen más.
ResponderEliminarMi abrazo, siempre!
EVA MAGALLANAES:
EliminarDe lo que no tengo ninguna duda es de que los padres son un espejo donde los hijos se miran. Desgraciadamente, hay una altísima probabilidad de que de padres alcohólicos o con problemas de drogas, surjan hijos con las mismas características. No es determinante pero sí condicionante en un alto grado.
Por otro lado, estoy contigo en que la ayuda y el apoyo social a este sector de adolescentes -y no tan adolescentes- es prácticamente nulo. Son rechazados y no son más que víctimas de unas circunstancias socio-familiares desestructuradas. Hay tanto que hacer, Eva...
Gracias por tu comentario y participación y un beso enorme.
Yo no soy Andoni, pero encima de mi casa vive Atila con sus tres vástagos endemoniados y abajo, su primo Barrabás y sus corte de instrumentos desafinados y no, no tomo pastillas, es broma pero si, a mi no me dejan descansar.
ResponderEliminarAhora pregunto, ¿es imposible detectar el cambio de comportamiento de un hijo cuando se acerca al abismo de la química? yo siempre he pensado que NO son idiotas y que la mayoría de las veces se lo hacen o simplemente, pasan -y a veces hasta les disculpas-.
Un besote.
ÁNGEL IVÁN:
EliminarNo quiero caer en generalizaciones pero, desgraciadamente, muchas veces los padres son los últimos en enterarse o detectar ese problema del hijo con sustancias químicas, bien porque lo achacan a la simple rebeldía de la adolescencia, bien porque se niegan a admitir que su hijo pueda estar consumiendo esas sustancias -caso de la madre de Andoni-.
Nosotros, los profesores, no tenemos como competencia detectar estas anomalías de conducta, nuestro trabajo en Secundaria consiste en la transmisión de conocimientos. Pero, como puedes suponer, la mayoría nos implicamos y detectamos problemas de esos chicos perdidos en esa adolescencia que sufren. Tratamos de informarlos, a ellos y a sus padres, y ayudarlos dentro de nuestras posibilidades. Y es más, cada vez son más numerosos los casos que relato. Por ello ¿no tendría la sociedad que preguntarse qué demonios está pasando?
Paciencia con esos locos bajitos de arriba, y con el músico desafinado de abajo, jejje. Ya ves que no son necesarias las pastillas para oír "ruidos tan extraños como mundanos y humanos".
Un besote.
Querida Marisa creo que algunas veces lucháis contra un muro como maestros -me encanta esta palabra-, el primero el de aquellos padres que creen que sus hijos son "angelitos" -algunos los somos de serie y sin extras, jeje- y están hechos del mismísimo pellejo de Satanás y el otro muro los que sabiendo que no son tan buenos se hacen los locos/ciegos/mudos y cargan contra la comunidad educativa olvidándose de lo importante que es su papel en la educación de los chavales, por eso creo tenéis una dura y terriblemente ingrata labor y eso sin mencionar ciertos mandamases que valoran más su trabajo que el de los demás y encima tienen problemas para llegar a fin de mes -(Aguirre president dixit)-
EliminarBesotes y buen fin de semana.
ÁNGEL IVÁN:
EliminarSiendo sincera, en el contexto educativo en el que trabajo actualmente -distinto al de años pasados- tenemos casi la absoluta colaboración de los padres cuando detectamos problemas que apuntan a este ámbito. No siempre es ni ha sido así. Personalmente, me dan mucha lástima esos padres que cierran sus ojos ante problemas que o no quieren ver o consideran minucias que acaban convirtiéndose en verdaderos aludes. Los maestros (los que trabajan en colegios) quizás entre sus competencias sí que se encuentran detectar esos problemas. Nosotros, los profesores (los que trabajamos en institutos de Secundaria) no tenemos legalmente tanta implicación aunque sí que se encuentran entre nuestras competencias educar en valores. No obstante, todos vamos en el mismo barco, siempre en pro de esos adolescentes que son el símbolo de nuestro futuro.
Aguirre y Cospedal... ¡uf! Nos dejan al sector docente con poca Esperanza y con muchos Dolores con respecto a nuestra labor... Cuando entren en un aula, solo por un día, empezarán por conocer qué es actualmente la educación y el trabajo del profesor, pero aunque no hayan pisado la realidad ni de un colegio ni de un instituto, son expertas en emitir juicios, insultar al profesorado, recortar en educación, vapulear al sistema educativo y... lo que vendrá, que esos 10.000 millones de euros de recortes en educación (irreales porque nos llevan recortando durante casi dos años atrás), vaya que se verán...
En fin, que me pierdo...
Besotes y buen fin de semana, Angelito.
Hay que ser uy fuerte para convivir con estas historias a diario, los docentes contempláis mucha desde la primera fila y en la mayoría de los casos sin poder hacer nada al respecto, desgarrador.
ResponderEliminarTus historias como siempre enganchándose al corazón amiga
Besotes
40AÑERA:
EliminarMe considero afortunada por trabajar en un instituto donde esos problemas no son cotidianos sino aislados, pero sí, convivimos con ellos, desde la primera fila, y los padecemos ya que muchas veces sientes esa impotencia de no poder hacer más al respecto. Podría contar muchas historias de esos adolescentes y sus situaciones trágicas, pero con la que he contado, por un tiempo será suficiente.
Encantada de que te haya gustado, Cuaren. Disculpad mi ausencia de vuestros blogs, ocio y negocio me han tenido completamente atrapada. Me iré poniendo al día.
Mil besos.
Nos han maleducado, nos han hecho esquizofrénicos, nos han mentido...y madre e hijo se concentran en el punto de fuga. Ese agujero negro tiene forma y sustancia, es, como diría Aristóteles, y seguimos alimentando al monstruo...Besos.
ResponderEliminarJAVIER F.NOYA:
EliminarMe gusta la lectura que has hecho. No solo Andoni es la víctima de unas circunstancias, también esa madre. Efecto en cadena... y, mientras tanto, el mundo sigue girando en esa espiral del agujero negro que hemos fabricado todos con nuestro granito de arena. Lamentable ese deseo, tanto de adolescentes como de adultos, de querer huir de la realidad de la forma que sea... Y seguimos con esa verdad aristotélica: seguimos alimentando al monstruo...
Besos, Javier.
Querida Marisa, un relato con suspenso cinematográfico; y una trama que eriza la piel por cruda y descarnada, una realidad en que nosotros adultos somos los únicos responsables, por ser cómplices de este modelo consumista que nos lleva a despegarnos culposos de nuestros hijos, recuerdo que durante mis años de formación mi madre (ama de casa) me revisaba la cartera al volver del colegio, husmeando como perro sabueso hasta el fondo del portafolios.
ResponderEliminarRecuerdo que un día encontró restos de tabaco en el bolsillo del guardapolvo, y un revés que se anticipó a su pregunta voló sobre mi nuca haciéndome ver de cerca "ese firmamento de abigarrados colores falaces" ( aplaudo esta imagen!)Pero así se fue grabando en mi frente (y en mi nuca...je) el sentido de lo potable y de lo que era perjudicial para mi, desde mi salud hasta mi moral, dotándome de valores que me han ido formando y conduciendo a través de los años. no se permitía ella, llegar tarde al hecho consumado, siempre un paso adelante. Repito, era " ama de casa" y mi padre era omnipresente. Hoy los paradigmas han cambiado, la madre trabaja y el padre (separados ellos) es una visita fugaz. Los límites son cada vez más permeables y OH! los maestros los educadores...que pueden hacer ellos frente a la indisciplina cuando los propios padres permisivos les saltan a la yugular cuando el tutor sugiere..."Estos profesores se creen más listos que nadie… ¿Al psicólogo Andoni..." (Excelente y real tu puesta en monólogo).
Hoy la educación se resuelve como magistralmente decís "abriendo su cartera y extrayendo de ella un billete- "...
Tu relato un llamado de atención para todos los que sin manuales transitamos a defender el territorio de esa "patria" llamada potestad.
Un fuerte abrazo para este reencuentro después de tantos meses con mis musas deprimidas!
Horacio.
ALTAMIRA:
EliminarPor un lado agradezco los elogios que haces del relato, y por otro, admiro la mirada tan precisa y acertada que has hecho de él.
Haces mención a muchos temas variados que apuntan de lleno y a la diana de esa educación de los adolescentes por parte de los padres. Hemos pasado -al menos aquí en España- de una educación estricta donde el padre era una autoridad, a una educación donde los padres deben convertirse en extremadamente tolerantes con los hijos para que estos hagan, estudien, respeten, admitan, toleren, alcancen... El problema es que, la gran mayoría de esos adolescentes, lo tienen todo y por ello no valoran nada. La cultura del esfuerzo por conseguir llegar a una meta futura digna se ha terminado. Existió, pero actualmente están desencantados, tanto por el futuro que les ofrecemos -deja bastante que desear-, tanto por ese toma y daca que negocian con los padres para conseguir lo que quieren desde el punto de vista material. A primera vista, pueden parecer unos tiranos, pero a mi juicio, no lo son. Para mí no son más que las víctimas de una educación que pretenden darles todo lo que no tuvieron sus educadores -aceptable, pero sin esfuerzo para conseguirlo, censurable-, de una sociedad que los engulle, de una política que los anula. En fin, Horacio, son tantos los temas que tratas que daría para una conversación muy pero que muy extensa.
Muchas gracias por participar de manera tan activa, Horacio, y espero que esas musas tuyas retornen repletas de sabiduría y belleza.
Un fuerte abrazo.