Federico
García Lorca
Khadzhi-Murad Alikhanov
Esta vez, les dejo con
las palabras de Luis García Montero y los versos de Federico García
Lorca. En ninguno de los dos casos, yo podría expresar mejor ese “Grito
a Roma” y “El sentido de ese grito”. Hágase el silencio, pues, y si
lo desean, escúchenlos a ellos.
“El sentido de un grito”
Federico García Lorca llegó a Nueva YorK en 1929,
acompañado por Fernando de los Ríos, su amigo y profesor de Derecho Político.
El socialismo humanista del que sería en 1931 ministro republicano, influyó en
la mirada con la que el poeta observó la gran crisis económica y cultural de la
metrópoli.
No es raro que desde el Crysler Building, la
edificación más alta de la ciudad, quisiese lanzar un grito hacia la cúpula
de San Pedro en Roma. Pío XI había empezado el año 29 firmando con
Benito Mussolini el Tratado de Letrán para consolidar la existencia del
Estado Vaticano. En pago de este reconocimiento político, había pedido a
los católicos que apoyaran la opción fascista y había bendecido las tropas
que se disponía a invadir Abisinia. Corriendo el tiempo, Pío XI se
convertiría también en el mejor amigo de la Alemania Nazi, aunque
acabara enemistándose con Hitler, no por el asesinato de judíos, sino por el
peligro que una Iglesia de orientación nacionalista suponía para Roma.
(…)
Conmovido por la realidad de un mundo que estaba
sacrificando su porvenir en el altar de las cuentas de beneficios y las armas,
maldijo en los primeros versos de su famoso poema a un papado que se olvidaba
del amor y se abandonaba al dinero, el poder militar y las ambiciones
personales e institucionales. La iglesia oficial se había renunciado al
amor, a la comunión y a la solidaridad. Representaba sólo boato,
grandilocuencia, soberbia, y era justo y necesario que cayese la rabia de la
indignación sobre las sotanas que se habían olvidado de repartir el pan y el
vino para orinarse sobre una paloma (el amor, la paz, el espíritu santo).
(…)
Frente a la máscara, toma verdadero sentido el amor.
Frente a las pompas y los lujos del Papa, se levanta la figura de Cristo, el
ser sacrificado para ayudar a los demás. El poeta se identifico muchas
veces con Cristo, dejó crecer sus cabellos y se separó de los ritos oficiales.
Por eso sabía que el amor no estaba en una Iglesia dominada por el teléfono
de diamante de los millonarios, los herreros que forjan cadenas contra la
libertad y los carpinteros que preparan ataúdes en serie para las víctimas de
la guerra. El amor estaba junto a los desgraciados, las víctimas del poder,
los hambrientos, las mujeres maltratadas y los jóvenes reprimidos por su
singularidad sexual. Tan importante era tomar conciencia del sufrimiento de los
pobres, como llegar a respetar "el oscurísimo beso punzante debajo de las
almohadas".
El Grito hacia Roma no fue sólo un acto de
desesperación. Buscó también un sentido. Si a lo
largo de Poeta en Nueva York la multitud parecía una corriente agresiva
en la que naufragaban los individuos anónimos, en este poema se intuye la
posibilidad de que el amor articule a las muchedumbres para conseguir que la
sociedad llegue a repartir con decencia los frutos de la tierra.
Federico García Lorca fue ejecutado hace 75 años
por la significación literaria y cívica de este compromiso humano.
LUIS
GARCÍA MONTERO
“GRITO A ROMA”
Poeta en Nueva York
(1929-1930)
(1929-1930)
Manzanas levemente
heridas
por finos espadines de plata,
nubes rasgadas por una mano de coral
que lleva en el dorso una almendra de fuego,
Peces de arsénico como tiburones,
tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud,
rosas que hieren
Y agujas instaladas en los caños de la sangre,
mundos enemigos y amores cubiertos de gusanos
caerán sobre ti. Caerán sobre la gran cúpula
que untan de aceite las lenguas militares
donde un hombre se orina en una deslumbrante paloma
y escupe carbón machacado
rodeado de miles de campanillas.
Porque ya no hay quien reparte el pan ni el vino,
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,
ni quien abra los linos del reposo,
ni quien llore por las heridas de los elegantes.
No hay más que un millón de herreros
forjando cadenas para los niños que han de venir.
No hay más que un millón de carpinteros
que hacen ataúdes sin cruz.
No hay más que un gentío de lamentos
que se abren las ropas en espera de la bala.
El hombre que desprecia la paloma debía hablar,
debía gritar desnudo entre las columnas,
y ponerse una inyección para adquirir la lepra
y llorar un llanto tan terrible
que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante.
Pero el hombre vestido de blanco
ignora el misterio de la espiga,
ignora el gemido de la parturienta,
ignora que Cristo puede dar agua todavía,
ignora que la moneda quema el beso de prodigio
y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán.
Los maestros enseñan a los niños
una luz maravillosa que viene del monte;
pero lo que llega es una reunión de cloacas
donde gritan las oscuras ninfas del cólera.
Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas;
pero debajo de las estatuas no hay amor,
no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo.
El amor está en las carnes desgarradas por la sed,
en la choza diminuta que lucha con la inundación;
el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre,
en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas
y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas.
Pero el viejo de las manos traslucidas
dirá: amor, amor, amor,
aclamado por millones de moribundos;
dirá: amor, amor, amor,
entre el tisú estremecido de ternura;
dirá: paz, paz, paz,
entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita;
dirá: amor, amor, amor,
hasta que se le pongan de plata los labios.
Mientras tanto, mientras tanto, ¡ay!, mientras tanto,
los negros que sacan las escupideras,
los muchachos que tiemblan bajo el terror pálido de los
directores,
las mujeres ahogadas en aceites minerales,
la muchedumbre de martillo, de violín o de nube,
ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro,
ha de gritar frente a las cúpulas,
ha de gritar loca de fuego,
ha de gritar loca de nieve,
ha de gritar con la cabeza llena de excremento,
ha de gritar como todas las noches juntas,
ha de gritar con voz tan desgarrada
hasta que las ciudades tiemblen como niñas
y rompan las prisiones del aceite y la música,
porque queremos el pan nuestro de cada día,
flor de aliso y perenne ternura desgranada,
porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra
que da sus frutos para todos.
por finos espadines de plata,
nubes rasgadas por una mano de coral
que lleva en el dorso una almendra de fuego,
Peces de arsénico como tiburones,
tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud,
rosas que hieren
Y agujas instaladas en los caños de la sangre,
mundos enemigos y amores cubiertos de gusanos
caerán sobre ti. Caerán sobre la gran cúpula
que untan de aceite las lenguas militares
donde un hombre se orina en una deslumbrante paloma
y escupe carbón machacado
rodeado de miles de campanillas.
Porque ya no hay quien reparte el pan ni el vino,
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,
ni quien abra los linos del reposo,
ni quien llore por las heridas de los elegantes.
No hay más que un millón de herreros
forjando cadenas para los niños que han de venir.
No hay más que un millón de carpinteros
que hacen ataúdes sin cruz.
No hay más que un gentío de lamentos
que se abren las ropas en espera de la bala.
El hombre que desprecia la paloma debía hablar,
debía gritar desnudo entre las columnas,
y ponerse una inyección para adquirir la lepra
y llorar un llanto tan terrible
que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante.
Pero el hombre vestido de blanco
ignora el misterio de la espiga,
ignora el gemido de la parturienta,
ignora que Cristo puede dar agua todavía,
ignora que la moneda quema el beso de prodigio
y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán.
Los maestros enseñan a los niños
una luz maravillosa que viene del monte;
pero lo que llega es una reunión de cloacas
donde gritan las oscuras ninfas del cólera.
Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas;
pero debajo de las estatuas no hay amor,
no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo.
El amor está en las carnes desgarradas por la sed,
en la choza diminuta que lucha con la inundación;
el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre,
en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas
y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas.
Pero el viejo de las manos traslucidas
dirá: amor, amor, amor,
aclamado por millones de moribundos;
dirá: amor, amor, amor,
entre el tisú estremecido de ternura;
dirá: paz, paz, paz,
entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita;
dirá: amor, amor, amor,
hasta que se le pongan de plata los labios.
Mientras tanto, mientras tanto, ¡ay!, mientras tanto,
los negros que sacan las escupideras,
los muchachos que tiemblan bajo el terror pálido de los
directores,
las mujeres ahogadas en aceites minerales,
la muchedumbre de martillo, de violín o de nube,
ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro,
ha de gritar frente a las cúpulas,
ha de gritar loca de fuego,
ha de gritar loca de nieve,
ha de gritar con la cabeza llena de excremento,
ha de gritar como todas las noches juntas,
ha de gritar con voz tan desgarrada
hasta que las ciudades tiemblen como niñas
y rompan las prisiones del aceite y la música,
porque queremos el pan nuestro de cada día,
flor de aliso y perenne ternura desgranada,
porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra
que da sus frutos para todos.
FEDERICO GARCÍA LORCA
Y qué se puede comentar después de esto? Simplemente disfrutar y releer. Besos.
ResponderEliminarMARCOS CALLAU:
EliminarMe alegro de que lo hayas disfrutado, Marcos.
Un beso.
Pues Federico lo dijo casi tan perfecto como tu elección del momento y sus letras. A mí me gusta especialmente “que se cumpla la voluntad de la tierra que da sus frutos para todos”.
ResponderEliminarUn beso Marisa
JUNO:
EliminarLa elección del momento para publicar esto, claro que es intencionado, amigo Juno. La marea de fumatas negras, el ostentoso protocolo del cónclave, y el movimiento de masas a través de una ideología obligatoria en todos los medios de comunicación, quizás nos hagan olvidar el trasunto o fondo de todo esto, y, por supuesto, la trayectoria del papado a lo largo de la historia, que ni es inmaculada ni es divina.
No soporto la manipulación ideológica, y durante estos días me he topado con ella lo quiera o no. Por ello, he aportado mi granito de arena al asunto para que la objetividad de esta vorágine se equilibre un poco.
Estoy contigo: ojalá se repartiera con decencia los frutos que la Tierra da para TODOS.
Un beso y gracias por tu tiempo, Juno.
Excelente esa semblanza de Luis García Montero sobre el Lorca neoyorquino; tremendo ese grito desgarrado de Federico desde Nueva York. Hacía tiempo que no lo leía y es verdaderamente duro, intensísimo y con todo el significado del mundo. Abrazos y enhorabuena, Marisa. Abrazos.
ResponderEliminarPACO HIDALGO:
EliminarLas palabras de los dos Garcías son plenamente aplicables al día de hoy.
Especialmente, las de Lorca y la crítica hacia ese Vaticano deshumanizado frente a las necesidades de gran parte de la población mundial.
Un fuerte abrazo, Paco.
El fascinante universo de Lorca... Es una experiencia imprescindible. Gracias por esta entrada, querida Marisa.
ResponderEliminarJUAN ANTONIO:
EliminarEl universo literario, comprometido y cívico de Lorca, es el universo de todos, Juan Antonio.
Gracias a ti por tu tiempo.
Un abrazo.
No te comento nada sobre las palabras de Luís García Montero ni se me ha olvidado El sentido de un grito ni lo hago adrede: es que he pasado mi tiempo administrando los versos de Lorca. Excepcional. Y sobre todo me agrada haberme dado el paseo.
ResponderEliminarBesos
EMETORR1714:
EliminarLos versos de Lorca son tan intensamente líricos como duramente reales.
En "Poeta en Nueva York" desplegó su más profundo surrealismo como vía idónea para dar cauce suelto a todo el horror que descubrió en Nueva York, en particular, y en toda la sociedad, en general.
El poema que dejo se centra en esa deshumanización, e intereses económicos y políticos del Estado Vaticano, para el que lo que menos importa es lo que se predica, sino permanecer en un poder de supremacia humana (así se manifiesta en la triple tiara -corona- del escudo del Vaticano).
Gracias por tu tiempo y un beso.
Pues ahí está todo, Marisa. Lorca sin cortarse con las palabras más puntiagudas...¡Qué te voy a contar yo que tú no sepas! Que te habrás leído todos esos versos de "Poeta en Nueva York". Ese grito de los judíos perseguidos y esa aquiescencia de La Curia Romana. ¡Tremendo¡
ResponderEliminarBesos, Marisa.
MARIÁN.
EliminarAsí fue y así lo hizo Pío XI. Lorca no pudo callar esta hipocresía papal y eclesiástica solo interesada en ese poder económico, político, religioso, social e incluso militar, si tenemos en cuenta esa bendición de las tropas que invadirían Abisinia.
No, no se calló. Las terribles consecuencias... todos las conocemos.
No soporto ningún tipo de manipulación, pero hay instituciones que son expertas en ella y, además, lo consiguen con éxito autoproclamándose "santo padre, sumo pontífice, vicario de Cristo, sucesor de Pedro y siervo de los siervos de Dios".
¿Cómo? ¿Siervo de los siervos? Por favor... qué hipocresía y qué falacia....
En fin, Marián, que de "habemus" por mi parte, nada de nada, "HABENT PAPA".
Un beso.
Relato impresionante el de Luis García mOntero de la situación de Italia y del papado en aquel régimen mussoliniano y el sentir de García Lorca, a través de su creación poética, ante el panorama político mundial.
ResponderEliminarUn beso
CARMEN BÉJAR:
EliminarRealmente, aterrador, diría yo. Ojalá que no vuelva a repetirse. Nunca.
Un beso, Carmen.
Un grande Federico, su voz se seguirá oyendo eternamente,-para los deseosos de oírla- sus versos serán bandera de libertad flameando en los corazones.
ResponderEliminarBesos Marisa.
ADRIANA ALBA:
EliminarLa voz de Federico García Lorca, jamás dejará de oírse. Como él mismo dijo en su Gacela 7ª "De la muerte oscura":
Quiero dormir un rato,
un rato, un minuto, un siglo;
pero que todos sepan que no he muerto.
Un beso, Adriana.
Desde mi punto de vista agnóstico, que no precisa de una vida posterior para justificar esta vida presente; desde mi postura crítica agridulce, desde el amor al prójimo (a veces ensombrecido por la pasión, que genera odio tan fugaz como la pasión), desde el amor a la palabra y a la idea bien elaborada con las fisuras propias de un edificio: magnífica poesía de García Lorca que sufre y muere con la injusticia y el dolor propio y ajeno.
ResponderEliminarLos Príncipes de la Iglesia Católica son solamente eso: príncipes y ministros de un Estado Vaticano, que alguna vez serán reyes y pensarán como tales, sin tener en cuenta las sandalias del pescador.
Un saludo.
JANO:
EliminarQué acertadamente lo has expresado, Jano, excelente.
"Magnífica poesía de García Lorca que sufre y muere con la injusticia y el dolor propio y ajeno".
"Los Príncipes de la Iglesia Católica son solamente eso: príncipes y ministros de un Estado Vaticano, que alguna vez serán reyes y pensarán como tales, sin tener en cuenta las sandalias del pescador".
Es un placer leer tanta cordura, sensatez y buen juicio. No sé cómo expresar la alegría que me produce que los de mi alrededor, como tú, sepan abrir los ojos y puedan ver la verdad y realidad que les rodea con total objetividad. Después de ello, ya se puede elegir una opción u otra. Pero los que ignoran o no quieren ver, levantan estandartes de intolerancia que no sabes como me entristecen.
Permíteme que te felicite por tu comentario, amigo Jano.
Un fuerte abrazo.
Un grito muy sonoro de Luis García Montero y unos desgarrados verso de Federico que descubren la hipocresía y el boato absurdo de los rituales eclesiásticos. La connivencia con los regímenes fascista y nazi de la Iglesia Católica con el Tratado de Letrán es una de las vergüenzas que se eximen con la confesión y el perdón, según lo preceptos de la propia doctrina dictada por los poderosos dirigentes de la misma. Pío XI y posteriormente Pío XII, ejerciendo su ministerio de máximo poder, simplemente fueron unos vulgares colaboracionistas de unos asesinos genocidas. Si en algún medio de comunicación se ha tratado de establecer que se ayudó a dirigentes de la resistencia, también es cierta la ayuda recibida a asesinos confesos, que emigraron a EEUU para seguir realizando investigaciones científicas que llevaron a descubrimientos que hoy padecemos todos.
ResponderEliminarFederico, de tu “Poeta en Nueva York” no puedo decir ni siquiera una sílaba. Es grandioso y de una lucidez tan emotiva como clarificadora.
Gracias, Marisa, por esta publicación. Es necesaria para muchos.
Un fuerte abrazo, querida Marisa.
ANTONIO CAMPILLO:
EliminarEfectivamente, Antonio, no entiendo como la gente puede perdonar de una manera tan fácil a "colaboracionistas" con regímenes fascistas, totalitarios o dictatoriales. Y no solo Pío XI, el nuevo Papa parece también implicado en desapariciones y colaboracionismos con el Régimen de Varela.
Y, sin embargo, gran parte del Pueblo los aclama, adora, rinde culto y se humilla ante ellos. Pero vamos a ver, ¿es que me he vuelto loca yo o es que el mundo está al revés?
No, no me extraña ese Grito tan desesperado como enojado de nuestro García Lorca. Ahora que, caro le salió...
Gracias a ti siempre por tu lucidez.
Un fuerte abrazo, mi querido Antonio.
Marisa, sí, muy oportuna tu entrada con la atinada reflexión de Luis García Montero en estos días copados mediáticamente por una institución que debería abrir ventanas y puertas, airear sus sombras, salir a la calle, practicar la igualdad y cuestionar abiertamente el poder económico y político, entre otras muchas asignaturas pendientes.
ResponderEliminarQué decir de García Lorca, solo darte las gracias por este poema que compartes. Todo Lorca es preciso releerlo una y otra vez. Algo nuevo siempre surge en cada abordaje a su obra.
Un abrazo
FELICIDAD BATISTA:
EliminarSí, la Iglesia tiene que airear muchas cosas, yo diría que muchísimas, y también añadiría que jamás ventilará ya que forman parte de esa trayectoria que les ha subido al poder, y al ventilar tropezarían ,y todo el entramado se vendría abajo. No, no creo que haya buen desenladrillador que desenladrille. Y ojalá me equivoque.
En cuanto a Lorca, es cierto que cuanto más lo leo más lo redescubro. "Poeta en Nueva York" se mantuvo oculto durante mucho tiempo, o perdido (si queremos ser más moderados), pero hoy late, y mucho, y de qué manera...
Un fuerte abrazo, querida amiga.
Ay Marisa querida, ay. Todo el sentimiento,la pena, la rabia, el asombro indignado, el coraje, la lucidez de Lorca, su Grito, el Grito de la especie... todo el Poema... hoy sigue siendo el mismo para una Iglesia Catòlica que acarrea a sus espaldas siglos de Muerte y de desprecio por su propio Maestro. Esta podredumbre està en la semilla de la Institución... ¿dónde està Jesùs el carpintero? preguntaban los paganos y los cristianos fundadores de la Iglesia respondìan: haciendo ataùdes para ustedes.
ResponderEliminarA mi nada me asombra de la Iglesia y sus representantes, lo que me asombra es la ceguera de la humanidad ante ella, la indolencia, la falta de GRITO.
Federico precioso, GRITA desde la Muerte a ver si la Vida se rebela!!!.
Mis besos.
Ah!, pongo un link a este post en mi face!
ResponderEliminarREALIDAD Y FICCIÓN:
EliminarEn primer lugar, gracias por darle difusión a esta entrada, Eva. En realidad, quien quiere ver, ve, y quien no, será siempre tuerto, aún en el país de los ciegos.
Me adhiero a todas y cada una de tus palabras. Nada me asombra de los representantes de esa Iglesia, lo que me asombra es la ceguera de gran parte de la humanidad, Humanidad que no tolera ni la más mínima falta de respeto del que tiene al lado, pero que tolera todos los crímenes activos y pasivos (desde la Edad de la Inquisición) de la Iglesia Católica.
Sin lugar a dudas, García Lorca sigue gritando desde la Muerte. Y aún se le oye. Y el eco, no quiere parar...
Gracias y muchos besos, querida Eva.
Lorca no es un poeta que me guste mucho, ya lo sabes, pero este poema es tan presente que podría haberlo escrito ayer mismo. Qué pocas cosas han cambiado, aunque creamos lo contrario.
ResponderEliminarMe quedo con la sensación que me produjo cuando vi ante mí el Chrysler Building. Es verdad que parece una gigantesca bala plateada llena de estrías, si ellas hablaran...Pero es magnífico ¡Qué buena excusa para volver a Nueva York!
G.:
EliminarSalgo un ratito de esas "galerías del alma" que me tienen atrapada (y que tú conoces bien) y me paseo contigo por el Chrysler Building, que, en la época de Lorca, en 1929, aún seguía siendo el edificio más alto de Nueva York ya que El Empire State todavía no estaba construido.
Sí, una excusa perfecta para volver a Nueva York, aunque sabes que en estos momentos mi cabeza dilucida entre recorridos más cortos... ;-)
Un abrazo, Gasparcito.
Ay!
ResponderEliminarQuien pudiera gritar así... y lo a gusto que te tienes que quedar después!
Me ha gustado tu entrada.
PRUNUS AVIUM:
EliminarJejjeje, sí, después de un grito como ese, la verdad es que uno se debería quedar muy a gusto, pero en el caso de García Lorca... ya sabes las consecuencias que tuvo... este y el resto de sus sonoros gritos...
Un abrazo londinense, Prunus.
El grito nace de una quemadura latente, con fuerza sale del alma y se comunica urgente, porque toca al que lo oye, Federico García Lorca nos gritaba está urgencia porque quizá presentía que su vida sería corta y luchaba como el que más por comunicar lo que tan hondo le llegaba y le hería. Estupenda entrada, felicitaciones y saludos desde Chile,
ResponderEliminarCARMEN TRONCOSO:
EliminarBienvenida al blog, Carmen.
La definición que has hecho de la génesis de ese grito me ha parecido sublime. El fuego de la injusticia, la discriminación, los desequilibrios sociales y la intolerancia, quema, y mucho. No es de extrañar que Lorca lanzase este grito y muchos más.
Sí, Carmen, Lorca presentía su muerte temprana, así lo atestiguan los documentos que aporta Ian Gibson, o simplemente la obra literaria del poeta donde la muerte siempre está constante explícitamente o través de una simbología muy particular.; o su vida personal: hay fotografías que atestiguan que uno de los divertimentos de Lorca cuando se reunía con sus amigos era el de "hacerse el muerto", y teatralmente fingía los gestos de la cara que pondría cuando lo estuviera. Así lo fotografiaron.
Encantada de tenerte por aquí y de que te haya gustado la entrada.
Saludos, Carmen.
Lorca era un ser especial muy molesto para los que viven montados en la hipocresía de este mundo.
ResponderEliminarPACO-ROPA BARATA:
EliminarEstoy de acuerdo con tus palabras, Paco.
Bienvenido al blog y un saludo.
MARTA C.:
ResponderEliminarMagnífica pregunta, Marta (y magnífica respuesta, también la tuya). Lanzo otra: ¿pero cómo puede mantenerse en pie una institución que todo lo que censura, lo hace, y todo lo que predica, no lo hace? No entiendo su éxito si no es bajo la lanza del miedo a infiernos y barcas de Caronte, de la que hacen buen uso y provecho.
Qué gran tristeza me produce...
Un beso, querida Marta.
Cuando me perdí entre tanto hormigón añoré lugares más confortables y eso que NYC tiene algo, vida propia.
ResponderEliminarCreo que la individualidad de los individuos que respira Lorca en NYC es sustituida por la respiración de la ciudad, que se agita y se mueve.
Besazos y feliz semana.
ÁNGEL IVÁN:
EliminarLa individualidad, despersonalización y deshumanización de ciudades colosos como Nueva York, horrorizaron a Lorca, que grita a ese hombre de blanco del Vaticano para que hago algo por aquello que predica su doctrina. Sin embargo, desgraciadamente, Pío XI estaba demasiado ocupado en esos "teléfonos de diamante".
Besos, Ángel.
Me une el mismo grito, y ahora, con un Papa venido de estas pampas, lo renuevo. En cierta forma, y por estilos que rompen formas, esta etapa de Lorca me gusta mucho. Inclusive en viejos poemas como Artaud me insulta, que alguna vez publiqué en el blog, Lorca me ha influido. y valga también el contenido. Besos.
ResponderEliminarJAVIER F. NOYA:
EliminarToda la producción literaria de Lorca, tanto la poética como la dramática, me fascina. Era un ser de una sensibilidad especial.
Dentro de su producción poética, yo también disfruto más el Lorca surrealista de "Poeta en Nueva York" que el popular de "El Romancero gitano", por ejemplo. No obstante, ambas facetas líricas me seducen completamente.
El primero, el Lorca surrealista de "Poeta en Nueva York", es casi un desconocido para los que no se sumergen en su poesía. Hasta un compañero de profesión me indicaba que este poema lo desconocía. A Lorca se le ha encasillado en la etiqueta de poeta popular, mientras que tiene otras composiciones que abarcan una temática mucho más amplia y rica.
Intuyo que Lorca te ha influido, Javier, no sé si te lo habré dicho en alguna ocasión pero cuando leo algunos de tus poemas es evidente ese surrealismo hermético de denuncia social.
Besos.
Y el grito se hace vigente cuando la política del silencio -por actos vergonzosos de miembros de la Iglesia- no se investigan. Y el grito duele al observar la discriminación de las minorías sexuales y raciales. El grito sangra cuando a un niño despoja de su niñez...¡Grande Lorca!.
ResponderEliminarMarisa, dejo para ti mis cariños y abrazos.
TATY CASCADA:
EliminarQué verdad tan grande como dolorosa y cruel reflejas, Taty. Y lo peor de todo: la completa impunidad de estos pederastas.
Sí, yo también me sumo a este grito.
Besos, amiga.
El boato, la pompa y circunstancia, la púrpura y esos gruesos anillos que hacen pensar no en pescadores, sino en acaudalados navieros; esa densa intuición de que tras la aparatosidad de los cónclaves arden intrigas sixtinas donde Cristo sería negado a la cara, no tres, sino trescientas veces. Mientras tanto, en el lodazal de la pobreza millares de religiosos dedican su vida a tratar de mejorar la de los excluidos: ellos no ignoran el misterio de la espiga, ni el gemido de la parturienta, ni que Cristo puede dar agua todavía.
ResponderEliminarY qué decir de ese libro mágico que es Poeta en Nueva York… En aquella ciudad está la tumba del padre del poeta, muerto en el exilio.
Un beso y gracias inmensas por tu análisis de mi Enrique y su Dorotea.
JUAN HERREZUELO:
EliminarGracias a ti por la siempre cordura, afinada puntería y cabal propiedad de tus palabras, Juan.
Pescadores convertidos en acaudalados navieros que tejen y destejen intrigas sixtinas, mientras que canta el gallo después de miles de negaciones empapadas en ambición, poder e intolerancia.
Sí, estoy de acuerdo en que hay también millares de religiosos trabajando en el lodazal de la pobreza, prestando sus manos para todo lo que puedan servir. Ese es el verdadero sentido de su profesión y vocación, muy lejana a lo que se cuece en los patios de la plaza de San Pedro.
Un beso, Juan.
Con estas palabras no diría que disfruté, más bien lloré y gemí y me afligió el terror descarnado de presenciar el alma del diablo humano. Exterminador y pederasta…
ResponderEliminarLas letras de Lorca podrían lanzarse hoy como dardos envenenados, certeros y reales, como la mala época en la que escribe y en la que nos encontramos en la actualidad…somos “carne de cañón”…Besitos amiga ilustradora del tiempo.
KIMBERTRANCANUT:
EliminarNo solo estos versos de Lorca son de plena actualidad sino que yo diría que toda su producción, lírica y dramática. Y esto para mí tiene un significado: los errores, lacras, injusticias e intolerancia del pasado siguen siendo actuales. Muy mala cosa, amigo, Kim.
Me alegro de tenerte de vuelta.
Petons.
En estos versos del poeta en Nueva York, uno siente que son los más alienados con el derecho a la vida, pero una vida con dignidad. El grito estalla sobre los sables, y las satrapías, sed alinea con lo humano y diverso.
ResponderEliminarCReería, que es el mejor poema de garcía Lorca. Y el texto de LUis García Montero,juicioso, analítico para comprenfder mejor ese grito a Roma de un Lorca, que ya presentía la muerte.
Un abrazo. Carlos
CARLOS AUGUSTO PEREYRA MARTÍNEZ:
EliminarEl Lorca de "Poeta en Nueva York" es francamente hermético. Sus versos son de un surrealismo elevado y no siempre fácil ni de leer ni de comprender. Es por este motivo por el que consideré apropiado incluir junto al poema el claro y breve análisis de García Montero.
Estoy contigo: este poema también para mí es una de sus mejores denuncias líricas.
Un fuerte abrazo, Carlos.
Exquisito comentario. Y si el grito a Roma (tal como lo veo) es el grito ludista de la comunidad (tan unida, tan comunitarista, tan comoda) contra la sociedad (tan desunida, tan individualista, tan competitiva)....El grito contra la bestia que nos devora oponiendo un modelo que esta siendo devorado.
ResponderEliminarAyer como hoy , las alternativas al animal del dinero son pocas, quizás ninguna.
mi beso
EL CALIGRAFISTA:
Eliminar"Tanto tienes, tanto vales", reza el refrán castellano. El animal del dinero arrasa despachos y alternativas, estoy de acuerdo contigo. Por ello, el Vaticano se esfuerza por ofrecerle el más cómodo y lujoso sillón. El poderoso caballero Don Dinero... y su primo-hermano, el Poder, campan a sus anchas por San Pedro... hasta creo que los van a beatificar...
Besos.
El poema de Lorca es impresionante, es un grito contra el horror, contra la deshumanización de la Iglesia... y da las claves de loq ue debe ser la iglesia y lo que debe transmitir: amor, amor, amor y acercarse a los humildes y necesitados, algo que ahora la iglesia ha perdido, que va sin rumbo, cuando solo tiene que buscar en sus orígenes y en las necesidades de la población, ya que si ha durado hasta ahora ha sido porque se ha adaptado a la sociedad del momento, y esto ahora no sucede.
ResponderEliminarUna entrada fenomenal y con una mirada diferente.
Un abrazo.
VALVERDE DE LUCERNA:
EliminarEstoy completamente de acuerdo con tu análisis, Valverde.
No obstante, creo que no hay una institución que tenga más resistencia al cambio que la Iglesia (si es que alguna vez ha cambiado o se ha adaptado a la actualidad). Creo que ha sido la Justicia y el atentar contra los derechos humanos lo que la ha obligado a modificar algunas cosas (pocas) de su proceder.
Me alegro de que te haya gustado, amigo Valverde.
Un fuerte abrazo.