Fotografía: Marisa Vegas (Ribadelago, Zamora)
PARAÍSO DEL ÁNGEL CAÍDO
El paraíso puede estar en la tierra cuando ha sido expulsado del cielo por la mano amenazante de la tormenta.
Es entonces cuando el lugar se convierte en un ángel caído desafiando a la misma naturaleza de agosto, seca y árida como lengua de fuego entrelazada a los labios del sol. El paraíso insurgente se viste de verde y agua, se perfuma con el aroma de la tierra mojada, la lluvia toca el piano sobre la piel del río Tera mientras príncipes sin besos convertidos en ranas danzan esta melodía de agua en la ribera.
Fotografía: Marisa Vegas
Paraíso sublevado al tiempo, paraíso de dos. Paraíso de demonios y princesas, estirpe lejana del pecado de Adán y Eva. Sentados bajo el Árbol del fruto jamás prohibido abrazan a su antojo el Bien y el Mal, sin que sus pieles puedan dejar de llamarse, enredándose como la luz se enreda en la arquitectura de nubes náufragas de horizontes.
Paraíso indómito en la naturaleza, donde el Árbol que los cobija del cielo no es uno, es dos, como ellos, con únicas raíces de venas compartidas por las que circulan los mismos latidos, raíces convertidas en dos troncos diferentes que agitan ramas que el viento, como aliado celestino, agita para que se rocen, se acaricien, se enreden como espejo de sus raíces. La piel del Árbol Que Todo lo Sabe se eriza al oír el silencio de abrazos bajo sus hojas.
Fotografía: Marisa Vegas (Ribadelago, Cañón del Tera fondo, Zamora)
El Paraíso de diávolos y princesas desafía hasta a las mismas flores. Agosto no es mes de sentenciosas margaritas pero en la orilla emerge una. Insumisión a la naturaleza sin ninguna explicación, trampa mortal para corazones sin cadenas. La princesa la deshoja ante los ojos atentos de lo que palpita, las matemáticas dicen “no” después de un “sí” escondido en un doble pétalo…
La princesa está triste… ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa…
La princesa agita sus velos, pierde su corona buscando otra flor que desdiga a la lengua mentirosa de la margarita. Pero no hay margaritas en agosto, solo sueños que soñar…
Fotografia: Marisa Vegas (Ribadelago, Zamora)
La tarde con su reloj de arena cuenta los segundos del anochecer. La guadaña de la tormenta va sesgando la luz mientras en la lejanía se confunde el rumor de un trueno con el eco de un beso de amor.
- “Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;
En caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor”
Las dos citas poéticas pertenecen a Rubén Darío y su Sonatina.
Magnífico relato, Marisa.
ResponderEliminarTus sentidos y lo que de ellos se ha derivado a tus sensaciones son similares a las raíces que absorben, aún para dos árboles, los mismos nutrientes.
Los suspiros por la pérdida de un paraíso que poco a poco se convertirá en un páramo son, quizás, debidos a la pérdida de una luz centelleante, al fin de una lujuriosa vegetación y al paso de una suave brisa fresca, agradable, en un ardiente frío intenso que permanecerá hasta que la nueva sabia nutra al paraíso caído.
Me ha agradado mucho leer estas sensaciones, Marisa.
Un fuerte abrazo.
Me sugestiona el primer párrafo de esta entrada. Lo malo es que la tormenta no llega a descargar y el paraíso se nos está convirtiendo en un páramo.
ResponderEliminarUn saludo
Zamora siempre Zamora, desconocida e indómita con una belleza que permanece a la espera de ojos como los tuyos que son capaces de ver más allá y de sentirla.
ResponderEliminarConozco el sitio y los sentidos pero tu, tu los expresas como nadie amiga
Un besote
Marisa, tu prosa poética nos guía por los parajes de un paraíso perdido cuyos vestigios son visibles a la imaginación,a la evocación modernista de Rubén Darío, a esas arquitecturas naturales amenazadas por las nubes tormentosas. Gracias por este sereno y extasiado paseo entre el murmullo del agua, la musicalidad de los árboles tocados por la brisa y la princesita traviesa que salta de flor en flor sin temor al quejido atronador del cielo.
ResponderEliminarUn magnífico placer leerte
Marisa:
ResponderEliminarMe ha encantado tu comentario poético y las fotografías preciosas que le acompañan e ilustran la hermosura de un paisaje de los más bellos de España: Sanabria. También nos recuerda la tragedia vivida en Ribadelago el 9 de enero de 1959, a las 12 de la noche, cuando la rotura de la presa VEGA DE TERA causó la muerte de 144 personas, en su mayoría niños, y arrasó el pueblo; muchos cuerpos no aparecieron y seguramente descansan bajo las tranquilas y profundas aguas del lago.
He recorrido varias veces esos parajes con mi esposa, paso a paso y con las botas puestas por caminos y bosques de rebollos, y hemos disfrutado de las playas del lago (playa larga, playa de los enanos...) y de los pueblos (San Martín de Castañeda, Galende, el puente...)para culminar la visita en La Puebla, con su castillo y sus calles empedradas, degustando rica gastronomía en sus mesones.Pero el clima benigno de Zamora nunca nos ofreció la visión de la lluvia tocando el piano sobre las aguas del lago...
¿Sabías que Rubén Darío veraneaba en Asturias?.
Un abrazo, Marisa.
ANTONIO CAMPILLO:
ResponderEliminarGracias, Antonio, para mí también es un placer que te hayan gustado esas sensaciones, esa mirada personal y subjetiva sobre un paisaje real albergando emociones y sueños.
El paisaje se transforma en algo diferente cuando se siente y se vive con la intensidad especial del momento compartido y la persona elegida.
Siempre eres muy amable con tus palabras.
>Un fuerte abrazo.
De un paraíso así no mje echarían, sin duda. Bella poesía, y aun disfrutada desde mi histórico rencor hacia Rubén Darío (no por culpa de él, claro está, sino por sus cursis imitadores y una profesora que nos obligaba -a un curso exclusivo de varones en plena erupción hormonal- a leerlo para su exclusivo deleite). Vuelvo del paréntesis para enfatizar la dulzura del texto. Besos, un placer pasar por aquí, como siempre.
ResponderEliminarFELIPE TAJAFUERTE:
ResponderEliminarPues eso digo yo también, Felipe, que descargue ya la tormenta... Me gusta la lluvia, siempre es portadora de momentos felices y fértiles. Y ese aroma a tierra mojada... el más exquisito perfume.
Bienvenido al blog. Tu poema sobre la sequía me ha gustado; encantada de conocer tu espacio.
Saludos y borrascas, Felipe.
40AÑERA:
ResponderEliminarZamora, "desconocida e indómita" (también los zamoranos) como dices, la Bien Cercada... exquisito museo del románico.
Si ya la conoces, poco más que aportar. Las fotos pertenecen a la zona del Lago de Sanabria un verdadero paraíso vayas en la época del año que vayas. En agosto, me llamó la atención la sublevación del paisaje ante este inclemente mes: no sol, lluvia; no aridez, verdor; no calor, pasé frío; y el colmo de los colmos ¡una margarita, una sola, en pleno mes de agosto! (mentirosa y traidora, pero margarita al fin y al cabo).
Conozco esta zona desde niña pero siempre que vuelvo a ella (que es casi siempre que puedo) me quedo eclipsada de esa atmósfera mágica que envuelve el paisaje.
Me alegro de que conozcas Zamora.
Besotes.
FELICIDAD BATISTA:
ResponderEliminarLa princesita sabe que tiene una tormenta amenazando en caerle sobre la cabeza, pero ella, fiel al amor y obstinada, se encariña de vanidosos demonios y de príncipes convertidos en ranas. Incluso su osadía le lleva a hacerle preguntas comprometidas a la única margarita sobreviviente del entorno, que se cargó desvistiéndola y la flor, como es natural, se vengó con un "sí" falso enmascarando un "no".
Te aseguro que cuando vive el momento de este paisaje, era como si me encontrase en ese mismo cuento.
La zona pertenece al Lago de Sanabria (Zamora). Si tienes oportunidad de conocerla, ni lo dudes, querida amiga.
Gracias por tu tiempo y un beso.
JANO:
ResponderEliminarNo solo conoces bien el corazón de esta maravillosa zona de Zamora, sino que eres un perspicaz observador. Efectivamente, en la 3ª foto se ve con claridad el cañón del Tera, por donde corrió salvajemente el agua de la presa que se rompió el 9 de enero de 1959 y causó una catástrofe de repercusión nacional sobre el antiguo pueblo de Ribadelago, cuya agua arrasó literalmente al pueblo y a sus habitantes. La suma de víctimas se elevó a decenas (144 según http://es.wikipedia.org/wiki/Cat%C3%A1strofe_de_Ribadelago), aunque en el nº nunca hubo un acuerdo, y solo 28 cuerpos pudieron ser recuperados, permaneciendo el resto bajo las gélidas aguas del Lago.
No creas que no pensé en ello cuando estuve por aquellos parajes; en realidad, siempre lo pienso cuando visito la zona. La visita a Ribadelago Viejo para mí es casi obligada como quien lleva flores al cementerio a sus personas queridas.
Por cierto, no sabía que Rubén Darío veraneaba en Asturias, Jano. El enlace que has dejado no me deja acceder a la página, pero he investigado y efectivamente, en 1905 Rubén Darío pasó el verano en San >Juan de la Arena. Muchas gracias por el dato que desconocía completamente. Tus comentarios son siempre más que enriquecedores.
Encantada de tenerte siempre por aquí.
Un fuerte abrazo.
JAVIER F.NOYA:
ResponderEliminarEl Modernismo, no solo de Rubén Darío, pecó de muchos excesos retóricos y estilísdticos que sin duda le pasaron factura, no lo niego. Pero conecto con este movimiento no en su exotismo con tintes que pueden rozar lo cursi, como dices, sino en su capacidad para transmitir en un poema lo que se siente por los cinco sentidos: colores, aromas, sabores, melodías, tactos... Los poemas modernistas no son versos en sí son puras sensaciones. Y eso me gusta.
También reconozco que influye mucho quién te enseña poesía y , sobre todo, cómo te la enseña. Seguro que tu profesora no hacía más que cumplir con el temario del currículo, pero tengo que reconocer que la poesía para los adolescentes hay que calzarla adecuadamente para que no apriete demasiado al caminar.
Me alegro de que te haya gustado al menos el texto. El placer es mío por tenerte por aquí.
>Un beso.
Marisa:
ResponderEliminarDeduzco por tu comentario que tu familia procede de Sanabria y más concretamente de Ribadelago Viejo. Mi más sentido pésame por las víctimas del desastre. Un relato poético y sentido el que has hecho, que me ha recordado estancias felices en esa tu tierra, que volveré a visitar. El enlace, efectivamente, no funciona.
Un abrazo.
Qué hermoso texto, Marisa: cargado de imágenes mitológicas pero pegado a la realidad y a la naturaleza humana. No es fácil, pero tú consigues bordarlo una vez más.
ResponderEliminarY de las fotos... ¿qué puedo decir? Pues nada mejor que lo que ya has dicho: "Paraíso indómito en la naturaleza, donde el Árbol que los cobija del cielo no es uno, es dos, como ellos..." Y que me alegra mucho que hayas tenido tiempo para acercarte hasta estas tierras.
Un fuerte abrazo
JANO:
ResponderEliminarNo, Jano, disculpa mi torpeza por no haberme expresado con exactitud. Mi familia no pertenece ni a Sanabria ni a Ribadelago Viejo, aunque sea de Zamora. Lo que he querido decir es que esa tragedia llegó a mis oídos siendo niña. He visitado en multitud de ocasiones el pueblo, hacer ya años con numerosas cruces de piedra ya con musgo en aquellos lugares en que hubo un hogar y unas personas desaparecidas. Cruces que, con el pasar de los años han ido desapareciendo en un ointento de olvidar lo que jamás se podrá olvidar. He visto el vídeo que hay sobre el desastre y he leído libros editados sobre aquello y sobre el injusto proceder de las autoridades del momento con una pobre gente que no tenía nada y se quedó sin menos.
Soy zamorana, y esto no me puede dejar indiferente. He visto muchas lágrimas en torno a este desastre, que, afortunadamente no me toca personalmente en nada, pero que lo llevo tatuado en el corazón como la mayoría de los zamoranos. De ahí esas visitas casi obligadas a ese pueblo de Ribadelago, quizás llevada por una sensibilidad inculcada de niña, pueblo que no fue víctima de un accidente sino de una negligencia y de una "crónica de una muerte anunciada" que se desoyó.
Gracias por tu interés en el asunto, Jano y tu sensibilidad.
Otro abrazo más.
XIBELIUSS:
ResponderEliminarMe gusta que te haya gustado el texto. Pocas personas como tú conocen, viven y sienten esta zona de la manera que merece. Y tú sí que lo bordas, con tus textos, con su folklore, con su naturaleza, con sus leyendas, con su habla y con tus fotografías.
¡Dichoso tú de poder disfrutar diariamente de ese paraíso en la tierrra!
Sí tuve tiempo de acercarme pero fue visita relámpago, fugaz, sin premeditación ni cita. Pero al menos pude disfrutar de ese Lago que siento como parte de mí, de su misterio, de su belleza, de sus aromas, de sus aguas... Estoy deseando volver...ay!
Un fuerte abrazo, privilegiado.
Marisa, no has podido resistir al encanto de Sanabria y te has acercado a la poza de Ribadelago Viejo y lo has rodeado de bellas palabras, de mitología y cuentos y de margaritas en agosto en un paraíso verde que ofrece sus flores y su verdor en agosto.
ResponderEliminarNada más empezar y ver la foto, me alegré como pocas veces, solo de ver un lugar mil veces visto y mil veces admirado, comienzo del Cañon del Tera y admiración para los que lo inician como muestra y ejemplo de lo que van a encontrar más arriba en el curso del río Tera.
Un abrazo muy fuerte.
VALVERDE DE LUCERNA:
ResponderEliminarQuerido amigo, como le digo a nuestro Xibeliuss arriba, fue visita relámpago y fugaz, improvisada, de finales de agosto. Me resistía a irme de Zamora sin mezclarme con ese Lago y con ese bello y mágico paraje que siempre me despierta nuevas sensaciones a pesar de haberlo visitado centenares de veces.
En cuanto a la ruta del Cañón del Tera, jeje, como bien dices es el comienzo de ella pero el día no estaba para rutas: el cielo amenazaba con una tormenta de las que solo conoce el Lago de Sanabria, la temperatura era menos que agradable y la lluvia, como digo, tocaba el piano sobre el río Tera. Queda pendiente. Al menos pude cumplir con la visita mítica a este entorno. El próximo verano me organizaré mejor, porque entre unas cosas y otras he parado poco en Zamora. Aunque no creo que pueda esperar hasta el verano con ese avance otoñal que nos has ofrecido en tu blog...
Un enorme abrazo.
Una frescura tu entrada, para renovar los sentidos. Las fotografías están geniales, la de la rana me encantó.
ResponderEliminarEs difícil imaginarse un paraíso mejor que la Tierra a veces... Yo también lo he sentido así.
Un beso grande
El paraiso está donde nosotros sepamos y queramos encontrarlo, pero a veces somos tan necios que nos lo negamos.
ResponderEliminarY ese es un trozo de él. Hermoso, muy hermoso.
Un placer siempre, Marisa.
Un beso.
Diego Jurado
La evocación "riográfica" me atrae con una fuerza telúrica, acrecentada por la belleza de tus fotografías y de tu hermoso texto. No conozco Zamora (viaje pendiente), pero intuyo su alma de piedra y paisaje. En alguna ocasión creo que comentamos el bellísimo poema de Blas de Otero "Por los puentes de Zamora...", uno de mis favoritos, impresionante en su honda sencillez. Por una literaria asociación de ideas, este paisaje me ha recordado el de la Laguna negra soriana y la desgarradora historia machadiana de los Álvar González.
ResponderEliminarGracias, una vez más, querida amiga, por tan espléndido regalo.
Besos.
Marisa, es un texto bellísimo. Tanto queesas referencias amatorias merecerían ser vivencias de tu autobiografía. Si no lo son... no esperes mucho.
ResponderEliminarAG
¿...Y ahora como voy yo a Ribadelago sin ver ángeles y princesas agitando velos por todas partes?. Un beso
ResponderEliminarCreer que un cielo en un infierno cabe, o en un ardiente agosto, o en el cuerpecillo mutilado de esa única margarita insumisa: tal vez el beso que le faltaba a la rana era precisamente el de esa atrevida flor que la buscaba desde la orilla…Ay, por qué iba a estar triste la princesa, si conserva sus pétalos. Ya ves: tus fotos son tan bellas que me he puesto de parte de la naturaleza. Somos lluvia en un rio antes que tiempo de arena. Un beso con cabello de ángel caído.
ResponderEliminarSiempre un placer compartir sensaciones contigo.
ResponderEliminar¡Pero que mirada tan poética la tuya! Me he quedado anonada.
ResponderEliminarNo sabía que escribieras.
Cuando vaya a ese lugar, lo miraré con tus ojos.
Un abrazo
Mercedes
Marisa, cuanto extrañaba tus escritos!
ResponderEliminarEsa magia que te caracteriza, èste relato està impregnado de ella.
Asì lo he sentido.
Continuarà?
Abrazosssss
Creí haber publicado un comentario hace un par de días, pero algo debí hacer mal. Bien, decía que has cactado el paraido con su cámara. Un abrazo.
ResponderEliminarCuánto acierto, Marisa. Las fotografías, los versos de Rubén Darío y este texto en elq ue nos presentas un paraíso veraniego excepcional. Me han gustado especialmente esos príncipes sin besos, convertidos en ranas. Brillante, Marisa.
ResponderEliminarUna bella conjunción de fotos, versos de Rubén Darío y texto magistral que hacen esta entrada magistral. Infinitamente hermosa. Un abrazo.
ResponderEliminarMe cautivas y me llevas de la mano hacía una explosión de sensaciones que contagia. Las imágenes son bellísimas y tu texto lo siento como un sentimiento que arropa el alma.
ResponderEliminarUn gran beso
Tus fotografías, o las imágenes que escoges para adornar tus letras, hablan por sí solas. Y las palabras que alineas para indicarnos el camino, lo muestran, nos lo enseñan de una manera tan fácil, tan liviana, que no queda lugar para la duda sobre qué atajo coger. O algo así.
ResponderEliminarLeo tus fotos, Marisa, contemplo tu dicción. Y me emociono en cada rincón cuando llego hasta aquí.
Qué bonito; el paraíso puede estar en la tierra... Cierto, tan cierto como que el infierno puede no estar donde dicen que está.
Mi admiración, y gratitud.
Un abrazo
Mario
Nos has regalado tus ojos, Marisa, para contemplar a través de ellos todo aquello oculto bajo la autocracia de los meses más calurosos. Ha sido un pasaje lleno de una emoción casi mística recogida en tus descripciones del entorno a la par que principesca, románticamente cadenciosa. Gracias por tu prosa deliciosa y por regalarnos tu magnífica poética.
ResponderEliminarUn abrazo enorme
Hay tantos paraísos conocidos y desconocidos que yo no me quiero ir de ellos, habrá infierno, pero por ahora ese le voy a dejar de lado jeje.
ResponderEliminarBesitos y sonrisas desde el paraíso :-)
La naturaleza tiene esa magia, de despertar emociones, como cuando caminamos presurosos bajo la lluvia, o cuando el desierto se funde con el agua mostrando simbólicamente las dos caras de la vida, el dolor y la alegría, y siempre habrán principes y doncellas tras el romanticismo de nuestras ilusiones. Bien escrito. También siendo nuevo en tu bitácora quería invitarte a visitar mi espacio personal dedicado al arte y en especial al cine. Un abrazo.
ResponderEliminarMario.
La fotografía del la rana: es muy buena.
ResponderEliminarRubén Darío, sin lugar a duda, es un máximo icono de su época, traído por sus letras hasta estos siglos. Me parece que su literatura es tan conmovedora como interesante.
Muy buena elección de textos.
Un cordial saludo
Brenda Ladurie
NOELIA:
ResponderEliminarEs un placer que hayas disfrutado la entrada, Noelia.
Los Paraísos están no solo en la tierra sino en cualquier lugar que sepamos ubicarlos y, sobre todo, verlos.
Besos.
DIEGO JURADO:
ResponderEliminarQué alegría encontrarte por aquí, Diego...sinceramente echaba de menos al primer lunático que decidió mirarse en el Espejo de la Luna.
Completamente de acuerdo con lo que dices. Como digo en el anterior comentario, hay que saber no solo ver sino mirar para poder encontrar y apreciar esos paraísos. Ya sabes..."pausar la mirada..."
El placer es mío con tu compañía y tu tiempo.
Muchos besos, Diego.
MIGUEL COBO:
ResponderEliminarUn amante de "Los puentes de Zamora" como tú (y como yo) no puede desconocer Zamora. Si te animas a adentrarte por su mágicas calles románicas y seguir el curso del Duero bajo el techo de sus puentes, sentirás los latidos de siglos palpitar en las bellas piedras medievales de la Bien Cercada. Te encantará. Avísame.
En la zona de Sanabria (noroeste de Zamora) que es donde están hechas estas fotos, como bien dices subyace, como en la Laguna Negra soriana, la trágica "crónica de una muerte anunciada".
Siempre es un placer leerte, querido Miguel. Tus comentarios sí que son un regalo.
Besos más hidrográficos que nunca.
ALBERTO GRANADOS:
ResponderEliminarMuchas gracias, Alberto.
¿Y qué es lo que vivimos y qué es lo que soñamos? Vida y sueño se hermanan en los rincones de nuestro paraíso particular...
Un abrazo.
INOCENCIA MONTES:
ResponderEliminarJejjeje... mientras no veas diablos...bien vamos...
Gracias por esta sonrisa, corazón.
Un beso.
JUAN HERREZUELO:
ResponderEliminarLeerte es un gran premio, Juan. Qué placer de comentario y literatura entre velos principescos...
Sutil mirada hacia esa margarita y hacia ese príncipe sin besos de margarita. Creo que fui la culpable de sesgar las últimas huellas de la primavera, y de que esa ranita jamás llegara a príncipe.
Me disculpo con la margarita: ni traidora ni mentirosa, dijo la verdad...aunque eso costase una primavera y una bella historia de amor.
"creer que el cielo en un infierno cabe;
dar la vida y el alma a un desengaño,
¡esto es amor! quien lo probó lo sabe".
Mi agradecimiento desde el cielo en el infierno lopesco.
Besos.
"La lluvia toca el piano sobre la piel del río", palabras mágicas! Me gustaron las fotos que acompañan, se antoja ir allá!
ResponderEliminarParadisiacos saludos!
PILAR:
ResponderEliminarMuchas gracias. Y yo encantada de que queráis compartirlas.
Un abrazo.
MERCEDES RIDOCCI:
ResponderEliminarEs un placer que te haya gustado, Mercedes.
Sí, escribo. Este blog nació con la intención de sacar fuera la sensibilidad de miradas que a veces se acumulan en el alma.
Un beso y gracias por tu tiempo.
ADRIANA ALBA:
ResponderEliminarEs un verdadero halago ese "echar de menos", Adriana. Gracias.
Lugar mágico, de eso no te quepa duda.
¿Que si continuará?... A mí también me gustaría saberlo...
Besos.
DESDELATERRAZA-VIAJARALAHISTORIA:
ResponderEliminarLamento que tu anterior comentario se haya extraviado.
Mi cámara solo ha reproducido lo que ya estaba allí. La manera de mirarlo es quizás lo que se transforma realmente.
Un fuerte abrazo, Dlt.
MARCOS CALLAU:
ResponderEliminarMuchas gracias, Marcos, espero que lo hayas disfrutado.
En este caso, no son las princesas las que esperan a su príncipe sino que esos "príncipes sin besos" son los que aguardan el beso transformador y mágico. A veces los cuentos son traviesos con el final...
Un beso.
ALMA MATEOS TABORDA:
ResponderEliminarMe alegra de que hayas disfrutado de imágenes, texto y poética.
Gracias por tu tiempo, Alma.
Un beso.
MILU:
ResponderEliminarCreo que me conoces bien... Tu expresión "explosión de emociones y sentimientos" es más que acertada para calificar al texto.
Gracias por tu tiempo, querida Milu.
Un beso.
MARIO:
ResponderEliminarGracias a ti por tu tiempo. Es un placer que te haya gustado. A mí me ha encantado tu expresión "leo tus fotos". Texto e imágenes están hermanadas hasta límites insospechados, y tú, creo que lo has captado y sentido con extrema sensibilidad. Me gusta.
Un fuerte abrazo, Mario.
GABRIELA AMORÓS:
ResponderEliminarGracias a ti por tan bello y amable comentario, Gabriela.
Me ha gustado "regalaros mis ojos" , vosotros también me regaláis a mí con vuestras generosas miradas.
Un fuerte abrazo.
SIMPLEMENTEYO:
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en tus preferencias espaciales. Busquemos y disfrutemos de esos paraísos. Y, si por casualidad, topamos con el infierno, con algunos arreglitos aquí y allá podremos convertirlo en un paraíso más. Creer es hacer posible lo imposible. Cuando no se cree, las llamas son inagotables.
Gracias por tu tiempo y abrazos desde el Árbol Nunca Prohibido.
MARIO:
ResponderEliminarBienvenido al blog.
Es cierto que la Naturaleza tiene el poder de despertarnos las más insospechadas y variadas emociones, siendo necesario para ello solamente un mínimo de sensibilidad. Pura magia, como dices, en efecto.
Estoy de acuerdo contigo en que siempre habrá príncipes y doncellas persiguiendo ilusiones. Y que no falten...
He visitado tu espacio. Te felicito por esa acertada e inteligente mirada al séptimo arte.
Me he acomodado en una butaca.
Un abrazo, Mario.
BRENDA LADURIE CASTILLO:
ResponderEliminarMe alegro de que te guste la foto de la ranita. Por esa zona hay unas muy lindas llamadas "ranas de San Antón", más pequeñas que lo habitual, de un verde intenso, y de aspecto nada desagradable, al contrario, muy delicadas. Se dice que, cuando te topas con una debes pedirle un deseo y ella lo hará realidad llevándolo al mismo río de la vida... No tuve la suerte de topar con ninguna de ellas...
Mer alegro de que compartamos esa admiración por Rubén Darío.
Un beso, Brenda.
EL SEÑOR DÁLTANOS:
ResponderEliminarDelicada y emotiva pieza musical al piano del río llevada a cabo por la lluvia. Te lo puedo asegurar... Me alegro de que hayas disfrutado de esa música.
No dudes en visitar el lugar si hayas la ocasión.
Un abrazo paradisíaco.
Marisa:
ResponderEliminarRubèn Darìo, maravilloso.
Eres inagotable con los recursos poeticos¡
siempre es un placer leerte amiga
besos
NORMA RUIZ:
ResponderEliminarMuchas gracias por la valoración. Recursos puestos para vuestro placer y disfrute...
Besos, Norma.
Fantástico relato, Marisa, y el contrapunto con esos versos de Darío le sienta genial a Zamora. Mágica y romántica narración.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
No sabes lo mucho que echaba de menos leerte, después de todo el vernao de obligada desconexión. Me sigues despertando todos los sentidos con la excelencia de tu prosa poética. Ay, esa margarita perdida en manos de una soñadora...
ResponderEliminarBesitos. Un placer este reencuentro!
ANÍBAL JAISÉRT:
ResponderEliminarSí Aníbal, a algunos parajes de Zamora le sobran magia y romanticismo. Aunque ya sabes que todo es del color de los ojos con los que se mire.
Otro fuerte abrazo para ti.
JO GRASS:
ResponderEliminarGracias, Jo. Yo tampoco he podido estar muy conectada este verano. Poco a poco retorno.
Me alegro de haber despertado esos sentidos.
Por cierto, la margarita no mentía, la que se mintió fue la soñadora que la aniquiló; pobre margarita...
Encantada del reencuentro, amiga.
Un besote.
He estado un tiempo largo apartado de las lecturas por Internet. Vuelvo a tu casa con la agradable sensación de un retorno al hogar, que esta vez me recibe con semblanzas de paraíso. Excelente texto para ir abriendo boca.
ResponderEliminarAsimismo te agradezco tu visita a mi humilde casa y te deseo un venturoso curso académico, cuyo comienzo se está revelando caótico. Retrocedemos a épocas en las que imperaba el absurdo, y por eso, aludiendo a Celaya, hemos de hacer de la literatura un arma de futuro. Allá donde sobreviene el olvido de las manifestaciones, la escritura deja una huella imborrable en el tiempo.
Un abrazo.
EL JARDINERO DE LAS NUBES:
ResponderEliminarMe alegro de que hayas disfrutado de esas vistas al paraíso terrenal.
Yo también te deseo un buen año académico, aunque haya empezado caótico y humillante para el profesorado. Batallaremos, como dice Celaya. La dignidad profesional es lo último que se debe perder y muchos apuestan a que lo hagamos.
Nos vemos en la gesta, con armas intelectuales y con mucho y buen trabajo, que es siempre lo que pretendemos hacer, porque desgraciadamente, lo nuestro para la mayoría, es vocacional.
Un fuerte abrazo, compi.