Fotografía:
Marisa Vegas
MIEDO
Hoy he soñado con el
miedo.
Vestía ojeras de luto
como sombras devoradoras
de sus propios ojos
carnívoros.
Sus labios inertes de
compasión
goteaban sonidos
inaudibles,
letras temblando de
pavor
extraviadas en el camino
de la palabra.
Hoy he soñado con el
miedo.
En su cuello se anudaba
la duda
como lazo gélido de
crespón,
como soga lacerante del
ahorcado,
como cuchilla afilada de
la noche.
Lo oí arrastrarse
lentamente
por el silencio de la
tristeza.
Lo vi agazaparse
acechando
tras la cortina de la decepción.
Hoy he soñado con el
miedo.
Fue frío ensordecedor el
amanecer,
no hubo luz en la mañana
sino la diaria niebla
gris
de los combatientes
mutilados
que abrazaba todas las
horas
de todos los días
de todos los caminos
labrados
de todos los nombres
innombrables.
Hoy he soñado con el
miedo.
Y en el centro…Él…
Acosando a las palabras,
sembrando puntos y final,
aniquilando las flores
de la caligrafía,
humillando al esfuerzo y
al valor,
despreciando las fuentes
ajenas,
manipulando la
ignorancia de los invidentes,
amando los muros
propios,
sucumbiendo a sus
infinitas carencias,
bombardeando puentes
que unen el trabajo de
los iguales,
de hombres y mujeres,
ninguno creado de
costilla ajena
ninguno superior a su
propia existencia
ninguno inferior a la
mano de este mundo.
Hoy he soñado con el
miedo.
despertarás controlándolo
ResponderEliminarNOELPLEBEYO:
EliminarQue ese despertar se produzca en la noche y en el día.
Saludos.
Una pesadilla muy bien contada, con tanta belleza en el collar de sus perlas; de palabras tan armoniosas...que si no asustan al miedo es porque "ese" sólo sabe atemorizar.
ResponderEliminarQué bien que hayas vuelto, Marisa, se te echa de menos, mucho, muchísimo.
Un fuerte abrazo.
MARIÁN:
EliminarHay pesadillas demasiado reales que corren el riesgo de convertirse en sueños perpetuos si no te atreves a atemorizar al propio miedo.
Gracias por tus palabras. En cuanto a mi vuelta... ya sabes que ni me voy ni acabo de volver.
Un enorme abrazo, corazón.
Entiendo la metáfora. Hablar del miedo como excusa, para poner en contexto las opresiones que anulan al sujeto, al compromiso ético y moral de responder a la iniquidad, a la inclusión, para injusticia, al soborno, a la guerra...abandonándonos al máximo principio de ser iguales, para permitir que opriman los grilletes, y las diferencias sociales...UN abrazo, hermosa. carlos
ResponderEliminarCARLOS:
EliminarLo has expresado muy bien. En definitiva violencia y acoso. Dos lacras que anulan al ser humano. Dos lacras que cuando se detectan, se mira hacia otro lado. Eternamente seguiremos siendo los mayores depredadores de nosotros mismos.
Un fuerte abrazo, Carlos.
Que penoso es el miedo que nos lleva a aceptar las maldades del presente al pensar que las del futuro serán, de seguro, aún peores. El miedo que nos hace amar los muros que nos encierran, como bien dices: a bombardear los puentes que deberían unir a los iguales.
ResponderEliminarYo he visto los efectos del miedo. los estoy viendo.
Un fuerte abrazo, Marisa.
XIBELIUSS:
EliminarEfectivamente, amigo Xibeliuss. El miedo convierte en estatua de sal a aquel que lo padece, lo inmoviliza, lo aniquila impidiéndole avanzar.
Pero cualquier miedo tiene grietas, y a través de alguna de ellas se debe hacer acopio de energía para hacer frente al causante de ese miedo y paralizarlo.
El miedo, desgraciadamente, solo se puede combatir con el mismo miedo.
Seamos valientes.
Un fuerte abrazo, Xibeliuss.
El miedo, siempre ha ido por barrios. Hay barrios que se sienten aliviados. El poema, precioso.
ResponderEliminarANÓNIMO:
EliminarMe alegra que te guste.
Muy bello
ResponderEliminarALICIA CELADA:
EliminarGracias Alicia.
El miedo forma parte de nosotros. Creo que no podemos despertar y pretender que desaparezca de nuestras vidas porque es un sentimiento que está arraigado en nuestro corazón.
ResponderEliminarEs difícil afrontarlo pero tenemos que plantarle cara.
El miedo forma parte de nosotros. Creo que no podemos despertar y pretender que desaparezca de nuestras vidas porque es un sentimiento que está arraigado en nuestro corazón.
ResponderEliminarEs difícil afrontarlo pero tenemos que plantarle cara.
Creo que no podemos despertarnos e intentar deshacernos del miedo porque lo tenemos arraigado en nuestro corazón.
ResponderEliminarEl miedo forma parte de nosotros y debemos afrontarlo. Es duro pero tenemos que aprender a vivir con él.
VALENTÍN CALZADO:
EliminarCierto, apreciado alumno. Ese miedo forma parte de nosotros mismos.Lo queramos o no.
Quizás debiera ser el aliciente para dotarnos de más valentía ante los atropellos de aquellos que lo utilizan para maltratar.
Me ha encantado verte por aquí.
Un fuerte abrazo.
Creo que el miedo es un sentimiento que no puede desaparecer de nuestro lado porque está arraigado en nuestro corazón.
ResponderEliminarEs duro decirlo pero no podemos darle la espalda porque nosotros somos el miedo en persona.
Buenas noches, Marisa.
ResponderEliminarLlevo mucho tiempo sin entrar en mi blog y por tanto no he leído nada tuyo.
Hoy lo hago teniéndome que poner al día.
Ese tiempo llevo sin hacer fotografías. Falta de motivación o inspiración.
Intento volver.
Un saludo.
MANUEL BRITO:
EliminarHola Manuel. Yo tampoco me paso mucho por el agradable y placentero mundo bloguero. Pero aprovechando que lo hago, te mando un saludito.
El miedo se lo equilibra con la poesía. Besos
ResponderEliminarEDU:
EliminarGran sorpresa y grata satisfacción el leerte de nuevo.
Un besote; Edu.
El miedo atenaza, nos hace quedarnos sin reacción, nos humilla y nos domina, pero hay que buscar un resquicio, una brecha, hacer acopio de energía y no dejarse dominar. Da miedo ver como ahora está presente, a nuestro alrededor. Hay que ser inconformista.
ResponderEliminarUn bello poema.
He llegado tarde, cuando escribiste la entrada estaba demasiado atareado y ni me enteré. Te pido disculpas.
Un abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarVALVERDE DE LUCERNA:
EliminarYo también te tengo que pedir disculpas por contestarte tan tarde.
No hay nada peor que el miedo que produce el "mobbing" y el dolor e impotencia que causa ver caras mirando hacia otro lado porque no se quiere problemas.
En fin, superarlo es lo importante.
Un fuerte abrazo, Valverde.